El bienestar de la juventud

Por: Secelela Balisidya. Mundo Negro Digital 
Foto: Javier Sánchez Salcedo. MND

Rehema Orgeness Mghamba es consejera de bienestar en Tanzania. Comenzó su carrera en 2019 especializándose en charlas para adolescentes. Emprendió este camino al ser consciente de los desafíos a los que se enfrentaba la juventud en Tanzania y en el resto de África oriental.  

Uno de ellos es el de la droga. La ONU estima que, en 2030, el número de consumidores en África habrá aumentado un 40 %. Según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, en África oriental está creciendo el tráfico de heroína, cocaína y cannabis. Los aeropuertos de Nairobi (Kenia) y Adís Abeba (Etiopía) son puntos clave de entrada de drogas en la región. Los puertos de Dar es-Salam (Tanzania) y Mombasa (Kenia) son también vías de entrada elegidas por los narcotraficantes.

El mal uso de las redes sociales es otro factor que hace que la seguridad de los niños esté en riesgo. Las violaciones alcanzan niveles elevados y muchas jóvenes, en su mayoría de familias empobrecidas, se ven abocadas a la prostitución.

Otro reto es la mezcla de culturas y de planes de estudios, que cambian dependiendo del centro educativo que elija cada familia. Esta situación genera cierta confusión entre los jóvenes, así como una pérdida de identidad y de los valores propios de su cultura. 

La formación psicológica y en autoconocimiento llega a algunos jóvenes, pero no a muchos, debido a la escasez de recursos y, también, a la falta de profesionales en estas materias. Además, padres y tutores no ven la importancia de buscar psicólogos ni de pedir ayuda.

Mghamba ha llegado a más de 2.500 jóvenes a través de sesiones especiales en escuelas e iglesias. Los resultados han sido positivos: los jóvenes tienen la oportunidad de hablar abiertamente de los asuntos que les preocupan, de plantearle sus dudas y de modificar sus malos hábitos. «A menudo, los padres y los tutores contribuyen en gran medida a estos problemas porque no tienen tiempo suficiente para sentarse a hablar con sus hijos. Existe una tendencia de los padres a ignorar a sus hijos o a pensar que son pequeños. Al hablar con ellos, he recibido quejas de que o se los ignora o se los sobreprotege y no se les da la oportunidad de expresar lo que piensan», afirma Mghamba.

A pesar de que los retos son grandes, los padres pueden ayudar a sus hijos a alcanzar sus metas, para lo cual deben dedicar tiempo suficiente para estar con ellos y asegurarse de que tienen un proyecto común como familia. Esto les ayudará a reconocer los talentos que tienen sus hijos y a tener tiempo para inducir en ellos los valores culturales que necesitan. Estar cerca de los hijos puede ayudar a los padres a ver con claridad el entorno por el que discurren, a aconsejarles de forma adecuada.

«Es bueno que los jóvenes conozcan sus orígenes para construir su personalidad sobre buenos cimientos y así evitar una mezcla de comportamientos y culturas. Los jóvenes deben conocer el entorno en el que viven para poder distinguir las culturas y costumbres que les pertenecen. Así sentarán las bases de su existencia y cuidarán su identidad», concluyó Mghamba.

Índice global del Hambre 2023: África sigue siendo el continente con mayores niveles de hambre en el mundo

Los avances en la lucha contra la escasez de alimentos en todo el mundo se han estancado desde 2015. na vez más, es el África subsahariana quien que registra los niveles más altos de hambre a nivel mundial, con hasta 12 países al final del índice. Para cambiar las cosas, sugiere el informe, debemos invertir en los jóvenes.

Por: Michela Trevisan. NIGRIZIA

También este año África se confirma como el continente más afectado por el flagelo del hambre, que afecta especialmente a la enorme región subsahariana. Así lo certifica el Índice Global del Hambre 2023, que monitorea cada año los niveles en 136 países de todo el mundo. Al ritmo actual, 58 de ellos no lograrán reducir el hambre dentro del objetivo de 2030 establecido por las Naciones Unidas.

A escala mundial, salvo avances significativos realizados por algunos países, la lucha contra el hambre ha sufrido un estancamiento general desde 2015 y la escasez de alimentos sigue siendo grave o incluso alarmante en 43 países, casi todos ellos africanos. El sur de Asia y el África subsahariana siguen siendo las regiones del mundo con los niveles más altos de hambre desde hace dos décadas. Con un aumento, a partir de 2017, de la desnutrición: el número de personas desnutridas pasó de 572 millones a alrededor de 735 millones.

Se espera que África sea la única región destinada a registrar un aumento significativo en el número de personas desnutridas: de 282 millones en 2022 a los 298 millones esperados en 2030. En el índice de 2023, 12 naciones africanas aparecen entre aquellas con niveles más altos de desnutrición en el planeta. En primer lugar está Sudán del Sur, seguido de Burundi, Somalia, República Centroafricana, Madagascar, República Democrática del Congo, Lesotho, Níger, Chad, Guinea-Bissau, Liberia y Sierra Leona.

En particular, el informe habla de “niveles alarmantes de hambre” en Burundi, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Lesotho, Madagascar, Níger, Somalia, Sudán del Sur y Yemen. Sin embargo, también hay ejemplos virtuosos. Desde el año 2000, siete países cuyos puntajes de hambre en indicaban un nivel de hambre “extremadamente alarmante” han logrado avances. Ellos son: Angola, Chad, Etiopía, Níger, Sierra Leona, Somalia y Zambia.

El índice también califica el progreso de otros siete países como “particularmente impresionantes, dados los desafíos enfrentados en todo el mundo y el estancamiento de los niveles de hambre global en los últimos años”: Chad, Djibouti, Mozambique, República Democrática Lao, Nepal, Timor Oriental, Bangladesh y Laos.

Múltiples causas

El continente africano está agobiado por una mezcla mortal de condiciones adversas, empezando por los efectos del cambio climático, con sequías e inundaciones impredecibles, condiciones extremas que comprometen la producción de alimentos. A esto se suman las numerosas inestabilidades políticas y  conflictos prolongados , que interrumpen las actividades agrícolas y desplazan a las comunidades, empeorando aún más la crisis.

Finalmente, la ausencia de políticas sociales y  la creciente desigualdad económica , que deja a los más vulnerables sin acceso a recursos alimentarios esenciales. Además de todo esto, el estudio señala que “la población de África está a punto de  duplicarse para 2050, lo que ejercerá más presión sobre los sistemas de producción y distribución de alimentos, ya presionados por la demanda existente”.

Invertir en los jóvenes

En sus conclusiones, el informe señala que los países más afectados por el hambre son generalmente también los que tienen el mayor recurso para el cambio: los jóvenes. Jóvenes que hasta ahora no han tenido la oportunidad de participar y tener voz en las decisiones que influyen en su futuro, pero a los que se debe capacitar para “desempeñar un papel central en la transformación de los actuales sistemas alimentarios fallidos, aplicando “su energía e innovación para ayudar a que los sistemas alimentarios sean más sostenibles, más justos y más capaces de satisfacer las necesidades de todos los habitantes del mundo, especialmente los más vulnerables”. Por esta razón, los autores invitan a los gobiernos a poner los alimentos “en el centro de las políticas, programas y procesos de gobernanza de los sistemas alimentarios” y a poner a las personas en condiciones de ejercer su derecho a hacerlo.

En particular, de hecho, es esencial invertir en los jóvenes, en sus capacidades para “convertirse en líderes en la transformación de los sistemas alimentarios”. Y esto “significa también invertir en su educación y en el desarrollo de capacidades, así como en su salud y nutrición”.

Esperando contra toda esperanza: una campaña de oración para apoyar la conversión ecológica

La exhortación Laudate Deum es una invitación concreta a promover el multilateralismo como forma de gobierno capaz de establecer e implementar reglas globales y efectivas para la “salvaguardia global” del planeta. Es un espacio democrático e inclusivo donde las voces de la sociedad civil pueden ser escuchadas, donde todos los países tienen un papel que desempeñar, donde la brújula es el bien común y no una “autoridad mundial concentrada en una sola persona o élite con poder excesivo”. (LD 35). [ Foto: © FAO/Giulio Napolitano ]

El Papa Francisco expresa preocupación porque “el mundo se está desmoronando y quizás acercándose a un punto de ruptura” (LD 2), pero no estamos haciendo lo suficiente para cuidar nuestra casa común. Necesitamos planes concretos, muy ambiciosos y viables para lograr los objetivos del Acuerdo de París en la COP28.

La COP28 tiene como objetivo abordar tres desafíos decisivos que son también oportunidades para decisiones compartidas valientes, dignas de la responsabilidad confiada a los líderes y negociadores de los países que se reunirán en Dubai a partir del 30 de noviembre de 2023. Se trata de la transición energética, la justicia climática y la voz de los últimos en las negociaciones. En referencia a este compromiso, la plataforma de la iniciativa Laudato si’ toma posición a partir de las reflexiones expresadas en Laudate Deum. En particular, destaca la necesidad de:

a. Acelerar la transición energética y reducir drásticamente las emisiones que modifican el clima de aquí a 2030, según la evidencia encontrada por el IPCC (cf. Informe de Evaluación 6, 2023). Reconoce la complejidad de llegar a un acuerdo verdaderamente eficaz en este ámbito, pero no se puede perder más tiempo. Todavía es posible evitar las peores consecuencias del calentamiento global y debemos aprovechar esta oportunidad al máximo.

El Laudate Deum nos recuerda que “la necesaria transición hacia las energías limpias (…), abandonando los combustibles fósiles, no avanza con la suficiente rapidez. (…) Debemos superar la lógica de parecer sensibles al problema y al mismo tiempo no tener el coraje de hacer cambios sustanciales” (LD 55-56).

Como se refleja en las conclusiones del diálogo técnico del primer “Balance Mundial”1 , se necesita mucha más ambición al establecer objetivos nacionales de reducción de emisiones, con el fin de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 43% para 2030 y posteriormente un 60% para 2035 en comparación con los niveles de 2019 y lograr cero emisiones netas de CO2 para 2050 a nivel mundial.

Además, los países deberían acordar un marco de transición justo con un objetivo global establecido para la energía renovable: triplicar la capacidad mundial de energías renovables a 11.000 GW para 2030, logrando al menos 1.500 GW por año.

En resumen, “si hay un interés sincero en garantizar que la COP28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces sólo podemos esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean vinculantes y fácilmente monitoreables. Esto para iniciar un nuevo proceso que sea drástico, intenso y que cuente con el compromiso de todos” (LD 59).

b. Justicia climática y compromiso financiero: conscientes de que todo está conectado y de que o nos salvamos juntos o nadie se salva, nos enfrentamos al desafío de una transición ecológica que debe ser inclusiva. Dado que el cambio climático amenaza a todos los países, comunidades y personas de todo el mundo, es necesario intensificar las medidas y esfuerzos de adaptación para prevenir, minimizar y abordar las pérdidas y los daños a fin de reducir y responder a los crecientes impactos, en particular para aquellos que están menos preparados para afrontarlos y con menos capacidad de recuperarse de los desastres.

Según el principio de responsabilidad compartida pero diferenciada y el de justicia climática, los países desarrollados tienen el deber de hacer más y ayudar financieramente a los países en desarrollo. Las promesas hechas en el pasado en materia de financiación climática no se han cumplido (100 mil millones de dólares al año). La COP28 está llamada a dar un cambio de ritmo decisivo, no sólo para garantizar los compromisos del pasado que no se han mantenido plenamente, sino también para definir nuevos objetivos de compromisos financieros (GGA2 , NCQG3 , etc.) adecuados a las necesidades reales de los territorios y comunidades locales, que se estiman en más de 2,4 billones de dólares anuales hasta 2030. De crucial importancia será la definición del fondo para pérdidas y daños debido al cambio climático, cuya efectividad dependerá de la facilidad de acceso, la posibilidad de utilizar el fondo para pérdidas tanto económicas como no económicas, con carácter reparador -por tanto, en forma de donaciones y no de préstamos- y basándose en los derechos humanos y el principio de subsidiariedad; y gobernado por una autoridad equitativa que actúa por el bien común.

C. Poner la naturaleza, las personas, las condiciones de vida y los medios de subsistencia en el centro de la acción climática: Los países, las organizaciones de la sociedad civil y los pueblos indígenas han expresado inequívocamente la urgencia de proteger, promover e integrar a las personas y la naturaleza en la acción para responder a los impactos del cambio climático. Es importante que en las negociaciones se tengan en cuenta su visión, prioridades y valores. Como señala la exhortación Querida Amazonia (2020), estos últimos “no son unos interlocutores cualquiera a los que hay que convencer, ni siquiera un invitado más en una mesa de iguales. Ellos son los principales interlocutores, de quienes primero debemos aprender, a quienes debemos escuchar por deber de justicia y a quienes debemos pedir permiso para presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus miedos deben ser la voz más poderosa en cualquier mesa de diálogo” (QAm 26).

El Papa Francisco se une a la multitud de voces de la sociedad civil y de los pueblos indígenas, subrayando que “buscar sólo un remedio técnico para cada problema ambiental que surge significa aislar cosas que realmente están conectadas y ocultar los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial. (…) Asumir que todo problema futuro puede resolverse con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo fatal, destinado a provocar un efecto de avalancha” (LD 57). En línea con esta creencia, nos sentimos obligados a resaltar el peligro de las “falsas soluciones”, como la captura y almacenamiento de carbono (CAC) o el mercado de créditos de carbono, que tienen como función principal distraer la atención de la necesidad de eliminar progresivamente los combustibles fósiles.

Sin embargo, no podemos ignorar el pesimismo que existe en estos momentos sobre la capacidad real de la COP28 para lograr resultados que estén a la altura de las expectativas. Es comprensible, dadas las decepcionantes COP del pasado y los nuevos proyectos para ampliar la extracción y comercialización de combustibles fósiles. Sin embargo, como nos recuerda el Papa Francisco: “Decir que no hay que esperar nada sería contraproducente, porque significaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático. Si tenemos fe en la capacidad de los seres humanos de trascender sus pequeños intereses y pensar en grande, no podemos renunciar a que la COP28 conduzca a una aceleración decisiva de la transición energética, con compromisos efectivos que puedan ser monitoreados permanentemente. (LD 53-54)

La crisis ecológica nos llama a poder, por una vez, no desperdiciar una oportunidad histórica de transformación global, como ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y se repitió en la crisis del Covid-19 (DL 36).

Esperamos que quienes hablen en la COP28 sean estrategas capaces de pensar en el bien común y el futuro de sus hijos, más que en los intereses de algún país, gran empresa o grupo económico. Como espera el Papa Francisco, “podrán así demostrar la nobleza de la política y no su vergüenza. Me atrevo a repetir esta pregunta a los poderosos: “¿Por qué queremos mantener hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?” (DL 60).

En conclusión, somos conscientes de la enormidad de estos desafíos, pero también de la necesidad de que la COP28 haga avances decisivos para mantener el aumento de la temperatura media global dentro de 1,5°C. Por eso lanzamos un llamamiento a los negociadores y líderes políticos para que pidan a todos los países que contribuyan significativamente al éxito de la COP28. Sabemos que si permanecemos en la lógica de buscar soluciones “a través del miserable prisma de los intereses humanos” (Comboni, Scritti 2742, 1871), no habrá auténtico progreso. Pero confiamos en la presencia del Resucitado en la historia, en la obra de su Espíritu que transforma los corazones y las situaciones, incluso cuando todo parece perdido. Por eso estamos comprometidos con una campaña de oración durante toda la COP28, seguros de su fuerza y ​​eficacia. Que el Espíritu Santo acompañe a los negociadores y a los responsables políticos, los ilumine, los inspire y los sostenga en el delicado y decisivo servicio a sus países y a toda la humanidad.

Hno. Alberto Parise, MCCJ
Secretariado General de la Misión


  1. Se trata de la evaluación de la implementación del Acuerdo de París de 2015, que constituye el plan global para combatir el cambio climático. ↩︎
  2. El objetivo de adaptación global: se trata de la suma anual que se pondrá a disposición a nivel mundial para financiar intervenciones de adaptación al cambio climático. ↩︎
  3. El nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación climática: estos son los fondos que se movilizarán para la crisis climática (por lo tanto, no sólo para la adaptación, sino también para intervenciones destinadas a mitigar las emisiones que alteran el clima y para compensar las pérdidas y daños debidos a cambio climático). ↩︎

Visita de la Dirección General a México

El P. David Costa Domingues, asistente y vicario general del Instituto, y el Hno. Alberto Lamana Cónsola, asistente general, visitaron nuestra provincia del 6 al 27 de octubre pasado y asistieron en nombre del Consejo General de los Combonianos a los actos de clausura del jubileo por los 75 años de nuestra presencia en México.

Durante las casi tres semanas que duró la visita, tuvieron tiempo, de manera maratoniana, para recorrer la geografía mexicana y visitar las comunidades en las que estamos presentes, desde La Paz hasta la montañas de Guerrero o Comalapa, para encontrarse personalmente  con cada uno de los miembros de la Provincia y conocer los diferentes lugares de apostolado en los que los combonianos de México realizamos nuestra labor misionera, nuestras casas de formación y el Oasis San Daniel Comboni, en el que son atendidos nuestros hermanos ancianos y enfermos.

La visita coincidió con las celebraciones de clausura de nuestro jubileo por los 75 años de presencia en México; primero con una Misa solemne de acción de gracias en la Basílica de Guadalupe y después con una jornada festiva en la sede del noviciado continental en La Noria, en la que estuvo presente Mons. Andrés Vargas, obispo de Xochimilco.

Una vez terminada la visita y ya de regreso a Roma, escribieron una carta a la Provincia en la que agradecen la acogida recibida y nos animan a seguir siendo “faros de esperanza para las personas a las que servimos, caminando con ellas y haciendo suyos sus dolores, sus penas y también sus alegrías, como nos enseñó Comboni. Que la conclusión de esta celebración del 75º jubileo -concluye la carta- sea para todos ustedes un nuevo comienzo de renovado entusiasmo y compromiso para servir, dar testimonio y florecer ahí donde Dios los conduzca como Misioneros Combonianos que encuentran en el Corazón de Jesús la fuente inagotable de su fuerza y dinamismo misioneros”.

Mensaje del Papa a los participantes en el Congreso Eucarístico nacional de México

Venerables hermanos en el Episcopado,

queridos hermanos y hermanas:

En estos días se reúnen muchos fieles procedentes de todas las diócesis de México para celebrar el VIII Congreso Eucarístico Nacional, bajo el lema “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con san Juan Diego como guía”. Y precisamente han elegido como sede esa ciudad de Cuautitlán, donde nació y vivió «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac», como san Juan Pablo II llamó a san Juan Diego, con ocasión de su segunda visita a México en 1990.

Me ha parecido muy interesante la idea de presentar a san Juan Diego como ejemplo de espiritualidad eucarística. Lo primero que percibo en el evento guadalupano es que su protagonista, Juan Diego, es un hombre en camino, en búsqueda de Dios, de hecho, cuando la Virgen María se le apareció, iba a escuchar las catequesis. Del mismo modo, se cuenta que gustaba de recibir el sacramento y no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo. Este podría ser nuestro primer rasgo de identificación, sentirnos peregrinos y en búsqueda, necesitados de saciarnos de ese Dios que encontramos en el ministerio de la Iglesia, en la Palabra y en los sacramentos.

El segundo rasgo lo descubro en la Santísima Virgen, que se presenta a nuestro santo encinta, como un sagrario donde Jesús ya está realmente presente. María viste a la usanza del país y habla la lengua de los indígenas, manifestando en ese gesto la grandeza de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre para encontrarnos y comunicarse con nosotros. Además, la Virgen pide a Juan Diego construir un templo, para damos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristla, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia ea nuestras vidas. Juan Diego permanecerá en ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida.

El tercer rasgo lo encuentro en los otros dos protagonistas de nuestro relato, Juan Bernardino y el obispo Zumárraga. Ambos son los destinatarios de la gracia de Dios que los sana no sólo de una enfermedad natural o de un recelo comprensible, sino en lo más profundo de sus corazones. Me ha llamado siempre la atención que Juan Diego se quedara con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de “dejar a Dios por Dios”, en el pobre y en el enfermo. La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo, nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Otra lección del itinerario de Juan Diego es la necesidad de ser paciente y perseverante, como le pide la Virgen, sin desalentarse por la aridez y frialdad con la que el obispo recibe su anuncio. Y estas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y de su caridad, flores tan o más perfumadas que las que cayeron de su tilma.

Queridos hermanos, revivamos en nosotros esta experiencia desde la Eucaristía, que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación. Que Santa María de Guadalupe, nuestra dulce Madre, y san Juan Diego acompañen el camino y los buenos frutos de este Congreso Eucarístico.

Fraternalmente,

Francisco

Fallece el P. Arturo García, un gran sacerdote, comboniano de corazón

Con gran tristeza nos llega la noticia del fallecimiento del P. Arturo García Fernández, primer sacerdote diocesano de la diócesis de La Paz. Un buen hombre y gran sacerdote que siempre se sintió comboniano en su corazón. Como homenaje y recuerdo, reproducimos el testimonio que escribió en nuestra revista “Esquila Misional” con motivo de la celebración de los 75 años de la llegada de los Misioneros Combonianos a México y de los 60 de la fundación del seminario de La Paz. La familia comboniana llora su pérdida y se une a la diócesis de La Paz en este momento de dolor. Amigo y hermano Arturo, descansa en paz.

«Un recuerdo con inmensa gratitud»

Por: P. Arturo García, primer sacerdote diocesano de La Paz

Nací el 19 de junio de 1951 en Tlazazalca, Michoacán, de donde son originarios mis padres. Por trabajo, mi padre se trasladó a Baja California Sur en 1955. Estuve internado en el poblado Benito Juárez para cursar el cuarto año de primaria. En ese entonces asistí en dos ocasiones a la misa celebrada en un tejabán por el padre Marcelo Panozzo, mccj. En agosto de 1963 el padre Marcelo nos habló sobre el seminario a un grupo de adolescentes. Yo manifesté inquietud por la vocación sacerdotal y muy amablemente me invitó a la bendición del Seminario Menor del Sagrado Corazón de Jesús el 15 de agosto. En septiembre de ese año ingresé al seminario. Me acompañó desde Ciudad Consitución el padre Constante Ferranti. Éramos un grupo de 17 chamacos procedentes de distintas parroquias de la prefectura apostólica.

Es admirable la actitud y el ejemplo del padre Carlos Pizzioli –Carlitos, como le llamábamos todos– quien a sus 66 años de edad asumió el compromiso formativo por casi diez años, acompañándonos en las distintas actividades, además de enseñarnos canto religioso y griego. Con frecuencia platicaba con nosotros a nivel personal y grupal con entera confianza. En una ocasión le dije que me gustaría ser misionero comboniano y él me contestó inmediatamente: «Oh no, el Señor te quiere para que seas sacerdote en BCS; además, te digo, que si quieres ser un buen sacerdote en esta tierra, tienes que tener corazón misionero». Desde entonces me quedé tranquilo en ese aspecto vocacional. En esa etapa nos impartían clases maestros laicos como Salvador Landa y Vicente González; pero también los padres Iafet, Humberto, Juan Fortuna y Guillermo Bousíguez. ¡A todos recuerdo con inmensa gratitud!

Recuerdo esa etapa de mi formación con mucho gusto, pues sentí que formaba parte de una nueva familia donde los misioneros se preocupaban por apoyarnos y acompañarnos lo mejor posible en un ambiente de sencillez y sobriedad, de sana disciplina y espiritualidad adecuada a nuestra edad. El padre Humberto nos proyectaba filminas de África, vidas de misioneros y santos y otras películas ejemplares, y organizaba concursos para crecer en las virtudes y buenos propósitos con motivo de las fiestas de la Virgen María. Procurábamos celebrar las solemnidades litúrgicas, como el día de san Pedro y san Pablo, recordando y orando por el Papa.

Monseñor Giordani me envió al Seminario Mayor de Mazatlán para iniciar la Filosofía. Luego fui a Durango para la Teología, etapas que me fortalecieron en mi opción vocacional. Doce años después de la apertura de nuestro seminario, fui ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1975 en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz.

En esos planes inescrutables de Dios, siendo administrador diocesano, junto con el padre Dario Girardi, mccj, estuvimos cercanos a monseñor Juan Giordani en sus últimos momentos de vida en este mundo y en su partida a la Gloria de Dios. Era el 8 de enero de 2001. Está sepultado en la capilla del Santísimo Sacramento en la Catedral de la Paz.

¡El Señor Jesús siga bendiciendo al Instituto de los Misioneros Combonianos del Sagrado Corazón de Jesús con muchas vocaciones misioneras!

¡El Señor Jesús siga bendiciendo nuestra diócesis de La Paz con muchas vocaciones sacerdotales y misioneras!

Esquila Misional, mayo 2023. p. 28


Exequias en Honor al Prebítero Arturo García
Santuario de Guadalupe, La Paz, BCS
11 noviembre de 2023