Archives enero 2024

¿Y si la edad es relativa?

Texto y foto: Hna. Odette Riad Ibrahim Abdelsayd, smc
Desde Asuán (Egipto)

Desde hace seis años me encuentro en la misión de Asuán, ciudad conocida por la famosísima presa que lleva su nombre y que controla las aguas del río Nilo. Llegué aquí después de una larga, desafiante y hermosa experiencia en Sudán del Sur, país que amo y guardo en mi corazón y al que ya no sé si volveré un día. Todo dependerá de mi salud y de la decisión de las superioras de mi congregación, las Hermanas Misioneras Combonianas.

Tanto en Sudán del Sur como ahora en Egipto siempre he trabajado en la guardería con niñas y niños encomendados a nuestro cuidado. Estar con ellos es algo hermoso porque son como pequeños ángeles inocentes, pero debo confesar que ahora, a mis 77 años, con mucha menos energía que cuando era joven y muchos más achaques, el trabajo me cansa bastante. Los misioneros no nos jubilamos, seguimos aportando lo que somos y podemos aunque aparentemente no se vea gran cosa. En la guardería, el ritmo de trabajo es exigente para mí, aunque no me quejo y lo hago todo con gusto.

En un día normal, las clases comienzan a las ocho y media de la mañana y concluyen a la una, aunque son muchos los niños que ya están aquí a las siete porque sus padres tienen que ir a trabajar temprano y pasan primero a dejarnos a sus hijos.

Esta misión de Asuán me está enseñando a entender y a vivir cotidianamente la acogida, la esperanza y la fe, porque veo a muchos niños y niñas cristianos y musulmanes que viven juntos sin hacer ningún tipo de distinción. Los adultos tendríamos que aprender mucho de ellos. A estas edades, ellos viven la amistad y la acogida de verdad, de un modo transparente, porque en sus corazones no existe la mentira y no identifican ningún tipo de diferencia social, religiosa o política. Son todos iguales, son todos amigos.

Una de mis mayores alegrías está siendo ver que las maestras que trabajan con nosotras han asumido la vivencia sincera de los valores del Evangelio basados en el amor a los más pequeños de los que habla Jesús. Me conmueve ver que son mujeres unidas por el cuidado de nuestros niños y se interesan por ellos como verdaderas madres. 

Frente a eso, me entristece descubrir que hay niños que proceden de familias rotas y pobres donde muchas veces no reciben afecto y atención. No es bueno que al llegar a sus casas no encuentren una continuación de los valores que se enseñan y promueven en nuestra guardería. Hay mucha violencia en nuestro entorno, por eso en nuestro centro nos aseguramos de que todos los niños se sientan amados y acogidos.

Hace algunos días, un padre de familia cristiano vino a la parroquia con su hija para una actividad. Ella no quería quedarse en la iglesia e insistió para que su padre la llevara a la guardería. Este señor me comentó después que estaba conmovido al ver el amor de su hija por nuestra guardería, y para mí es una alegría constatar que los padres y madres estén contentos de cómo los niños son amados y educados en nuestra institución.

Me siento profundamente agradecida con Dios, sobre todo cuando veo que nuestros niños, amados y contentos, crecen en espontaneidad, acogida, respeto y libertad. Igual que las maestras, creo que nuestra guardería, que lleva el nombre de Santa Teresa, está poniendo las bases para el futuro y que los niños y niñas de Asuán encomendados a nuestro cuidado crecen en valores humanos fundamentales que generan convivencia y fraternidad. Pensar en esto hace que se me olvide la edad que tengo y trabaje como una joven.

Pregón de Navidad

¡Todos los días, en África, son Navidad…!
¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad!

Pregón realizado por Monseñor Jesús Ruiz, mccj
Obispo de M’baïki, República Centroafricana

Me han pedido hacer el pregón de Navidad…; yo no sé pregonar. ¿Qué es eso de pregonar, me he preguntado…, sino dar voz a tu vida interior…? Así, permitidme, dar rienda suelta a mi corazón… os voy a pregonar.

Mi pregón quiere ser hoy un recuerdo de infancia en la lonja parroquial de Alfonso VI allá por Navidad. Eran los años `70. Con nuestro párroco don Miguel, subíamos al monte de san Juan para buscar el musgo y adornar el belén repleto de casas de corcho, ríos de plata y figuras que caminan hacia el portal… Mi recuerdo se va a la misa del gallo en familia seguida de una copita y turrón…; mi recuerdo se goza viendo a los catequistas disfrazados en Reyes Magos durante la Misa de niños repartiendo regalos…; regalos siempre, nunca carbón.

Fui creciendo… y descubrí que el verdadero belén está fuera… Ya seminarista, en el nuevo templo parroquial, cada Navidad, con Ester, Mamen y otros jóvenes, visitando las casas del barrio para el concurso de belenes… En cada casa siempre nos esperaba una copita de licor dulce y un trozo de turrón…; cada año ensayábamos en el coro villancicos no comerciales que hacían furor: “uri, uri, ura…” y “en el portalín de piedra estaba María y José, estaba María llorando, estaba nervioso José…” Navidad visitando a los pobres de la parroquia con regalos y comida para así su soledad acompañar…;

Hace 36 años me fui a África…, pero yo…, yo no sé pregonar…

Allí, en África, descubrí que la Navidad no son luces de colores, ni árboles de Navidad…; allá, sin villancicos ni reclamos publicitarios por Navidad… sin mazapanes ni turrones… pero hay Navidad; en África no nieva…, no; hace calor, mucho calor por Navidad. En mi África no es costumbre la cena de Noche buena y menos aún el reveillón…, tampoco hay lotería del Niño ni se canta el gordo de Navidad… ¡Cómo recuerdo aquella mi primera Navidad en África en una lejana capilla donde después de celebrar el misterio de un Niño Dios nacido a las afueras, cené solo, con gran emoción, una lata de sardinas que llevaba en mi zurrón…! No…, en África no se estila nuestra forma de hacer Navidad…// Lo único que añoro en África son los Reyes Magos que nunca van…, y me temo nunca llegarán… ¡Qué pena que mis niños de África no sueñen con Reyes Magos… por Navidad…! Al rey Baltasar le pregunto cada año, tú que eres negro, ¿por qué olvidáis mis niños negros…, sin pasar? Y rezo con fuerza, ¡venid Reyes Magos, venid… que miles de niños negros y buenos, con grandes ojazos blancos, esperándoos están…!

Y cada año constato que la Navidad no es un veinticinco de diciembre… ¡Todos los días, en África, son Navidad…! ¡Todo en África nos habla de una eterna Navidad! La gente, cual belén viviente, por caminos de tierra roja y polvo avanza día a día no obstante su pesar… Unos sufren…, otros gozan…, hay quien llora… hay quien grita… y aquel que no puede más…; los hay que danzan… los hay en duelo… y otros ríen sin parar… Todos sin saberlo buscando van… Como figuras vivientes de barro caminan sin parar… Allí la mujer con su mandioca en la cabeza, erguida al andar…, un joven desde su quiosco contempla los niños danzar…, allá, hombres de piel curtida por el sol caminan hacia su huerto trabajar…, ancianos desdentados sentados frente a su hogar, viendo pasar las motos que como taxis van…, en cada concesión niños jugando a saltar…, una niña llevando a su hermanito pequeño detrás… Todos, cual figuras de barro vivientes, aún sin saberlo…, todos caminan hacia el portal… Cada uno su camino, cada cual su cantar…, pero todos en la misma dirección sin saberlo van a adorar. Y todos te regalan una sincera sonrisa si les saludas al pasar… Cada cual con cada cual, cada quien con cada quien haciendo camino al andar… Todos van buscando…, figuras de arco iris sin igual, en ese gran Belén que es la humanidad… Y al caer la tarde, cansados… a los pies del recién nacido, van sus cuerpos reposar, que esa es su forma de adorar. No tienen oro, ni plata, ni regalos para dar…, pero su cansancio se convierte en ofrenda difícil de igualar. Tienen hambre de comida y sed de verdad… hambre de justicia y de paz…, hambre de amor y también de dignidad. No…, en mi África la gente no pone belenes de barro y cartón, ni buey ni burra en el portal… Que son ellos, mi gente…, ese gran Belén viviente, no decorado, que cada día me encuentro al pasar… Yo, figurita de ese Belén, con ellos me uno adorar.

Van buscando al que ha nacido, tienen hambre de pan y verdad… / A tientas caminan, muchas veces en la oscuridad… / A tientas yo con ellos camino improvisando a veces un cantar… / La alegría en su corazón es la estrella que les guía… y nos dicta dónde andar / Alegría pues al Rey de los cielos van a adorar… / Cual pastorcillos…, con gallinas, mandioca, cacahuetes, bananas… y leña van… / Avanzan siempre pues al Niño quieren a adorar… Como los Reyes Magos sus presentes aportarán; no oro, ni incienso, ni mirra… No… Sus presentes son sus simples y duras vidas, todas ellas al Rey celestial ofrecerán. Y cada vida es preciosa ofrenda que al Niño Dios agradará… Y viéndolos María y José adorar… de sus labios una complaciente sonrisa escapará.

¡Ay, cuando estoy fuera de África, cómo añoro esta mi otra Navidad…!, sin luces, ni decorados, ni reclamos publicitarios de efímera felicidad… Ahora comprendo que Navidad es la vida de mi gente que busca la Luz en medio de tanta oscuridad… Hoy, perdido en la ciudad que me vio crecer, yo también busco y busco a ese Niño pequeño para adorar, mientras luces, escaparates y altavoces me insinúan… ¡Aquí no hay Niño que adorar!

Cuando era niño, en cada Navidad, siempre había algún gamberro que robaba al Niño del parque de Antonio Machado por Navidad… Hoy que soy grande, me gustaría gritar: ¡Que nos han robado al Niño una vez más…! Lo han cambiado por un frondoso abeto de colores y luces artificiales…, lo han suplantado por Papá Noel… Nos quieren vender toda clase de productos para colmar nuestra felicidad… Pero la ternura del Niño ¿quién nos la dará…?, el amor de ese Niño Dios ¿quién lo podrá suplantar…?; su luz maravillosa, no artificial, ¿quién podrá iluminar…?

Amigos, alerta, que nos están robando al Niño con ese consumo desenfrenado donde los pobres -como antaño el de niño de Belén- se quedan siempre a las afueras de la ciudad… “Amigos, despertad…, que nos están robando al Niño… por Navidad…

Amigos, es urgente reaccionar pues están matando al Niño…, por Navidad; los están matando a miles en la franja de Gaza…; los dejan morir de hambre a decenas de miles en África…; permiten que se ahoguen con sus padres en alta mar… No lo saben que Dios se hace Niño en el emigrante, en el refugiado, en el pobre y en el que no puede más… Como antaño en Belén, hoy dicen: “no hay sitio para vosotros… iros a otro sitio pues con nosotros no podéis habitar…” Amigos, hermanos… ¡qué tragedia! como Herodes en otro tiempo, hoy en 2023, están…; estamos… matando al Niño… por Navidad.

Es como si este mundo loco de luces de colores efímeras y girando borracho repleto de sí mismo dijera: ¡No, no vengas Niño a la tierra pues no tienes nada que dar…! Estamos tan llenos de nosotros mismos…, tan satisfechos… ¿qué nos puede un Niño dar? No, no vengas por Navidad.

Amigos, hermanos… despertémonos, unámonos, al Niño hay que salvar… ¡reinventemos la Navidad!

Saint d’Exuperi, el autor de “El principito”, decía que “todas las personas mayores fuimos al principio niños, aunque pocos lo recordamos”. Hermanos, amigos, recuperemos al Niño que llevamos dentro… ahora que es Navidad.

Sí, Navidad es ternura de Dios hacia la humanidad.
Navidad es abrazo al abuelo… Navidad es caricia al niño…
Navidad es sonrisa abierta…
Navidad es mirar con amor a los ojos del extranjero y del pobre…, sin juzgar…
Navidad es visitar al enfermo y al que está solo…
Navidad es pedir perdón…; y al hermano abrazar…
Navidad es contemplar al recién nacido y elevar los ojos al cielo…
Navidad es acompañar un trozo del camino de aquel que no puede más…
Navidad es salir del confort de tu casa para acompañar a la familia que lo está pasando mal…
Navidad es denunciar este mundo injusto y comprometerse por otro más igual…
Navidad es entrar en el templo de tu corazón… y allí a Dios adorar…
Navidad es regalo… TODO UN DIOS QUE SE DA.

Permitidme que os cuente un cuento de Navidad para acabar.

“Se estaba acercando la Navidad en nuestro pueblo…

Una de las grandes jugueterías se había surtido generosamente a fin de satisfacer todos los requerimientos de sus clientes… En las estanterías podían verse de todo. Armamentos de plástico y hojalata con banderas extrañas a nuestro pueblo para defenderse del enemigo, decían…; había también monstruos de pésimo gusto televisivo. Por supuesto, había también muchas otras cosas bonitas y dignas de ser obsequiadas en la alegría navideña.

Entre estas se encontraba un precioso osito de peluche, de gran tamaño. Realmente era bonito. Parecía transmitir cariño, y sus ojitos pequeños y brillantes le daban una extraña vida que cautivaba a quienes quisieran mirarlo con interés. Era un juguete valioso, y por tanto nada barato. Y Peluche lo sabía. Sin delirios de grandeza, él se sentía entre lo mejor que se podía conseguir en aquel lugar.

Justamente ése era su drama. Porque los que tenían suficiente dinero como para comprarlo, no tenían niños a quienes obsequiarlos. Y los que tenían muchos niños carecían de dinero.

El ser valioso era la causa de sus problemas. Porque a medida que se acercaba la Nochebuena, Peluche veía cómo las estanterías se iban vaciando de juguetes, mientras que él continuaba siendo admirado, pero sin que nadie se decidiera a adquirirlo para alegría de un niño.

La ansiedad que había ido creciendo con las horas se le transformó en angustia, cuando vio que el dueño de la juguetería bajaba lentamente las pesadas cortinas metálicas de aquella juguetería. Luego se apagaron las luces y dentro reinó el silencio. De afuera, en cambio, llegaba todo el bullicioso festejo navideño.

En la oscuridad, a Peluche le entraron ganas de llorar. Se dio cuenta que pasaría la primera Navidad de su vida de la manera más triste que se podía imaginar. Solo y sin nadie con quien compartir todo eso valioso que sentía poseer. Lo que más le dolía era saber que se había quedado solo justamente por ser valioso. Si hubiera sido barato ya estaría en manos de alguien, compartiendo la fiesta, aunque más no fuera que por unas horas.

De repente se sobresaltó. Creyendo soñar, vio que la sala se iluminaba con una luz suave y bella. Y sus ojitos brillaron de estupor cuando vio al mismísimo Jesús, que había entrado en la juguetería con una gran bolsa en la mano. Había venido a buscar juguetes a fin de distribuirlos él también. Porque tienen que saber que aquí, a los chicos ricos son sus padres quienes les traen regalos. Mientras que a los pobres, se los manda Dios.

Peluche tuvo la certeza de que esta vez alguien se lo llevaría con él para ser la alegría de un chico. Este Señor tenía muchos niños, y además era suficientemente rico como para pagar su precio y adquirirlo. Esperó, por tanto, con ansiedad, que se le acercara.

Cuando estuvo delante, el Señor lo miró -como nunca nadie antes lo había mirado- y le dirigió la palabra con toda naturalidad:

– Peluche, ¿quieres acompañarme esta Nochebuena para repartir regalos a los chicos pobres del barrio?

Y como la palabra del Señor es poderosa y da vida a todo aquel a quien se dirige, Peluche sintió que un extraño temblor se apoderaba de todo su cuerpo. Saltó de la estantería y dando cuatro vueltas de carnero en el piso se puso a bailar lleno de alegría. De no haber sido de peluche hubiera hecho un ruido infernal. Pero nadie sintió nada. Sobre todo, porque todos estaban ocupadísimos, celebrando la Navidad. Tan entretenidos estaban en ello que ni siquiera vieron a Jesús con la bolsa al hombro y con Peluche de la mano, caminando por sus calles rumbo a la salida. Hubo quienes al verlo desde atrás pensaron que se trataba de un vagabundo, acompañado de su perrito. Es tan fácil confundir al Señor con un pobre cualquiera… ¡y más en Navidad!

Cuando ganaron las afueras del pueblo, Peluche quedó extasiado. Vio por primera vez la noche de los campos. El cielo estaba que hervía de estrellas. A lo lejos los perros y los gallos indicaban donde vivían los pobres.

– ¡Qué hermosa es la noche!, exclamó Peluche.

– Sobre todo, si vas de mi mano, le dijo Jesús.

Y así fueron visitando las casas de las afueras. Cuando se acercaban a una casa pobre, les salían al encuentro los perros. Los perros de los pobres no ladran. Van derecho al bulto. Pero cuando descubrían que era Jesús quien venía, inmediatamente se abuenaban.

Y mientras el Señor los acariciaba para entretenerlos, Peluche sacaba de la bolsa un regalo, y entrando sigilosamente por la ventana abierta lo dejaba al lado de los niños dormidos.

Y todavía se quedaba un ratito para mirarlos sonreír en sueños. Como sucede en Navidad.

Y así se fue gastando la noche. Cuando ya quería ir saliendo el lucero, Jesús le dijo a Peluche:

– Mira, ahora vamos todavía a visitar la casa de Doña Matilde. El mejor de los regalos tiene que ser para su nietita, que está enferma.

Y nuevamente, mientras el Señor se entretenía con los perros de Doña Matilde, Peluche buscó en la bolsa el regalo mejor. Pero descubrió con sorpresa que ya no había más regalos. Estaba completamente vacía. Y perplejo se lo dijo a Jesús. Pero éste, guiñándole un ojo, como quien ya sabía el asunto, le dijo:

– Haz como yo¡Regálate tú mismo!

Nota: Nunca se supo en la barriada cómo hizo Doña Matilde para conseguir a su nietita un regalo tan hermoso. Y hasta hubo gente malintencionada que sospecho de ella… Son tan ladrones los pobres… Si te acercas, te roban el corazón.

Hermano…, hermana… Navidad eres tú… sé peluche… regálate.

Navidad soy yo…

No, yo no soy pregonero, no sé pregonar…, solo figura de barro y cartón que buscando al Niño camino hacia el portal…

Yo he encontrado al Niño; más bien, me he dejado encontrar… Este es mi pregón para dar: ¡Vamos juntos a adorar!

¡FELIZ NAVIDAD!

Fallece el P. Henry Oswaldo Dunn Álvarez

El Pasado 5 de enero falleció en San José, Costa Rica, el P. Henry Oswaldo Dunn Álvarez, a la edad de 46 años. Nacido el 20 de diciembre de 1977 en Limón (Costa Rica), hizo su noviciado en México, entre 2001 y 2003, haciendo sus primeros votos el 10 de mayo de ese año. Tras realizar los estudios de Teología en Kinshasa (República Democrática de Congo), fue ordenado sacerdote el 22 de septiembre de 2007 y ese mismo año fue destinado a Brasil, donde trabajó nueve años. Desde 2017 estaba en su tierra natal, trabajando en la pastoral y la animación misionera. Descanse en paz.

Chad: «Ojalá que esta vez sea la buena»

Por: Hermano Enrico Gonzales, mccj
Desde Abeché (Chad)

La aprobación de una nueva Constitución y el nombramiento de un nuevo Primer Ministro, en la persona de un líder de la oposición, podrían ser “las dos novedades” que ha deparado al Chad el comienzo de 2024. Las tensiones en torno al retorno a un régimen civil democrático son elevadas. El país se enfrenta a una pobreza generalizada, a una economía muy debilitada por los bajos precios internacionales del petróleo y a insurgencias lideradas por rebeldes y terroristas en la cuenca del lago Chad.

Podríamos decir que la expectativa de cosas nuevas, compartida por la inmensa mayoría de la población chadiana, se materializó el 1 de enero con dos acontecimientos muy importantes y significativos en la vida política y social del país.

En primer lugar, la promulgación de la nueva Constitución, tras la celebración de un referéndum el 17 de diciembre, verificado por el Tribunal Supremo chadiano el 28 de diciembre. El resultado del ejercicio, aunque la oposición lo daba por descontado, demostró la resistencia del régimen de transición. Al acudir masivamente a las urnas (votó el 63% de las personas con derecho a voto), los chadianos dieron un paso importante hacia el retorno al poder civil. El “sí” ganó con una mayoría del 86%. La nueva Constitución prevé un Chad unitario pero muy descentralizado, con una mayor cooperación entre el Estado central y las autoridades locales.

También el primer día del año, el general Mahamat Idris Déby, presidente de la junta militar de transición e hijo del general Idriss Déby, que había llegado al poder en 1990 en un golpe de Estado contra el presidente Hissene Habré, pero fue asesinado en abril de 2021 durante una incursión rebelde, desencadenando una turbulenta sucesión en favor de su hijo, nombró primer ministro a Succès Masra, jefe del partido de la oposición “Los Transformadores”.

Ya una espina clavada en el costado de Déby padre, Succès Masra fue también un fuerte opositor de Déby hijo en los dos últimos años, hasta que en octubre de 2022 se vio obligado a huir a Camerún tras los feroces enfrentamientos entre el ejército y los manifestantes (murieron unos 50 opositores; pero algunos hablan de al menos 70). Durante el exilio de Masra, sus partidarios, si no fueron encarcelados, se vieron obligados a una semiclandestinidad que alimentó una represión feroz e implacable. Y todo esto ocurrió a pesar del cacareado proceso político del “diálogo nacional inclusivo”, fuertemente defendido por países como Qatar, con el fin de acercar al gobierno la plétora de movimientos de oposición, tanto civiles como militares. Sin embargo, el “diálogo inclusivo”, en opinión de los observadores más agudos de la realidad política chadiana, fue un paseíllo de personajes en busca de la aprobación del gobierno. No en vano, la delegación de la Iglesia católica denunció la instrumentalización política de este diálogo y abandonó los trabajos. Mientras tanto, también desde el extranjero, Succès Masra seguía denunciando las irregularidades y la instrumentalización del diálogo, que, según él, “no tiene nada de integrador”, juzgándolo como una hábil maniobra del régimen de transición para asegurarse el apoyo a su propia política. En realidad, el gobierno de transición siguió impertérrito su camino, mientras el país atravesaba (y sigue atravesando) una gravísima crisis, tanto económica como social.

Este estado de cosas duró hasta noviembre de 2023, cuando Succès Masra regresó del exilio, despertando grandes expectativas en la población, totalmente desencantada ante la inercia de un gobierno incapaz de hacer frente a las crisis que atenazaban al Chad.

Autor de grandes mítines, siempre rodeado de multitudes entusiastas, Succès Masra se ha mostrado extremadamente prudente, expresándose sólo en vísperas del referéndum por el “sí”, es decir, por la posición del gobierno.

Los resultados de este enfoque de Succès Masra, si por un lado pueden juzgarse positivamente -no hubo incidentes y la asistencia a sus mítines fue muy libre-, desde un punto de vista político no hicieron sino reforzar el liderazgo de la junta de transición. Su nombramiento como primer ministro, con la tarea de formar gobierno, puede considerarse una astuta jugada política de Mahamat Idris Déby. Es cierto que el presidente ha confiado un papel importante al antiguo opositor en el proceso político que culminará en las próximas elecciones presidenciales, pero Déby es muy consciente de que los retos a los que deberá enfrentarse el nuevo primer ministro son enormes, muy difíciles y tormentosos, y muy superiores a las capacidades de un nuevo equipo gubernamental que no cuenta con caras nuevas, ya que está formado por una escasa patrulla de exponentes del partido de los “Transformadores”.

El momento es complicado. Los profesores del sector público llevan meses en huelga por un severo recorte de sus salarios, y las escuelas y universidades están cerradas.Además, la crisis socioeconómica que aflige al país viene de lejos, agravada en los últimos meses por las guerras y golpes de Estado en los países vecinos, que han provocado una reconfiguración estratégica y geopolítica crítica en el Sahel, zona extremadamente vulnerable al terrorismo yihadista.

El chadiano medio soporta estoicamente el peso de la difícil situación: las familias sufren; escasean los medicamentos; hay una grave falta de combustible (siempre hay una larga cola de coches y motos en busca de gasolina detrás de nuestra casa); la economía nacional se encuentra en un estado deplorable. Ndjaména es hoy la ciudad más cara de África -con todo lo que ello significa- y el desempleo juvenil es dramáticamente alto, sin oportunidades reales de trabajo, mientras que el sistema educativo está en ruinas. La lista de problemas es larga, como larga es la paciencia de los chadianos que aspiran a una vida menos ardua que la actual.

Este es el Chad que Succès Masra está llamado a gestionar hoy, apelando a la buena voluntad y a la seriedad de intenciones de su gobierno.El país necesita urgentemente salir de una situación difícil. Por ello, es importante no juzgar precipitadamente lo que el nuevo primer ministro y su gobierno harán en los próximos meses.

De suma importancia fueron las palabras que los obispos católicos de Chad dirigieron a la población en su tradicional mensaje, titulado “Marchemos juntos por la justicia”, haciendo hincapié en la urgente necesidad de una política socioeconómica y cultural justa que tenga verdaderamente en cuenta el bien común, más allá de los particularismos que son siempre precursores de injusticia. Personalmente, creo que “lo nuevo” representado por Succès Masra tiene posibilidades de convertirse en una realidad cotidiana, si el nuevo gobierno es capaz de ponerse manos a la obra social del país con renovado compromiso y seriedad. De lo contrario, continuará la caótica situación actual, que el país no necesita en absoluto.


MENSAJE DE NAVIDAD DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHAD
«MARCHEMOS JUNTOS EN LA JUSTICIA»

1. En nuestro mensaje del año pasado, se nos invitaba a “caminar juntos en la verdad”, en el espíritu del Sínodo sobre la sinodalidad. Jesucristo, a quien celebramos en Navidad, es la Verdad encarnada (cf. Jn 14,6). Él nos sigue guiando para que caminemos en la verdad.

2. Este año, os exhortamos a “caminar juntos en la justicia”; sin ella, la paz social sólo sería una ilusión. La convivencia en nuestro país se ve a menudo socavada por la falta de justicia. Por eso, caminar juntos en la justicia nos compromete a dejarnos guiar por el Señor y a honrarle cumpliendo su santa voluntad. También exige una cultura de igualdad para todos y de respeto de los derechos humanos.

3. Por “justicia” entendemos el respeto de la dignidad humana, el reconocimiento de los derechos y libertades de los demás que garantizan una verdadera cohesión social, y la determinación constante y firme de dar a Dios y al prójimo lo que les corresponde. En la sociedad, justicia es también sinónimo de respeto y cumplimiento de la ley. La doctrina social de la Iglesia católica propugna la justicia social como búsqueda del bien común, es decir, la búsqueda de las condiciones que permitan a los hombres de la sociedad vivir en armonía unos con otros.

I. EN QUÉ CREEMOS: “LA JUSTICIA ES UNO DE LOS PILARES DE LA PAZ

“El amor y la verdad se encuentran, la justicia y la paz se abrazan; la verdad brotará de la tierra y la justicia del cielo (Sal 84,11-12).

Nuestro Dios es un Dios de justicia

4. El Dios revelado por Jesucristo es el Dios de la Justicia. “La justicia de Dios, como enseña la Escritura, es mucho más grande: no se dirige a condenar a los culpables, sino a salvarlos y devolverlos a la vida, para hacerlos justos: de injustos a justos”. (Papa Francisco, Ángelus del 8 de enero de 2023, § 2).

5. La justicia de Dios se cumple en la misericordia. Jesucristo, Verbo de Dios encarnado, no condena al pecador. Con sus acciones, muestra la misericordia de Dios perdonando a los pecadores, siguiendo el ejemplo de la adúltera (cf. Jn 8, 1-11). Dios no quiere que el pecador muera, sino que se convierta de sus caminos y viva (cf. Ez 18,21-23).

6. En su discurso de la Montaña, Jesús declara: Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados (Mt 5,6). Es una invitación a todos los hombres a buscar la justicia y a practicarla. Estamos convencidos de que nuestro Dios es un Dios de justicia; quienes le temen y practican la justicia le son agradables. (cf. Hch 10,34-35). Justicia, misericordia y fidelidad.Éstas eran las cosas que había que practicar sin descuidar el resto, decía Jesús (Mt 23, 23).

7. La paz no puede reducirse sólo a la cuestión de la seguridad. La verdadera paz no puede construirse sin justicia, verdad, amor y libertad. “La justicia camina con la paz. Está en relación constante y dinámica con ella. La justicia y la paz trabajan por el bien de todas y cada una de las personas, por lo que requieren orden y verdad. Cuando uno está amenazado, ambos flaquean; cuando la justicia es ofendida, la paz misma está en peligro” (Papa Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1998, §1).

La justicia como valor universal

8. La justicia es una aspiración común a todos los pueblos. En una sociedad, a todos concierne su búsqueda y respeto. El desarrollo humano integral depende también de la realización de la justicia. De lo contrario, la injusticia dará lugar a la violencia, la falta de respeto por los derechos humanos, el odio, el desprecio y la revuelta.

II. LO QUE ENCONTRAMOS

Podemos comprar al débil por un poco de dinero, al necesitado por un par de sandalias (Am 8,6).

9. El profeta Amós denuncia la injusticia y los excesos sociales. Estas palabras siguen siendo actuales. En nuestra vida cotidiana, asistimos a la corrupción generalizada y a todas las injusticias que obstaculizan nuestra convivencia a varios niveles.

En el plano social

10. La inmensa mayoría de nuestros conciudadanos viven en la pobreza. Esta situación se debe en gran parte a las injusticias en materia de educación, sanidad y seguridad.

11. En el ámbito de la educación, muchos niños no tienen acceso a la escolarización. Algunos profesores no regresan a sus puestos. Desde la enseñanza básica hasta la superior, las condiciones de trabajo no siempre son decentes. Las huelgas paralizan nuestro sistema educativo año tras año. Como consecuencia, algunos niños se ven reducidos a ser pastores o sirvientes domésticos. Miles de jóvenes están expuestos al mercado de la trata de seres humanos o son presa de extremistas.

12. En el sector sanitario, se han creado algunos distritos sin una estructura adecuada ni personal cualificado. Como consecuencia, un gran número de pacientes huyen de los centros de salud y de los hospitales públicos por falta de atención adecuada y recurren a cuidados inadecuados.

13. En el ámbito de la seguridad, los agricultores de algunas zonas del país siguen siendo víctimas de secuestros para pedir rescate, robo de ganado, masacres e intimidaciones. Desgraciadamente, estas injusticias se cometen a veces con pleno conocimiento de los responsables de garantizar la seguridad de las personas y sus bienes.

En el ámbito económico

14. El sistema económico de nuestro país crea riqueza para una minoría y empobrece aún más a la mayoría. El precio de los alimentos básicos ha subido considerablemente. El precio del combustible ha subido y ni siquiera se puede encontrar en algunas estaciones. Muchos jóvenes no tienen acceso a un trabajo bien remunerado. Los recursos petroleros no tienen un impacto real en la vida de la gente. Los delitos económicos menores se castigan, mientras que los delitos mayores suelen quedar impunes. Deploramos la indiferencia, la impotencia y la falta de voluntad de algunas autoridades para encontrar soluciones.

En el ámbito medioambiental

15. Nuestra tierra clama por el daño que le estamos causando con el uso irresponsable y el abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido creyéndonos sus dueños y señores, con derecho a explotarla. La violencia del corazón humano, herido por el pecado, se manifiesta también en los síntomas de enfermedad que observamos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivos. Por eso nuestra tierra oprimida y devastada se encuentra entre las más abandonadas y maltratadas de los pobres” (Papa Francisco, Laudato si’, n. 2).

16. A partir de esta observación del Papa Francisco, comprendemos que existe una estrecha relación entre la injusticia social y la injusticia medioambiental. Lo que hacemos hoy es una grave injusticia para la creación y para las generaciones futuras. La deforestación, el acaparamiento de tierras, la contaminación y la sobreexplotación del suelo son las causas del cambio climático, que amenaza el medio ambiente. Sus consecuencias son inundaciones recurrentes, sequías, enfermedades epidémicas, vientos violentos, etc.

En el plano político y administrativo

17. En nuestro país, la oposición democrática lucha por existir. Algunos líderes políticos que se atreven a organizarse y expresarse de forma diferente sobre la situación política son amordazados, tratados como rebeldes, conducidos al exilio y amenazados de muerte. El derecho a manifestarse, garantizado por la Carta de la Transición, se niega a veces a ciertos grupos. Otros líderes políticos, por miedo a las represalias y por falta de medios para sobrevivir, se ven obligados a comprometerse.

18. La organización partidista de la administración excluye las competencias. ¿De qué sirve gastar miles de millones en formar gestores y técnicos si no se les valora? Los nombramientos para altos cargos de la administración, que deberían respetar los criterios de competencia e inclusividad, se están convirtiendo en una práctica de clientelismo y nepotismo. Como consecuencia de estas injusticias, la cuestión de la forma del Estado ha resurgido en las conclusiones del Diálogo Nacional Soberano Inclusivo (DNIS).

En el plano cultural y religioso

19. La diversidad cultural y religiosa, que debería ser fuente de riqueza, se manipula a veces para dividir, socavando así la unidad nacional. La exclusión ha frustrado y costado la vida a muchos conciudadanos. La práctica de la diya, impuesta a quienes no se identifican con ella, persiste en detrimento del respeto de la diversidad cultural y de las leyes nacionales.

En el ámbito judicial

20. En los tribunales, la gente odia a quien le recuerda la ley y aborrece a quien dice la verdad (Am 5,10). En Chad, las autoridades proclaman la justicia para todos y afirman que nadie está por encima de la ley; sin embargo, la realidad es bien distinta. La justicia se convierte a veces en una pesadilla, tanto para los justiciables como para el poder judicial. Además de esta disfunción, la huelga de magistrados paraliza el sistema judicial y penaliza a las personas cuyos casos están pendientes de evacuación.

III.LO QUE PROPONEMOS: “ATREVAMOS A PRACTICAR LA JUSTICIA

“Hombre, has sido hecho para saber lo que es bueno, lo que el Señor exige de ti: nada más que hacer lo que es justo, amar lo que es fiel y caminar con tu Dios (Mi 6,8)

21. La condición sine qua non para caminar juntos es la justicia. “No hay democracia con hambre, ni desarrollo con pobreza, ni justicia con iniquidad” (Papa Francisco, Discurso a los Jueces Panamericanos, § 5, 4 de junio de 2019). Fortalecidos por esta convicción, los obispos del Chad deseamos interpelar la conciencia de cada uno para crear nuevos comportamientos que nos ayuden a caminar juntos hacia una paz duradera.

A las Instituciones de la Transición

22. El objetivo de la Transición es restablecer el orden constitucional. Por ello, pedimos a los poderes públicos que trabajen para consolidar el Estado de Derecho y garantizar la justicia social. Es su responsabilidad promover un Estado democrático a través de elecciones creíbles, libres y transparentes.

23. Os invitamos a respetar la independencia de los Poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y sus respectivas competencias, para que las instituciones del Estado no sean sólo instrumentos para “evitar las malas prácticas, sino para fomentar las buenas prácticas, para estimular la creatividad que busca nuevos caminos y para facilitar las iniciativas personales y colectivas” (Laudato si’, n. 177).

A las autoridades judiciales

24. Una de las causas del mal funcionamiento del poder judicial es la injerencia del ejecutivo en las decisiones judiciales. Somos conscientes del peligro que se cierne sobre vosotros como garantes de la aplicación de las leyes y de los derechos y libertades de nuestros conciudadanos. “Vuestra misión, noble y seria, os exige consagraros al servicio de la justicia y del bien común, con la llamada constante a velar por el respeto y la garantía de los derechos de las personas, especialmente de las más vulnerables” (Papa Francisco, Discurso a los Jueces Panamericanos, § 1, 4 de junio de 2019). Nunca perdáis la honestidad ante presiones sociales y políticas como abusos de poder, intentos de corrupción, difamación… Sed siempre protagonistas en la transformación de un sistema judicial basado en el respeto a la dignidad humana.

A los actores políticos

25. Estáis en política para defender los intereses de los ciudadanos. Apelamos a vuestra conciencia para promover mejores condiciones de vida para la población. Os recordamos que en la carrera por el poder, el fin no siempre justifica los medios.

26. Mientras escribimos este mensaje, asistimos a una gran movilización para la votación del referéndum. En relación con los plazos electorales, expresamos nuestra preocupación por la ambigüedad creada en torno al órgano gestor de las consultas electorales, como es el caso del actual Referéndum. No podemos ser juez y parte. Que la tentación de tomar o conservar el poder no sea una excusa para continuar con ciertas prácticas del pasado (cf. Mensaje de Navidad 2022, nº 18). Pedimos también que la multiplicidad de partidos políticos no acentúe la división en el seno del pueblo, sino que anime a la convivencia mediante comportamientos justos y fraternos.

A las Fuerzas de Defensa y Seguridad

27. Saludamos vuestra vocación de defensa del país. Esto os compromete a permanecer al servicio de vuestros compatriotas. Con este fin se os forma y se os equipa con los medios del país. Os animamos a defender y respetar la vida de las personas y sus bienes (cf. Lc 3, 14).

A los actores de la sociedad civil

28. La sociedad civil, como los demás actores, no está exenta de prácticas injustas como la corrupción, la segregación, la exclusión, el favoritismo y el nepotismo. No olvidéis que vuestro papel es defender los derechos humanos y las libertades fundamentales, y promover la solidaridad entre los ciudadanos. Os pedimos que trabajéis por la sinergia de acción para crear cohesión social y luchar contra la injusticia.

A la comunidad internacional

29. En su misión de promover la solidaridad y la paz entre los pueblos, les pedimos que colaboren con el Chad en el desafío de la justicia. Esto significa escuchar la voz del pueblo y tener el valor de denunciar los abusos que sufre. La lucha contra el terrorismo y la inmigración no deben servir de excusa para ignorar el sufrimiento del pueblo chadiano. El respeto a la vida de las personas y la autonomía del pueblo son condiciones para el desarrollo de un Estado de derecho, capaz de participar en la construcción del mundo.

A los jóvenes

30. Queridos jóvenes, no podemos permanecer indiferentes ante las diversas formas de injusticia que sufrís. Os invitamos a perseverar en la promoción de la justicia para construir una nueva nación en la que sea bueno vivir. No os dejéis manipular, cultivad en vosotros el espíritu crítico. Sed lúcidos y responsables en vuestras decisiones, porque el presente y el futuro de este país os pertenecen.

A los líderes religiosos

31. Somos conscientes de nuestra responsabilidad de promover la justicia y la paz. En efecto, el Dios vivo en el que creemos es un Dios de justicia y de paz. Todos somos criaturas de Dios y creer en Él implica amar a los demás. Esto debe llevarnos a predicar el amor, la solidaridad y la fraternidad. Seamos testigos del Dios creador que cuida de todos los seres humanos.

A los fieles cristianos

32. Vosotros sois la sal de la tierra, vosotros sois la luz del mundo (Mt 5,13-14). Como cristianos, tenemos la grave responsabilidad de ser verdaderos artesanos de justicia y de paz, para que nuestra vida sea un ejemplo para nuestros conciudadanos.

¡Que la Virgen María, Reina de la Justicia, interceda por nuestro país, el Chad!

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo 2024!

Edmond DJITANGAR GOETBE, Arzobispo de N’Djamena, presidente de la CET
Miguel Ángel SEBASTIÁN, obispo de Sarh
Rosario Pio RAMOLO, obispo de Goré
Joachim KOURALEYO TAROUNGA, obispo de Moundou
Martin WAÏNGUE BANI, obispo de Doba
Nicolas NADJI BAB, obispo de Laï
Philippe ABBO CHEN, vicario apostólico de Mongo
Dominique TINOUDJI, obispo de Pala
Samuel MBAÏRABE TIBINGAR, obispo de Koumra

Es Epifanía

Texto y fotos: Hna. Cecilia Sierra, smc
Desde Belén de Judá

“..Vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”, habrán dicho los sabios de oriente a María y José al ver al bebé Jesus.

Ver, venir y adorar…tres verbos que denotan acción, que involucran y comprometen. La vieron surgir…. se pusieron en movimiento, adentrándose en lo desconocido, y se postraron en adoración.
Me llama la atención el verbo “adorar”. Significa entregarse con todo, alma vida y corazón. Significa también orar, elevar el alma a Dios, rendirse, abrirse a respirar por los labios el aliento divino… a eso venimos a Belén, en la fiesta de la Epifanía. “Que te adoren, Señor, todos los pueblos” cantamos en el salmo responsorial.

“Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron”, dice el evangelio. Yo también me incliné, conscientemente en ese lugar, en actitud de adoración. Sí. Sí. Alegres de corazón, llenas de esperanza venimos hacia Belén para ver a Jesús. Vengan, adoremos… que sepa el mundo entero que Dios llegó. El camino a Belén desde Jerusalén es largo, pasamos dos checkpoints, luego, subimos, luego bajamos, y subir otras montañas… Belén esta situada entre pequeñas colinas, con callecillas y callejones estrechos y retorcidos, subidas y bajadas. Siempre tomamos un camino diferente, pero llegamos siempre al Santuario de la Natividad, en el corazón de Belén. Belén, tierra de Judá… “de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.

Había mucha gente a la entrada de la pequeña gruta, sobretodo ortodoxos, es la víspera de la Navidad para ellos. Mientras esperábamos contemplamos la bella Iglesia, los iconos maravillosos con escenas de la natividad y la vida de Jesús colgados, llenando palmo a palmo las paredes. Antiguos y bellos, la belleza de María, su dulzura y ternura al contemplar a su hijo elevan alma y espíritu. Conecta con lo divino que la envuelve.

Un grupo de monjes y curas ortodoxos limpiaban el recinto, otros adornaban con iconos, lámparas, luces y tapetes. Una imagen del niño Jesús se encuentra en el lugar donde según la tradición lo pusieron envuelto en pañales. Aquí abrió sus ojos por primera vez, aquí los brazos de María lo arrullaron, aquí se escuchó el canto de paz de los ángeles. Sobre este lugar se posó la estrella.

Hoy hace 60 años Pablo VI visitó Belén. Primera vez que un papa vino a estas tierras, y suplicó por la paz. En la explanada, fuera, al final de la misa en un cartel enorme esta escrito, Palestina dio al mundo a Jesús, ahora el mundo dé a Palestina la paz. Y decimos, amén, para eso venimos, a adorarlo y como los sabios de oriente anunciarlo a las gentes. Es Epifanía.

Sínodo de la Sinodalidad: Una experiencia de vida y esperanza

–Presencia en el Sínodo de la Sinodalidad–
Quiero compartir la experiencia vivida desde el 30 de septiembre hasta el 29 de octubre de 2023, como delegada invitada al Sínodo de la Sinodalidad. Una experiencia que considero un tiempo de esperanza, de conversión. 

Por: Hna Dolores Palencia, hsj *
Fotos: Synod.va

1. La preparación: oración, aportes y búsqueda
El papa Francisco dijo al inicio de la preparación del Sínodo de la Sinodalidad y lo repitió varias veces: «Sin oración no habrá Sínodo» y esta convicción marcó el camino de construir sinodalidad, fraternidad, comunión, diálogo y escucha.

Todos fuimos convocados a orar por el Sínodo y a implicarnos en la preparación de los temas prioritarios para esta Asamblea, desde nuestra oración, reflexión y participación, en nuestros lugares, grupos, iglesias, desde nuestra vocación específica, y sobre todo desde nuestra conciencia de bautizados y bautizadas que nos hace responsables de participar en igualdad y activamente en el camino eclesial.

En los diversos continentes, en grupos locales, diocesanos, nacionales, se compartieron encuestas y se recogieron los frutos y la colaboración de todos los niveles; a través de las Conferencias Episcopales se redactaron las síntesis que se enviaron a los organismos eclesiales como el CELAM, y desde ahí, a la secretaría del Sínodo. La secretaría sintetizó estos primeros aportes y reenvió el documento de la etapa continental. Nuevamente se devolvió de diversas maneras al pueblo de Dios y en el caso de América Latina y El Caribe se hicieron cuatro asambleas regionales: CAMEX, CARIBE, BOLIVARIANOS Y CONO SUR, en las cuales, en grupos internacionales, con delegados enviados por cada país, siguiendo el método de la conversación espiritual, buscamos consensos y disensos de prioridades, puntos a profundizar y propuestas o intuiciones.

El CELAM recogió la síntesis del continente, junto con varios aportes de teólogos, pastoralistas y participantes, y se unió a las otras síntesis: África y Madagascar, Asia, Europa, América del Norte, Oceanía, Oriente Medio –Iglesias Orientales– y el aporte del Sínodo Digital. Toda esta consulta y participación dio origen al Documento de Trabajo (Instrumentum Laboris), que fue publicado en la página del Sínodo para que estuviera al alcance de toda persona. La sinodalidad, es decir, hacer juntos el camino, empezó desde la preparación, donde se invitó a la mayor participación posible del pueblo santo de Dios.

2. Preparación espiritual: oración ecuménica y retiro de tres días
Los participantes sentimos fuertemente el llamado a orar y la responsabilidad de poner nuestra vida, capacidades, límites y todo lo que vivimos cada día, ante Dios nuestro Padre-Madre, en seguimiento de Jesús y pidiendo la luz, la fortaleza y la guía de su Espíritu al servicio de su Reino como Iglesia.
La cita era el 30 de septiembre en la plaza de la basílica de San Pedro para una velada ecuménica, en la que participaron varios representantes de diferentes confesiones cristianas, de las Iglesias orientales, de otras religiones y el Papa. Asistieron también muchos peregrinos venidos a Roma para confirmar y acompañar con su oración esta Asamblea, que desde el principio fue vista por varias personas como un Kairos, un tiempo de gracia para todo el pueblo fiel a Dios.

Había en la plaza varios grupos de jóvenes con camisetas alusivas y con frases significativas: «una Iglesia de todos, todos, todos…». Un deseo profundo y una urgencia para que sea posible ese camino de un yo, a un tú, a un nosotros, ampliando el espacio de nuestra tienda, de nuestros corazones, sin prejuicios, con amor y reconciliación.

Esta vigilia orante fue el primer momento de encuentro con los diferentes participantes: cardenales, obispos, miembros de dicasterios o de comisiones, delegados elegidos, invitados, delegados fraternos (re-presentantes de otras confesiones cristianas); oramos juntos por el Sínodo y también por la paz y por la unidad de los cristianos. Pedimos para todos la presencia y la guía del Espíritu y la apertura y disponibilidad de cada uno de los participantes para dejarnos llevar y salir de nuestro confort e ir al encuentro del otro y en especial de quienes están en las periferias existenciales.

Terminada la vigilia, esa misma noche fuimos a las afueras de Roma para comenzar el retiro espiritual de tres días. Los responsables de animar este retiro y de acompañar espiritualmente durante todo el mes a la asamblea, fueron el padre Timothy Radcliffe, op, y la hermana María Ignacia G. Angelini, osb. Cada mañana, sus aportes nos orientaban para la oración personal y para entrar en las temáticas propias que el documento de trabajo del Sínodo nos había presentado. Las comidas nos permitían socializar, conocernos, acercarnos unos a otros, esforzándonos con los idiomas para darnos a entender, para hacer sentir a los demás nuestro deseo de comprensión y escucha.

Durante las tardes empezamos con ayuda de las y los facilitadores a practicar el método de la «conversación espiritual» en grupos pequeños. Un primer momento para conocernos, saber nuestros orígenes, de dónde veníamos, nuestra vocación y ministerio, cómo deseamos que nos nombraran. Situar a cada persona y nombrarla con respeto y cercanía, fue un primer paso fundamental, un camino sencillo de empatía, para romper el hielo y acercarnos.

En pequeños grupos compartíamos lo central de nuestra oración a partir de una pregunta sencilla; no era importante dar ideas, teorías ni clases, sino compartir el paso de Dios que reconocíamos en los sentimientos, movimientos, intuiciones e inquietudes que nos habitaban… Se fue dando la escucha atenta y respetuosa, con cierto límite de tiempo para permitir que todos se expresaran y un tiempo de silencio al terminar de escuchar, para acoger y sentir, cómo Dios, desde la palabra de los otros, toca nuestra vida, nuestros puntos de vista y suscita preguntas.
En un segundo momento –no en debate para convencer a otros– compartimos aquello que aparece como nuevo, lo que nos transforma, nos confirma y nos enriquece; lo que nos inquieta o es difícil comprender o aceptar. Al terminar esta ronda, nuevamente hicimos silencio para recoger lo que el Espíritu nos dice. Finalmente, tratamos de hacer entre todos, con la ayuda de un secretario y del facilitador, una pequeña síntesis de los consensos, los puntos divergentes o las diferencias, así como las inquietudes.

Cerramos cada día con la eucaristía. Tuvimos también la oportunidad de vivir, si lo deseábamos, el sacramento de la reconciliación. Deseábamos ser vasijas nuevas, para vino nuevo.

Esta metodología de la «conversación espiritual», que estuvo presente desde las asambleas regionales en América Latina y El Caribe, fue la manera de trabajar los temas del Sínodo; fue un camino de discernimiento, de conversión que implica salir de uno mismo, de libertad interior, de pasar del «yo» de mis posiciones y puntos de vista, para encontrarme con un «tú», con el pensamiento y la visión del otro con su experiencia de Dios, para caminar juntos y guiados por el Espíritu hacia un «nosotros».

3. Primera etapa: comunión, participación y misión
El 3 de octubre por la noche regresamos a Roma y nos prepa-ramos para vivir al día siguiente la eucaristía inaugural del Sínodo en la Plaza de San Pedro, presidi-da por el papa Francisco. Una experiencia marcada por la celebración de san Francisco de Asís. La plaza estaba adornada con flores y plantas, recordando nuestra responsabilidad y convivencia en la Casa Común con toda la creación, la urgencia de defenderla y cuidarla. Presenciamos el anuncio de la Laudate Deum, la continuidad de la Laudato si´. Fue un hermoso día para poner en manos de Dios nuestro camino eclesial. El Sínodo de la Sinodalidad, tiene tres temas importantes: comunión, participación y misión.

La experiencia diaria de la Asamblea estuvo marcada por la oración. Al inicio del día, algunos Salmos del Oficio, acompañados por tres hermanos de Taizé que habían hecho la propuesta; al término de la mañana casi siempre el Ángelus a María. En ocasiones, al iniciar la tarde, realizábamos la oración compuesta especialmente para el Sínodo, Adsumus Sancte Spiritus, o alguna otra, dependiendo del ritmo de trabajo. Algunos días, nos desplazamos juntos para participar en el rezo del rosario por la paz, o para la oración por los migrantes ante el monumento que los hace presentes, o para acompañar a los peregrinos de la plaza. El Papa también nos invitó en dos ocasiones a vivir, junto con todos los cristianos, el ayuno por la paz.

Desde el 4 octubre, con la presencia del Papa en el Aula Paulo VI, comenzamos a trabajar en grupos, los temas recogidos a través de las síntesis de las Asambleas continentales en el Instrumentum Laboris o Documento de trabajo. Se realizaron 35 mesas redondas con 12 personas cada una. En cada mesa había una persona que era facilitadora, así que el resto éramos delegados con voz y voto. Estos grupos cambiaban cada vez que empezaba un nuevo tema, así participamos en cuatro mesas diferentes.

El arreglo de esta aula, conocida por muchos obispos y cardenales, fue la primera sorpresa y un símbolo de un cambio importante. No había lugares de jerarquía, todos nos sentamos alrededor de la mesa, con los mismos materiales: tableta electrónica, micrófono, audífonos de traducción, libro para las oraciones, cuatro pantallas centrales para seguir de cerca a las personas que tomaban la palabra y una gran pantalla al fondo en la que podía verse todo lo que sucedía. Alrededor de las mesas estaban los expertos, teólogos o canonistas, los ayudantes de secretaría, los tecnólogos y los aparatos de traducción.

Las mesas tenían número y había mesas de italiano, inglés, español, francés y portugués. Las personas que necesitaban traducción al alemán podían recibirlo, aunque estuvieran en otro grupo de idioma. El cardenal Czerny diría al final del Sínodo, en una entrevista, que las mesas redondas eran el ícono del Sínodo de la fraternidad.

Todo estaba preparado de la mejor manera para dialogar, para escucharnos, para facilitar una comunicación profunda y verdadera; escuchar juntos lo que el Espíritu quería decir al pueblo fiel de Dios, a su Iglesia.

Al iniciar cada tema, recibíamos una orientación espiritual muy valiosa por parte del padre Timothy Radcliffe, y de la hermana María Ignacia G. Angelini, así como los aportes de algún experto o experta en teología o en otro campo y los testimonios de personas que, por su compromiso y claridad, iluminaron nuestra reflexión desde su experiencia.

Cada tema se trabajó en los círculos menores (los grupos de cada mesa). Al terminar los tres momentos de la conversación espiritual, se entregaba a la secretaría general el aporte votado por el grupo, con los consensos o no consensos y las propuestas. Cada persona quedaba en libertad de presentar su propio aporte y entregarlo firmado. Los aportes de los círculos se leían en lo que llamábamos «congregación general», de manera que, con la traducción simultánea, todos los participantes pudimos seguir el aporte de todas las mesas.

Al término de esta relatoría, se abría un espacio para compartir con libertad un aporte individual a toda la asamblea, inscribiéndonos para pedir la palabra, que se iba dando por turno, de preferencia a las personas que no habían hablado antes. Todo esto se pudo organizar gracias a una tecnología muy avanzada.

El Papa no estaba todos los días presente, tenía otros asuntos y encuentros, pero casi siempre estaba al inicio del tema y al final cuando se presentaban en la Congregación General todos los aportes. Llegaba temprano para saludar, permanecía como todos en una mesa redonda, junto a quienes conducían la asamblea. Alguna vez hizo una aportación que de acuerdo al tema le pareció pertinente.

Finalmente, se llevó todo a la comisión de redacción, cuyos miembros fueron propuestos previamente por cada asamblea continental y a la que el papa Francisco añadió tres personas más, entre ellos, a una mujer.

Se presentó a la asamblea sinodal el texto de la Carta al Pueblo de Dios y se recibieron todas las propuestas de correcciones y modificaciones, que produjeron un nuevo y hermoso documento, que podemos orar y reflexionar como un envío (el texto está a disposición en el sitio del sínodo: www.synod.va).

La redacción de la síntesis de todos los temas y propuestas que surgieron requirió mucho más trabajo y tiempo. Pero el 28 de octubre se pudo votar párrafo por párrafo, de manera individual y secreta, la síntesis del trabajo de esta asamblea. Consta de una introducción y tres partes; en total 20 números, y en todos ellos el mismo formato: «convergencias», «cuestiones que afrontar» y «propuestas» (el texto se encuentra en varios idiomas en el sitio del Sínodo).

4. El camino para todos los bautizados y bautizadas
Tenemos que leer, profundizar y dialogar sobre estos temas de la Síntesis; toca varios temas importantes: el rostro sinodal de la Iglesia, hacia una Iglesia que escucha y acompaña, la Iglesia es misión; ser discípulos misioneros, la centralidad de los pobres, las Iglesias orientales y latinas, el rol de la mujer en la Iglesia, la vida consagrada y los movimientos laicales; el rol del obispo y del Obispo de Roma, la misión digital, el clericalismo, la renovación en la formación en seminarios y las primeras etapas de vida consagrada, las estructuras de participación y varios temas más.

Ahora corresponde compartir ampliamente estos textos al pueblo de Dios, vivir en salida y al encuentro. Acercar la experiencia sinodal a las periferias para que su voz se escuche directamente, a quienes se han alejado de la Iglesia y a los jóvenes; favorecer que las voces no escuchadas y sus grandes cuestionamientos lleguen a la segunda etapa del Sínodo y, nuevamente, aportar desde la oración, desde la conversión personal, pastoral, ecológica, y desde el discernimiento.

Toca también practicar la conversación espiritual, como un medio para profundizar los temas, para dialogar las diferencias y diversidades, para la toma de decisiones; debemos ampliar el espacio de nuestras tiendas, desde la escucha y el acompañamiento mutuo, y dar nuestros aportes y reflexiones; en las «propuestas», ver si algo puede intentarse o empezarse a vivir. No importa que nos equivoquemos o nos ensuciemos, dice el Papa, hay que intentarlo con audacia y discernimiento, con compromiso y pasión por el Reino.

Durante toda esta etapa del Sínodo, el Concilio Vaticano II fue muy recordado y citado, se volvió a sus textos, a su manantial, como un llamado todavía vigente en muchos aspectos; pero no para hacer una memoria del pasado, sino para iluminar el presente, que nos impulse a vivir el futuro con confianza en el amor (texto del Papa sobre santa Teresa del Niño Jesús: «C’est la Confiance», Es la Confianza, su camino espiritual). Jesús nos acompaña siempre, sea en el camino de la oscuridad y confusión como a los discípulos de Emaús, y sea como a las mujeres del alba en la resurrección.

A todos nos corresponde escudriñar la aurora y, con pasión y valentía, salir al encuentro, anunciar la esperanza y participar activamente en el camino sinodal de la Iglesia, para que el Reino de Dios, la vida en abundancia, vaya siendo una realidad para toda la humanidad y la Casa Común.

Esquila Misional, enero 2024, pp. 21-28

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* La hermana María de los Dolores Palencia es religiosa mexicana de la congregación de las Hermanas de San José de Lyon. Es la responsable del Albergue Decanal Guadalupano, para migrantes en paso, ubicado en Tierra Blanca, Veracruz. Fue una de las presidentas delegadas del Sínodo de la Sinodalidad que tuvo lugar en Roma en octubre pasado.