Archives 2024

Los obispos nicaragüenses Rolando Álvarez e Isidoro Mora son excarcelados y enviados al Vaticano

En una nota de prensa emitida por el Gobierno de Nicaragua, se ha informado que monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, y monseñor Isidoro Mora, obispo de Siuna, fueron enviados al Vaticano este domingo 14 de enero de 2024, junto a 15 sacerdotes y dos seminaristas. Acción calificada por la prensa y sectores democráticos de Nicaragua como “un destierro”.

Ángel Morillo, ADN CELAM

En el comunicado, se lee que las autoridades nicaragüenses agradecieron los esfuerzos del Papa Francisco, del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, por “las discretas coordinaciones realizadas” para hacer posible la excarcelación.

Vale recordar, que Rolando Álvarez estuvo con una orden de arresto domiciliario en 2022 y en febrero de 2023 fue condenado a 26 años de prisión por supuestos delitos de “traición a la patria”, mientras que monseñor Mora fue apresado el 20 de diciembre de 2022, junto a 15 sacerdotes.

También han informado que los obispos, sacerdotes y seminaristas fueron recibidos por autoridades vaticanas “en cumplimiento de acuerdos de buena fe y buena voluntad”.

Con estas acciones – indican – buscan promover el entendimiento y mejorar la comunicación entre la Santa Sede y Nicaragua para “la paz y el bien”.

Toda vez que apuestan por “las posibilidades del diálogo franco, directo, prudente y muy serio, un diálogo responsable y cuidadoso, que ha hecho posible llegar a este día de alabanza al Dios de todos”.

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, desde el exilio en Miami (EEUU) ha expresado su alegría: “Doy gracias a Dios que están fuera de la cárcel mis hermanos obispos, sacerdotes y seminaristas. Triunfó la justicia. Se ha mostrado el poder de la oración del pueblo de Dios”.

Libro sobre el cardenal Pironio

“Pironio, profeta de esperanza” es una publicación que retrata el testimonio y enseñanzas del purpurado, conocido como el obispo ‘Servidor de la patria grande’, vinculado a los orígenes del Celam y, de modo particular, a la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Medellín (Colombia), en 1968, que propició la recepción del Concilio Vaticano II en el continente.

Monseñor Lizardo Estrada, obispo auxiliar del Cusco (Perú) y secretario general del Celam, señaló que hay personas que “son un verdadero regalo de Dios y el cardenal Pironio, profeta de la esperanza, es una de ellas”. Resaltó que Pironio, siendo muy joven, testimonió la Iglesia pascual – alegre y esperanzada – en medio de los dolores de Latinoamérica. Las almas que viven en Dios – decía – son serenas, optimistas y alegres.

Pironio fue secretario general del Celam en el periodo 1968 a 1972, luego se convierte en presidente de este organismo de 1972 a 1974. Esta publicación podrá descargarse gratis y podrá ser reproducida en todo y en parte citando la fuente, sin autorización del Celam.

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Jóvenes de Rumbek peregrinan por la paz

Por: Agnes Aineah, ACI África
Fotos: Diócesis de Rumbek

Crédito: ACI África

Jóvenes de la diócesis católica de Rumbek, en Sudán del Sur, caminaron de Rumbek a Tonj, unos 125 kilómetros, en una peregrinación de siete días que iniciaron el domingo 7 de enero para sensibilizar a las comunidades de la nación centro-oriental africana sobre la necesidad de la paz.

Procedentes de las 17 parroquias católicas de la diócesis sursudanesa, los 96 jóvenes, a los que se han unido algunos sacerdotes, así como religiosas y religiosos que sirven en la diócesis, han estado haciendo caminatas de cinco horas por la mañana y pasando las horas de la tarde participando en las actividades de las comunidades donde son acogidos. Su objetivo es demostrar a los miembros de las comunidades locales a lo largo del camino, y donde son acogidos, la importancia de vivir en comunión unos con otros, ha dicho a ACI África el Ordinario Local de la Diócesis de Rumbek, Mons. Christian Carlassare. El Obispo Carlassare habló con ACI África el martes 9 de enero, tercer día de la peregrinación por la paz. Los peregrinos ya habían estado en al menos cuatro parroquias, atrayendo más participación en la peregrinación a lo largo del camino.

Comenzaron marchando por las calles de Rumbek, en el Estado de los Lagos de Sudán del Sur, pasando por las cuatro parroquias del municipio de Rumbek, y terminando en la escuela primaria y secundaria de Loreto Rumbek, donde pasaron la primera noche. Desde Loreto, se dirigieron a Abiriu, una localidad a unos 30 kilómetros de Rumbek donde los jóvenes tuvieron “una maravillosa experiencia ecuménica”, dijo el obispo Carlassare.”Una Iglesia protestante de Abiriu nos acogió en su seno”, recordó la experiencia del lunes 8 de enero. Y añadió refiriéndose al Instituto de Formación del Profesorado Mazzolari de Cueibet, dirigido por miembros de la Compañía de Jesús (jesuitas): “Ahora estamos en un instituto de formación del profesorado dirigido por los jesuitas. Iremos a muchas otras parroquias y esperamos visitar muchas capillas y comunidades”. Y continuó: “La respuesta ha sido muy alentadora. En total, somos unas 100 personas en marcha. Sin embargo, estamos unidos espiritualmente por todos en nuestra Diócesis y en las comunidades donde somos acogidos a lo largo de nuestro viaje.”

El obispo Carlassare dijo que la intención de la peregrinación por la paz ha sido reunir a jóvenes de diferentes parroquias e instituciones de la diócesis de Rumbek para tener una experiencia de viaje juntos, conocerse y hacer comunión unos con otros. Organizada bajo el lema “Sed semillas de esperanza”, la peregrinación se guía por el mensaje que el Papa Francisco pronunció en su peregrinación de paz a Sudán del Sur en febrero de 2023.

El 9 de enero, los peregrinos meditaron sobre dos palabras clave relacionadas con el tema del día, “Viajar”, a saber, “Memoria y compromiso: recordar las huellas de quienes nos han precedido con un buen ejemplo para alcanzar el objetivo común de la comunión” y “comprometernos hacia la unidad y el amor”, publicó uno de los peregrinos en el muro de WhatsApp de la diócesis de Rumbek.

El peregrino continuó: “Predicando el Evangelio de Cristo para llegar a los miembros de nuestra familia y hermanos y hermanas y hacer la obra de Caridad y ser compasivos unos con otros aceptando el sufrimiento de cada uno de nosotros para la gloria de Dios y para dar testimonio de Jesucristo.”

En la entrevista del 9 de enero con ACI África, el obispo Carlassare dijo: “Nuestro tema viene de la llamada del Papa Francisco el año pasado para que seamos ‘semillas de esperanza'”.

Añadió que la peregrinación se inspiró en el Santo Padre, que se refirió a sí mismo como un “Peregrino de la paz” cuando visitó Sudán del Sur. “Estamos haciendo una peregrinación que es una experiencia de oración, un sentimiento de estar en contacto con Dios y con los demás y de comprender la llamada que hemos recibido”, dijo el obispo Carlassare, y añadió: “La segunda palabra es ‘caminar’, que implica un movimiento en el que tenemos que ser activos en la paz que tanto deseamos. La última palabra es caminar y eso significa no quedarnos estancados en nuestros propios lugares”.

El líder de la Iglesia Católica, que comenzó su ministerio sacerdotal en Sudán del Sur en la diócesis católica de Malakal en 2005, dijo además a ACI África: “Sentimos que estamos llamados a ser peregrinos junto con el Papa Francisco”.

“Tenemos que continuar el viaje cada año. Nuestros jóvenes se reúnen para rezar y compartir nuestra esperanza. La esperanza de una paz en la que la juventud deje de estar manipulada por quienes detentan el poder. No queremos ver a la juventud marchando por las calles con armas dispuesta a la violencia. Queremos ver a los jóvenes capaces de cambiar el curso de la historia”, dijo el obispo Carlassare.

El miércoles 10 de enero, cuarto día de la peregrinación, los peregrinos se embarcaron en una caminata de 21 kilómetros, de Cueibet a Angrial. “Seguimos contemplando el mensaje del Papa Francisco de ser Semillas de Esperanza que en un futuro producirán un fruto”, compartió uno de los peregrinos en el muro de WhatsApp de la Diócesis. Antes de la peregrinación, el 7 de enero, fiesta de la Epifanía, el obispo Carlassare compartió este poema y reflexión, que concluyó con su oración de peregrinación:

¿Por qué estás tan confundido, Herodes?
¿Por qué temes al Señor que viene?
Él no derriba ningún reino humano.
El que abre la puerta al reino de Dios. Así puedes acabar enterrado bajo tu palacio
Mientras que los Reyes sabios dejaron sus palacios de antaño
Por algo mejor que la mirra, el incienso y el oro.
No se pusieron en camino a causa de la estrella.
Sino que vieron la estrella porque comenzaron a caminar
una peregrinación de toda la vida junto a todo tipo de personas.
Siempre dispuestos a acoger sueños de amor fraterno
Siempre dispuestos a abrir nuevos caminos de esperanza
Para encontrar al Señor de la Vida en cada pobre choza
De cada nuevo Belén.

Que los jóvenes de Rumbek tengan una peregrinación de paz bendecida y fructífera, ya que comienza hoy y les llevará a encontrarse con varias comunidades hasta llegar a Tonj el domingo 14 de enero.

Fallece el P. Modesto Generali

Fecha de nacimiento: 18/10/1927
Lugar de nacimiento: Mombaroccio (PE) / I
Votos temporales: 09/09/1947
Votos perpetuos: 09/09/1953
Fecha de ordenación: 12/06/1954
Llegada a México: 1954
Fecha de fallecimiento: 10/01/2024
Lugar de fallecimiento: Castel d’Azzano / I

Hoy, 10 de enero, falleció en la residencia de Castel d’Azzano, en Italia, el P. Modesto Generali, misionero comboniano que trabajó por más de 40 años en México, a donde había llegado en 1954. Fue formador de muchos combonianos mexicanos y siempre dejó un gran recuerdo entre nosotros.

El padre Modesto nació el 18 de octubre de 1927 en Mombaroccio, Italia. Hizo su primera profesión religiosa el 9 de septiembre de 1947 en Venegono y fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954. Recién ordenado, su primer destino no fue África, como lo soñó, sino México. Aquí llegó en 1954 y luego de una probadita de la pastoral en las misiones de Baja California Sur, dedicó la mayor parte de los 44 años que vivió en el país (con un breve paréntesis en España entre 1977 y 1979), a la formación de futuros misioneros.

Fue uno de los fundadores del seminario menor en Sahuayo, Michoacán, y de ahí pasó al seminario de San Francisco del Rincón, en donde lo recuerdan muchos ex-alumnos y combonianos como un gran profesor y ejemplo de sacerdote. También fue administrador del Centro de Animación Misionera, en donde se elaboran las revistas Esquila Misional y Aguiluchos (1993-1994), y antes de regresar a su tierra natal, en 1998, se ocupó de la economía provincial.

Lo recordamos como un misionero sencillo y entregado a todas las tareas que se le confiaron, un religioso alegre por su consagración y un hombre muy atento a las necesidades de los demás. Un comboniano muy identificado con el carisma de san Daniel Comboni y una persona que ha hecho honor a su nombre, pues ha sido modesto y servicial.

En 1998 regresó definitivamente a Italia, donde realizó varios servicios. Actualmente se encontraba en la comunidad de Castel d’Azzano, donde falleció el día de hoy, 10 de enero de 2024, a la edad de 96 años. La Provincia comboniana de México pierde a otro de sus pilares misioneros, pero gana un nuevo intercesor ante el Padre. Descanse en paz.

(Reseña tomada de Esquila Misional, marzo de 2021, p. 7)


TESTIMONIOS

¡Hoy mi corazón está triste, se ha ido un gran hombre, se ha ido mi formador! Modesto Generalli Garganelli, italiano de nacimiento y yo creo que más mexicano que los nopales.

Fue nuestro formador por tres años, en el seminario Comboniano de San Pancho (San Francisco del Rincón). 35 chiquillos inquietos que soñaban con ir a las misiones, a África, aguerridos y traviesos y para todos tuvo tiempo para formarnos.

Lo recuerdo diciendo: “La vida es trabajo, chaviza. Si ustedes conocieran al que inventó el trabajo ya lo hubieran asesinado”. Siempre al pendiente de nosotros, dando vueltas en el dormitorio a las tres de la mañana, con su rosario en la mano, velando el sueño de todos. Caminando por los pasillos con un cuaderno en la mano preparando las clases de biología y cuando le quedaba tiempo, platicando con cada uno de nosotros para saber nuestras inquietudes y vericuetos de la vida de cada quien. ¿Cómo están por tu casa?, ¿Cómo va la panadería? ¿Ya se arreglaron los problemas entre tus papás? ¿Cómo olvidar esa pequeña lanza africana, afilada como navaja, que utilizaba para rajar las bolsas de cloro con las que se desinfectaba la alberca?.

Siempre al pendiente de nuestra formación. En una ocasión el Chino Amezcua y yo tuvimos la iniciativa de disecar el esqueleto de un conejo, nos llevó al laboratorio y antes de desollar al animal nos acercó un libro de anatomía de conejos, para que fuéramos aprendiendo los nombres de los órganos del susodicho animal. Pablo Moreno, el Palillo, es testigo de esa ocasión. Alguna vez, saliendo de una junta de padres de familia en el colegio de los hijos, mi esposa me hizo un comentario: “Tú no dejas de ser Scout”, a lo que le contesté: “Más bien no dejo de ser comboniano”. De ese tamaño es la influencia del P. Modesto. Un hombre generoso que no escatimó esfuerzos para lograr que “La chaviza” se educara.

Vaya pues mi reconocimiento y eterno agradecimiento al personaje que hizo de todos nosotros hombres de bien, comprometidos con su entorno, al pendiente de sus obligaciones, hermanados por siempre. Gracias Modesto, gracias por siempre. Pronto nos volveremos a ver, “Chaviza”.

(Maurico Andrade, antiguo seminarista comboniano)


Estimados P. Rafael Güitrón y Misioneros Combonianos.
Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del P. Modesto Generali.

Nos ha conmovido hondamente a la Familia León Parra y al personal que labora en nuestra Firma Profesional el conocer del sensible deceso del P. Modesto.

Tuvimos la suerte y el privilegio de tratarlo por muchas décadas, desde su época como formador de tantos jóvenes que ahora son misioneros y que bajo su tutela recibieron aquellas primeras impresiones y con su ejemplo el carisma comboniano.

En distintos momentos y con la oportunidad de poder convivir y trabajar junto a él, nos mantenía muy atentos cuando nos relataba que en el mismo año de su ordenación y siendo un sacerdote muy joven de 27 años fue designado a venir a México, sin prácticamente hablar el idioma y encargándose de manera pronta de la formación de futuros misioneros mexicanos.

Muy bien y con afecto es recordado el P. Modesto por muchas familias de Sahuayo donde fue parte de los fundadores de aquel seminario y de San Francisco del Rincón donde con su característica sencillez, simpatía y humildad se supo ganar el cariño de los habitantes de aquellas comunidades, en esos inicios de los años 50´s y cuando la presencia comboniana en México apenas contaba con seis años de que los primeros misioneros habían llegado a este país. Así entonces y sin error a equivocarnos podemos dar testimonio que el P. Modesto estuvo al frente de la vocación de aquellos primeros combonianos mexicanos.

El P. Modesto se caracterizó siempre por ser un sacerdote ordenado y muy dedicado en las asignaciones que se le confiaban; altos fueron los encargos que tuvo que atender al estar al frente en su momento de la economía del CAM de México y simultáneamente ser el Ecónomo Provincial; en una época de grandes cambios para la Congregación ya que acompañó al P. Enrique Sanchez, Provincial en aquel entonces, en la transición que hizo la Iglesia en México al obtener la Congregación personalidad jurídica propia mediante la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y la subsecuente creación de la AR de los Combonianos en el año de 1993.

Recordamos al P. Modesto como un incansable sacerdote, de caminar ágil, de gentil trato como bien su nombre tenía, de amble sonrisa y de fino sentido del humor.

Lamentamos profundamente la pérdida de un gran sacerdote y misionero, que desde el momento de su ordenación le dedico su esfuerzo y juventud para apuntalar lo que ahora es la Provincia Mexicana y colaborar en la formación de tantas generaciones de muchachos.

No nos pasa desapercibido el reconocer que en un lapso menor a un mes han fallecido dos grandes miembros de la Congregación en México: el P. Modesto y el propio Hno. José Menegotto y que como anécdota, platicando en alguna ocasión al mismo tiempo con ambos, mencionaban que eran coetáneos del mismo año 1927, con una diferencia de un mes de edad, y que al Hermano José le tocó recibir al P. Modesto en su llegada a Baja California.

Nos queda claro que la vida tiene muchas coincidencias, ya que la fecha de fallecimiento de ambos, igual que la de su nacimiento, solamente tuvo una diferencia de pocos días…

No cabe duda que en muy poco tiempo la Provincia Mexicana ha perdido a dos Misioneros ejemplares que fueron en el ámbito de sus actividades pilares en los inicios de la misma, dedicando su vocación y esfuerzo a México siendo muy jóvenes y en su calidad de extranjeros y, como ellos en diversos momentos nos lo compartieron, se sentían después de los años mexicanos.

Vayan estas líneas de cariño y nuestro pésame muy sentido para toda la Congregación y nuestro respeto y afecto de tantos años a todos Ustedes.

Que descanse en paz, buen camino P. Modesto…

(Familia León Parra y personal de nuestra Firma Profesional)


Modesto nace en Mombaroccio, en la provincia de Pesaro Urbino, el 18 de octubre de 1927. Siendo todavía muy joven (1939), entra en la Escuela Apostólica de Riccione. Al año siguiente, pasa al nuevo seminario de Pesaro (Villa Baratoff), donde vive momentos difíciles a causa de la guerra, obligado a refugiarse, con compañeros y profesores, en lugares seguros, durante los bombardeos. 

El 12 de septiembre de 1945, entra en el noviciado de Venegono Superiore. Dos años después, el 9 de septiembre de 1947, hace la primera profesión religiosa. Para los tres años de estudios filosóficos va al escolasticado filosófico de Rebbio (Como) y para los estudios teológicos va al escolasticado teológico de Venegono Superiore. El 9 de septiembre de 1953 hace los votos perpetuos y el 12 de junio de1954 recibe la ordenación sacerdotal en la catedral de Milán de manos del Card. Ildefonso Schuster. Pocas semanas después, es asignado a México, a la casa de Sahuayo como “profesor y prefecto de la Escuela Apostólica”. 

En México permanece 42 años, interrumpidos por dos años en España, trascurridos en la comunidad de Corella (julio 1977-junio 1979) como superior local. Por donde pasa deja un signo positivo y es recordado con cariño. 

En México, el P. Modesto se ocupó principalmente de los seminarios, primero como profesor y prefecto de estudios y más tarde como formador en el prepostulantado, el postulantado y el noviciado. De 1958 a 1960 tuvo también la satisfacción de ser párroco en Santa Rosalía. 

De julio de 1986 hasta 1995 es ecónomo provincial en Ciudad de México. Quien lo ha conocido afirma que no ha visto nunca un ecónomo más libre, acogedor y generoso. 

En 1998, cuando ya tiene 71 años, se le pide un servicio en Italia. Regresa a la casa de Pesaro – ¡53 años después de haberla dejado como seminarista! – y allí permanece por otros 25 años, hasta julio del 2022. El superior de la casa era el P. Renzo Piazza, que dice: «He estado con el P. Modesto del 2011 al 2015. Pesaro era la casa para la formación permanente en la provincia, y tantos reconocían la comunidad de Pesaro como acogedora. En realidad, el corazón de aquella acogida era Modesto. Abría y cerraba el portón, preparaba la capilla para la Misa, iba a celebrar en las parroquias vecinas, iba a comprar el pan, respondía al teléfono y ejercía de portero. Era siempre él quien preparaba el comedor. Si durante el almuerzo o la comida, sonaba el teléfono, era el quien corría a responder y regresaba a la mesa a veces cuando la comida ya se había enfriado. Era él quien distribuía los diversos servicios comunitarios. Una vez a la semana, iba “en misión” al hospital, para celebrar la Eucaristía en la sección de la salud mental… Cuando llegaban los grupos de her-manos para una reunión o una asamblea, distribuía las habitaciones… Y mientras hacía todo esto, nunca se le escapaba una queja o un enfado, y nunca alzaba la voz. ¡Todo esto por 20 años!». 

El 22 de junio del 2014, domingo del Corpus Christi, había celebrado el 60 aniversario de su ordenación sacerdotal. Quiso una celebración íntima, con los parientes más cercanos. Bellísima fue su homilía. «Tengo un recuerdo especial – testimonia el P. Renzo- de aquella fiesta de aniversario y de la Eucaristía que solemnizó aquel día. En su homilía, el P. Modesto no usó nunca el pronombre “yo”, ni utilizó ningún verbo que hiciese referencia a sí mismo. ¡Esto es el misionero! Cuando dejé la comunidad de Pesaro para venir al centro “Fr. Alfredo Fiorini” de Castel d’Azzano en 2014, me despidió de la siguiente manera: “Caro Renzo, fuerza para tu nueva misión. Vas a trabajar en las “periferias” de la vida. En julio del 2022, también el P. Modesto llegó a las “periferias de la vida” en Castel d’Azzano. Pero no se puso a los márgenes de la realidad, sino en el mismo centro. Llegó con el santo “vicio” de servir. Baste un solo ejemplo: Por dos años fue como el escolta permanente del P. Piero Lampetti, siempre dispuesto a servirlo en cualquier necesidad. Con los compañeros del Centro celebró sus cumpleaños 95 y 96». 

En las últimas semanas de vida, se le presentan graves problemas de salud. La noche del 9 de enero del 2024, sufre un deterioro generalizado. En la mañana del 10 de enero del 2024, hacia las horas 8.30 am, nos deja improvisamente, amorosamente asistido por los miembros de la comunidad y el personal de servicio. 

El 12 de enero, se celebra el funeral en la capilla del Centro, en presencia de familiares y amigos y algunos hermanos de las comunidades vecinas, entre ellos, el P. Fabio Baldan, superior provincial. La celebración la preside el superior del Centro.

Padre Franco Moretti, mccj
(Familia Comboniana, nº 827, marzo 2024)


Recordando al P. Modesto Generali
Homilía de la misa de su funeral

P. Modesto Generali (18.10.1927 – 10.1.2024) nos dejó repentinamente el 10 de enero, hacia las 8:30 de la mañana, en nuestra Comunidad de Castel d’Azzano (VR). Tenía 96 años.

P. Modesto llevaba unos dos años en Castel d’Azzano. En el último periodo, le surgieron varios problemas de salud. La noche antes de fallecer, sufrió un gran deterioro general. Nos dejó, amorosamente cuidado por los miembros de la comunidad de Castel d’Azzano y el personal de servicio.

El viernes 12 de enero, celebramos su funeral en la capilla de nuestra comunidad de Castel d’Azzano, en presencia de familiares y amigos y de algunos hermanos de las comunidades vecinas, entre ellos el P. Fabio Baldan, superior provincial. La celebración fue presidida por el P. Renzo Piazza, superior de la comunidad. Aquí publicamos su homilía

1. ¿Quién es el P. Modesto?

Para hablar del P. Modesto convendría descalzarse, en señal de respeto por una persona santa que pasó su vida sin mostrarse, en el servicio humilde, en la alegría de entregarse hasta el final.

Nacido, como el P. Piero Lampetti, en Mombaroccio (PU) en 1927, entró muy joven en el seminario comboniano de Riccione (1939), condiscípulo del P. Gino Pazzaglia y del difunto Don Oreste Benzi, fundador de la comunidad Papa Juan XXIII. Al año siguiente se trasladó al nuevo seminario de Pesaro (Villa Baratoff), viviendo los difíciles tiempos de la guerra, obligado también a trasladarse a lugares más seguros en el momento de los bombardeos. Fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954 en Milán. En el recordatorio de ordenación cita una frase de Don Bosco: “Cuando un hijo abandona a sus padres para obedecer a su vocación, Jesús ocupará su lugar”. Y añade: “Que mi sacerdocio sea un himno eterno de gloria a Dios, un ancla de salvación para las almas. Jesús, bendice a mi familia, a los que me hicieron bien y me ayudaron a llegar a tu altar. Virgen Santa, guarda y guía a tu sacerdote.

2. La misión

Partió inmediatamente para México: permaneció allí 42 años, interrumpidos por 2 años en España, para 44 años de servicio misionero ad gentes. En México fue también ecónomo provincial: quienes le conocieron atestiguan que nunca encontraron un ecónomo más libre, acogedor y generoso que él. En España permaneció sólo 2 años, pero 35 años después le enviaron a despedirse y agradecerle su servicio como educador, y le invitaron a participar en la celebración del 70 aniversario de la comunidad de Palencia.

En el 98 tenía 71 años y le pidieron que sirviera a la Provincia Italiana. Volvió a Pesaro, después de 50 años, y permaneció allí otros 25. En Castel d’Azzano celebró sus 95 y 96 cumpleaños, sirviendo diariamente como guardaespaldas del P. Piero Lampetti.

3. En misión en Pesaro.

En Pesaro estuve con él desde 2011 hasta 2015. (Un icono: Samuel corriendo cuando se le llama). Pesaro era la sede de la Formación Permanente y muchos la reconocían como una comunidad acogedora. En realidad, el corazón de la hospitalidad era el P. Modesto.

¿Qué hacía el P. Modesto por los demás, de entre 84 y 88 años y más? Abría y cerraba las puertas por la mañana y por la tarde; preparaba la capilla para la misa (sacristán); iba a celebrar la misa en casa de las Hermanas de Via Amendola o en las parroquias vecinas; iba a comprar el pan; atendía el teléfono y hacía de conserje; preparaba y disponía el refectorio. Durante la comida y la cena corría a contestar al teléfono, encontrándose a menudo comida fría en la mesa. Supervisaba el buen funcionamiento de la máquina de café…; se encargaba del ministerio; una vez a la semana “iba de misión” a celebrar la Eucaristía en el hospital, en el pabellón de salud mental…

Cuando llegaban los grupos de hermanos, se encargaba de recoger a los amigos, arreglar la habitación para los invitados teniendo en cuenta sus deseos, poner los nombres en las puertas, imprimir la lista de participantes, preparar la gran capilla para la Eucaristía, ir a comprar medicinas para los que las necesitaban. Lo mismo hacía cuando venían otros grupos para momentos de oración o retiro. Nunca una queja, nunca una voz levantada, nunca un enfado. ¡Y esto durante más de 20 años!

4. 60 años de sacerdocio

En 2014 celebramos el 60 aniversario de su ordenación sacerdotal. Una celebración íntima, con familiares cercanos: era la fiesta del Corpus Christi. Hoy hemos querido retomar las lecturas de aquel día y escuchar algunos fragmentos de su homilía, especialmente relevante y apropiada para el momento que celebramos. “Participamos del único pan, para nosotros hombres, peregrinos, en el desierto de la vida, en medio de las dificultades, las pruebas, las tentaciones del mundo: tenemos que caminar por terrenos difíciles y necesitamos este alimento especial.

Nos preguntamos: pero después de este mundo, cuando ya se han agotado nuestras fuerzas y el cuerpo está agotado, ¿adónde vamos? ¿Qué hay más allá? ¿Cómo será? Tendremos vida, una vida plena, una vida eterna, dice Jesús, y nosotros creemos en sus palabras. Así pues, el Corpus Christi es una fiesta de esperanza. Al mismo tiempo, es una fiesta de fraternidad, de justicia, de amor fraterno, porque todos estamos invitados a la misma mesa para comer este pan misterioso.

Si nos sentamos a la misma mesa, significa que somos amigos, parientes. Y así, este sentarse a la mesa de la Eucaristía nos convierte a todos en amigos, en parientes, en una sola familia en el mundo.

¿Nos reconocemos realmente como hermanos (¡hermanos todos!) en torno al cuerpo y la sangre de Cristo? ¿Somos capaces de superar diferencias, odios, intereses? ¿Somos capaces de vivir en tranquilidad y paz, en respeto mutuo… y esto empezando por la familia? Intentemos, hermanos y hermanas, vivir este misterio. Vivirlo y ser coherentes con lo que hemos escuchado en el Evangelio. Por eso, esta fiesta que celebramos es un día de alegría, de esperanza y de acción de gracias al Señor.

Incluso la celebración de su funeral es un canto de acción de gracias al Señor por lo que realizó en su vida, pues se reconoció instrumento en sus manos…

Al final de aquella Eucaristía, yo había comentado: “El Padre Modesto no ha utilizado nunca la palabra yo en su homilía de hoy. Tenía derecho a hacerlo, porque es sacerdote desde hace 60 años… Pero siempre ha hablado de Jesús y nunca de sí mismo. Este es el misionero”.

Gracias, P. Modesto, porque con tu servicio has hecho visibles los rasgos característicos de la persona de Jesús, que no vino a ser servido, sino a servir.

5. En las periferias de la vida.

Cuando dejé Pesaro para venir a Castel d’Azzano me saludó diciéndome: “Ánimo para la nueva misión: ¡ve y trabaja en las periferias de la vida!”.

También tú, P. Modesto, de nombre y de hecho, viniste a vivir poco tiempo en estas periferias. El Papa Francisco nos recuerda que en las periferias encontramos a los pequeños y a los pobres, el rostro sufriente del Señor. Mirando su breve paso entre nosotros, vemos que el Señor nos ha visitado y nos ha concedido la gracia y el honor de acogerle y servirle. Ahora es tiempo de que otros te acojan: los Santos, los Mártires, San Daniel Comboni, la Virgen de Guadalupe. A ellos te encomendamos. Ve y descansa en paz, P. Modesto.

Publicado en comboni2000.org

¿Y si la edad es relativa?

Texto y foto: Hna. Odette Riad Ibrahim Abdelsayd, smc
Desde Asuán (Egipto)

Desde hace seis años me encuentro en la misión de Asuán, ciudad conocida por la famosísima presa que lleva su nombre y que controla las aguas del río Nilo. Llegué aquí después de una larga, desafiante y hermosa experiencia en Sudán del Sur, país que amo y guardo en mi corazón y al que ya no sé si volveré un día. Todo dependerá de mi salud y de la decisión de las superioras de mi congregación, las Hermanas Misioneras Combonianas.

Tanto en Sudán del Sur como ahora en Egipto siempre he trabajado en la guardería con niñas y niños encomendados a nuestro cuidado. Estar con ellos es algo hermoso porque son como pequeños ángeles inocentes, pero debo confesar que ahora, a mis 77 años, con mucha menos energía que cuando era joven y muchos más achaques, el trabajo me cansa bastante. Los misioneros no nos jubilamos, seguimos aportando lo que somos y podemos aunque aparentemente no se vea gran cosa. En la guardería, el ritmo de trabajo es exigente para mí, aunque no me quejo y lo hago todo con gusto.

En un día normal, las clases comienzan a las ocho y media de la mañana y concluyen a la una, aunque son muchos los niños que ya están aquí a las siete porque sus padres tienen que ir a trabajar temprano y pasan primero a dejarnos a sus hijos.

Esta misión de Asuán me está enseñando a entender y a vivir cotidianamente la acogida, la esperanza y la fe, porque veo a muchos niños y niñas cristianos y musulmanes que viven juntos sin hacer ningún tipo de distinción. Los adultos tendríamos que aprender mucho de ellos. A estas edades, ellos viven la amistad y la acogida de verdad, de un modo transparente, porque en sus corazones no existe la mentira y no identifican ningún tipo de diferencia social, religiosa o política. Son todos iguales, son todos amigos.

Una de mis mayores alegrías está siendo ver que las maestras que trabajan con nosotras han asumido la vivencia sincera de los valores del Evangelio basados en el amor a los más pequeños de los que habla Jesús. Me conmueve ver que son mujeres unidas por el cuidado de nuestros niños y se interesan por ellos como verdaderas madres. 

Frente a eso, me entristece descubrir que hay niños que proceden de familias rotas y pobres donde muchas veces no reciben afecto y atención. No es bueno que al llegar a sus casas no encuentren una continuación de los valores que se enseñan y promueven en nuestra guardería. Hay mucha violencia en nuestro entorno, por eso en nuestro centro nos aseguramos de que todos los niños se sientan amados y acogidos.

Hace algunos días, un padre de familia cristiano vino a la parroquia con su hija para una actividad. Ella no quería quedarse en la iglesia e insistió para que su padre la llevara a la guardería. Este señor me comentó después que estaba conmovido al ver el amor de su hija por nuestra guardería, y para mí es una alegría constatar que los padres y madres estén contentos de cómo los niños son amados y educados en nuestra institución.

Me siento profundamente agradecida con Dios, sobre todo cuando veo que nuestros niños, amados y contentos, crecen en espontaneidad, acogida, respeto y libertad. Igual que las maestras, creo que nuestra guardería, que lleva el nombre de Santa Teresa, está poniendo las bases para el futuro y que los niños y niñas de Asuán encomendados a nuestro cuidado crecen en valores humanos fundamentales que generan convivencia y fraternidad. Pensar en esto hace que se me olvide la edad que tengo y trabaje como una joven.

Pregón de Navidad

¡Todos los días, en África, son Navidad…!
¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad!

Pregón realizado por Monseñor Jesús Ruiz, mccj
Obispo de M’baïki, República Centroafricana

Me han pedido hacer el pregón de Navidad…; yo no sé pregonar. ¿Qué es eso de pregonar, me he preguntado…, sino dar voz a tu vida interior…? Así, permitidme, dar rienda suelta a mi corazón… os voy a pregonar.

Mi pregón quiere ser hoy un recuerdo de infancia en la lonja parroquial de Alfonso VI allá por Navidad. Eran los años `70. Con nuestro párroco don Miguel, subíamos al monte de san Juan para buscar el musgo y adornar el belén repleto de casas de corcho, ríos de plata y figuras que caminan hacia el portal… Mi recuerdo se va a la misa del gallo en familia seguida de una copita y turrón…; mi recuerdo se goza viendo a los catequistas disfrazados en Reyes Magos durante la Misa de niños repartiendo regalos…; regalos siempre, nunca carbón.

Fui creciendo… y descubrí que el verdadero belén está fuera… Ya seminarista, en el nuevo templo parroquial, cada Navidad, con Ester, Mamen y otros jóvenes, visitando las casas del barrio para el concurso de belenes… En cada casa siempre nos esperaba una copita de licor dulce y un trozo de turrón…; cada año ensayábamos en el coro villancicos no comerciales que hacían furor: “uri, uri, ura…” y “en el portalín de piedra estaba María y José, estaba María llorando, estaba nervioso José…” Navidad visitando a los pobres de la parroquia con regalos y comida para así su soledad acompañar…;

Hace 36 años me fui a África…, pero yo…, yo no sé pregonar…

Allí, en África, descubrí que la Navidad no son luces de colores, ni árboles de Navidad…; allá, sin villancicos ni reclamos publicitarios por Navidad… sin mazapanes ni turrones… pero hay Navidad; en África no nieva…, no; hace calor, mucho calor por Navidad. En mi África no es costumbre la cena de Noche buena y menos aún el reveillón…, tampoco hay lotería del Niño ni se canta el gordo de Navidad… ¡Cómo recuerdo aquella mi primera Navidad en África en una lejana capilla donde después de celebrar el misterio de un Niño Dios nacido a las afueras, cené solo, con gran emoción, una lata de sardinas que llevaba en mi zurrón…! No…, en África no se estila nuestra forma de hacer Navidad…// Lo único que añoro en África son los Reyes Magos que nunca van…, y me temo nunca llegarán… ¡Qué pena que mis niños de África no sueñen con Reyes Magos… por Navidad…! Al rey Baltasar le pregunto cada año, tú que eres negro, ¿por qué olvidáis mis niños negros…, sin pasar? Y rezo con fuerza, ¡venid Reyes Magos, venid… que miles de niños negros y buenos, con grandes ojazos blancos, esperándoos están…!

Y cada año constato que la Navidad no es un veinticinco de diciembre… ¡Todos los días, en África, son Navidad…! ¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad! La gente, cual belén viviente, por caminos de tierra roja y polvo avanza día a día no obstante su pesar… Unos sufren…, otros gozan…, hay quien llora… hay quien grita… y aquel que no puede más…; los hay que danzan… los hay en duelo… y otros ríen sin parar… Todos sin saberlo buscando van… Como figuras vivientes de barro caminan sin parar… Allí la mujer con su mandioca en la cabeza, erguida al andar…, un joven desde su quiosco contempla los niños danzar…, allá, hombres de piel curtida por el sol caminan hacia su huerto trabajar…, ancianos desdentados sentados frente a su hogar, viendo pasar las motos que como taxis van…, en cada concesión niños jugando a saltar…, una niña llevando a su hermanito pequeño detrás… Todos, cual figuras de barro vivientes, aún sin saberlo…, todos caminan hacia el portal… Cada uno su camino, cada cual su cantar…, pero todos en la misma dirección sin saberlo van a adorar. Y todos te regalan una sincera sonrisa si les saludas al pasar… Cada cual con cada cual, cada quien con cada quien haciendo camino al andar… Todos van buscando…, figuras de arco iris sin igual, en ese gran Belén que es la humanidad… Y al caer la tarde, cansados… a los pies del recién nacido, van sus cuerpos reposar, que esa es su forma de adorar. No tienen oro, ni plata, ni regalos para dar…, pero su cansancio se convierte en ofrenda difícil de igualar. Tienen hambre de comida y sed de verdad… hambre de justicia y de paz…, hambre de amor y también de dignidad. No…, en mi África la gente no pone belenes de barro y cartón, ni buey ni burra en el portal… Que son ellos, mi gente…, ese gran Belén viviente, no decorado, que cada día me encuentro al pasar… Yo, figurita de ese Belén, con ellos me uno adorar.

Van buscando al que ha nacido, tienen hambre de pan y verdad… / A tientas caminan, muchas veces en la oscuridad… / A tientas yo con ellos camino improvisando a veces un cantar… / La alegría en su corazón es la estrella que les guía… y nos dicta dónde andar / Alegría pues al Rey de los cielos van a adorar… / Cual pastorcillos…, con gallinas, mandioca, cacahuetes, bananas… y leña van… / Avanzan siempre pues al Niño quieren a adorar… Como los Reyes Magos sus presentes aportarán; no oro, ni incienso, ni mirra… No… Sus presentes son sus simples y duras vidas, todas ellas al Rey celestial ofrecerán. Y cada vida es preciosa ofrenda que al Niño Dios agradará… Y viéndolos María y José adorar… de sus labios una complaciente sonrisa escapará.

¡Ay, cuando estoy fuera de África, cómo añoro esta mi otra Navidad…!, sin luces, ni decorados, ni reclamos publicitarios de efímera felicidad… Ahora comprendo que Navidad es la vida de mi gente que busca la Luz en medio de tanta oscuridad… Hoy, perdido en la ciudad que me vio crecer, yo también busco y busco a ese Niño pequeño para adorar, mientras luces, escaparates y altavoces me insinúan… ¡Aquí no hay Niño que adorar!

Cuando era niño, en cada Navidad, siempre había algún gamberro que robaba al Niño del parque de Antonio Machado por Navidad… Hoy que soy grande, me gustaría gritar: ¡Que nos han robado al Niño una vez más…! Lo han cambiado por un frondoso abeto de colores y luces artificiales…, lo han suplantado por Papá Noel… Nos quieren vender toda clase de productos para colmar nuestra felicidad… Pero la ternura del Niño ¿quién nos la dará…?, el amor de ese Niño Dios ¿quién lo podrá suplantar…?; su luz maravillosa, no artificial, ¿quién podrá iluminar…?

Amigos, alerta, que nos están robando al Niño con ese consumo desenfrenado donde los pobres -como antaño el de niño de Belén- se quedan siempre a las afueras de la ciudad… “Amigos, despertad…, que nos están robando al Niño… por Navidad…

Amigos, es urgente reaccionar pues están matando al Niño…, por Navidad; los están matando a miles en la franja de Gaza…; los dejan morir de hambre a decenas de miles en África…; permiten que se ahoguen con sus padres en alta mar… No lo saben que Dios se hace Niño en el emigrante, en el refugiado, en el pobre y en el que no puede más… Como antaño en Belén, hoy dicen: “no hay sitio para vosotros… iros a otro sitio pues con nosotros no podéis habitar…” Amigos, hermanos… ¡qué tragedia! como Herodes en otro tiempo, hoy en 2023, están…; estamos… matando al Niño… por Navidad.

Es como si este mundo loco de luces de colores efímeras y girando borracho repleto de sí mismo dijera: ¡No, no vengas Niño a la tierra pues no tienes nada que dar…! Estamos tan llenos de nosotros mismos…, tan satisfechos… ¿qué nos puede un Niño dar? No, no vengas por Navidad.

Amigos, hermanos… despertémonos, unámonos, al Niño hay que salvar… ¡reinventemos la Navidad!

Saint d’Exuperi, el autor de “El principito”, decía que “todas las personas mayores fuimos al principio niños, aunque pocos lo recordamos”. Hermanos, amigos, recuperemos al Niño que llevamos dentro… ahora que es Navidad.

Sí, Navidad es ternura de Dios hacia la humanidad.
Navidad es abrazo al abuelo… Navidad es caricia al niño…
Navidad es sonrisa abierta…
Navidad es mirar con amor a los ojos del extranjero y del pobre…, sin juzgar…
Navidad es visitar al enfermo y al que está solo…
Navidad es pedir perdón…; y al hermano abrazar…
Navidad es contemplar al recién nacido y elevar los ojos al cielo…
Navidad es acompañar un trozo del camino de aquel que no puede más…
Navidad es salir del confort de tu casa para acompañar a la familia que lo está pasando mal…
Navidad es denunciar este mundo injusto y comprometerse por otro más igual…
Navidad es entrar en el templo de tu corazón… y allí a Dios adorar…
Navidad es regalo… TODO UN DIOS QUE SE DA.

Permitidme que os cuente un cuento de Navidad para acabar.

“Se estaba acercando la Navidad en nuestro pueblo…

Una de las grandes jugueterías se había surtido generosamente a fin de satisfacer todos los requerimientos de sus clientes… En las estanterías podían verse de todo. Armamentos de plástico y hojalata con banderas extrañas a nuestro pueblo para defenderse del enemigo, decían…; había también monstruos de pésimo gusto televisivo. Por supuesto, había también muchas otras cosas bonitas y dignas de ser obsequiadas en la alegría navideña.

Entre estas se encontraba un precioso osito de peluche, de gran tamaño. Realmente era bonito. Parecía transmitir cariño, y sus ojitos pequeños y brillantes le daban una extraña vida que cautivaba a quienes quisieran mirarlo con interés. Era un juguete valioso, y por tanto nada barato. Y Peluche lo sabía. Sin delirios de grandeza, él se sentía entre lo mejor que se podía conseguir en aquel lugar.

Justamente ése era su drama. Porque los que tenían suficiente dinero como para comprarlo, no tenían niños a quienes obsequiarlos. Y los que tenían muchos niños carecían de dinero.

El ser valioso era la causa de sus problemas. Porque a medida que se acercaba la Nochebuena, Peluche veía cómo las estanterías se iban vaciando de juguetes, mientras que él continuaba siendo admirado, pero sin que nadie se decidiera a adquirirlo para alegría de un niño.

La ansiedad que había ido creciendo con las horas se le transformó en angustia, cuando vio que el dueño de la juguetería bajaba lentamente las pesadas cortinas metálicas de aquella juguetería. Luego se apagaron las luces y dentro reinó el silencio. De afuera, en cambio, llegaba todo el bullicioso festejo navideño.

En la oscuridad, a Peluche le entraron ganas de llorar. Se dio cuenta que pasaría la primera Navidad de su vida de la manera más triste que se podía imaginar. Solo y sin nadie con quien compartir todo eso valioso que sentía poseer. Lo que más le dolía era saber que se había quedado solo justamente por ser valioso. Si hubiera sido barato ya estaría en manos de alguien, compartiendo la fiesta, aunque más no fuera que por unas horas.

De repente se sobresaltó. Creyendo soñar, vio que la sala se iluminaba con una luz suave y bella. Y sus ojitos brillaron de estupor cuando vio al mismísimo Jesús, que había entrado en la juguetería con una gran bolsa en la mano. Había venido a buscar juguetes a fin de distribuirlos él también. Porque tienen que saber que aquí, a los chicos ricos son sus padres quienes les traen regalos. Mientras que a los pobres, se los manda Dios.

Peluche tuvo la certeza de que esta vez alguien se lo llevaría con él para ser la alegría de un chico. Este Señor tenía muchos niños, y además era suficientemente rico como para pagar su precio y adquirirlo. Esperó, por tanto, con ansiedad, que se le acercara.

Cuando estuvo delante, el Señor lo miró -como nunca nadie antes lo había mirado- y le dirigió la palabra con toda naturalidad:

– Peluche, ¿quieres acompañarme esta Nochebuena para repartir regalos a los chicos pobres del barrio?

Y como la palabra del Señor es poderosa y da vida a todo aquel a quien se dirige, Peluche sintió que un extraño temblor se apoderaba de todo su cuerpo. Saltó de la estantería y dando cuatro vueltas de carnero en el piso se puso a bailar lleno de alegría. De no haber sido de peluche hubiera hecho un ruido infernal. Pero nadie sintió nada. Sobre todo, porque todos estaban ocupadísimos, celebrando la Navidad. Tan entretenidos estaban en ello que ni siquiera vieron a Jesús con la bolsa al hombro y con Peluche de la mano, caminando por sus calles rumbo a la salida. Hubo quienes al verlo desde atrás pensaron que se trataba de un vagabundo, acompañado de su perrito. Es tan fácil confundir al Señor con un pobre cualquiera… ¡y más en Navidad!

Cuando ganaron las afueras del pueblo, Peluche quedó extasiado. Vio por primera vez la noche de los campos. El cielo estaba que hervía de estrellas. A lo lejos los perros y los gallos indicaban donde vivían los pobres.

– ¡Qué hermosa es la noche!, exclamó Peluche.

– Sobre todo, si vas de mi mano, le dijo Jesús.

Y así fueron visitando las casas de las afueras. Cuando se acercaban a una casa pobre, les salían al encuentro los perros. Los perros de los pobres no ladran. Van derecho al bulto. Pero cuando descubrían que era Jesús quien venía, inmediatamente se abuenaban.

Y mientras el Señor los acariciaba para entretenerlos, Peluche sacaba de la bolsa un regalo, y entrando sigilosamente por la ventana abierta lo dejaba al lado de los niños dormidos.

Y todavía se quedaba un ratito para mirarlos sonreír en sueños. Como sucede en Navidad.

Y así se fue gastando la noche. Cuando ya quería ir saliendo el lucero, Jesús le dijo a Peluche:

– Mira, ahora vamos todavía a visitar la casa de Doña Matilde. El mejor de los regalos tiene que ser para su nietita, que está enferma.

Y nuevamente, mientras el Señor se entretenía con los perros de Doña Matilde, Peluche buscó en la bolsa el regalo mejor. Pero descubrió con sorpresa que ya no había más regalos. Estaba completamente vacía. Y perplejo se lo dijo a Jesús. Pero éste, guiñándole un ojo, como quien ya sabía el asunto, le dijo:

– Haz como yo¡Regálate tú mismo!

Nota: Nunca se supo en la barriada cómo hizo Doña Matilde para conseguir a su nietita un regalo tan hermoso. Y hasta hubo gente malintencionada que sospecho de ella… Son tan ladrones los pobres… Si te acercas, te roban el corazón.

Hermano…, hermana… Navidad eres tú… sé peluche… regálate.

Navidad soy yo…

No, yo no soy pregonero, no sé pregonar…, solo figura de barro y cartón que buscando al Niño camino hacia el portal…

Yo he encontrado al Niño; más bien, me he dejado encontrar… Este es mi pregón para dar: ¡Vamos juntos a adorar!

¡FELIZ NAVIDAD!