Archives agosto 2023

Historia de una vocación

Por: Hna. Diana García

Mi nombre es Diana García García, Religiosa en la Congregación de Hermanas Oblatas de la Santísima Eucaristía, recién profesa en el día de Pentecostés. Soy originaria del estado de Zacatecas, del Pueblo Mágico de Jerez de García Salinas, ¡un pueblo con un corazón de poeta y músico!

Mi primer opción siempre fue la música y mi segunda la psicología, pero a final de cuentas como dice el dicho: “Pájaro vuelve a tu jaula”, hice la Licenciatura en Psicología Educativa e hice una Maestría en Humanidades y Procesos Educativos y a la par que estudiaba estas carreras, estuve en la Licenciatura de Música con énfasis en Violín, todo esto lo realice en la Universidad Autónoma de Zacatecas y realicé algunos estudios de Facilitación Humanista y Musicoterapia en la ciudad de Guadalajara con maestros del ITESO y del Instituto de Musicoterapia Humanista; a su vez, estudios de Danza y Terapia de Movimiento en Aguascalientes en el instituto de INTEGRO.

Dios se encargo de enamorarme a través de la música; mi historia vocacional, tiene que ver con mi historia musical; las clases de guitarra las llevé con el grupo de niños y adolescentes de la parroquia a la que pertenezco, San José Obrero. Mi mamá me llevó con el grupo que  se llamaba ADS, “Amigos de Domingo Savio” un grupo de la familia Salesiana, en donde, mi amor por nuestro Señor Jesucristo y Santa María Auxiliadora iba en aumento, así como por San Juan Bosco y Santo Domingo Savio, sembrándose en mí ser, valores y actitudes de verdadera amistad, lealtad, fe, alegría, servicio y amor, pues mis grandes amigos siempre serán ¡Jesús y María!; reflejando mi amistad divina, con las personas que convivo y algo que quedó muy en mi interior de la espiritualidad Salesiana es que la “santidad consiste en estar siempre alegres” (San Juan Bosco).

En el coro de ADS tocábamos la misa dominical y también participábamos en los jueves de Hora Santa. En uno de esos jueves que el sacerdote elevaba a nuestro Señor Jesucristo  y nosotros cantando, recuerdo que muy en mi interior le dije a Jesús: -Que bueno sería por siempre cantar y tocar para ti-  y el Señor sí que me tomó la palabra.

Cabe destacar que aprendí muy rápido a tocar la guitarra, lo básico de acordes en unas vacaciones de verano y los cantos de la misa, luego me llevaron a clases de guitarra en el DIF y ahí el Maestro Don Mauro un músico ya viejecito, muy buen músico, tocaba muchos instrumentos entre ellos el violín, y de la guitarra me cambie al violín.

Cuando me fui a estudiar a Zacatecas, todos los jueves es tradicional que la banda del estado toca en la Plazuela Goitia y tocó en un Jueves de Corpus Christi, me fui a escuchar la banda por la tarde, yo no sabía que era día de Corpus, y no había sido muy consciente del  Jueves Eucarístico y Sacerdotal. En esa etapa de mi vida, para mí el jueves se convirtió en día de banda del estado, o también estaban los jueves universitarios.

En el tiempo de estudiar en la universidad, me aleje un poco de las actividades religiosas; estaba más centrada en el estudio, pues quería ser una gran violinista. Así que ese jueves de Corpus ahí estaba; cuando de repente vi al Santísimo en una custodia muy grande, pasar por enfrente de la plaza, en un carro alegórico, tuve una sensación muy fuerte en mi cuerpo, así como dicen que se me puso la piel de gallina y como si fuera un imán me uní a la procesión, la verdad fue una sensación muy misteriosa.

Estuve en varias agrupaciones musicales: en el coro de ADS, la rondalla sentimiento estudiantil, y la rondalla femenil piel canela, luego en el mariachi continental femenil, en la orquesta de la universidad, en el dueto allegro;  así que anduve en muchas giras, nacionales y también me tocó la gracia de ir a giras internacionales. Andaba de un lado a otro, buscando mi ser, con miedo a dejarme encontrar por el máximo ser; es decir Dios.

Hasta que me deje encontrar, al llegar a trabajar en un municipio que se llama Trinidad García de la Cadena, del mismo estado de Zacatecas, me hospedé con una familia cristiana muy comprometida, que me invitó a un encuentro misionero laical y como vi mucha sanación de heridas emocionales en las personas, me entusiasmé y dije: ¡esto es una mega terapia! Me alegraba bastante ver cómo la acción de Dios iba sanando a las personas y me gustaba estar en el servicio de intercesión, orando frente al Santísimo, y el de música. Aquí sin saberlo, el Señor ya me estaba llamando, integrando mi ser musical y de psicóloga por el bienestar emocional de las personas, y se fue integrando con el bienestar espiritual. Invité a una amiga maestra a este encuentro y ella me dijo: ”quiero ser religiosa”. Me invitaba a retiros vocacionales, pero yo seguía corriendo y no tenía tiempo de ir.

Hasta que por fin accedí a ir a un pre-vida contemplativo en la ciudad de Guadalajara, como acompañante de mi amiga que quería ser religiosa y en ese retiro, conocí a las hermanas Oblatas de la Santísima Eucaristía. Mi amiga, la que tenía tantas ganas de ser religiosa, nada más encaminó a esta alma que escribe y comparte esta historia, pues ella no se quedó y yo, que me resistía y no sabía cuál era mi lugar en el mundo, entre la psicología, la música, el deporte, los viajes, las fiestas y un montón de ruido, por tantas actividades que realizaba, el Espíritu Santo muy amorosamente me fue guiando y me abrió un abanico de carismas, congregaciones religiosas, opciones de vida consagrada, hasta tuve la oportunidad de asistir a la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá. Fue muy claro que Papá Dios me llamó para ser esposa de Cristo, como consagrada en la vida Religiosa y en una vida contemplativa – apostólica.

No me la creía tanto que fuera hacia lo contemplativo, por mi ser tan inquieto, de hecho hasta pensé que entraría con las Hijas de María Auxiliadora, las Hermanas Salesianas, por la cuestión educativa, o con las Siervas del Plan de Dios que tienen una banda musical; pero el Señor se encarga de dar la gracia y el estar frente a Jesús Eucaristía es algo que me llena, que me atrae mucho, como ese imán cuando lo vi pasar en ese día de Corpus Christi. Al estar ahí de rodillas pidiendo por todo el mundo, confiando en la acción de Dios, solo de rodillas contemplándole, acompañándole y con alegría compartiendo todo lo que Jesús me alimenta de su Amor Eucarístico, para darlo en la catequesis en la Educación en la fe y cantando en el coro con las hermanas para alabarle, ver que con las Oblatas hay música, educación y lo esencial oración contemplativa; ví que ese era mi lugar.

Cuando mi familia supo de esta noticia de irme como religiosa, no lo tomaron con agrado, pues mi vida ya estaba hecha, tenía un trabajo que me aseguraba la vida temporal hasta pensionarme, estudios; pero me faltaba el sentido de mi existencia y eso fue más fuerte para decidir renunciar a lo ya asegurado por el mundo, para entrregarme mejor en las manos y voluntad de Dios, que es mi máxima seguridad ¡Asegurarme a la vida eterna!

Me preguntan qué es lo que dejo al decidir irme de religiosa contemplativa, y siento que no dejo nada, sino que me llevo todo, solo hago un cambio de actividades, mi familia siempre está en mi corazón y en el de Jesús Eucaristía; el ambiente de trabajo que tenía también lo llevo en mi ser para entregarlo en la oración y pedir por toda la comunidad educativa y desde el Santísimo también pido por todos los psicólogos del mundo y los profesionales de la salud mental, para que sepan llevar a una buena salud emocional a las personas que les son confiadas.

Tal vez lo único que dejo son las falsas ilusiones de un mundo que te dice que la felicidad se encuentra viajando, divirtiéndose dándole vuelo a la hilacha sin ningún compromiso, viviendo aceleradamente, trabajando para tener casa, coche, siguiendo alguna ideología y luchar por ella, etc. Me doy cuenta y experimento que la verdadera felicidad la encuentro en el Corazón de Jesús Eucaristía, cantándole, alabándole junto con más hermanas, unidas con toda la iglesia; la verdadera felicidad la encuentro con Jesús en el reposo, en el gozo de la creación al contemplar todo lo que el Señor me permite en el cielo, tierra, agua y sobre todo en la belleza de cada persona; la verdadera felicidad la encuentro en la palabra de Dios, que me guía, la verdadera felicidad está dentro de mi ser, pues ahí esta Dios y me permite encontrarme con las personas, ponerme al servicio y compartir. En todo esto y más está la verdadera felicidad.

También me preguntan: ¿Ser contemplativa, te impide seguir desarrollando tus talentos musicales y otros? Para nada, al contrario, me permite estar más en conexión conmigo misma, sin tantos ruidos externos, conociendo mis ruidos internos y saberlos canalizar, platicarlos con Jesús Eucaristía en la oración y así, siendo más consciente de mí misma, de la escucha de la voz del Espíritu Santo, que me anima y me da fuerzas para realizar con alegría cada una de las tareas del día a día, busco los espacios para en la medida de lo posible practicar la música, pues ahora estoy aprendiendo a tocar el piano.

Para ir concluyendo con este compartir me expresan los Combonianos lo siguiente: Los jóvenes de hoy viven atrapados en las redes sociales, esto les impide conectarse con Dios. ¿Qué mensaje tengo para ustedes? Yo también soy joven y también ando por las redes sociales. Lo que sí les puedo decir es que nuestro buen  amigo y Padre Dios busca y llama primero, él siempre sorprende; así que si están muy atrapados en las redes sociales es posible que Dios los encuentre por ese medio, para sacarlos de las falsas felicidades de tener muchos seguidores en instagram, facebook, tiktok, etc; ser influencer como youtuber o los más populares en alguna red social.

Ustedes jóvenes por el hecho de ser personas ¡Son muy valiosos! ¡Son la mejor obra de la creación! ¡Son incalculablemente amados por Dios Padre, por Jesucristo, por el Espíritu Santo! ¡Que nos quiere muy santos! por eso están aquí en el mundo, crean en ustedes mismos, en sus habilidades. Tienen toda la vitalidad, energía, sensibilidad; déjense guiar por personas adultas, sabias, sus padres, abuelos, maestros etc; pues a través de ellos el Espíritu Santo les guía. Atrévanse a estar en silencio visual-auditivo de una pantalla, respiren muy profundamente y abran sus ojos a los regalos de las bellezas naturales que Dios nos regala día con día, a la belleza de su propio ser y la alegría de estar con personas con quien convivir y poder abrazar realmente, sin enviar stikers o emojis de abrazos y besos, sino realmente estar con aquellas personas que les aman verdaderamente: su familia y estar consigo mismos en silencio y sobre todo con Dios.  Les invito a que se conecten con Jesús Eucaristía, pueden venir al convento, estamos en Camino Real a Xocimilco, No. 25, Tepepan, CDMX;  también pueden acudir a alguna capilla de adoración perpetua o en su parroquia más cercana y ahí, ante el sagrario, pasar largos momentos conectados con Jesús, platiquen con él y tengan por seguro que Jesús Eucaristía les hablará al corazón. Mil bendiciones para todos, en especial los jóvenes, y tengan por seguro que estoy orando por cada uno de ustedes, mujeres y hombres, pues son personas únicas, inigualables e irrepetibles, muy valiosas para mí y para mi esposo Jesús Eucaristía; jóvenes les amamos y queremos que sean muy santos.

Encuentro mundial de jóvenes combonianos en Portugal

La Familia Comboniana ha estado presente en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) a través de la iniciativa World Youth Comboni Gathering (WYCG), integrada por siete grupos de jóvenes procedentes de Estados Unidos, España, Panamá, Italia, Macao, Alemania y Portugal. En total unos 140 jóvenes y animadores de cuatro continentes y diversas nacionalidades, que han superado el desafío de la lengua gracias al lenguaje del amor.

Antes de separarse y regresar a sus países, el lunes 7 de agosto los jóvenes de la WYCG tuvieron un encuentro en la comunidad comboniana de Santarém (en la foto) para hacer balance de todo lo vivido en Portugal.

Una de las vivencias que más han destacado fue el impresionante silencio delante del sacramento de la Eucaristía durante la Vigilia de Oración del sábado por la noche. También algunas de las palabras del Papa exhortándoles a no tener miedo y a vivir de una manera inclusiva su seguimiento de Jesús: «¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos».

Durante la jornada del día 7 también hubo un momento de reflexión individual para que cada joven concretara los propósitos que lleva consigo tras la experiencia vivida en la JMJ y que posteriormente han compartido en pequeños grupos lingüísticos.

El último momento de este encuentro de evaluación ha sido la celebración de la Eucaristía, presidida por el P. David Domingues, Vicario general del Instituto de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús.

100 años del Hno. Romano Maran: «Caridad y misericordia»

Gran fiesta en Castel d’Azzano (Verona) el 1 de agosto, con motivo del centenario del hermano Romano Maran. Estuvieron presentes el padre Tesfaye Tadesse  (en la foto), superior general, el padre Fabio Baldan, superior provincial de Italia, el alcalde y miembros de la administración municipal de Castel d’Azzano, representantes de la parroquia local, numerosos miembros de la familia comboniana –padres y hermanos de la comunidad de la Casa Madre y de la comunidad de Padua, religiosas combonianas, seculares combonianas, laicos misioneros combonianos y un nutrido grupo de sobrinos nietos del hermano Romano. A todos se unieron los combonianos residentes en la comunidad de Castel d’Azzano (unos sesenta), junto con el personal sanitario.

El programa de animación, que comenzó a las 16.00 horas, se desarrolló de forma ágil y amena, jalonada de intervalos musicales. Para solemnizar la fiesta, una carta personal del obispo de Padua, Mons. Claudio Cipolla, leída por el padre provincial, y la bendición del Papa Francisco, entregada al hermano Romano por el padre Tesfaye.

El Padre Tesfaye le da al Hermano Romano la bendición del Papa Francisco.

Después del agasajo, los saludos, el corte del pastel y los brindis, todos se trasladaron a la gran capilla del Centro para la celebración eucarística, presidida por el padre Tesfaye.

El padre Tesfaye habló con personas que conocieron al hermano Romano y le aseguraron que “Romano siempre ha vivido en profunda comunión con Dios, rezando mucho y guardando silencio ante Él”. Comenta: «Sé que el hermano Romano sigue haciéndolo aún hoy. Ya no puede hacer la misión activamente… pero sigue siendo un hombre de oración y de escucha de la Palabra. Si esto no es una misión, ¿qué otra cosa es?». Y concluye exhortando a todos los hermanos a imitarlo, “dedicando todas sus fuerzas a la evangelización directa cuando somos jóvenes, e intensificando nuestra oración de intercesión misionera cuando nos faltan fuerzas”.

El hermano Romano, parcialmente superado por las fuertes emociones vividas durante la “fiesta”, accede a decir unas palabras sobre su vida como misionero. Unas pocas palabras, que sin embargo resumen no sólo la homilía del celebrante, sino toda su vida en síntesis. Dice: «100 años de vida… 100 años de caridad y de misericordia… Eso es lo que quiero decir».

Breves notas biográficas

El Hno. Maran nació en Selvazzano, en la provincia de Padua. Creció en una familia cristiana, donde aprendió a orar y trabajar. A los 15 años empezó a sentir el primer deseo de ser misionero. A los 19 años, en 1942, entró en el noviciado de los Misioneros Combonianos en Venegono Superiore (Varese), donde hizo su primera profesión religiosa el 7 de octubre de 1944. Eran años de guerra y todas las salidas hacia África estaban bloqueadas.

Finalmente, en 1947 el hermano Romano pudo partir hacia Sudán, donde trabajó durante 17 años: primero en el norte (1947-1956, en Jartum, donde hizo sus votos perpetuos el 7 de octubre de 1950), luego en el sur de el país (1957-1964). Él también experimentó el dolor agónico de la expulsión, cuando, entre el 27 de febrero y el 9 de marzo de 1964, numerosos misioneros y misioneras fueron declarados “persona non grata” por el gobierno de Jartum y obligados a abandonar sus misiones, con la única acusación de difundir la Evangelio y ayudar a las personas más necesitadas.

Después de una estancia de tres años en Italia, el hermano Romano partió para Uganda, donde pasó otros 16 años (1967-1983). La tercera etapa, en Malawi-Zambia, fue la más larga: de 1984 a 2009.

El Hno. Romano tenía 86 años cuando volvió a Italia, “cargado” por 58 años de actividad misionera en África. Primero vivió en la Casa Madre de los Combonianos en Verona, y luego se trasladó a Castel d’Azzano, en el Centro “Hermano Alfredo Fiorini” para misioneros combonianos enfermos y ancianos.

Favorecido por una buena claridad mental y una salud moderada, dedicaba su tiempo a la oración durante el día y hasta bien entrada la noche, alternando entre rosarios y largos ratos de adoración ante Jesús Eucaristía. Él dice: «La misión nunca termina. Todos lo llevan en el corazón. Yo la presento cada día en la oración, al Señor -que es el Maestro de mies- para que suscite nuevas vocaciones para las misiones y ayude a todos los misioneros en la ardua pero apasionante obra de la evangelización”.

¡Gracias, Romano, por el testimonio de tu vida!

Ordenado diácono el primer comboniano de Congo Brazzaville

A finales de julio recibió la ordenación diaconal el misionero comboniano Mikozama Bienvenu Clemy. La celebración tuvo lugar en la iglesia parroquial Ste. Anne de Isiro, en República Democrática de Congo.

El nuevo diácono nació en Brazzaville en 1993, siendo el primero y hasta ahora único misionero comboniano originario de República de Congo, un país donde no existen comunidades de la Familia Comboniana. Cuando conoció a los Misioneros Combonianos y solicitó su ingreso en el Instituto hubo algunas dudas porque normalmente no se aceptan candidatos de países donde no existe presencia comboniana. Finalmente, dada la proximidad física entre Brazzaville y Kinshasa, las dos capitales de nación más próximas del mundo al estar separadas únicamente por el río Congo, se aceptó su solicitud.

Clemy realizó su noviciado en Sarh (Chad), emitiendo sus primeros votos en 2018. Tras concluir en 2022 sus estudios de Teología en Cape Coast (Ghana), fue destinado a República Democrática de Congo. En pocos meses, Brazzaville, la capital de República de Congo, será testigo de la primera ordenación sacerdotal de un misionero comboniano.