Es Epifanía

Texto y fotos: Hna. Cecilia Sierra, smc
Desde Belén de Judá

“..Vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”, habrán dicho los sabios de oriente a María y José al ver al bebé Jesus.

Ver, venir y adorar…tres verbos que denotan acción, que involucran y comprometen. La vieron surgir…. se pusieron en movimiento, adentrándose en lo desconocido, y se postraron en adoración.
Me llama la atención el verbo “adorar”. Significa entregarse con todo, alma vida y corazón. Significa también orar, elevar el alma a Dios, rendirse, abrirse a respirar por los labios el aliento divino… a eso venimos a Belén, en la fiesta de la Epifanía. “Que te adoren, Señor, todos los pueblos” cantamos en el salmo responsorial.

“Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron”, dice el evangelio. Yo también me incliné, conscientemente en ese lugar, en actitud de adoración. Sí. Sí. Alegres de corazón, llenas de esperanza venimos hacia Belén para ver a Jesús. Vengan, adoremos… que sepa el mundo entero que Dios llegó. El camino a Belén desde Jerusalén es largo, pasamos dos checkpoints, luego, subimos, luego bajamos, y subir otras montañas… Belén esta situada entre pequeñas colinas, con callecillas y callejones estrechos y retorcidos, subidas y bajadas. Siempre tomamos un camino diferente, pero llegamos siempre al Santuario de la Natividad, en el corazón de Belén. Belén, tierra de Judá… “de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.

Había mucha gente a la entrada de la pequeña gruta, sobretodo ortodoxos, es la víspera de la Navidad para ellos. Mientras esperábamos contemplamos la bella Iglesia, los iconos maravillosos con escenas de la natividad y la vida de Jesús colgados, llenando palmo a palmo las paredes. Antiguos y bellos, la belleza de María, su dulzura y ternura al contemplar a su hijo elevan alma y espíritu. Conecta con lo divino que la envuelve.

Un grupo de monjes y curas ortodoxos limpiaban el recinto, otros adornaban con iconos, lámparas, luces y tapetes. Una imagen del niño Jesús se encuentra en el lugar donde según la tradición lo pusieron envuelto en pañales. Aquí abrió sus ojos por primera vez, aquí los brazos de María lo arrullaron, aquí se escuchó el canto de paz de los ángeles. Sobre este lugar se posó la estrella.

Hoy hace 60 años Pablo VI visitó Belén. Primera vez que un papa vino a estas tierras, y suplicó por la paz. En la explanada, fuera, al final de la misa en un cartel enorme esta escrito, Palestina dio al mundo a Jesús, ahora el mundo dé a Palestina la paz. Y decimos, amén, para eso venimos, a adorarlo y como los sabios de oriente anunciarlo a las gentes. Es Epifanía.