Fecha de nacimiento: 05/06/1942
Lugar de nacimiento: Sahuayo / México
Votos temporales: 19/03/1960
Votos perpetuos: 19/03/1966
Fecha de fallecimiento: 23/01/2021
Lugar de fallecimiento: Guadalajara / México

El Hno. Rodolfo nació en Sahuayo, Michoacán, el 5 de junio de 1942. Formó parte del primer grupo de candidatos a Hermanos que iniciaron su formación en México. El 19 de marzo de 1960 emitió sus primeros votos y seis años después, el 19 de marzo de 1966, hizo su profesión perpetua en La Paz.

De 1960 a 1970 fue destinado a Santiago, en la Baja California Sur, donde trabajó en la construcción, aprendiendo un oficio que luego se convertiría en una de las principales tareas de su servicio misionero, especialmente en África. De 1970 a 1973, fue destinado al postulantado de Xochimilco como encargado de la manutención de la casa y para ayudar en la animación misionera.

En 1974 comenzó su primera experiencia misionera en África. Al llegar al Zaire, actual RDC, fue destinado a la comunidad de Mungbere, donde trabajó en la construcción de algunas escuelas, dispensarios y capillas; luego, en 1985 y hasta 1987, fue enviado a Dakwa, dedicado a la promoción humana.

En 1988 regresó a México, a Monterrey, para trabajar en la formación de los postulantes candidatos a Hermanos. Desempeñó este servicio hasta 1990, cuando fue destinado a la Delegación de América Central. En San José de Costa Rica permaneció en el postulantado a cargo del mantenimiento de la casa.

En 1993 fue enviado de nuevo a las misiones de la RDC, primero a Dakwa y luego a Isiro, de nuevo como encargado de la casa. Seis años después regresó a México y fue enviado a San Felipe Usila, Oaxaca, entre los indígenas chinantecos. Estuvo en México tan sólo dos años y en 2002 regresó a África, de nuevo a RDC y un breve período en Chad. En 2004 tuvo que regresar a México.

En 2010 se le concedió su deseo de volver a África y fue enviado a África Central. Dos años después, tuvo que volver a México por motivos de salud y fue destinado a la comunidad Oasis de Guadalajara, donde el Señor le llamó, durante la pandemia de Covid-19.

El Hermano Rodolfo era una persona sencilla y alegre, que trabajaba con entusiasmo en todas las misiones a las que era destinado. Le gustaba estar con los demás y participaba de buen grado en los momentos de convivencia tanto en la comunidad como con la gente. Tenía un estilo de vida sencillo y cordial que facilitaba sus relaciones con la gente. Le gustaba especialmente la animación misionera y las jornadas misioneras.

En las comunidades donde vivió su consagración misionera, siempre dio ejemplo de fidelidad a su compromiso de oración personal y nunca faltó a los actos comunitarios. Tenía una clara identidad comboniana y el modo en que compartía su experiencia demostraba que conocía personalmente a San Daniel Comboni.

En los últimos años, la enfermedad lo puso a prueba. Tuvo que luchar no sólo con problemas físicos, sino también a veces con periodos de depresión, de los que siempre consiguió recuperarse y siguió manteniendo un espíritu positivo, tratando de estar con los demás.

El Hno. Rodolfo pasará a la historia comboniana por haber hecho su trabajo con dedicación y como una piedra escondida; pero el bien que sembró en tantas personas, especialmente en África, hará que se le recuerde para siempre como un buen misionero que se cruzó en sus vidas para recordarles que el Señor les amaba.