Archives febrero 2024

Construyendo la Iglesia del mañana

El misionero comboniano congoleño P. Emmanuel Denima Darama enseña filosofía en el seminario mayor de Juba. Comparte con nosotros sus diez años de docencia. “La filosofía nos ayuda a pensar y dota a nuestros alumnos de un espíritu crítico que les ayuda a liberarse del sentimentalismo”, afirma. (En la imagen, el P. Emmanuel, a la izquierda con un joven sacerdote)

Por: P. Emmanuel Denima, mccj

Mi misión es enseñar filosofía en el Seminario Mayor St. Paul en Juba, una institución que los Misioneros Combonianos ayudaron a fundar. Damos la bienvenida a seminaristas de las siete diócesis de Sudán del Sur y dos de Sudán. Los dos países forman una única conferencia episcopal y este es su único seminario. Aunque durante un tiempo el seminario se trasladó a Jartum debido a la guerra, en 2011, tras la independencia de Sudán del Sur, regresó a Juba, su ubicación original.

Me resultó difícil aceptar este puesto docente, para el que fui designado en 2014. Mi deseo era regresar a algunas de las parroquias sudanesas donde años antes había realizado un gratificante servicio pastoral. La tarea de enseñar no es tan gratificante porque requiere mucha preparación, pero poco a poco fui descubriendo la importancia de lo que hago.

La filosofía nos ayuda a pensar y dota a nuestros alumnos de un espíritu crítico que les ayuda a liberarse del sentimentalismo.

Siento que mi servicio es cien por cien misionero porque trabajo para construir la Iglesia del mañana. No vivo en el seminario sino en la comunidad de Moroyok, donde acompaño a jóvenes aspirantes a misioneros combonianos.

El seminario está ubicado a 13 kilómetros de nuestra casa y voy allí de lunes a viernes para dar las clases. Un equipo de unos ocho sacerdotes diocesanos procedentes de diferentes partes del país gestionan el instituto y el acompañamiento formativo de los seminaristas. Todos son residentes. El año escolar comienza en marzo y termina en diciembre. Este año tenemos alrededor de 150 seminaristas con tres años de filosofía y cuatro de teología.

Uno de los problemas más graves que tenemos es el bajo nivel educativo de los estudiantes y su escaso conocimiento del inglés, que es el idioma que utilizamos para enseñar.

Además, todos nuestros estudiantes han experimentado directa o indirectamente la guerra y, en ocasiones, son un poco violentos. Sin embargo, el desafío fundamental que enfrentamos es el tribalismo, que es mucho más fuerte en Sudán del Sur que, por ejemplo, en mi país, la República Democrática del Congo.

La gente se identifica mucho con su etnia y los dinka, por ejemplo, consideran a los nuer como sus enemigos y viceversa. Desde su llegada al seminario, hemos intentado ayudar a los alumnos a conocerse mejor y mejorar sus relaciones interpersonales. Aunque en los primeros años siempre forman pequeños grupos, conviviendo juntos se dan cuenta de lo falsos que son los prejuicios étnicos y empiezan a hacer amigos. Esto es algo maravilloso de ver.

Otras dificultades a las que nos enfrentamos son los cortes de energía, la mala calidad de nuestra biblioteca, especialmente la de filosofía, o la desesperadamente lenta conexión a Internet. Otro problema que genera preocupación es el elevado número de abandonos escolares en los últimos años de la escuela. Cuando los seminaristas tienen una educación sólida, en lugar de servir a la Iglesia, algunos tienden a buscar trabajo en una ONG u organización internacional que les pague bien. Gracias al apoyo de la Santa Sede y de algunas organizaciones internacionales, el seminario cuenta con buenas instalaciones y todos los estudiantes de teología tienen sus propias habitaciones.

Llevo diez años en Juba, por lo que algunos de mis antiguos alumnos son sacerdotes o diáconos que trabajan en sus diócesis. Esto me da una gran satisfacción porque veo que mis esfuerzos están dando frutos para el bien de la Iglesia.

Noticias combonianas de Sudán y Egipto: “Os pido una oración”

En cuanto a las últimas noticias de Sudán – escribe el superior provincial de los Misioneros Combonianos de Egipto y Sudán -, os pido oración, dado que la situación no mejora en absoluto. Hoy se cumplen dos semanas desde que se interrumpieron todas las comunicaciones (teléfono e Internet) en todo Sudán, a excepción de Port Sudan, donde – con dificultad – algunas líneas funcionan desde hace algunos días. El aislamiento y la imposibilidad de comunicar aumentan la preocupación por los que estamos fuera, pero también y sobre todo paralizan el mercado y los movimientos de los que todavía están en Sudán (para nosotros los combonianos, nuestros hermanos de Kosti y El Obeid).

El pasado 4 de febrero todo Sudán se quedó sin red de teléfono ni de internet. En el momento de redactar este informe, sólo algunas compañías telefónicas han reanudado parcialmente sus operaciones, y sólo en Port Sudan. Para nosotros esto significa que no hay forma de comunicarnos con nuestras dos comunidades de Kosti y El Obeid, así como con todas las demás parroquias de las dos diócesis de Sudán. La falta de red podría provocar problemas en el suministro de bienes. Seguimos orando por la paz, ya que han pasado 300 ya días desde que comenzó la guerra.

El Cairo (Egipto): Shabaab Comboni (los jóvenes de Comboni)
El pasado 25 de enero unos cincuenta jóvenes de nuestras diferentes parroquias de El Cairo se reunieron para el primer encuentro de Shabaab Comboni, “los jóvenes de Comboni”. El objetivo es acompañar a estos jóvenes en la búsqueda de la voluntad de Dios en sus vidas, dar a conocer a Comboni y su carisma, crear una conciencia misionera y vocacional. En el camino hacia este objetivo, comenzaron a preparar el primer encuentro de la juventud comboniana. El camino se estructura con encuentros quincenales, en los que se realizan catequesis bíblicas sobre el Evangelio de Marcos, testimonios de vida misionera y compartir por parte de diferentes personas y realidades. Concluirá con un campamento misionero en el verano de 2024.

Una pregunta incómoda

Por: Emmanuel Alejandro Mejía Sánchez

Soy Alejandro, tengo 31 años y soy originario de Magdalena, en el estado mexicano de Jalisco. Conozco a los Combonianos desde siempre  porque todos los meses hacen animación misionera en mi parroquia, sobre todo acompañando a las llamadas Damas Combonianas. A pesar de la avanzada edad de la mayoría de ellas, siguen apoyando y dando lo mejor de sí en favor de los combonianos y de las misiones. Mi madre no pertenecía a este grupo, pero siempre colaboró con las campañas anuales de los combonianos. Después de su fallecimiento, hace ya 21 años, mi familia ha mantenido ese compromiso.

La coordinadora de las Damas Combonianas, María de Jesús Altamiro, ha sido una persona clave en mi decisión de entrar en el instituto comboniano. En 2014 ingresé en el seminario diocesano de Guadalajara, pero salí al año siguiente. De regreso a casa, mi párroco me pidió que le ayudara unas semanas como sacristán mientras encontraba a otra persona, pero lo que iban a ser unos pocos días se convirtieron en cuatro años.

Cada vez que me veía en la parroquia, María de Jesús me hacía una pregunta que me incomodaba: «¿Te vas a pasar la vida limpiando el templo?». Un día me dijo: «El viernes próximo viene el comboniano. Si quieres, habla con él». A pesar de que le respondí que no quería saber nada de seminarios ni de esas cuestiones, hablé con el misionero, que me dio la biografía de san Daniel Comboni. La leí, me impresionó su tenacidad, y el 18 de agosto de 2018 inicié mi formación comboniana. El 13 de mayo de 2023 hice mis primeros votos y fui destinado a Granada para estudiar Teología. Llegué a España el pasado 5 de octubre, cuando ya había comenzado el curso en la Facultad de Teología de Granada, así que solo pude deshacer las maletas y comencé las clases. La primera semana conocí mi lugar de apostolado en la Asociación Calor y Café, donde se ayuda a personas migrantes en situación irregular.

Después de todo el camino recorrido, mezcla de penas y alegrías, desvelos y madrugadas, lágrimas y sonrisas, puedo decir que la vida misionera vale la pena. Me gustaría decirles a los jóvenes que se animen a conocer las «rarezas» de la vocación. La vida religiosa es similar a cuando te gusta una chica o un chico: comienzas con un coqueteo, después llega el noviazgo y vas conociendo a la otra persona hasta tomar una decisión. Por eso animaría a los jóvenes a coquetear con la vida religiosa para conocerla. No se pierde nada, y quizás puedes ganar una gran amiga. Como decimos en México, «el que invita paga». Y si Dios invita, Él pondrá los medios. Será un gusto verte un día por nuestra casa y darte la bienvenida a la gran Familia Comboniana.

Animación misionera en España

P. José de Jesús García
desde Palencia, España

Del 13 al 15 de febrero pasados los combonianos que trabajamos en España tuvimos en Madrid un taller de animación misionera. Uno de los temas que tratamos fue: “San Daniel Comboni: animador misionero”. Para nutrirnos del Espíritu comboniano, reflexionamos sobre las iniciativas y el espíritu emprendedor que movió e impulsó a San Daniel Comboni para animar a la Iglesia católica europea, para comprometerla en la evangelización de África. Después de la muerte de San Daniel Comboni, muchos misioneros combonianos, han contribuido en la causa misionera comboniana e inclusive han dado su vida en las misiones en diversas partes del mundo.

Queremos recordar al P.  Enrique Faré, un misionero muy importante para las provincias combonianas de México y España, sobre todo por haber fundado la revistas misioneras Mundo Negro y Aguiluchos de España y haber dado un gran impulso a la revista Esquila Misional en México.  

Profeta de la animación misionera

El P. Enrique Faré nació en Milán, Italia, el 10 de julio de 1912. Fue ordenado sacerdote el 27 de marzo de 1937. Realizó diferentes trabajos en la economía, formación y animación misionera, sólo por mencionar algunos. En 1958 fue nombrado Superior Provincial de México. Y en tan sólo en un año mejoró sustancialmente la revista Esquila Misional, editada por los misioneros combonianos, que hasta entonces era una hoja de enlace con los bienhechores y amigos de los misioneros. Gracias a su nuevo diseño y nuevo impulso, Esquila Misional llegó a ser tal como la conocemos hoy. En 1959 el P. Faré fue destinado a España con el mismo cargo, y en abril de 1960 fundó la revista Mundo Negro.  

Hoy en día, tiempo de las redes sociales de comunicación, tiempo de las imágenes digitales, es un desafío para nuestras revistas, el número de suscriptores cada día disminuye. En este taller para animadores misioneros, reflexionamos y nos comprometimos a aprovechar, las ferias del libro, visitar parroquias, grupos parroquiales y todo momento y ocasión que se presente para continuar y reactivar las suscripciones a nuestras revistas Mundo Negro y Aguiluchos y continuar con la venta de libros. Gracias a nuestras revistas misioneras damos a conocer el trabajo misionero y mucha gente ora por las misiones, además de que hemos tenido muchos bienhechores y muchas vocaciones para la vida misionera.

Invitamos a todos nuestros lectores de Esquila misional y Aguiluchos a que nos ayuden promoviendo las suscripciones y cada uno las divulgue con sus amigos. Y también que continúen apoyándonos con oraciones. Es gracias a su apoyo que muchos misioneros combonianos nos encontramos evangelizando en diversas partes del mundo. Unidos en la oración y en la evangelización.     

Asamblea de los LMC de México

El pasado 3 y 4 de febrero, los LMC mexicanos tuvimos nuestra Asamblea Nacional 2024 en Monterrey, N. L. Se trataron temas sobre compromiso, pertenencia, animación misionera y economía.

En ella nos comprometimos como grupos e individualmente a preparar todo para el próximo envío de algunos de nuestros integrantes que ya están disponibles para salir a la misión adgentes. Gracias a todos los participantes, bienhechores y MCCJ que apoyaron para hacer posible este evento. ¡Enhorabuena, LMC! Que sigan los frutos al pie de la Cruz para Gloria de Dios.

Comunidad formativa de Graz-Messendorf

Desde hace algún tiempo, algunos hermanos sueñan con un itinerario de formación ligeramente diferente para los futuros misioneros. No debería tener lugar en el mundo especial de un seminario, sino en estructuras más sencillas y pequeñas, y estar más cerca de la realidad concreta de la vida de las personas. (En la foto: Padre Karl Peinhopf -segundo por la izquierda- con los nuevos escolásticos en Graz-Messendorf (de izquierda a derecha) Tonito Teaneque (Mozambique), Wilson Wairimu (Kenia), Daniel Osuna (México)

El Capítulo General de 2022 concedió este deseo y dio a la Dirección General la oportunidad de “alojar a pequeños grupos de escolásticos en una comunidad local normal si fuera necesario”. Deberán estar acompañados por un hermano y combinar bien los elementos esenciales de la formación: oración, estudio, vida comunitaria y compromiso pastoral-misionero.

Nuestra comunidad de Messendorf, llamada “comunidad formativa”, fue elegida para ese “itinerario formativo alternativo”. Cuatro escolásticos viven en la comunidad y se preparan para su futuro trabajo misionero en Europa o en otra parte del mundo. Se presta a ello porque en Graz hay una facultad de teología de gran calidad y la comunidad comboniana es una mezcla variopinta en cuanto a edad y origen. Dos hermanos proceden del Tirol del Sur, uno de Alemania y otro de Austria, y dos de países africanos. A esto se añade nuestra larga presencia en la Iglesia local y en la atención pastoral a los emigrantes a través de la Casa de África, que funciona aquí desde hace más de veinte años. Las afueras de Graz ofrecen muchas oportunidades para que nuestros escolásticos se dediquen a labores pastorales, sociales y misioneras paralelamente a sus estudios.

Concretamente, este proyecto comenzó a finales de septiembre de 2023 con la llegada del primer escolástico, Jesús Daniel Osuna, de México. Desde entonces, también han llegado Wilson, de Kenia, y Tonito, de Mozambique. Todavía estamos esperando a Ilolube del Congo. En el primer año, están ocupados estudiando alemán. Les acompaña el padre Karl Peinhopf, que procede de la Iglesia local de Estiria. Toda la comunidad local es corresponsable de todo el proyecto. Así pues, la comunidad de Messendorf cuenta con diez hermanos de un total de nueve naciones. El más joven tiene 24 años y el mayor 87, lo que la convierte en un reflejo de la mayoría de las comunidades combonianas del mundo, que tienen una composición similar.

Padre Karl Peinhopf, MCCJ