Fecha de nacimiento: 18/06/1908
Lugar de nacimiento: Verona / I
Votos temporales: 02/02/1931
Votos perpetuos: 02/02/1937
Llegada a México: 1948
Fecha de fallecimiento: 02/01/1968
Lugar de fallecimiento: Ciudad de México / MEX
Murió en nuestra residencia a las 19.40 horas del 2 de enero de 1968, a la edad de casi 60 años, habiendo nacido en Verona el 18 de junio de 1908. Era aprendiz de relojero cuando dejó a su familia para entrar en el Noviciado de Venegono el 20 de octubre de 1928. Fue admitido a la profesión el 2 de febrero de 1931 y posteriormente destinado a Riccione, Sulmona, Venegono y Brescia, en Italia.
El 26 de julio de 1938 pudo partir hacia la incipiente misión de Gondar, en Sudán. El asentamiento de la joven prefectura, primero, y luego la presión de la guerra le obligaron a pasar de Chercher a Gondar, Adi Arcai, Saganeiti y Asmara, entonces Etiopía. Fue repatriado en agosto de 1943. Llegó a Italia justo en vísperas de los días cruciales para Italia. Con la comunidad de Pesaro compartió los peligros y las dificultades del último período bélico y de la inmediata posguerra.
El 3 de enero de 1948 partió hacia Baja California, donde fue uno de los pioneros. Supo prestarse a las más variadas ocupaciones requeridas por la nueva misión. De La Paz pasó a la difícil residencia temporalmente abierta de S. Luis, perdida en el desierto, luego a Santa Rosalía, a Santiago, donde sufrió un primer malestar, y a Todos Santos. En 1958 regresó a Pesaro para pasar un año de vacaciones. Cuatro años los dividió entre Villa Constitución y Santiago. Por motivos de salud fue trasladado luego a la Ciudad de México y, en 1965, a Sahuayo. Luego se sometió a una primera cirugía y en 1966, tan pronto como pudo soportar el viaje, regresó a Italia. A los pocos meses estaba de vuelta en su querido México, en San Francisco del Rincón y Guadalajara, para ayudar a los hermanos del nuevo Liceo.
En agosto de 1967 fue llevado a la Ciudad de México para otra cirugía. Por desgracia, el tumor se había extendido sin posibilidad de reparación. El buen hermano aceptó sin quejarse los últimos sufrimientos, agradecido por cada servicio y deseando no ser una carga. Varios días antes de su muerte recibió los últimos Sacramentos con edificación, ofreciendo su vida por las misiones de Sudán y las obras de su Región. Mantuvo el conocimiento hasta el final. Agradeció al celebrante que le aseguró un recuerdo especial en la próxima Misa, luego inclinó la cabeza y con breve y silenciosa agonía expiró durante la ofrenda del Santo Sacrificio.
Carácter fuerte y corazón de oro, bajo una piel un poco áspera, realmente supo “desenredarse” para ayudar a todos.
Del Boletín nº 85, abril 1968, p.89-90