Fecha de nacimiento: 08/09/1929
Lugar de nacimiento: Tlazazalca/Messico
Votos temporales: 05/06/1959
Votos perpetuos: 05/06/1965
Fecha de fallecimiento: 09/06/2014
Lugar de fallecimiento: Zapopan, Jal. (Messico)

«Nací el 8 de septiembre de 1929 en Tlazazalca, Michoacán. En abril de 1956, recuerdo que el primer viernes del mes, después de escuchar la misa, regreso a casa, preparando mi máquina de coser para ponerme a trabajar en la sastrería. En ese momento llegó uno de los acólitos de mi parroquia y me dijo, Salva te habla el sr. cura. Pensé: ‘vamos a ir a un de los ranchos’, ya que siempre me invitaba a salir con él. Llegué a la iglesia y me dijo el sacerdote: ‘Mira están dos misioneros que quieren hablar contigo, ya hablamos, y me dejaron unas revistas para que las leas’.

Quince días después me llegó una carta con la lista de ropa y cosas que necesitaba, para ingresar a la casa religiosa de los combonianos. Veinte días después ya estaba en la colonia Moctezuma de la Ciudad de México (esta casa fue la primera que los misioneros combonianos tenían en el centro de México). En dicho lugar me encontré con otros ocho jóvenes que como yo buscábamos dar respuesta a la inquietud misionera, todos ellos eran aspirantes a Hermanos Religiosos. Me quedé con ellos dos meses, después de este tiempo ingresé al noviciado, que se encontraba en la parroquia de Tepepan, municipio de Xochimilco. De esta manera en el año de 1957 inicié la aventura de vivir el noviciado junto con otros compañeros. Dicha experiencia terminaría el 5 de Junio de 1959 realizando mi primera profesión religiosa. Fui asignado a permanecer en la casa formativa del noviciado por dos años más, con el encargo de hacer uso de mi profesión de sastre, yo la hice de ‘modista de sotanas’ para los nuevos novicios que en esos años llegaban a nuestro Instituto.

Mi primera destinación fuera del país fue Pordenone, en la bella Italia, donde pasé cuatro años en una casa específica para formar a los Hermanos. Ahí encontré diferentes talleres donde aprender y perfeccionar nuestros talentos, según las cualidades de cada uno.

En 1966 regresé a México y ya me tenían trabajo en un Internado de jóvenes huérfanos llamado ‘Nazaret’. Ahí mi trabajo era de ayudar a estos jóvenes a aprender algún oficio. Mi estancia en este lugar fue de ocho años, hasta que en 1974 entregamos el internado a la comunidad de los Religiosos Mercedarios.

Una vez concluida esta bella experiencia, fui destinado a la provincia de Ecuador. El tiempo que estuve de Misionero en Ecuador fue de 1975 a 1981. En ese año regresé a México y pasé un año por la casa de Guadalajara. En 1982 me enviaron a Tuxtepec, Oaxaca, con la encomienda de ser procurador de las misiones que teníamos en esa zona de México, hasta que en 1994 me trasladaron a Sahuayo Michoacán, donde hacia las veces de San José, es decir, en la administración de los bienes, teniendo el encargo de ecónomo y el mantenimiento de la casa. Una experiencia que nunca podré olvidar de mi paso por Sahuayo ha sido la oportunidad de acompañar un grupo de peregrinos a Tierra Santa, lugar de encuentro espiritual y misticismo, con aquel que dio la vida por mí y me llamó a esta vocación de servicio, a través del silencio y el trabajo.

Después de dieciocho años, que trabajé en tierras michoacanas, lugar de encuentro con personas sencillas, que conquistaron mi corazón, donde encontré amistades sinceras, y donde he pasado el mayor tiempo de mi vida misionera, no puedo negar mi agradecimiento a Dios por estos años dedicados al servicio que me ha dado grandes satisfacciones y alegrías.

Y ahora me encuentro en esta casa de descanso llamado Oasis Comboniano, en donde atiendo mis necesidades de salud y mis responsabilidades como religioso. Es aquí donde Dios me concede vivir estos momentos preciosos de llegar a mis bodas de oro, como religioso misionero comboniano».

Después de un par de años de sufrimiento soportado por amor y con alegría, fiel hasta el fin a su vocación misionera, el Hermano Salvador, el ‘sastre de Dios’, fue atacado por una pulmonía que le robó poco a poco el oxígeno, pero no el espíritu, el cual entregó serena y definitivamente en las manos del Padre en la madrugada del 9 de Junio de 2014, en Zapopan (Jalisco), después de haber recibido la unción de los enfermos y la comunión eucarística en la fiesta de Pentecostés.

Testimonio del propio Hermano Salvador desde el Oasis (Zapopan, Jalisco)
Del mccj Bolletin suplemento in memoriam nº 262 enero 2015, pág. 54-55