Sacerdotes de América Latina, certificados como formadores de seminarios mayores

Adn CELAM

La Organización de Seminarios Latinoamericanos (Oslam), en colaboración con el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), realizó la versión 45 del Curso latinoamericano para formadores en Toluca (México) del 1 al 19 de julio de 2024.

Fueron 33 participantes,entre los que se encuentra un diácono, que durante tres semanas han compartido “la alegría del testimonio sacerdotal”, guiados por expertos en pedagogía, psicología e itinerarios formativos.

Además profundizaron en la reflexión teológica y pastoral sobre la formación sacerdotal en los seminarios y se promovió el intercambio de experiencias y buenas prácticas entre los formadores de distintas regiones.

Los presbíteros, provenientes de Colombia, Paraguay, Bolivia, Chile, Guatemala, República Dominicana, Venezuela, Panamá y Honduras, se encontraron con otros colegas mexicanos provenientes de Chiapas, Tlaxcala, Guadalajara, Zacatecas, Xochimilco, San Luis Potosí.

Enriquecer la formación

Monseñor Lizardo Estrada, secretario general del Celam, agradeció al Oslam este esfuerzo que busca “enriquecer la formación en seminarios” de América Latina, en especial, de los más jóvenes.

Destacó que durante este proceso de formación se han brindado herramientas, que “les permitirán reforzar sus habilidades y competencias en la enseñanza de la sinodalidad”.

Está seguro de que esta experiencia y conocimientos “serán de mucho valor para su desarrollo y el de los seminaristas a quienes guían. Que Dios los bendiga en este camino de aprendizaje y les otorgue la gracia de fructificar lo aprendido en abundancia”.

Equipo docente

El equipo de docentes de esta nueva cohorte estuvo integrado por la magister Elisa Patricia Chávez Rosas, de la Ciudad de México, quien proporcionó herramientas pedagógicas para favorecer los ciclos de aprendizaje en los jóvenes, como dinámicas de relajación, gimnasia cerebral, didáctica, así como recomendaciones para ayudar a crear confianza en todos los ambientes de la formación.

Mientras que el sacerdote y licenciado Juan Pablo Dredemie, de la Ciudad de Mendoza (Argentina), abordó la teoría en el campo del acompañamiento del discernimiento y comprensión de la persona con la ayuda de la psicología, como la integralidad de la persona y elementos para la entrevista personal.

Rubén Barrón Porcayo, sacerdote mexicano y licenciado, facilitó los medios para implementar y continuar los itinerarios formativos en los seminarios, aplicando la pedagogía y psicología para el desarrollo de la identidad personal y sacerdotal.

Riqueza latinoamericana

Desde el Oslam han señalado que los estudiantes reflexionaron sobre cuál es el camino concreto que “debe recorrer un seminarista en su formación como discípulo hasta configurarse desde lo existencial hasta lo sacramental con Cristo Jesús Buen Pastor”.

Toda vez que han agradecido a cada uno por “la alegría con la que han compartido sus experiencias en el camino del sacerdocio ministerial, con su participación activa y entusiasta en clave sinodal”.

Destacaron que los sacerdotes – ahora formadores certificados – han expresado “la riqueza de nuestra Iglesia Católica en sus regiones latinoamericanas y caribeñas”.

“Que la experiencia y el conocimiento adquirido sea luz para sus equipos de trabajo y seminaristas; que el Espíritu Santo les otorgue la gracia de fructificar lo aprendido en abundancia”, añadieron.

El Papa nombra al primer obispo afro de Colombia

El pasado 5 de julio, el Papa Francisco, nombró al Padre Wiston Mosquera Moreno, de la arquidiócesis colombiana de Cali, como obispo de la diócesis de Quibdó. Es el primer obispo afro en la historia de Colombia (foto: Rafael Savoia. XV EPA).

El Padre Wiston Mosquera Moreno es, desde el pasado 5 de julio, el Primer Obispo afrodescendiente en Colombia, tras nombrado por el Papa Francisco como Obispo de la Diócesis de Quibdó. Nació en Andagoya (Chocó) el 17 de marzo de 1967. Es el hijo menor de una familia de nueve hermanos. Vivió toda su infancia en Andagoya, lugar donde se graduó de bachiller en 1987. Estudió Filosofía y Teología en el Seminario Mayor San Pedro Apóstol de Cali y fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 2005. Se licenció en Teología en la Pontificia Universidad Bolivariana y en Ciencias Religiosas en la Universidad Católica Lumen Gentium de Cali.

Su primer trabajo pastoral como sacerdote lo desempeñó siendo vicario parroquia de Nuestra Señora del Rosario en Jamundí. Fue párroco de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Robles de 2006 a 2011 y párroco del Señor de los Milagros en Cali entre 2011 y 2012, año en que fue nombrado rector del Santuario de la Divina Misericordia en la misma ciudad y vicario episcopal de la zona norte. En 2017 fue nombrado vicario general de la Diócesis de Cali y en 2018 párroco de la catedral San Pedro Apóstol de Cali, cargos que desempeñaba en el momento de su nombramiento como obispo de Quibdó.

En unas declaraciones hechas a Adn-CELAM, el nuevo obispo declaró que «la designación hecha por el Pontífice de llamar de la comunidad negra raizal y palenquera a uno para que sea un obispo en un territorio como el Chocó, está dando un paso gigantesco que se llama inclusión.»

Presentado el Instrumentum laboris para la segunda sesión del Sínodo 2021-2024

Instrumentum Laboris del Sínodo: una Iglesia en misión
El texto guiará los trabajos de la segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria, prevista del 2 al 27 de octubre. El documento está en continuidad con todo el proceso sinodal iniciado en 2021 y presenta propuestas para una Iglesia cada vez más “sinodal en misión”, más cercana a la gente y en la que todos los bautizados participen de su vida. Entre los puntos de reflexión figuran la valorización de la mujer y la necesidad de transparencia y rendición de cuentas.

Isabella Piro – vaticannwes.va 

¿Cómo ser una Iglesia sinodal misionera? Esta es la pregunta básica de la que parte el Instrumentum laboris (IL) de la próxima sesión del Sínodo de los Obispos, prevista del 2 al 27 de octubre, la segunda de la XVI Asamblea General Ordinaria, después de la de 2023. El IL -publicado hoy, martes 9 de julio, y presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede- no ofrece “respuestas prefabricadas”, sino “indicaciones y propuestas” sobre cómo la Iglesia, en su conjunto, puede responder “a la necesidad de ser ‘sinodal en misión'”, es decir, una Iglesia más cercana a las personas, menos burocrática, que sea casa y familia de Dios, en la que todos los bautizados sean corresponsables y participen en su vida en la distinción de sus diferentes ministerios y roles.

Las cinco partes del documento

El documento está estructurado en cinco secciones: introducción, fundamentos y tres partes centrales. La introducción recuerda el camino recorrido hasta ahora y destaca los hitos ya logrados, como la generalización de la metodología sinodal de la Conversación en el Espíritu. Le siguen los fundamentos (nn. 1-18) que se centran en la comprensión de la sinodalidad, vista como un camino de conversión y reforma. En un mundo marcado por divisiones y conflictos, se subraya, la Iglesia está llamada a ser signo de unidad, instrumento de reconciliación y oído atento para todos, especialmente para los pobres, los marginados, las minorías apartadas del poder. 

Valorar a la mujer en la Iglesia 

Los fundamentos dedican también un amplio espacio (n.13-18) a la reflexión sobre el papel de la mujer en todos los ámbitos de la vida de la Iglesia, subrayando “la necesidad de dar un reconocimiento más pleno” a sus carismas y a su vocación. “Dios ha elegido a algunas mujeres para ser las primeras testigos y heraldos de la resurrección”, recuerda el IL; ellas, por tanto, “en virtud del Bautismo están en condición de plena igualdad, reciben la misma efusión de dones del Espíritu y están llamadas al servicio de la misión de Cristo”. 

Participación y responsabilidad 

En algunas culturas, se desprende del IL, “la presencia del machismo sigue siendo fuerte”; por ello, se pide a la segunda sesión sinodal “una participación más amplia de las mujeres en los procesos de discernimiento eclesial y en todas las fases de los procesos de toma de decisiones” junto con “un acceso más amplio a los puestos de responsabilidad en las diócesis y en las instituciones eclesiásticas”, así como en los seminarios, institutos, facultades teológicas y “en el papel de juez en los procesos canónicos”. Las sugerencias se refieren también a las mujeres consagradas, para las que se espera “un mayor reconocimiento y un apoyo más decidido” a sus vidas y carismas, junto con “su empleo en puestos de responsabilidad”.

Sobre el diaconado femenino continúa la reflexión teológica 

Sobre la admisión de mujeres al ministerio diaconal, el IL informa que es solicitada por “algunas Iglesias locales”, mientras que otras “reiteran su oposición” (n. 17). El tema, se señala, “no será objeto de los trabajos” del próximo mes de octubre, por lo que es bueno que “continúe la reflexión teológica”. En cualquier caso, la reflexión sobre el papel de la mujer “pone de relieve el deseo de un fortalecimiento de todos los ministerios ejercidos por los laicos”, para quienes se pide que “adecuadamente formados puedan contribuir también a la predicación de la Palabra de Dios también durante la celebración de la Eucaristía” (n. 18). 

Parte I – Relaciones con Dios, entre hermanos y entre Iglesias

Tras la introducción y los fundamentos, el IL se detiene en las relaciones (nn. 22-50) que permiten a la Iglesia ser sinodal en la misión, es decir, las relaciones con Dios Padre, entre hermanos y entre las Iglesias. Los carismas, los ministerios y los ministerios ordenados son, pues, esenciales en un mundo y para un mundo que, en medio de tantas contradicciones, busca la justicia, la paz y la esperanza. De las Iglesias locales emerge también la voz de los jóvenes que reclaman una Iglesia no de estructuras, ni de burocracia, sino fundada en relaciones que susciten y vivan en dinámicas y caminos. En esta perspectiva, la Asamblea de octubre podrá analizar la propuesta de dar vida a nuevos ministerios, como el de “escuchar y acompañar”. 

Parte II – Caminos formativos y discernimiento comunitario  

Estas relaciones deberán desarrollarse cristianamente a lo largo de itinerarios (n. 51-79) de formación y de “discernimiento comunitario”, que permitan a las Iglesias tomar decisiones adecuadas, articulando la responsabilidad y la participación de todos. “El entrelazamiento de las generaciones es una escuela de sinodalidad”, afirma el IL, “todos, los débiles y los fuertes, los niños, los jóvenes y los ancianos, tienen mucho que recibir y mucho que dar” (n. 55).

La importancia de la rendición de cuentas 

Pero entre los caminos a seguir se encuentran también aquellos que permiten a quienes tienen responsabilidades eclesiales rendir cuentas con transparencia de sus acciones para el bien y la misión de la Iglesia. “Una Iglesia sinodal necesita una cultura y una práctica de la transparencia y la rendición de cuentas”, reza la IL, “que son indispensables para fomentar la confianza mutua necesaria para caminar juntos y ejercer la corresponsabilidad en la misión común” (n. 73). 

Una Iglesia creíble requiere transparencia y responsabilidad 

Recordando a continuación que “la rendición de cuentas por el propio ministerio a la comunidad pertenece a la tradición más antigua, que se remonta a la Iglesia apostólica” (n. 74), el documento de trabajo subraya que hoy “la exigencia de transparencia y rendición de cuentas en y por la Iglesia se ha hecho necesaria como consecuencia de la pérdida de credibilidad debida a los escándalos financieros y, especialmente, a los abusos sexuales y de otro tipo a menores y personas vulnerables. La falta de transparencia y responsabilidad alimenta el clericalismo” (n. 75), que se basa erróneamente en el supuesto de que los ministros ordenados no tienen que rendir cuentas a nadie por el ejercicio de su autoridad. 

Se necesitan estructuras de evaluación 

La responsabilidad y la transparencia, insiste el IL, conciernen a todos los niveles de la Iglesia y no se limitan al ámbito de los abusos sexuales y financieros, sino que afectan también a “los planes pastorales, los métodos de evangelización y la manera en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo en lo que respecta a las condiciones de trabajo en sus instituciones” (n. 76). De ahí la petición de “estructuras y formas de evaluación necesarias -entendidas en un sentido no moralista- del modo en que se ejercen las responsabilidades ministeriales de todo tipo” (n. 77). A este respecto, el documento recuerda la necesidad de que la Iglesia garantice, por ejemplo, la publicación de un informe anual tanto sobre la gestión de los bienes y recursos, como sobre el desempeño de la misión, incluyendo “una ilustración de las iniciativas emprendidas en el ámbito de la salvaguardia (protección de menores y personas vulnerables) y la promoción del acceso de las mujeres a puestos de autoridad y su participación en los procesos de toma de decisiones” (n. 79). 

Parte III – Los lugares del diálogo ecuménico e interreligioso  

El IL analiza a continuación los lugares (n. 80-108) en los que toman forma las relaciones y los caminos. Lugares que deben entenderse no simplemente como espacios, sino más bien como contextos concretos, caracterizados por las culturas y los dinamismos de la condición humana. Invitando a superar una visión estática y una imagen piramidal de las relaciones y experiencias eclesiales, el documento de trabajo reconoce más bien su variedad y pluralidad, que permiten a la Iglesia -una y universal- vivir en circularidad dinámica “en los lugares y desde los lugares”, sin caer ni en particularismos ni en aplanamientos. Al contrario: es precisamente en este horizonte así delineado donde deben insertarse los grandes temas del diálogo ecuménico, interreligioso y cultural. En este contexto, la búsqueda de formas de ejercicio del ministerio petrino abiertas a la “nueva situación” del camino ecuménico, hacia la unidad visible de los cristianos (n. 102 y 107).

Peregrinos de la esperanza 

Por último, el documento recuerda cómo cada una de las preguntas que contiene quiere ser un servicio a la Iglesia y una ocasión para sanar las heridas más profundas de nuestro tiempo. Por ello, el Instrumentum laboris concluye con una invitación a continuar el camino como “peregrinos de la esperanza”, también en la perspectiva del Jubileo de 2025 (n. 112). 

Asamblea general de la Formación de los Misioneros Combonianos

La Asamblea General de la Formación, que se celebra cada seis años, ha comenzado esta mañana en la Curia General de los Misioneros Combonianos en Roma. La Asamblea, que durará hasta el 27 de julio, tiene como tema “La revisión de la formación como camino para arraigarse en Cristo tras las huellas de Comboni”. Se pide a todos los miembros del Instituto que acompañen este acontecimiento con la oración.

comboni.org

Los cerca de sesenta participantes en esta asamblea son: los provinciales responsables del sector de la formación de cada continente, los formadores de los escolásticos, de las comunidades de formación y de los Centros Internacionales de los Hermanos (CIF), los formadores de los noviciados y los representantes por continente de los formadores de los postulantes. A ellos se sumarán los miembros del Secretariado General de Formación y algunos miembros del Consejo General. Durante la Asamblea, los participantes también harán propuestas para la revisión de la formación en el Instituto según el mandato del Capítulo.

La Asamblea comenzó con las palabras de bienvenida del Padre Tesfaye Tadesse, Superior General, quien destacó la importancia y la finalidad del evento, partiendo de lo que nos pide la Regla de Vida: “Los formadores se reúnen periódicamente a nivel provincial e internacional, bajo la dirección de sus respectivos secretariados, para comparar, evaluar y actualizar los programas y métodos, con el fin de asegurar la continuidad en los diferentes períodos de formación, y promover una línea de acción común entre los que trabajan en las diferentes provincias” (RV 87.5).

Por tanto, dijo, que sea “un encuentro de conocimiento mutuo y de fraternidad entre los formadores, con vistas a encontrar líneas de acción comunes” que respondan a las necesidades actuales de la formación de nuestros jóvenes candidatos en los distintos contextos formativos. El padre Tesfaye también nos invitó a vivir este encuentro con el mismo espíritu de los Hechos de los Apóstoles (14,21-26): discípulos que anuncian el Evangelio, experimentan a Dios, permanecen firmes en la fe y se confían al Señor y a la gracia de Dios.

A continuación, el Secretario General para la Formación, el padre José de Jesús Villaseñor Gálvez, recordó que esta Asamblea pretende “abrirnos y sensibilizarnos a la novedad que trae el último Capítulo General de 2022, que pide la revisión de la formación con vistas a la misión”. Por ello, añadió, “tendremos que intentar centrarnos en los elementos de nuestro itinerario formativo que necesitan ser cambiados para una mayor eficacia en la misión hoy, en fidelidad a nuestro carisma comboniano”. Para conseguirlo, concluyó, tendremos que dedicar tiempo y espacio a escucharnos unos a otros y a discernir juntos, para responder a los desafíos formativos de nuestro tiempo, reconociendo los signos de vida que ya existen en nuestro Instituto y manteniendo la misma confianza en la Providencia que tenía nuestro fundador San Daniel Comboni.

Mons. Carlassare, nuevo obispo de Bentiu, en Sudán del Sur

La Santa Sede hizo público el 3 de julio la creación de la nueva diócesis de Bentiu, en Sudán del Sur y el nombramiento de Mons. Christian Carlassare, misionero comboniano, como su nuevo obispo.

La nueva diócesis de Bentiu nace por desmembramiento de la Diócesis de Malakal y se convierte en una de las diócesis sufragáneas de la Arquidiócesis de Juba, la única sede metropolitana del país que obtuvo su independencia de Sudán en julio de 2011. Tiene un área de 37.836 kilómetros cuadrados y una población de 1.131.886 habitantes de los cuales 621.643 son fieles católicos, lo que representa el 54,92% de la población total del territorio de la diócesis.

Mons. Carlassare, su nuevo obispo, era hasta ahora obispo de Rumbek. En abril de 2021 había sido tiroteado cuando se conoció su nombramiento episcopal, lo que obligó a retrasar la ceremonia de su consagración. Apenas dos años después de haber sido consagrado obispo, el Papa le confía una nueva diócesis, en este caso de nueva creación. El joven obispo comboniano seguirá pastoreando también la diócesis de Rumbek como administrador apostólico, hasta que el Papa nombre un nuevo obispo.

Iniciativa popular en La Paz para recordar la obra misionera de Jesuitas y Combonianos

El pasado 7 de junio un grupo de ciudadanos y de fieles de la Parroquia Inmaculado Corazón de María, en la ciudad de La Paz, BCS, se reunieron para poner en marcha una asociación con el objetivo de  “mantener viva la memoria colectiva y la obra misionera fundada por la orden de los jesuitas y subsecuentes misioneros, así como los trabajos de los misioneros combonianos en Baja California Sur”.

La decisión fue tomada en el marco de las celebraciones del LX aniversario de la fundación de la parroquia, en donde se recordó de manera especial la labor realizada por el misionero comboniano P. Luis Ruggera, fundador y primer párroco y constructor de innumerables iglesias en la región y que hoy son parroquias consolidadas.

La asociación -que llevará el nombre de “Amigos de los Misioneros Combonianos”- está todavía en fase de creación. Entre los proyectos que se propone realizar están promover la fundación de un Museo Comunitario dedicado a la obra evangelizadora de los Combonianos en B.C.S., o “auspiciar investigaciones, estudios y publicaciones impresas o por medios electrónicos acerca de la obra misionera y evangelizadora, tanto en lo general como en lo particular; tanto de sus protagonistas y de sus participantes, con relación al pasado histórico de Baja California Sur”. La asociación está abierta a cualquier ciudadano que se quiera adherir a ella.

El Presbítero José Fernando Tirado Becerril, Párroco de Inmaculado Corazón de María, y el Prof. Francisco López Gutiérrez, ante la fotografía del P. Luis Ruggera, uno de los primeros Misioneros Combonianos que llegaron a Baja California en 1948.

Tras las recientes celebraciones de los 75 años de la llegada de los primeros Misioneros Combonianos a México -concretamente a Baja California Sur-, esta iniciativa popular y ciudadana nos anima a seguir manteniendo viva la memoria de aquellos que nos precedieron en estas tierras mexicanas y que con su celo misionero y apostólico y su fe y confianza en el pueblo mexicano han sembrado una hermosa semilla de la que hoy estamos viendo sus frutos.