Carta del Superior General de los Combonianos a los misioneros de Sudán

Jueves 27 de abril de 2023

“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los abatidos de espíritu”. (Salmo 34,18)

Querido P. Diego Dalle Carbonare, Superior Provincial de Egipto-Sudán,
Misioneros Combonianos en Sudán,
hermanos nacidos y crecidos en Sudán y que ahora sirven en otros lugares,
y hermanos que han trabajado en Sudán en el pasado y ahora están en otros países, pero permanecen en comunión con Sudán:

En nombre del Consejo General, escribo estas breves líneas para decir, una vez más, que el pueblo de Sudán, la Iglesia en Sudán, nuestras Hermanas Combonianas y ustedes, nuestros hermanos en Sudán, están todos en nuestras oraciones en estos días de sufrimiento.

Es verdad que, en los últimos años, ha habido tensiones en el país, pero ni el pueblo sudanés ni el mundo esperaban un conflicto violento -que es una verdadera guerra- como el que ha estallado en los últimos días y que ya ha causado la pérdida de muchas vidas y una ruina considerable. Mientras seguimos rezando por el don de la paz en Sudán y por un espíritu de comprensión mutua y diálogo entre las facciones enfrentadas, como Dirección General queremos deciros que estamos cerca de vosotros en estos días de enfrentamientos armados, desplazamientos y difícil discernimiento sobre qué hacer.

La tristeza y el dolor, la confusión y la pérdida no van y vienen de forma ordenada. Suelen dejar marcas y heridas en nuestra vida interior, como individuos y como comunidades.

Por eso, nuestra oración constante por ustedes es que el Señor Resucitado, Jesucristo, sea su fuerza, sabiduría y paz en estos días de tristeza.

Que el Espíritu Santo conforte a todos aquellos que lloran la muerte de sus seres queridos y que lloran la destrucción de lo que han construido durante muchos años de sacrificio cotidiano.

Estamos seguros de que el Señor resucitado escucha el grito de los que sufren: “Mi carne y mi corazón desfallecen; pero la roca de mi corazón es Dios, es Dios mi destino para siempre”. (Salmo 73, 26).

Invocamos la intercesión de San Daniel Comboni, Santa Josefina Bakhita, así como de muchos hombres y mujeres santos de Sudán y de su Iglesia. Nos encomendamos también a las oraciones de nuestros Obispos Misioneros Combonianos, nuestras Hermanas, nuestros Sacerdotes y nuestros Hermanos que han vivido y muerto en Sudán y ahora, ante Dios, rezan por este amado país.

Hagamos nuestras las oraciones del Papa Francisco que, el domingo 16 de abril, dijo: “Sigo con preocupación los acontecimientos que están teniendo lugar en Sudán. Estoy cerca del pueblo sudanés, ya tan probado, e invito a rezar para que depongan las armas y prevalezca el diálogo, para que juntos podamos retomar el camino de la paz y de la concordia”.

Que las siguientes palabras de nuestro Padre y Fundador nos animen: “Ante tantas aflicciones, entre montañas de cruces y de dolor, que ya he descrito y que me quedan por describir, a causa de estas enormes complicaciones, el corazón del misionero católico se ha visto sacudido; sin embargo, no debe desfallecer; la fuerza, el valor y la esperanza no pueden abandonarle nunca. ¿Es posible que el corazón de un verdadero apóstol se desaliente y se asuste ante todos estos obstáculos y extraordinarias dificultades? No, esto no es posible, ¡nunca! Sólo en la Cruz está el triunfo”. (Escritos 5646)

P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie, mccj,
en nombre del Consejo General