Jubileo: Peregrinos de la esperanza

Abrimos 2025 con una buena noticia: durante la solemnidad de la Natividad del Señor, con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de san Pedro, ¡hemos comenzado la celebración de un Año Jubilar, llamado también Año Santo! 

ENERO (24-26) 
Jubileo del Mundo de la Comunicación 

La palabra «jubileo» deriva del hebreo yobel (cuerno de carnero), instrumento que se utilizaba para anunciar, desde Jerusalén y por la fuerza de los vientos hasta las poblaciones lejanas, el Día de la Expiación (Yom Kippur), acto penitencial por el cual se buscaba eliminar el castigo merecido por las propias culpas. Poco a poco, a este significado se fue añadiendo una dimensión más social (en griego áphesis): la liberación y el retorno al plan primigenio de la justicia de Dios. Esta fiesta se llevaba a cabo cada 50 años, es decir el año «extra» al concluir siete semanas de años (7×7=49). En 1470, el papa Pablo II establece que los jubileos fueran celebrados cada 25 años para que mayor número de generaciones tuvieran la oportunidad de participar al menos una vez. 

En el Antiguo Testamento (Lv 25; Dt 15,1- 15; Jr 34,8-9; Is 61,1-2), el Jubileo consta esencialmente de los siguientes elementos: 1) el descanso de la tierra; 2) la restitución de las propiedades a sus propietarios originales; 3) la condonación de las deudas; 4) la liberación de los esclavos. En el Nuevo Testamento es Jesucristo el Jubileo Nuevo y Eterno que viene a dar su vida por el perdón de los pecados y a instaurar el Reino de Dios: evangelizar a los pobres, proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista, a poner en libertad a los oprimidos y a proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-19). 

Cada mes iremos profundizando en este tema con la Bula de Convocatoria al Jubileo que nos ha enviado el Papa (Spes non confundit, «la esperanza no defrauda»). Hoy ingresemos juntos, como Iglesia misionera, por esta Puerta de gracia y renovación.

P. Rafael González Ponce, mccj