Fecha de nacimiento: 01/05/1932
Lugar de nacimiento: Brescia/I
Votos temporales: 09/09/1951
Votos perpetuos: 09/09/1957
Fecha de ordenación: 31/05/1958
Llegada a México: 1963
Fecha de fallecimiento: 02/09/2016
Lugar de fallecimiento: Brescia/I

P. Umberto Parizzi nació en Brescia, Italia, el 1 de mayo de 1932, hijo de Primo y Antonietta Scolini. Procedente de la escuela apostólica de Brescia, hizo el noviciado en Gozzano, donde emitió los votos temporales el 9 de septiembre de 1951. Hizo el escolasticado en Verona, en la Casa Madre, en Pesaro, en España y finalmente en Venegono, donde emitió los votos perpetuos el 9 de septiembre de 1957. Fue ordenado sacerdote en Milán el 31 de mayo de 1958 e inmediatamente después fue promotor vocacional durante un año en la comunidad de Trento; de julio de 1959 a junio de 1962 fue enviado como formador a Rebbio, en la escuela apostólica, de la que fue vicerrector.

Destinado a México, en su carta al provincial de entonces, el P. Vittorio Turchetti, escribió: “Estoy muy contento de ser destinado allí, algo que esperaba desde que cursaba teología en Burgos, España. Ese año estudié español con bastante esfuerzo: sólo que ahora me falta algo de práctica. Sin embargo, creo que me las arreglaré bastante rápido. Estoy un poco triste por dejar mi trabajo en Rebbio, pero creo que es el momento adecuado para ir. Es fácil envejecer en espíritu antes de envejecer en cuerpo, y cuando uno se apega a un puesto corre el riesgo de envejecer.

Gratia Dei et sudore populi

Esta es una frase que el P. Humberto cita a menudo en sus cartas, en referencia a su servicio en México, donde permaneció, según los archivos provinciales, desde 1963 hasta 2007, con un intervalo de tres años en España e Italia. De los 41 años que vivió en México, la mayoría los pasó en Baja California Sur (BCS).

Llegado a la provincia a finales de 1962, fue destinado a la parroquia de Todos los Santos, BCS, hoy diócesis de La Paz, y allí permaneció como vicario hasta 1963, cuando fue enviado a la escuela apostólica de S. Franciso del Rincón, Guanajuato, que estaba en construcción, primero como padre espiritual y luego, de 1964 a 1965, como superior de la comunidad.

El seminario debía acoger a más de un centenar de seminaristas entre candidatos al sacerdocio y el P. Parizzi, bien enterado, escribió al provincial: “Con lo poco que estamos construyendo aquí en San Francisco, hay poco que desperdiciar. Hay que intentar economizar “hasta los huesos”, como diría Quintino Sella”.

Y sobre el tema de los seminaristas: ‘no son todos santos ni todos diablos, tienen lagunas y casi todos prefieren jugar a estudiar. Esto también ocurría en mi época, de hecho no me moría de ganas de estudiar… pero si no se esfuerzan los mando a casa para que el seminario no se convierta en una “granja de burros”.

Luego regresó a la ciudad de La Paz, como vicerrector del seminario diocesano de 1965 a 1968, y vicario de la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Villa Constitución (hoy Ciudad Constitución) en la diócesis de La Paz, hasta 1971. En las cartas que escribió al provincial de la época, el P. Gianpiero Pini, podemos ver el compromiso de su comunidad: la construcción de capillas, el deseo de crecer en la fe, la solidaridad y la caridad mediante la ayuda económica a otras comunidades y grupos.

Fundó el periódico “Soldado Desconocido”, que le era especialmente afín, como medio de animación y contacto con amigos, familiares, feligreses y bienhechores.

En 1979, destinado a España, lo encontramos como animador y en la promoción vocacional en Barcelona. En una carta expresa su dificultad para integrarse en este servicio, aunque se esfuerza por llevarlo a cabo de la mejor manera posible. De 1980 a 1983 trabajó en Italia, especialmente en Verona, en la animación misionera. Pero su deseo era volver a la provincia mexicana y expresaba su alegría cuando algunos misioneros de México llegaban a la Casa Madre.

Y de nuevo a México, fue destinado por el Superior General, P. Salvatore Calvia, en 1983.

Llegó en junio de ese año a Ciudad Constitución, BCS. Luego lo encontramos de nuevo en Bahía Tortugas y en La Paz, en la parroquia de San Martín de Porres, posteriormente entregada a la diócesis, y de nuevo en Bahía Tortugas desde 1990 hasta 2007.

En octubre de 1994, escribió al P. Vittorio Moretto, informándole de su intención de exponer un retrato de Daniel Comboni en la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, para que “nuestro fundador sea venerado solemnemente junto a Nuestra Señora de Guadalupe en este remoto rincón del mundo”. Y en marzo de 1996 tuvo la extraordinaria oportunidad de participar en la beatificación de Comboni, en Roma, en la Plaza de San Pedro, y en las misas de acción de gracias en Limone sul Garda, en la Catedral de Brescia y en la Casa Madre de Verana.

50 años de sacerdocio

Mientras estaba en Italia, para participar en el Curso de Renovación, volvía México en 2008 para celebrar -en la parroquia de Asunción, Bahía Tortugas- el 50 aniversario de su ordenación sacerdotal. He aquí lo que escribió con motivo de ese aniversario: “Aquella mañana del 31 de mayo de 1958, cuando el arzobispo Montini puso sus manos sobre mi cabeza, me dije: ‘Ojalá las mantuviera sobre mí mientras estuviera en el campo’… Pero no había escapatoria: a eso de la una de la tarde, después del almuerzo, cuando salía de la catedral de Milán con mi papá y mi mamá, sentí que en el lugar de las manos de Montini, Otro de allá arriba extendía sus manos y las presionaba sobre mi cabeza. Y nunca las soltó, gracias a Dios, de lo contrario estos 50 años de sacerdocio habrían sido un desastre. Por ejemplo. .. pero dejémoslo así.

En todos estos años he trabajado, no diré que como un adicto al trabajo, pero desde luego sin subir de categoría. Siempre un soldado desconocido. Pero me divertí mucho. Cuando me tocó ser párroco, no tenía a nadie más sobre el que pudiera extender mi hambre y sed de apostolado. Pero esto me hizo descubrir que, en ausencia de sacerdotes colaboradores, los laicos y especialmente las laicas trabajan muy bien.

En Insurgentes (1972-78), donde sólo era sacerdote en la parroquia, descubrí que Chata, diminutivo de María Asunción López Cisneros, esposa de Carlos López, era la encarnación del Sacerdocio ministerial “en femenino”. Esta pequeña dama, que por un giro de la naturaleza se había encontrado mujer en lugar de hombre y estaba predestinada a ser sacerdote, llamaba al Señor Jesús con su fe y su amor cuando llegaba el momento de la Consagración. Cuando el Señor Jesús regresara para morir y resucitar durante los días de la Semana Santa, lo haría observando los sacrificios de Chata. En definitiva, nunca pude entender quién trabajaba más como sacerdote, si yo o Chata. Todo esto me hizo reflexionar y desmanteló en mí la sensación de sentirme plenamente realizado.

Durante mis años como sacerdote, dirigí espiritualmente a miles de fieles dispersos por los cuatro puntos cardinales. Realicé mi dirección espiritual en la línea de los combonianos. Con mi lasaña al horno he dirigido a miles de catequistas en la Baja California. Con mi silencio y mi capacidad de escuchar a la gente, recibí más fe de la que supe dar; con la celebración eucarística y la comunión de los fieles, alimenté a mi pueblo con el Pan de la Vida. Como “director espiritual” clásico, admito que fui un fracaso. Pero, ¿quieres poner la alegría de quien durante 50 años ha sido “dirigido” por Dios en sus múltiples presencias? La Encarnación, la Eucaristía, la Palabra de Dios, los Sacramentos y sobre todo el prójimo, los superiores, los hermanos, Chata y hasta los últimos amigos de Bahía Tortugas…

Especialmente en Bahía Tortugas, durante unos buenos 17 años, descubrí que cuanto más se deja hacer al Espíritu Santo, mejor. Y como todos los bautizados tienen el Espíritu, en Tortugas los que dirigían el espectáculo eran casi exclusivamente laicos. Organizaban y predicaban en retiros, iban a evangelizar a los pueblos vecinos, meditaban y hablaban de la Palabra de Dios con autoridad y sobre todo con el ejemplo de sus vidas. Imagínate que un grupo de estos, que querían llamarse ‘renacidos en Cristo’. tras un retiro de fin de vida, decidieron dejar el hábito de la droga y cambiar su vida por completo”.

El 1 de julio de 2008, el P. Humberto fue destinado a la comunidad adscrita a la parroquia de Ciudad Constitución, B.C.S. Y el P. Rafael González Ponce, superior provincial, le escribió: “Le doy una cordial bienvenida a esta su provincia, después de su periodo de recuperación en Italia…”. También le informo de su destino a Constitución , BCS., para continuar su servicio en la evangelización. Le deseo lo mejor en esta nueva tarea… .”; un encargo que nunca llegó a realizar por motivos de salud. De hecho, tuvo que volver a Brescia para recibir tratamiento y permaneció allí hasta su muerte el 2 de septiembre de 2016.

P. Erasmo Norberto Bautista Lucas, mccj

Del MCCJ Bulletin suplemento al nº 270. pp. 115-118