Misioneras Seculares Combonianas:
Animadoras de una Iglesia en salida
La familia comboniana es una familia misionera internacional integrada por diversas ramas que nos permiten contextualizar mejor nuestro carisma y entre las cuales tenemos dos exclusivamente femeninas: las Hermanas Misioneras Combonianas, instituto religioso de consagradas y las Misioneras Seculares Combonianas, de quienes queremos compartir su gran riqueza misionera.
Por: P. Luis A. Pulido, mccj
Iglesia sin Fronteras, junio 2024
Historia
El Instituto de las Misioneras Seculares Combonianas está compuesto por mujeres consagradas para toda la vida, de varias nacionalidades, que han nacido del carisma de San Daniel Comboni. Con su trabajo profesional y testimonio de vida promueven los valores humanos, cristianos con espíritu misionero, compartiendo las condiciones de vida de los pueblos donde están presentes.
Las primeras misioneras Seculares Combonianas aparecieron en Italia hacia los años cincuenta del siglo pasado, con el objetivo de difundir la prensa misionera y apoyar el apostolado de los Misioneros Combonianos. Con el liderazgo del padre Egidio Ramponi, misionero comboniano y después de un serio recorrido, el instituto fue erigido canónicamente por el obispo de Rímini el 6 de enero de 1969. En esta etapa resultó significativa la aportación de algunos combonianos que ayudaron a definir la fisonomía del nuevo instituto. Posteriormente, el 22 de mayo de 1983, el instituto se volvió de derecho pontificio. En la década de los sesenta del siglo pasado el instituto llegó a Portugal, en tanto que en España se dio a conocer mediante la revista Mundo Negro.
Presencia en la misión
Fuera de Europa, las Seculares Combonianas han estado presentes en Ecuador, Colombia, Costa Rica, México, Egipto y Congo.
La presencia en Ecuador y Colombia nació de la reflexión de los obispos latinoamericanos sobre la prioridad de la animación misionera, plasmada en la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en Puebla (México) en 1979. Las dos primeras seculares combonianas marcharon a Ecuador en enero de 1980, y su actividad inicial fue la de colaborar en la difusión de la revista misionera Iglesia sin Fronteras. A ellas se sumaron otras que empezaron a visitar parroquias y escuelas, sensibilizando a todos sobre la vocación misionera de la Iglesia y las realidades de sufrimiento existentes en el mundo y cómo, desde el Evangelio, transformar esa realidad. También nació una colaboración a nivel nacional con las Obras Misionales Pontificias.
Con la misma finalidad de la animación misionera iniciaron su presencia en Colombia: en 1984 en Cali y en 1987 en Bogotá, la capital del país.
Hace algunos años se planteó en el Instituto la posibilidad de abrir nuevos caminos de animación misionera en ambientes extra-eclesiales. Con ese objetivo se abrió en Bogotá, en abril de 1993, el centro cultural Comunicaciones sin Fronteras con objeto de ofrecer libros, pósters, videos, exposiciones fotográficas y otras oportunidades de crecer en la dimensión de nuestra vocación misionera como católicos. El centro organizó también cursos de formación cristiana y seminarios sobre temas de espiritualidad misionera, tanto en Bogotá como en otras ciudades colombianas.
En octubre de 1992 llegaron también a México. Y con la admisión de los primeros miembros de Costa Rica, desde 1989 están asimismo presentes en esta Iglesia local, siempre para un servicio de animación misionera.
En 1988 llegaron por primera vez a África, a la República Democrática de Congo, con el fin de trabajar en los ambientes hospitalarios. La decisión de establecerse en África nació de la reflexión sobre su carisma comboniano, surgido para la regeneración de ese continente. Aunque pequeña, esta presencia es significativa para las misioneras seculares combonianas, porque les permite confrontarse más radicalmente con la experiencia de San Daniel Comboni en las situaciones del mundo actual.
Carisma
El Instituto Secular de las Misioneras Combonianas vive su consagración total a Dios en medio de las estructuras familiares y sociales con la finalidad de hacer crecer en ellas los valores evangélicos (amor, fraternidad, justicia, solidaridad, etc.) y para ser fermento de misionariedad en todos los ambientes de la Iglesia. Se compone de mujeres que se consagran a Dios en el mundo para cooperar en el apostolado misionero según la espiritualidad misionera del apóstol de África San Daniel Comboni. Dado que estas misioneras son consagradas seculares, cada una de ellas está integrada en su ámbito de origen y lleva una vida similar, pero no igual, a la de todos los laicos: compromiso profesional, inserción en la parroquia y en los ambientes sociales del mundo moderno.
El servicio a la Iglesia es sobre todo el de la animación misionera a través de los medios de comunicación virtuales e impresos y a través de encuentros de sensibilización sobre las situaciones misioneras que hay en el mundo. A nivel diocesano colaboran con los organismos misioneros locales. En consecuencia, el Instituto secular se compromete a:
- Orar, trabajar y sufrir por la causa misionera, y especialmente por la santificación y el aumento de las vocaciones para las misiones;
- Suscitar y animar iniciativas en favor de las obras misioneras y difundir el amor a los ideales misioneros;
- Servir a la Iglesia en la actividad misionera directa tanto en las zonas urbanas como en las áreas rurales.
Las Misioneras Seculares Combonianas profesan los votos de pobreza, obediencia y castidad insertas en las estructuras de la vida social, compartiendo los riesgos y los sufrimientos del mundo moderno y se mantienen con el fruto de su trabajo.
Hoy, ante las nuevas situaciones de sufrimiento en estas sociedades modernas y ante los nuevos faraones que pretenden dominar el mundo, Dios nos invita a salir más de nosotros mismos y a tener más familiaridad y cercanía con los olvidados, los vulnerables y los sin voz con el mensaje de Jesucristo. Tú puedes hacer la diferencia.