Fecha de nacimiento: 26/04/1943
Lugar de nacimiento: San Miguel de Allende/México
Votos temporales: 11/02/1962
Votos perpetuos: 11/02/1968
Fecha de ordenación: 14/09/1969
Fecha de fallecimiento: 10/11/2013
Lugar de fallecimiento: Covina / USA
Nació el 26 de abril de 1943 en la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato (México), de lo cual siempre se sintió orgulloso. El mayor y único varón de una familia de siete hijos, le sobreviven su madre (92) y sus seis hermanas. Doña Mina, su mamá, comentaba lo difícil que le fue convencer a su padre cuando aquel chiquillo de once o doce años, le dijo que quería ser misionero. Pese a eso, teniendo el apoyo de su madre, dejó el nido muy pronto para empezar su formación en nuestro Instituto. Ya se entreveía el temperamento de Miguel Ángel.
Era de carácter exuberante, sociable, pícaro y con facilidad para la conversación. Era leal y franco, le gustaba decir las cosas sin tantos rodeos; también con el riesgo de ganarse antipatías. Inquieto e inteligente le gustaba fundamentar lo que decía o escribía. Por ello tomó en serio la vocación del periodismo, servicio que prestó la mayor parte de su vida en nuestro Instituto.
Una vez terminada la primera etapa de acompañamiento vocacional (escuela apostólica), es enviado en 1960 a Tepepan (Ciudad de México) para la fase del noviciado. Emite sus primeros votos religiosos el 11 de febrero de 1962, con 19 años. Ya religioso, es enviado a San Diego, Calif. (USA), donde permanece por un lapso de dos años para los estudios filosóficos. En 1964 es enviado a Venegono, Italia, para el estudio de la teología. Allí emite sus votos perpetuos el 11 de febrero de 1968, exactamente seis años después de su primera profesión religiosa. Una vez concluida la teología, es ordenado sacerdote el 14 de septiembre de 1969 con 26 años de edad.
Recién ordenado sacerdote, permanece en México donde presta varios servicios: formador de jóvenes candidatos en San Francisco del Rincón, Gto., lo mandan a Ciudad de México a colaborar con las revistas demostrando sus dotes de periodista. En México permanece siete años, hasta 1976.
Apenas terminado su servicio en provincia, es enviado al mundo árabe en 1976 (Líbano, Jartum y Egipto, África) donde trabaja durante siete años. En 1983 es llamado a México, donde transcurre algunos meses entre su provincia y España, como tiempo sabático. En 1984 lo envían nuevamente a los Estados Unidos como formador de pre-postulantes y para la animación misionera. Allí dura 13 años. En 1997 nuevamente es llamado a México para ponerlo al frente de varios servicios: responsable de los laicos, director de Esquila Misional, dura diez años, hasta el 2007 cuando es llamado al Perú para dirigir las revistas Misión sin Fronteras y Aguiluchos, experiencia que dura más de cuatro años.
En el 2011 regresa otra vez a los Estados Unidos, como superior de Casa Comboni, director de Comboni Missions y dictando charlas sobre la misión. Se puso a trabajar con el entusiasmo de un joven y encontró la estima y la amistad de todos. Sin embargo casi inmediatamente empezó a tener problemas de salud y dolor a los huesos. A pesar de todo esto, P. Miguel continuó en sus tareas hasta el último día, siempre pensando a la misión y a la familia de los Combonianos. Falleció el domingo, 10 de noviembre del 2013, a las 3:30 de la tarde.
Como dije antes, Miguel Ángel fue llamado por el Señor para ser su mensajero desde que era apenas un niño. Tenía defectos como todos, pero en atención a lo que nos decía san Pablo de amarnos unos a otros, quiero transcribir las palabras del Hno. Arnaldo Braguti, religioso que lo conoció bien: “Trabajé con él más de siete años, desde el año 2000 hasta cuando P. Miguel Ángel fuera enviado a Perú. Fueron años durante los cuales yo aprendí a conocerlo y a valorarlo como persona y religioso. Había aprecio mutuo y este sentimiento nos ayudaba a superar los inevitables contratiempos de la vida comunitaria. Siempre experimenté un discreto apoyo de su parte cuando surgían dificultades en el desarrollo de mi trabajo como administrador del CAM. No era dado a difundir chismes y era leal con los amigos. En la siempre difícil cuestión de la práctica de la pobreza, aprendí de él una forma de coherencia que puede ser puesta en práctica sin muchas teorías que complican la vida: ser sobrios. P. Miguel Ángel practicaba discretamente la sobriedad como forma de vida, en como vestía y administraba el dinero y en las cosas que usaba. Tenía perfectamente equilibrado el gasto de la casa, en esto era para mí un modelo y ejemplo”.
Otro aspecto que me llamaba la atención de nuestro hermano, era su pasión por nuestro trabajo. Miguel Ángel era tozudo, emprendedor y siempre estaba buscando qué hacer. Todavía me llamó el 31 de octubre, desde USA, una semana antes de morir, para pedirme que le enviara un material que necesitaba. Eligió ‘gastarse’ hasta el último momento.
(P. Rogelio Bustos Juárez mccj)