Vivir en el Sagrado Corazón

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (III)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“En medio de estos ardientes desiertos, tenemos la gran dicha de vivir en el Sagrado Corazón y en el espíritu de sus más fieles amigos” (Escritos de S. Daniel Comboni 3478)

No existe una misión que sea fácil y no existe un compromiso cristiano que no exija renuncias y sacrificios. La vida cada día nos obliga a enfrentar situaciones que nos exigen valentía y coraje para no quedarnos vencidos en las dificultades.

Cada día llega con un reto nuevo, pero no todo es trágico o doloroso. No todo lo que nos toca vivir termina en tristeza y desolación; al contrario, la vida nos ofrece oportunidades únicas para crecer y descubrir los dones que llevamos en nuestro interior.

“La vida es bella” es el título de una película extraordinaria, de Roberto Begnini, en la que se nos muestra que incluso en el dolor y en el sufrimiento se esconde una chispa que ilumina la existencia e impulsa a ir siempre cada vez más lejos.

Nuestra misión en la vida será siempre mantener la alegría y la confianza en nuestro corazón, aunque nos toque pasar por lo árido de nuestros desiertos y lo ardiente de nuestras batallas. Como cristianos nos toca ser rayo de esperanza y torrente de confianza, porque tenemos la dicha de “vivir en el Corazón de Jesús”.

Vivir en el Amor de Dios es lo que marca la diferencia y lo que permite caminar, aunque nos toque transitar por caminos oscuros. El Amor que brota del Corazón de Jesús todo lo puede.

Reflexiono

¿Cuáles son los desiertos que me toca atravesar en este momento de mi vida?
¿Vivo atrapado en los obstáculos que me presenta la vida? ¿Me dejo ganar por el pesimismo o busco en mi interior las chispas de confianza y de esperanza?
¿Le apuesto a una visión positiva del futuro porque lo considero en las manos de Dios?
¿Me siento invadido del amor que brota del Corazón de Jesús?

Hago una oración

Corazón de Jesús, fuente de vida y de esperanza, llena con tu amor nuestros corazones.
Corazón de Jesús, amor eterno del Padre, haz que pongamos nuestra morada en ti.
Corazón de Jesús, origen de nuestra redención y salvador de toda la humanidad, haz que confiemos en ti.

P. Enrique Sánchez, mccj