Fecha de nacimiento: 15/07/1921
Lugar de nacimiento: Castelgomberto VI / I
Votos temporales: 07/10/1940
Votos perpetuos: 07/10/1945
Fecha de ordenación: 07/07/1946

Llegada a México: 1951
Fecha de fallecimiento: 18/10/2006
Lugar de fallecimiento: Arco / I

Nacido en Castelgomberto, Vicenza, el P. Glovanni Fortuna, provenía de una familia numerosa de campesinos (pequeños propietarios), profundamente cristianos. Cuatro de los seis hijos se consagraron al Señor.

La vocación de Giovanni nació, además de la gracia de Dios, de la admiración que sentía por el Hno. Vincenzo Ghiotto, Misionero Comboniano, hermano de la madre. A los 11 años, Giovanni entró en la escuela apostólica de Padua, después pasó a Brescia, de allí entró en el noviciado en Venegono Superior (1938), donde era maestro el P. Antonio Todesco.

Emitió los primeros votos en 1940 y fue a Verona para la teología. Entre 1942 y 1943 marchó a Padua como asistente de los muchachos de aquella escuela apostólica y de 1944 a 1945 a Rebbio como prófugo, junto a los otros escolástícos, a causa de los continuos bombardeos sobre la ciudad. Fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1946 en Verona donde había terminado el cuarto año de teología.

De 1946 a 1951 estuvo en Parma como profesor de matemáticas de los seminaristas de nuestra escuela apostólica y, al mismo tiempo, estudiante en la facultad de matemáticas. Por desgracia, a causa de los numerosos compromisos que se le confiaban, en un cierto momento abandonó la universidad.

En 1951 partió para la Baja California con el cuarto grupo de Combonianos que iban a aquella tierra. En el lndependence viajaban con él los PP. Mario Menghini y Valeriano Grifoni, los Hnos. Olindo Norbiato y Carmelo Praga. Mientras los otros se detenían en Tijuana, el P. Giovanni y el Hno. Praga siguieron hasta La Paz y después a San José del Cabo. Tuvo el encargo de profesor en nuestros seminarios. Enseñó de todo: matemáticas, física, latín, griego, filosofía, pero su preferencia iba al ministerio: le gustaba estar con la gente, aunque no era un gran hablador, al contrario … A pesar de su carácter flemático, era un apasionado del deporte. No perdía un partido en el campo, admirado por todos los hinchas porque era un verdadero ordenador ambulante. Recordaba nombres y fechas de cada partido, no sólo de los jugados en la Paz, sino en todo México. Esta característica le atrajo muchas simpatías, en particular la de los jóvenes y niños.

Tuvo cargos importantes, como consejero, ecónomo provincial y regente de la Baja California, desde mayo de 1967, y de toda la provincia, desde abril de 1969, cuando el provincial, P. Bernardo Becchio, participó en el Capítulo General. Su delicadeza, el respeto y la lealtad hacia los hermanos eran proverbiales. No extrañaba, por tanto, si a pesar de sus 32 años, fue nombrado representante de los hermanos al Capítulo General de 1953.

Como ecónomo provincial, extremadamente preciso, se preocupó mucho de salvaguardar los bienes del Instituto. Rescató el “Cerrito” (la actual residencia provincial), gran regalo de una gentil bienhechora que, sin embargo, para completar la obra se llenó de deudas. De carácter humilde y bueno, ninguno lo ha visto nunca enfadado. A pesar de las numerosas actividades, ponía siempre en primer lugar las prácticas de piedad y los deberes espirituales.

En 1979 volvió definitivamente a Italia. Trabajó como administrador en la oficina de Nigrizia en Verona, hasta 1996, cuando pasó a Thiene. Allí permaneció, encargado del ministerio, hasta el 2003, cuando fue enviado al Centro Enfermos y Ancianos de Verona y después a Arco.

Desde hace un par de años, su memoria se había deteriorado, pero en muchos momentos la inteligencia era todavía vivaz, por lo que sufría por su situación. Sin embargo, la aceptaba repitiendo siempre: “Sea lo que Dios quiere”. El P. Giovanni Battista Bressani, que vivió con él los últimos años, escribe: llenó su vida de obras buenas para el bien de los demás. Visitaba con frecuencia a los hermanos enfermos y se entretenía con ellos, con pensamientos de fe y de sabiduría. Hace pocos días, en el hospital de Arco, le pregunté si le gustaba recibir la unción de los enfermos. Como no podía hablar, aceptó con una señal de la cabeza y una sonrisa. Cuanto pudo, siguió todas las oraciones del rito. Terminó su vida manifestando una espiritual alegría, señal de que se presentaba contento al encuentro con el Señor.

El 18 de octubre ha vuelto al Padre. Después de los funerales en la capilla de Arco, el cadáver fue trasladado a su pueblo natal, donde reposa en la tumba de familia.

P. Lorenzo Gaiga

Del Boletín nº 234 abril 2007. pp. 33-39