Fecha de nacimiento: 20/11/1927
Lugar de nacimiento: Morazzone (Mi)/I
Votos temporales: 09/09/1947
Votos Perpetuos: 09/09/1953
Llegada a México: 1949
Fecha de fallecimiento: 13/12/2023
Lugar de fallecimiento: Guadalajara/México

José nace el 20 de noviembre de 1927 en Morazzone, una comuna de la provincia de Varese, en la diócesis de Milán, a menos de 10 kilómetros de Venegono Superiore, donde los misioneros combonianos tienen una comunidad numerosa. Frecuenta la escuela elemental en su tierra con buenos resultados. Sus padres lo inscriben siendo aun niño a la Acción Católica.

Crece en una familia profundamente católica en la que se lee mucho, por lo que José se convierte en un devorador de libros y revistas, especialmente los escritos por aquellos que él considera como héroes: Giuseppe Lazzati e Carlo Carretto, dos protagonistas que eligieron dar testimonio incluso en momentos difíciles, como el marcado por el fascismo, la fuerza de la educación, contribuyendo al desarrollo democrático del país y a la modernización de la escuela, sobre todo, haciéndose gran defensor de la participación de los laicos en el apostolado de la Iglesia para la defensa de los principios religiosos y morales, para el desarrollo de una sana y benéfica acción social.

Pero José tiene un segundo gran interés: la misión. Devora el “Piccolo Missionario y Nigrizia”, las dos revistas de los misioneros combonianos.

La Segunda Guerra Mundial interrumpe sus estudios. En su carpeta conservada en el archivo comboniano de Roma, hay un folleto, escrito a mano, en el que José habla de esos años. Es sorprendente la pureza con la que lee los acontecimientos y también su corazón: “Eran tiempos de guerra, y había hambre por todas partes. Por eso, con sólo 14 años fui a trabajar a la Macchi Aeronautica. Hacía de mecánico. El trabajo me gustaba. La tecnología aplicada a los aviones me fascinaba. Por desgracia se trataba de aviones de guerra. Yo, por el contrario, buscaba algo diferente<. volver a hacer el bien”.

Má adelante se lee en la nota: “Después llegó el golpe definitivo. En 1942 el P. Iginio Benini, un misionero comboniano de la comunidad de Venegono Superiore, encargado de la animación misionera y del ministerio, en una de sus visitas a mi parroquia, me regaló un librito sobre los misioneros combonianos. En la portada había un dibujo de Daniel Comboni, con dos esclavos negros junto a él, encadenados, a los que él trataba de liberar. Me dije: un mecánico como yo puede servir para romper esas cadenas. Lástima que gran parte de las páginas estuvieran dedicadas a la figura del misionero sacerdote. Mi entusiasmo inicial se enfrió, sentía que hacer de sacerdote no era mi trabajo.

Poco después, en la revista Nigrizia que llegaba a mis padres, me sentí totalmente atraido por una foto de una gran oficina mecánica en una misión africana. Era un hombre blanco que parecía enseñar a los jóvenes negros a trabajar el hierro, reparar un motor, montar un objeto de metal, soldar dos barras de hierro… la descripción de la foto hablaba de u “hermano coadjutor comboniano, instructor mecánico”. No tuve dudas, aquello era exactamente lo que quería hacer en mi vida”.

El 18 de abril de 1945 José entra en el seminario comboniano de Venegono Superiore. Todavía no ha cumplido los 18 años. En octubre inicia oficialmente el noviciado, que concluye con los primero votos temporales el 9 de septiembre de 1947. Al día siguiente, se va a Verona, a la Casa Madre, a la sastrería. En octubre de 1948 pasa a Thiene, como mecánico, hasta junio de 12950, cuando recibe la carta de destinación a México. Parte enseguida y forma parte del tercer grupo de pioneros combonianos enviados a evangelizar la tierra de Baja California Sur, uno de los 31 estados federales de México.

Es asignado a la misión de El Triunfo, fundada en 1948 y dedicada a San An tonio de Padua. El párroco y superior es el P. Carlos Toncini. El Hno. José se dedica al cuidado de la casa. Dos años después, llega el P. Bruno Adami, como párroco. El Hno. José se entrega cuerpo y alma en todo trabajo que le es asignado. El 9 de septiembre de 1953 hace su profesión perpetua.

En 1955 es destinado a Tepepam, encargado de la formación de 6 postulantes hermanos. El año siguiente, el postulantado de hermanos es transferido a la Ciudad de México y el númereo de portulantes hermanos asciende a 17.

En 1958 es enviado a La Paz, Baja California Sur, donde es uno de los fundadores de la Ciudad de los Niños y Niñas, convirtiéndose en uno de los primeros instructores. Enseguida inicia una imprenta. Más tarde crea un laboratorio de mecánica. Su dedicación a los niños y niñas es total. Los niños lo adoran. Él se siente en el paraíso. No es exagerado afirmar que está dejando una gran huella en diversas generaciones de sudcalifornianos, que lo recordarán siempre con un gran afecto.

En julio de 1980 es destinado a Monterrey, donde se ha iniciado el centro de formación para aspirantes y postulantes hermanos. Es formador y ecónomo del centro. Allí permanece hasta finales de junio de 1984, cuando es elegido como representante de los hermanos para el Capítulo General, al final del cual sale elegido como Asistente General. Durante ese importante mandato, el Hno. José tiene la oportunidad de viajar a varios países del mundo, visitando las misiones combonianas y animando a los hermanos en su trabajo de evangelización, interesándose de manera particular en la vocación específica del Hermano Comboniano.

En 1991, terminado su servicio como Asistente General, regresa a la comunidad de La Paz, a la parroquia Sagrado Corazón, y después a Monterrey, como formador de futuros hermanos y como ecónomo de la comunidad.

Ya no se moverá más de México. En 2021 se retira al centro de enfermos y ancianos de Guadalajara, el Oasis. Aún siendo anciano y estando enfermo sigue siendo un gran ejemplo de consagración y de amor por la misión.

En una entrevista, publicada en 2022 en la revista Esquila Misional, confiesa: «aquí estoy, y aquí sigo siendo misionero, hasta el final. ¿Que me cuesta? ¡Ah, caramba, claro que me cuesta! Si pudiera irme, me iría, pero mientras estoy aquí tengo que seguir siendo misionero. Hay que ofrecer este sufrimiento igual que Teresita del Niño Jesús, que es la patrona de las misiones y no vio las misiones ni en película».

El 9 de septiembre de 2022, fiesta de San Pedro Claver, la comunidad comboniana del Oasis organiza una gran jornada de fiesta como acción de gracias por el 75 aniversario de la profesión religiosa del Hno. José. La celebración tiene lugar en un clima familiar de simplicidad y alegría. Para la ocasión, dos sobrinos vienen desde Italia para estar con él en un momento tan solemne. En la celebración participan numerosos combonianos llegados de las comunidades y parroquias de México, también numerosos exalumnos de la Ciudad de los Niños de La Paz, así como una representación de amigos y bienhechores de la comunidad de Monterrey, donde el Hno. José trabajó durante largos años.

Durante la misa, los hermanos dieron gracias a Dios por los 75 años de consagración misionera del Hno. José, recordando todo el trabajo que ha realizado, siempre caracterizado por una profunda dedicación, en la diversas misiones y comunidades de México, siendo verdaderamente un pionero.

Durante la Eucaristía, el Hno. José renovó su consagración religiosa y misionera, reconociendo que su vocación ha sido “una gracia, vivida como un don recibido del gran amor de Dios Padre por mi”. Al terminar, pide que le vuelva a ser entregado el crucifijo recibido hace 75 años, con ocasión de sus primeros votos. Lo explica diciendo: “Siempre lo he llevado conmigo, allí donde he estado. Nunca hubiera podido separarme de él. Ha sido el que me ha sostenido y me ha dado fuerza”.

El 20 de noviembre de 2023 cumplía 96 años. Estaba muy ndébil, pero participó a la fiesta de su cumpleaños. El 1 de diciembre una infección que se extendió por todo el cuerpo lo oblogó a ser ingresado en el hospital. Sin embargo, su cuerpo ya no respondió a laos cuidados y el 13 de diciembre regresó a la casa del Padre.

“Un gran misionero comboniano y una bellísimas persona que nos ha dejado”, es el comentario de sus hermanos del Oasis. Uno de ellos dijo: Es seguro que al llegar al Paraíso José habrá pedido a los Ángeles de acogerlo con una marcha triunfal al ritmo de mariachi“.

P. Franco Moretti, mccj
Del MCCJ Bulletin Suplemento In Memoriam, nº 298, enero 2024, pp. 215-218


Ayer, 13 de diciembre, el Hno. José Menegotto subió a la casa del Padre. Se nos va un gran misionero y una buena persona. Había nacido en Morazzone, en la diócesis de Milán, Italia, el 20 de noviembre de 1927. Acababa de cumplir 96 años, pero su cansado cuerpo ya no soportó la infección generalizada por la que había sido hospitalizado hacía varios días.

Hizo su primera profesión el 9 de septiembre de 1947 y los votos perpetuos el mismo día de 1953. En 1950 vino a México. Formó parte del tercer grupo de pioneros que vinieron a evangelizar las tierras de la Baja California Sur. Allí se entregó cuerpo y alma, de manera especial en la imprenta de la Ciudad de los Niños, de la que fue uno de sus fundadores, así como de la Ciudad de las Niñas, en la ciudad de La Paz, BCS. Su dedicación y su servicio marcaron a varias generaciones de sudcalifornianos, que lo recuerdan siempre con mucho cariño y hoy lloran su muerte.

En 1986 fue elegido como Asistente General del Instituto de los Combonianos, por lo que se vio obligado a ir a Roma, donde permaneció los 6 años que duró su mandato. Ello le permitió viajar por varios países del mundo, visitando las misiones combonianas y animando a los Hermanos en su vocación y servicio específico como Hermanos misioneros. En 1991, terminado su servicio en la Dirección General, regresó  a México, donde continuó su trabajo misionero, especialmente en la formación de Hermanos y donde permanecerá hasta el día de ayer, en que el buen Dios lo llamó a su nuevo destino en el Reino.

Desde hace unos años residía en el Oasis, la casa de los misioneros Combonianos en Zapopan, Jalisco, dedicada a acoger y cuidar a los misioneros ancianos y enfermos. Incluso allí, en su vejez y enfermedad, siguió siendo un ejemplo de consagración y amor a la misión. En una entrevista que le hizo la revista Esquila Misional hace dos años, decía lo siguiente: ««aquí estoy, y aquí sigo siendo misionero, hasta el final. ¿Que me cuesta? ¡Ah, caramba, claro que me cuesta! Si pudiera irme, me iría, pero mientras estoy aquí tengo que seguir siendo misionero. Hay que ofrecer este sufrimiento igual que Teresita del Niño Jesús, que es la patrona de las misiones y no vio las misiones ni en película».

Nos deja un gran testimonio de vida, de entrega a la misión y de amor a los más necesitados. Querido Hermano, descansa en la Paz del Señor y ruega por nosotros.

Video de la celebración de los 75 años de su profesión religiosa


TESTIMONIOS
Muchas son las comunicaciones y mensajes que nos llegan tras la triste noticia del fallecimiento del Hno. José Menegotto. Compartimos algunas de ellas.

Estimado P. Rafael Güitrón y Misioneros Combonianos.

Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del Hno. José Menegotto.
Vayan estas líneas muy sentidas que nos permitimos redactar para todos ustedes al recordar la fineza del Hno. José, al cual tuvimos el alto honor de conocerlo y tratarlo desde hace más de 50 años.
Después de muchos momentos de haber convivido con él, entendemos y somos testigos de su generosidad como persona y calidad humana, distintivo que ponía en muy alto grado como ejemplo fiel del carisma, sencillez y dedicación de un Misionero Comboniano.
Lamentamos profundamente y no bastan estas palabras para expresar el sentirnos sumamente afectados por la partida de un gran Misionero que dejó huella con su presencia en estas tierras mexicanas.
Supimos de primera mano el haberle escuchado su relato de cómo llegó a México con aquellos primeros grupos de Misioneros que arribaron a la Baja California, en un trayecto por barco cruzando el Atlántico para llegar a la costa este de Estados Unidos, después un viaje en tren que los llevaría a California y por último un cruce fronterizo en coche y por caminos sinuosos para bajar a la península y abrir aquellas Misiones que los Combonianos iniciaron y que le brindaron años de trabajo para acompañar a las comunidades residentes y que por la disposición geográfica de las mismas las hacía poco accesibles para llegar a ellas.
Entendemos muy bien la valía del Hno. José al ser en su momento integrante del Consejo General de la Congregación y el haber tenido la alta responsabilidad y estar en la toma de decisiones de gran calado al tratar temas que repercutirían en tantos Misioneros.
No nos pasa desapercibido el reconocerlo durante tantos años que vivió en Nuevo León y que como en alguna ocasión en una plática amena de amigos nos comentó que ya se sentía Norteño, lo ubicamos siempre estructurado y por muchos años al frente de la economía de la casa donde vivió, atento e interesado por las recomendaciones que beneficiaran a la Congregación y dando testimonio cuando hace más de 30 años se constituyeron como Asociación Religiosa.
Damos fe por la amistad que nos unió al Hno. José que le dedicó toda su vida a México y que su Misión y vocación siempre la llevó a cabo en estas tierras junto con otros Misioneros que llegaron poco antes que él y varios muchos después de él.
Fueron esos primeros grupos de Misioneros Italianos los que fundaron y pusieron literalmente las primeras piedras de lo que hoy es la Provincia Mexicana.
Queridos y cercanos Padres y Hermanos Combonianos, vaya este muy sentido mensaje de pésame por la pérdida de un Misionero de tanta calidad como la del Hno. José, nos solidarizamos fraternamente con Ustedes y que esta pequeña misiva que les compartimos honre la memoria de un Misionero ejemplar para tantas generaciones que le siguieron.
Nos unimos en oración con Ustedes para su descanso eterno y nos permitimos reiterarles el afecto profundo que desde hace tantos años les tenemos.
Que descanse en paz, buen camino Hno. José…

Familia León Parra y personal de nuestra Firma Profesional.


Apenas este pasado 20 de noviembre, estuvimos con el festejando su cumpleaños número 96 el Grupo Antaño Ciudad de los Niños. Nos despedimos el día 21, como todos los años, que fuimos a su cumpleaños en esa casa Oasis Daniel Comboni en Guadalajara y nos dijo que ya estaba muy cansado, que ya había cumplido su misión y su ciclo en esta tierra. Nos sentimos satisfechos, pues pensamos que cumplimos como hijos adoptivos de este hermano religioso. Y sí, muy agradecido por todo lo que nos legó en nuestros años maravillosos de niñez y adolescencia, y se lo hicimos saber y le repetimos que lo quisimos. No queda más que dar gracias al creador por tantos años que compartimos juntos. QDEP, y vuela alto Hno. José Menegotto Morella, que te espera la vida eterna.

Manuel Federico Álvarez Flores


Un gran misionero que es recordado con mucho cariño en La Paz Baja California Sur. Descanse en paz y brille para el la luz perpetua.

María Anguiano


Que triste noticia para la Baja California Sur, lamento mucho la partida del Hermano José Menegotto. Dios le premie por tantos años de trabajo Misionero en estás tierras. QEPD.

Leonor Flores