Fecha de nacimiento: 12/07/1920
Lugar de nacimiento: San Gavino Monreale/VS/I
Votos temporales: 07/10/1938
Votos perpetuos: 07/10/1943
Fecha de ordenación: 03/06/1944
Llegada a México: 1984
Fecha de fallecimiento: 15/10/2010
Lugar de fallecimiento: Verona/I
El P. Giovanni Meloni nació el 12 de julio de 1920 en San Gavino Monreale en Cerdeña. A los diez años fue aceptado en el seminario menor de Carraia (Lucca) y después pasó al de Brescia donde terminó los estudios primarios. En 1936 entró en el noviciado de Venegono y emitió los primeros votos en 1938. Frecuentó la teología en Verona, Brescia y Rebbio, porque eran los años de la guerra, y fue ordenado sacerdote el 3 de junio de 1944. Se licenció en Letras en la Universidad Católica de Milán y se especializó en literatura española.
Transcurridos 20 años en Italia (Venegono, Rebbio y Sulmona) como profesor y formador, fue destinado a Ecuador, donde, después de algunos meses en la parroquia de Muisne, en una isla en frente del Océano Pacífico, fue mandado a Esmeraldas. Allí permaneció casi todo el tiempo de su servicio misionero (28 años), menos un período de siete años (1984-1991), cuando fue enviado como director de la Ciudad de los Muchachos de La Paz en Baja California, México.
La enseñanza fue siempre su especialidad. Fue nombrado rector del colegio católico “Sagrado Corazón de Jesús”, cuando éste era un modesto instituto de educación con pocos alumnos y pocos profesores ni siquiera cualificados. En pocos años, llegó a ser el primer colegio de la ciudad. Dejado el rectorado del colegio, fundó, con ayuda directa del ministerio de la educación, “el Instituto Normal Superior” para preparar futuros maestros para toda la provincia. Como para poder ser rector se exigía por ley tener la nacionalidad ecuatoriana, en julio de 1975 el P. Giovanni se nacionalizó ecuatoriano.
Cuando dejó el Instituto Normal Superior en manos de los Salesianos, se empeñó en fundar la Universidad Católica de Esmeraldas, como sección destacada de la de Quito. Exonerado de este su último encargo por orden superior, fue encargado de la dirección de la Ciudad de los Muchachos de La Paz en México. Antes de salir de Ecuador, el Ministro de Educación le galardonó con la más alta condecoración en el campo de la educación: la “Condecoración al Mérito Educativo de Primera Clase”.
Si la educación de los jóvenes a través de la escuela fue la principal ocupación del P. Giovanni, en segundo lugar estaba el empeño por preparar catequistas para las pequeñas comunidades de Esmeraldas. Especialmente durante las vacaciones escolares, se ocupaba de la formación, tanto espiritual como didáctica y teológica, de los responsables laicos de las pequeñas comunidades rurales. Siempre, antes de cada reunión, preparaba una serie de cuadernos para dejarles una guía sencilla y clara, que pudieran releer y estudiar como base para su formación.
Cuando volvió de México a Esmeraldas, el P. Giovanni se encargó de la dirección espiritual del seminario menor del Vicariato.
En su testimonio, el P. Alberto Doneda subrayó cómo el P. Giovanni fue muy estimado y querido por todos, especialmente por profesores y estudiantes de las escuelas superiores y de la Universidad, por su amabilidad (educación, gentileza y control), por su mansedumbre y su competencia en las distintas materias que enseñó. En dos ocasiones sufrió mucho: la primera, cuando, en el mejor momento de su carrera como profesor, fue enviado a Baja California, México, a dirigir la Ciudad de los muchachos, una actividad muy alejada de su preparación cultural; la segunda, cuando se dio cuenta que el sector de la educación y de la enseñanza (la misión y el mandato de enseñar) le excluía totalmente de los planes de los combonianos en Ecuador, tanto por órdenes superiores como por falta de personal.
En 2000 el P. Giovanni fue asignado a la provincia italiana y fue a Arco. Murió en Verona el 15 de octubre de 2010.
En su testimonio, el P. Teresino Serra lo recordó como el anciano con corazón siempre joven; el profesor y formador; el misionero que soñaba con África, y que se fue alegremente a Ecuador, donde se dedicó con todas sus fuerzas a la educación y donde se dio sin medida; el ‘abuelo’, como le llamaban afectuosamente en La Paz; finalmente, una figura más bien desconocida, porque no será fácil hacer un retrato de este misionero sardo enamorado de la misión de Comboni. Seguramente podemos decir que en sus noventa años ha sembrado mucho. Y quien siembra recoge.