30 años de la Casa de Animación Misionera de los Combonianos en Costa Rica

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La Animación Misionera al estilo comboniano –que comenzó desde una oficina alquilada en San José, y luego desde el Postulantado, hasta que se compró la nueva casa– fue entonces una novedad en la Arquidiócesis de San José, el corazón de la Iglesia Católica en Costa Rica.

Para iniciar la fiesta de los 30 años de apertura del CAM, el pasado 12 de agosto, los Combonianos fueran a celebrar la Eucaristía a los pies de “La Negrita”, patrona de Costa Rica, en la Catedral de Cartago. “Así nos hemos puesto bajo la protección de nuestra Madre del Cielo –escribe el superior de la Provincia de Centro América (PCA), P. Juan Diego Calderón Vargas–. Queríamos peregrinar a sus pies para afianzar nuestro testimonio de comunión misionera en Costa Rica, y el de toda la Familia Comboniana.”

El domingo siguiente, el 18 de agosto, se daba continuación a la fiesta con la celebración de la Eucaristía de acción de gracias, presidida por el Obispo Auxiliar, Mons. Daniel Blanco, en el Santuario Nacional Dulce Nombre de Jesús. En la celebración estaban presentes también el Mons. Vittorino Girardi, mccj, entre otros Combonianos, Combonianas, Laicos Combonianos (LMC) y un buen número de amigos y bienhechores.

En la ocasión también se inauguró una exposición de más de treinta “banners” sobre la vida de Comboni y de los Misioneros Combonianos en el mundo. “Esta exposición ha dado más sentido a la celebración de este día –dijo el P. Juan Diego– y servirá también para dar a conocer en las parroquias nuestro ser misioneros y la labor de los Misioneros Combonianos en todo el mundo. Así dimos gracias a Dios por los 30 años del CAM, por los 45 de presencia comboniana en Costa Rica, y por los frutos de nuestro servicio misionero.”

Y añadió: “La comunidad comboniana del CAM trabajó con esmero para celebrar este aniversario. Queremos aprovechar esta ocasión para agradecer a cada uno de ellos, y a todos los combonianos que han trabajado en el CAM, por su celo misionero y también a todos los bienhechores, amigos y la comunidad local que han colaborado con nosotros durante estos treinta años que hoy celebramos. Nuestra celebración puso una vez más en evidencia que el carisma comboniano pertenece a toda la Iglesia, y su novedad sigue contagiando a todos por igual.”