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¿Qué es la misión, si no es conectar a la gente?

Por: LMC, Kenia

Aquí estamos, LMC de Kenia, en la reciente fiesta de los Amigos de Comboni en Utawala, el día de la Ascensión, para despertar el entusiasmo de la gente sobre el trabajo misionero, sobre lo que significa ser LMC, ya sea en Nairobi, o en West Pokot, o donde quiera que estemos. Construir puentes entre nuestra misión en Kitelakapel y esta parroquia comboniana dentro de Nairobi, y todos los Amigos de Comboni allí reunidos.

A medida que seguimos llegando a nuevas parroquias con nuestras animaciones misioneras, cada vez más gente nos conoce, abraza nuestra causa, se implica, nos apoya espiritual y económicamente y, lo que es más importante, aumenta nuestro número. Ahora somos tantos que estamos buscando un nuevo lugar para nuestras reuniones mensuales, pues ya no cabemos en la casa de huéspedes que hemos estado utilizando hasta ahora.

La misión es una pasión, que puede impulsar a cada uno de nosotros a contribuir a su manera: a los que están en el campo, en el extranjero o haciendo servicio en el lugar donde viven, a los que apoyan económicamente cerca y lejos, a los que dedican su tiempo y servicio a recaudar fondos, a dar a conocer nuestro trabajo y carisma, a construir relaciones, a involucrar a nuevos miembros y formarlos, a conectar con las otras ramas del LMC y permanecer unidos.

Y mientras agradecemos a la familia comboniana por involucrarnos en este ejercicio, queremos enviar un mensaje de ánimo a todo el LMC: ¡no perdamos la esperanza y sigamos llegando a nuevos lugares, física y virtualmente (¡medios sociales!) con nuestra animación misionera! La única herramienta para que sigamos creciendo, en número y en fuerza, para que no se desperdicie el buen trabajo que estamos haciendo en todas partes del mundo, y especialmente en las comunidades internacionales donde tanta falta nos hacen más misioneros.

¡¡¡Que el Espíritu nos dé ese ánimo!!!

LMC Kenia

Aceptar ser discípulo para crecer…

Una experiencia vivida en los llanos orientales de Colombia

Por: Hno. Joel Cruz, mccj

Muchas veces, uno piensa que la vida misionera tiene que ver con el hacer muchas cosas para que los más alejados y abandonados en el mundo, tengan las condiciones necesarias para una vida digna. Pero quiero contarte otra experiencia misionera que el Señor me permitió realizar durante el tiempo que estuve en Colombia.

Durante los tiempos largos que tenía de vacaciones, por los estudios en la universidad, me asignaron una comunidad indígena en los llanos orientales de este país. Las primeras veces que fui para establecer un primer contacto con este grupo indígena que aún no había escuchado hablar del Evangelio y de Jesucristo, los vi como unos seres primitivos que necesitaban ser “civilizados”. Pero una vez más el Señor me introdujo en una serie de circunstancias que me hicieron cambiar mi modo de pensar y de acercarme a un pueblo diferente al mío.

Al principio entré con muchas ideas buenas en esa comunidad indígena. Pensaba que era fundamental llevarles el agua al centro de la aldea para que no fueran a buscarla en los barrancos lejanos que eran – según yo – muy peligrosos para las mujeres y los niños. Mi instinto paternal afloraba frente a lo que yo consideraba que era un sufrimiento y cansancio para esta gente.  Y de hecho, mi perspectiva de desarrollo y de promoción humana occidental, hizo que obligara a que la gente se moviera para que trabajaran poniendo una bomba y la tubería, que había conseguido con personas de buena voluntad, para llevar el agua al pueblo. Lo cierto es que nadie de la comunidad se movió para eso. Por eso tomé la iniciativa de hacerlo con unos voluntarios que vinieron de la ciudad. Con mucho esfuerzo y gasto de dinero, logramos llevar el servicio que según yo, este pueblo estaba necesitando.

Mi sorpresa fue que las mujeres y los niños continuaron yendo al barranco lejano para traer el agua para su casa. La toma y la fuente que habíamos construido en el centro de aldea, sirvió solo para las vacas de los campesinos mestizos que vivían por ahí cerca. Ciertamente quedé decepcionado y enojado con esta gente mal agradecida. Ya en ese enojo, decidí no hacer nada por ellos, como una especie de venganza contra esta gente que no apreciaba el esfuerzo del misionero que venía de lejos para servirles.

Decidí solamente estar en una choza con otro hermano, observando, rezando entre nosotros, visitando y aprendiendo algunas palabras del idioma propio de ellos. Por las noches encendía una vela y me ponía a leer la Biblia un momento, y luego a poner por escrito las palabras y frases que aprendía durante el día. Podría decir que asumí una actitud de pasividad intencional para ver si esta gente reaccionaba. Pero sucedió lo contrario: fui yo quien fue tomando conciencia de un modo nuevo y diferente de anuncio del Evangelio que Dios me estaba proponiendo.

Al dejar de hacer cosas, las miradas de los indígenas se centraron en lo que hacíamos, lo que vivíamos a diario, y comenzaron a vigilar de cerca todos nuestros movimientos, gestos, actitudes… nos convertimos en el centro de la atención y de los comentarios de ellos. En nuestras visitas me daba cuenta cuánto bien les hacía reírse de nosotros porque no hablábamos bien y no entendíamos su lenguaje. Me fui dando cuenta de lo orgullosos que se sentían enseñándonos cómo se hacía una flecha, un arco, y cómo se manejaban… cómo se sembraba la yuca, el plátano… era como si se sintieran los padres de un hijo que recién estaba aprendiendo a decir las primeras palabras y a dar los primeros pasos en un mundo desconocido.

Pude percibir que dejándome enseñar estaba levantando la autoestima y dignidad de un pueblo que no sabía lo que era ser respetado, reconocido, valorado… esto me hizo reconocer y aceptar la importancia del bajar de las nubes y poner la tienda en medio del pueblo (Jn 1, 14), así como Dios: nacer pequeñito, sin saber nada, débil, necesitado en todo sentido… para convertir al ser humano despreciado y humillado, en un maestro y forjador de profetas. Sí, con estos detalles, aprendí que es fundamental hacerse como niños para poder ser constructor del Reino de Dios en medio de los pueblos (Mt 18, 1-5).

Al ir aprendiendo el idioma, el significado del simbolismo y comportamientos de la gente, fui también entrando en el corazón de la religiosidad, la filosofía y teología propias de un pueblo que ya conocía a Dios. De hecho, durante las noches, cuando prendía la vela y sacaba la Biblia para leerla, se acercaban los ancianos a hacer preguntas, y eso se convertía en una conversación sobre nuestros Dioses. Era como si la Palabra de Dios se dejara escuchar desde el saber de este pueblo y desde el saber de la Biblia. Era un diálogo de saberes.

Así fui aprendiendo que la misión no es otra cosa que un encuentro de sabidurías que Dios quiere darnos a conocer, y quiere que el misionero ayude a los pueblos a descubrirlo en esa sabiduría que las circunstancias históricas han forjado y se mantienen en sus relatos tradicionales. Así aprendí que el misionero no lleva a Dios a los pueblos, sino que Dios lleva al misionero al encuentro de otros pueblos donde Él ya está y quiere que seamos hermanos.

Al final de esta experiencia, me di cuenta que en la misión, lo que cuenta no es tanto la obra material que tú puedas hacer. Más bien, comprender el corazón de los pueblos, escudriñar, conocer, revelar… el mensaje que el Señor ha escrito en el núcleo filosófico y teológico de estos pueblos, para que todos podamos decir: “ahí está”, “es el señor”, ánimo no tengan miedo.  Sí, a pesar de la violencia de la guerrilla, de los paramilitares, el ejército, del narcotráfico… ¡No tengan miedo! Yo estoy con ustedes hasta el final de los tiempos. Estar ahí, en medio de ellos, con ellos, para que los violentos puedan ver que Dios no abandona a su pueblo, que está ahí para que no los maten, para que los respeten, para que se les reconozca su dignidad.

Aprendí a considerar como primer paso para cambiar la realidad en cualquier lugar del mundo, la encarnación, esa actitud que nos hace no solamente accesibles a la gente, sino también humildes y sencillos, que nos hace discípulos y no maestros que creen saberlo todo (Jn 1, 14).

Creo que una figura bíblica que puede resumir esta experiencia es la del maestro Nicodemo, que va de noche a preguntar al Señor qué hacer para entrar en el Reino de Dios. La respuesta ya la conocemos: “hay que nacer de nuevo” (Jn 3, 1-9). Y esto implica, como todo nacimiento, comenzar desde la pequeñez en todo sentido. Y así, otra vez el Señor me desarmó y entendí que el misionero es grande precisamente porque acepta con gusto o con sufrimiento, ser pequeño para que los otros crezcan (Jn 3, 27-30) y alcancen la dignidad de hijos de Dios.

El Sagrado Corazón de Jesús me asiste poderosamente

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (I)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“Ah, ese Corazón bendito, que no late sino por las almas, que es una Víctima continua y que fue herido por una lanza, es una gran ayuda para nosotros… ¡Ah, qué feliz soy con mis penas! Las tengo de todas clases, en Egipto y en África Central, en Roma y en Verona, e incluso en Francia. Pero soy feliz porque en su Guardia de Honor, el Sagrado Corazón de Jesús, me asiste poderosamente”. (Escritos de San Daniel Comboni, 1732)

El Corazón de Jesús sigue siendo una gran ayuda para todos los misioneros que nos atrevemos a ir por el mundo a predicar el Evangelio.  También es de grande ayuda para todo cristiano que sabe reconocer en ese Corazón el amor siempre abundante de nuestro Padre Dios.

Ese Corazón nos llena de su amor para que podamos vivir llenos de confianza y con profunda alegría la misión que se nos ha confiado. Somos llamados a ser testigos del Amor, sin dejarnos ganar por el miedo que se filtra como la humedad en nuestro mundo.

Las penas y las cruces de la vida y los inmensos desafíos de la misión y de nuestro ser cristianos, sólo pueden ser abrazados si estamos llenos del Amor que brota del Corazón traspasado de Jesús.

En su Corazón confiamos y de él recibimos el valor para seguir adelante en la tarea que nos va confiando. Somos felices, también nosotros, porque el Corazón de Jesús nos asiste y sostiene poderosamente.

Reflexiono

¿Siento la presencia amorosa de Jesús en mi vida?
¿Reconozco la bondad de Dios en el Corazón que me invita a dejarme acoger por su amor?
¿Vivo con gratitud el ser amado por Dios en su Hijo que por amor se ha entregado?

Hago una oración

Agradezco con alegría el don del Sagrado Corazón en mi vida.
Pido la apertura de mi corazón a la presencia de Jesús.
Ofrezco lo que soy y lo que vivo para mayor gloria suya.

P. Enrique Sánchez G., mccj

La Iglesia mexicana ora por un proceso electoral justo, pacífico y transparente”.

Paola Calderón Gómez. Adn CELAM

México ha sido testigo de 272 casos de violencia electoral el último año. Cifra que resulta de sumar 82 homicidios, 65 atentados, 17 secuestros y 108 amenazas. Delitos que afectaron directamente a personas involucradas con el ejercicio democrático en el país; según la investigación hecha por el Laboratorio electoral entre el 4 de junio de 2023 y el 23 de mayo de 2024.

Entre los muertos hay aspirantes a cargos de elección popular que eran militantes de colectivos como el partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido de Acción Nacional (PAN), el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).

El temor es que se repitan acontecimientos similares a los que en 2021 dificultaron las elecciones, como el recordado episodio de Sinaloa, donde hubo robo de urnas y personas armadas en los puestos de votación que vigilaron y presionaron el voto de muchos. Una influencia clara del crimen organizado que maltrató e hizo gala de su capacidad para manipular los comicios.

Orar por la paz

A una semana de las elecciones y el panorama servido, la iglesia invita a una Jornada nacional de oración por la paz este 26 de mayo.

Mons. Ramón Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado mexicano, recordó que “la paz es un regalo precioso que anhelamos para nuestro país, un don que viene de Dios y que solo puede arraigar verdaderamente en nuestros corazones y en nuestra sociedad, si nos abrimos a la gracia divina a través de la oración y la acción”.

Por ello, invitó a todas las jurisdicciones eclesiásticas del país a pedir por la paz en este periodo electoral. «Queremos que nuestros templos sean lugares de encuentro con Dios y de encuentro entre hermanos, donde podamos elevar nuestras súplicas por un proceso electoral justo, pacífico y transparente”, comentó.

Trabajar por la justicia

Para el obispo de Cuernavaca es necesario recordar que la oración tiene un poder transformador que logra unir en un mismo sentir y fortalece en la esperanza de un futuro mejor para el país. “El objetivo es que esta jornada de oración nos ayude a discernir sabiamente nuestro voto, buscando siempre el bien común y el respeto por la dignidad de cada persona, que nos inspire a trabajar por la justicia y la fraternidad, construyendo una sociedad más solidaria y reconciliada”.

Así, el prelado se dirigió tanto a los fieles católicos como a todas las personas de buena voluntad, aparte de su filiación política, el objetivo es que se unan a la jornada de oración. “Invitamos a todos los sacerdotes, religiosos, religiosas y agentes de pastoral a promover y coordinar esta jornada de oración en sus respectivas comunidades”, afirmó.

Solicitud que entregó a María, para que interceda y conceda a los mexicanos la gracia de vivir en concordia y armonía, dispuestos a construir un futuro lleno de esperanza para las generaciones venideras.

Observadores de la OEA

Mientras tanto las autoridades trabajan para garantizar a ciudadanos y candidatos un cierre de campaña, libre de violencia. Tarea que el próximo 2 de junio involucrará a la Misión de observación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que en los últimos días manifestó su preocupación por los “incidentes de violencia que se han presentado en el contexto de estas elecciones y lamenta particularmente la pérdida de vidas humanas”.

En la recta final del proceso, la misión confía en que la jornada electoral se desarrolle libre de violencia y en un clima de convivencia democrática.

Heraldo Muñoz excanciller chileno, lidera la misión cuyo objetivo es apoyar en el perfeccionamiento y fortalecimiento de los procesos y sistemas electorales. Integrada por un equipo de 100 personas contará con especialistas que analizarán temas como la organización electoral, el voto en el extranjero, la tecnología y justicia electoral, el financiamiento político, la participación política de mujeres, pueblos indígenas y afrodescendientes; la violencia político electoral y las campañas, además del rol de los medios y la comunicación digital, entre otros.

Las acciones

Los integrantes de la misión se desplegarán en las 32 entidades federativas de México, observarán desde la apertura de los puestos de votación hasta la transmisión de los resultados.

También estarán en ciudades como Dallas, Los Ángeles, Madrid, Montreal y Washington con el objetivo de observar el voto de los mexicanos que residen en el exterior. Se trata de la séptima misión que la OEA despliega en México gracias a la contribución de Brasil, Corea, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Italia, paises bajos, República Dominicana y Suiza.

Se espera que su presencia ayude a mejorar las condiciones de la jornada que el 2 de junio elegirá 20 mil cargos locales y más de 600 a nivel federal, por lo que se habla de una de las elecciones más amplias en la historia de México.

25 de mayo: Día de África

Cada año, el día 25 de mayo se celebra el Día de África en todo el mundo. En este día, los medios dedican algunas líneas a un continente que parece desaparecido el resto del año, y no porque allí no esté pasando nadaUn día para 1.400 millones de personas entre las que se encuentran las víctimas de los principales conflictos del mundo actual. Habrá que plantearse si un solo día es suficiente (Foto: ACNUR/Andrew McConnell).

ACNUR

Historia del Día de África

Todo empezó cuando en 1958, en la ciudad más grande de Ghana, activistas y líderes políticos crearon la primera Conferencia de estados independientes africanos. Era la primera conferencia panafricana en el continente y creaba con ella el African Freedom Day, como símbolo de liberación de la dominación y la explotación extranjera.

Cinco años más tarde, distintos líderes políticos se reunieron en la capital de Etiopía para fundar la Organización para la Unidad Africana (OUA). Una organización que serviría para unir las voces de los distintos países del continente y acabar con el colonialismo que había repartido su territorio entre seis potencias europeas en el siglo XIX.

6 datos sobre África para reflexionar

  • De los 20 países más pobres del mundo 19 están en África.
  • Millones de personas no tienen alimentos para sobrevivir.
  • Según el Banco Mundial, el promedio de la esperanza de vida en África subsahariana, es de 62 años.
  • El promedio de esperanza de vida de todo el continente africano no supera los 68, cuando en Europa oscila entre 77 y 83 años.
  • De los 50 países menos desarrollados del mundo, 40 están en África.
  • En África hay cerca de 30 millones de personas refugiadas, desplazadas internas y solicitantes de asilo, lo que representa casi un tercio de la población refugiada a nivel mundial.

Los desafíos de África

Un día para todo un continente plagado de conflictos olvidados no basta. No es suficiente para millones de refugiados que han enfrentado situaciones inimaginables. Madres que han visto morir a sus hijos y mujeres que dan a luz en la huida. Niños que han perdido a sus padres y millones de personas que pasan días sin poder comer. El continente africano es muy diverso y se enfrenta a desafíos de todo tipo y estos son los principales:

El cambio climático

África es extremadamente vulnerable a los efectos de la crisis climática. Aumento de las temperaturas, lluvias torrenciales que provocan inundaciones, sequías prolongadas, la subida del nivel del mar… repercuten en los ecosistemas y en los medios de subsistencia. La desertificación, la escasez de agua provoca la reducción de los cultivos de los que vive la mayor parte de la población. El cambio climático amenaza la biodiversidad y la sostenibilidad de los recursos naturales.

Hambre y desnutrición

Los conflictos, el cambio climático, los fenómenos meteorológicos adversos, la debilitada economía, hacen que el continente africano se enfrente constantemente a una crisis alimentaria sin precedentes. Alrededor de 800 millones de personas en África padecen inseguridad alimentaria modera o grave y más de un tercio severa.

Atención sanitaria

Muchas regiones del continente se enfrentan a muchas dificultadas a la hora de acceder a la atención sanitaria. Zonas rurales y remotas que no tienen infraestructuras suficientes, falta de profesionales sanitarios formados, enfermedades infecciones como malaria, tuberculosis, VIH y otras no trasmisibles como enfermedades cardiovasculares y el cáncer, provocan una gran carga en los escasos sistemas sanitarios. Todo esto contribuye a elevar las tasas de mortalidad de la población.

Foto: © ACNUR/Andrew McConnell.

Inestabilidad política y conflictos

Todo lo mencionado anteriormente se ve agravado por los conflictos que existen en diferentes zonas del continente como los de SudánMozambique República Democrática del Congo y que que provocan pérdidas de vidas, heridos, daños en infraestructuras sanitarias, interrupciones en la cadena de suministros y por supuesto, millones de desplazamientos de personas.

El reto de África: alcanzar el Hambre cero

El número de personas que padecen hambre en África está aumentando más rápido que en cualquier otra región del mundo. Según las previsiones, en 2030, 433 millones de personas en el conteniente pasarán hambre.

Para 2030, África está lejos de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2: Hambre Cero. Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés), si las tendencias se mantienen, el mapa del hambre en el mundo cambiaría considerablemente y África se convertiría en la región con el número más elevado de personas subalimentadas en 2030, según la FAO.

El hambre y la inseguridad alimentaria crecen en muchas partes del mundo. Miles de niños pasan hambre en África y sufren la falta de comida a causa de sequías y conflictos armados. La desnutrición hace estragos en más de 90 millones de niños menores de cinco años, muchos de los cuales viven en campos de refugiados.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 para 2030 es alcanzar el Hambre Cero y poner fin a la desnutrición, así como lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición. Una humanidad bien alimentada tiene un impacto positivo directo en áreas como la igualdad, la economía, la educación y el desarrollo en general.

«Mi hijo fue un maestro de vida y de fe»: Mamá del próximo santo Carlo Acutis

Tras el reconocimiento por parte del Papa del milagro que llevará a su hijo a la canonización, la madre del futuro santo expresa su alegría por la noticia esperada no sólo por su familia, sino por tantas personas que le rezan, en todas las partes del mundo, y le confían peticiones de intercesión: «Conozco a la niña que se curó milagrosamente, tiene una madre con una gran fe».

Vatican News

«Evidentemente Carlo consigue convencer al Señor, tiene una manera de que Jesús no le diga que no y esto me da un poco de ternura». Antonia Salzano, la madre de Carlo Acutis, sonríe cuando cuenta cómo cada día recibe noticias de presuntas curaciones, de ayudas inesperadas, de pequeñas cosas extraordinarias que, con la oración y gracias a la intercesión de su hijo, muchas personas han obtenido. Lleva años relatando la «normalidad» de Carlo, una santidad declinada en lo cotidiano que tiene un centro: la Eucaristía, su «autopista al cielo».

«El Señor -dice Antonia a los medios de la Santa Sede- ha cumplido el deseo de tantos que rezaban por la canonización de Carlo, que obviamente vemos como una señal del cielo. Seguramente le permitirá realizar una obra aún mayor de la que está realizando».

El Papa ha aprobado los Decretos que conducirán a la canonización de Carlo Acutis, fallecido en 2006, con solo 15 años, a causa de una leucemia fulminante, y que fue beatificado el 10 de octubre de 2020 en Asís, ciudad en la que está enterrado en la iglesia de Santa María Mayor – Santuario de la Expoliación. El obispo de la ciudad, monseñor Domenico Sorrentino, expresó en una nota su alegría personal y la de toda la Iglesia de Asís: «Alabado sea el Señor, que hace grandes cosas, para dar un impulso a nuestro entusiasmo en la coherencia cristiana y en el anuncio del Evangelio».

La joven curada gracias a la intercesión de Carlo Acutis está a punto de graduarse. Nacida en Costa Rica en 2001, persigue su sueño de la moda y se traslada a Florencia en 2018. El 2 de julio de 2022, hacia las 4 de la madrugada, cayó de la bicicleta y su vida cambiaría. Tenía un traumatismo craneoencefálico importante. Liliana, la madre de la menor, corrió a Asís para rezar ante la tumba de Carlo. Dejó allí una carta y regresó junto a la cama de su hija, que volvió a respirar espontáneamente.

«Llegamos a conocernos», cuenta Antonia Acutis, «es una niña muy buena, pero sobre todo, la fe de su madre es grande. Cuando se enteró de lo que le había pasado a su hija, se fue inmediatamente a Asís, estuvo todo el día de rodillas rezando delante de Carlo para obtener esta gracia, porque a la niña ya la habían dado por muerta y aunque se hubiera despertado, no habría tenido ninguna posibilidad de tener una actividad normal». «Cuando uno reza de verdad al Señor, es escuchado. Verdaderamente el cielo actúa a través de Carlo».

Lo esencial está ante nuestros ojos

Antonia subraya a menudo la sencillez de su hijo, de su misión que es hacer comprender la importancia de los sacramentos que son verdaderamente «los signos eficaces a través de los cuales Dios nos da la gracia para santificarnos».

«Creo que el mensaje de Carlo es ayudarnos a entender que tenemos lo esencial ante nuestros ojos, contamos con el don de tener la Iglesia a través de la cual recibimos la gracia que necesitamos para poder alcanzar la meta a la que todos estamos llamados, que es el cielo». Carlo habla a todos: a los jóvenes internautas, su pasión, a los alejados de la fe. Su reliquia recorre el mundo desde hace tiempo, siempre es recibida con gran entusiasmo y gran espiritualidad. Pero ¿por qué? «Carlo -explica su madre- tenía una pureza extraordinaria, pureza de corazón, llevaba a Dios dentro». Antonia recuerda que hizo la Primera Comunión a los 7 años y «desde entonces nunca dejó de ir a misa todos los días, de hacer adoración eucarística todos los días, de rezar el rosario. Se notaba que había algo dentro de él y creo que la gente todavía se le acerca por eso». La Eucaristía era el centro de su vida, de su jornada, amaba a Dios por encima de todo.

La felicidad es la mirada hacia Dios

Carlo cambiaba a las personas que conoció, también cambió a su madre que -dice- no era precisamente «un ejemplo de santidad». «Crecí así, nunca me hicieron ir a la santa misa, luego me casé con mi marido que pertenece a una familia más religiosa, pero yo estaba ciertamente lejos, no tenía conocimiento de nada». Un hijo cambia la vida, sobre todo si parece morderla vorazmente.

«A los tres meses había dicho su primera palabra, a los cinco meses empezó a hablar y todas sus cosas siempre fueron un poco antes de tiempo, yo siempre digo que el tiempo corría por delante. Su vida era toda acelerada e incluso en la fe era así». «Era muy piadoso por naturaleza, pasábamos por una iglesia, quería entrar, quería saludar a Jesús, se quedaba allí y yo le decía que se fuera, que era tarde, le obligaba, sólo tenía tres años. No estaba preparada». «Perdí a mi padre prematuramente, cuando él tenía 57 años, Carlo me dijo que había tenido una visión de su abuelo: estaba en el purgatorio y necesitaba oraciones». Antonia se quedó entonces atónita, pero sabía que no podía ser mentira porque Carlo era un niño generoso: «Nunca una queja, nunca una crítica, nunca un cotilleo, siempre quería ayudar a todos, nunca un pensamiento para sí mismo. Decía que la tristeza es mirarse a uno mismo, la felicidad es mirar a Dios».

«Para mí Carlo fue como un maestro»

«A través de Carlo -dice la madre- hice el descubrimiento de mi vida porque entendí que Jesús está realmente presente en los sacramentos, pero sobre todo en la Eucaristía, antes pensaba que era un símbolo, que eran todas cosas simbólicas, en cambio, cuando comprendí que realmente estaba esa presencia viva y real de Cristo, está claro que mi vida cambió y yo también seguí a Carlo».

Antonia habla con naturalidad de su hijo, con la mirada de una madre que ama y es amada. «Para mí Carlo fue como un maestro y lo digo sinceramente, cuando murió mi padre no tuve esa sensación de orfandad, pero cuando murió Carlo me sentí así. No puedo explicarlo porque para mí Carlo era realmente especial, era una escuela de vida, el ejemplo de que realmente hay santos, porque vivía a su lado, podía ver en la vida cotidiana cómo se comportaba, cómo era. Nos dimos cuenta de que era un chico extraordinario, pero desde luego nunca pensé que Jesús me lo iba a quitar tan pronto. Pero los planes de Dios son siempre grandes. Aceptamos la muerte de Carlo, aunque fuera prematura, lo hicimos con fe y con la certeza de que “Dios siempre hace todo lo mejor”. Y hoy más que nunca sentimos que es así».