Fecha de nacimiento: 17/11/1944
Lugar de nacimiento: Carbajal de la Legua /E
Votos temporales: 15/08/1965
Votos perpetuos: 09/09/1969
Fecha de ordenación: 22/03/1970
Llegada a México: 1980
Fecha de fallecimiento: 20/01/2019
Lugar de fallecimiento: Ciudad de Guatemala/GUA
Español de nacimiento, misionero itinerante, místico y dinámico, párroco y maestro, crítico y humorista, fue devoto de Santa Teresa de Ávila, en cuyas obras basó su espiritualidad.
Balbino nació en Carbajal de la Legua, diócesis de León (España), el 17 de noviembre de 1944. Hizo el noviciado en Moncada y la teología en Venegono. Fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1970 y asignado a la Provincia del Sur de Brasil, donde asumió, entre otras funciones, la coordinación de la parroquia de Ecoporanga, diócesis de São Mateus (Estado de Espíritu Santo), de 1972 a 1976.
“El P. Balbino -escribe el obispo emérito Aldo Gerna- era un hombre de visión amplia y abierta en el camino de la Iglesia hoy. Amaba a los pobres y a menudo repetía que quería ser enterrado en Pitengo, una comunidad que parecía no tener contacto con el mundo debido a su distancia de la iglesia de Ecoporanga, su pobreza y la sencillez de su gente. Por eso admiraba y le gustaba ese lugar”. Durante algunos años, con otros misioneros fidei donum y con la Hna. comboniana María Vidale, coordinó la pastoral diocesana de São Mateus”.
En el período de cambio postconciliar, surgieron conflictos entre los misioneros que asumieron el Vaticano II, dando prioridad a la opción preferencial de los pobres, siguiendo el método social de la Teología de la Liberación y de las CNBB, y otros sacerdotes que prefirieron no involucrarse en la lucha social. Pero la mayoría de los sacerdotes de la diócesis de São Mateus asimilaban la mística de “no se hace pastoral si no se participa en las luchas del pueblo y no se comparten sus sufrimientos y sus victorias” (G. Munari, Caminhos Combonianos no Brasil, p. 228). En este contexto, Mons. Gerna confiesa que el P. Balbino, coordinador general de la diócesis, le sorprendió por su capacidad para llevar a cabo esta tarea y sigue contando que en los años 80 “el P. Balbino y yo teníamos una perfecta armonía en la dirección de la pastoral diocesana y una amistad única. En los momentos más difíciles, Balbino me aconsejó sobre las opciones pastorales a tomar de la manera correcta. Verdadero amigo, el P. Balbino vivìa una espiritualidad profunda y contagiosa conmigo, como ningún otro”.
P. Karl Peinhopf escribe: “Profundamente identificado con el carisma comboniano, el P. Balbino tenía un estilo de vida muy sencillo, limpiaba la casa y le gustaba cocinar, compraba los alimentos más sencillos y baratos. En el trabajo pastoral, buscó un nuevo método de evangelización, como visitar a las familias en sus casas. Durante la semana, cada tarde o cada mañana, visitaba a las familias una por una. Durante los días de descanso, se dedicaba a leer los documentos del Instituto, de la diócesis y del Papa”.
“El P. Balbino tenía una virtud poco común entre los mortales -escribe el P. Massimo Ramundo-, su extrema sinceridad; pero era inquebrantable cuando miraba lo que creía correcto, porque vivía de lo que se alimentaba. Era radical. A menudo se preocupaba por el abandono de los fieles católicos que emigraban a otras iglesias o sectas. Para comprender la razón, visitó iglesias cristianas no católicas, y también para comprender mejor el lenguaje y la necesidad de los fieles”.
P. Balbino no permaneció mucho tiempo en la misma comunidad. Después de su misión en el sur de Brasil, pasó por varias circunscripciones: México (1980-1989), España (1989-1996), América Central (1996-2001), Brasil Sur (2001-2011), y de nuevo América Central desde 2011 hasta su muerte.
En mayo de 1977 el P. Balbino me introdujo en la parroquia de Pinheiro (ES). De él aprendí la nueva forma de hacer ‘misión liberadora’, acepté voluntariamente asumir las prioridades de la pastoral diocesana de la época que privilegiaba a las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), a los ministerios de los laicos, a la formación política de nuestros líderes en un camino pastoral diocesano no siempre fácil o incluso unitario. Por este “camino de liberación”, la Iglesia de São Mateus era considerada una diócesis “entre las más progresistas y radicales de Brasil”.
(P. Enzo Santangelo, mccj)