Fecha de nacimiento: 11/04/1938
Lugar de nacimiento: Salitre Santa Rosa / México
Votos temporales: 01/11/1958
Votos perpetuos: 01/11/1964
Fecha de fallecimiento: 29/01/2021
Lugar de fallecimiento: Guadalajara / México

El hermano Hermenegildo nació el 11 de abril de 1938 en una pequeña ranchería llamada Salitre Santa Rosa, en el estado de Michoacán. En la arquidiócesis de Morelia. Ingresó muy pequeño como aspirante a Hermano al seminario de los Misioneros Combonianos. Fue prácticamente del primer grupo de jóvenes que se sintieron llamados a la misión como hermanos y siempre mantuvo claro que esa era su vocación y ahí realizó todos sus sueños como hombre consagrado a la misión.

En 1956 fue admitido al noviciado en Tepepan, ciudad de México, y luego de dos años de formación religiosa hizo sus primeros votos el 01 de noviembre de 1958. Seis años más tarde, en la misma fecha hizo sus votos perpetuos y su primera destinación fue a trabajar en la animación misionera en la Ciudad de México. Un año más tarde, en 1960, fue enviado a Santiago, en Baja California Sur, para trabajar como catequista en la parroquia. Al mismo tiempo en esos años fue destinado a colaborar en los trabajos de construcción en la ciudad de los niños en La Paz y en la Ciudad de México. Ahí fue en donde inició su aprendizaje del arte de la construcción que después ejercería en todas las misiones a donde fue enviado.

De 1973 a 1974 estuvo aprendiendo el francés en la comunidad de Issy les Moulineaux, en Francia, como preparación para su futura misión en África. Fue destinado a la provincia de Centroáfrica, que se convirtió en su segunda patria, por todos los años que trabajó en aquellas misiones. De 1974 a 1983 estuvo en la misión de Boda encargado de los campos de la misión y de otros trabajos en la parroquia.

Después de su primera experiencia en Centroáfrica regresó a México para un servicio a la provincia. En 1984 fue destinado a la comunidad de la casa provincial para ayudar como ecónomo y de ahí, un año después, pasó a la comunidad de Guadalajara hasta el año 1987.

En los años 1991-1997 vuelve a las misiones de Centroáfrica para trabajar en las comunidades de Zemio, Bangui y Grimari. De 1997 al 2001 regresó de nuevo a México para algunos servicios y vacaciones y de 2002 al 2009 regresará a Centroáfrica para su último servicio en aquellas misiones. Del año 2010 hasta 2021 estuvo en las comunidades de Monterrey, en la casa provincial y finalmente en el Oasis de Guadalajara en donde falleció el 29 de enero de 2021.

El hermano Hermenegildo ha dejado entre nosotros el recuerdo de un misionero comboniano identificado y apasionado por su vocación misionera. Era un hombre sencillo y alegre, de comunión y compañía. Era respetuoso y servicial, disponible para llevar a cabo todos los encargos que se le pedían. Fue siempre un gran animador misionero e iba con mucho gusto a los días misionales, aunque eso implicara grandes sacrificios y cansancio. Siempre fue un misionero alegre y no perdía ocasión para compartir sus dones de cantor y de animador en todas las fiestas.

La misión de Centroáfrica fue su gran pasión y se sentía identificado con la gente de las parroquias en donde le tocó servir y compartir su vida en cercanía y fraternidad con los más pobres. Siempre se sintió parte del grupo de misioneros que siguen dando su vida en aquellas tierras y seguramente uno de los dolores más grandes que le tocó vivir fue el no haber podido regresar a vivir con ellos sus últimos años. Todavía enfermo y con los años que aumentaban, seguía pidiendo ser destinado de nuevo a su misión. El Señor tenía otros planes para él y fue una de las tantas víctimas del virus que sigue sembrando tanto sufrimiento entre nosotros.

El hermano Hermenegildo fue un religioso que asimiló sin muchas dificultades los valores de la vida religiosa. Amaba y le gustaba vivir en la comunidad. Era fiel a sus obligaciones y a sus compromisos de oración personal y comunitaria. Su espíritu de servicio lo mantenía siempre atento a las necesidades de la comunidad y según sus posibilidades, no dejaba pasar las ocasiones para ayudar.

Humanamente hablando, el hermano Hermenegildo fue una persona atenta, amable y educada, seguramente reflejo de la educación recibida en el seno de una familia sencilla, pero marcada por los valores de la fe y de la confianza en el Señor. En sus relaciones con los demás mostraba una enorme capacidad para socializar y para estar con las personas. Como otros de sus compañeros demostró una aptitud para los contactos muy sencillos con las personas. Se podría decir que era una misionero que disfrutaba estar con las personas y sentía que eso era una manera de hacer misión.

Vivió su vocación misionera comboniana identificado con el carisma y teniendo siempre presente en su vida la figura de nuestro fundador. Comboni fue una presencia y una referencia que lo acompañó y lo sostuvo en todos los lugares y en todas las experiencias que le tocaron vivir. 

(P. Enrique Sánchez González, mccj)