Dios te necesita para amar

Monseñor Daniel Comboni, santo y fundador de los misioneros y misioneras combonianas, escribió a sus superiores: «Dios puso en mis manos una obra sagrada, una misión en África entre los más pobres y olvidados. Prometí a Dios entregar mi vida, siempre fiel a mi vocación misionera». Asimismo, él indicó a sus discípulos misioneros y misioneras el camino para seguir sus pasos y consagrarse a Dios para la Iglesia y para el mundo.

Por: Hna. Kathia di Serio, smc

Por tanto, la misión para Comboni es cuestión de entrega y amor; significa dejar la casa, la patria y la cultura para ir a encontrar el rostro de Dios en la vida de los que sufren en las tierras olvidadas de África. ¡Es un proyecto de amor!

Caridad sin límites bajo el signo de la cruz. El amor vence siempre y, por ello, después de más de un siglo que el mundo continúa siendo torturado por guerras y conf lictos, injusticias y persecuciones… Comboni nos enseña que vale la pena «dar la vida para la misión» a todas las personas, de manera particular a los más pobres, a los últimos y olvidados.

En el corazón de esta entrega radical, las misioneras combonianas seguimos las huellas de san Daniel Comboni, quien dedicó toda su existencia a la evangelización y la promoción humana de los más necesitados. Ser misionera comboniana hoy, exige valentía, amor y una profunda confianza en Dios. Esta vocación es un llamado a seguir a Cristo de manera radical, dejándolo todo para servir en tierras lejanas o en contextos de pobreza y marginación.

Hace 22 años, decidí seguir el carisma comboniano y, en varios años de misión entre África, Europa y ahora en México, he compartido mi vida con los más pobres, trabajando por la justicia, la paz y la dignidad de las personas. En cada misión, la fuerza y la audacia me han llegado siempre desde la Palabra de Dios, mensaje que me ha guiado en diferentes situaciones y realidades de la misión en donde me ha tocado trabajar.

La oración me ha dado fuerza y entusiasmo para compartir todo con mi gente, escuchando con el corazón y acompañando cada proceso de crecimiento y de desarrollo humano y espiritual. Es un gran don y gracia de Dios poder estar al lado de quien lucha cada día, entre dificultades y sufrimientos, con la esperanza de un futuro mejor.

Cada rostro encontrado en estos años de vida misionera ha sido para mí una historia sagrada; un regalo que Dios me ha dado para amar cada vez más profundamente la historia de cada pueblo por el que he pasado.

Como Misioneras Combonianas estamos presentes en África, América, Asia y Europa, donde desarrollamos nuestra labor en diferentes ámbitos:

  • Evangelización y pastoral. Anunciamos el Evangelio a través del acompañamiento de comunidades cristianas, la formación de líderes laicos y el testimonio de vida.
  • Promoción humana y justicia social. Trabajamos en la educación, la salud, la promoción de la mujer, la defensa de los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente.
  • Diálogo intercultural e interreligioso. Buscamos construir puentes de fraternidad y de riqueza humana y espiritual en contextos de diversidad religiosa y cultural.
  • Animación vocacional y formación misionera. Acompañamos a jóvenes en el discernimiento vocacional y nos comprometemos en actividades de animación misionera en la Iglesia local.

Creemos que la vida consagrada sigue teniendo sentido si somos capaces de ser signo de esperanza, fraternidad y justicia en nuestra sociedad. Hoy, más que nunca, es necesario un testimonio auténtico de fidelidad misionera en la aventura del Espíritu, dejando que la realidad del Evangelio siga donando luz en el camino de los pueblos.

La vida religiosa debe ser una búsqueda continua, camino hacia lo nuevo de Dios y, sobre todo, un espacio de esperanza que nos ayude a superar esa fe pasiva, para estar y vivir con la gente en sus luchas y sufrimientos, en un mundo sediento de esperanza.

Nuestro mensaje de misioneras es para ti, estimada joven: Si sientes alguna inquietud por la misión, Jesús te llama a dar un paso más en tu fe. La vocación misionera comboniana es para mujeres y hombres valientes, dispuestos a amar y entregarse a Dios por la misión. A lo mejor, Dios tiene un mensaje urgente y especial para ti. Dios cree en ti y necesita de tu ayuda. Ora y escucha su voz en tu corazón.

Las Misioneras Combonianas tienen las puertas abiertas para escucharte, informarte y orientarte en la búsqueda de la voluntad de Dios. Él espera tu respuesta segura y generosa. ¡Anímate! Te invitamos a conocer nuestra vida y nuestra misión. El Señor no se cansa de llamar a la puerta de tu corazón y espera tu respuesta y entrega generosa.