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“Una comunidad cristiana renacerá en la Navidad de 2023”

Por: Mons. Christian Carlassare, mccj
Obispo de Rumbek en Sudán del Sur

Este año celebraré la Santa Navidad con la comunidad cristiana de Thiet. El nacimiento de esta comunidad se remonta a 1934, tras una primera visita de misioneros seguida de muchas otras. Procedían de Kwajock, a 150 kilómetros de distancia. Sólo en 1949 se instaló una primera comunidad de misioneros combonianos en Mayom, situada a 6 km de la ciudad de Thiet, por la sencilla razón de que la comunidad protestante había cuestionado la posible presencia católica en la ciudad.

La primera comunidad religiosa estuvo formada por dos sacerdotes y un hermano. La misión, que estaba dedicada al Niño Jesús, creció rápidamente. El pueblo cambia el nombre del lugar a Mayom-Abun, reconociendo así que Mayom es Pan-Abun, es decir, la casa de los Padres o misión. La primera comunidad de monjas llegó en 1955. Pero con la independencia de Inglaterra también llegó el conflicto Anya-nya-1 y, en 1964, con la expulsión de todos los misioneros de Sudán del Sur, las estructuras de las misiones quedaron abandonadas y presa del saqueo. Sólo en los años 1980 se produjeron los primeros intentos de reapertura, pero sin éxito debido a la presencia de soldados del gobierno sudanés. Los salesianos se instalan en la cercana Tonj, a unos 50 km de distancia.

En 1994, Mons. Mazzolari envió a Don Benjamín Madol, sacerdote diocesano, para evaluar una posible reapertura. Pero debido a la inseguridad, don Benjamín se desplazó unos 80 kilómetros más al norte, estableciendo la misión de Marial-Lou, a la que luego se unieron el padre Mario Riva y el padre Mattia Bizzarro, misioneros combonianos. El momento de Thiet aún no había llegado. Tras el acuerdo de paz de 2005 y la posterior independencia de Sudán en 2011, la comunidad cristiana de Thiet se ha ido recomponiendo. En los últimos años la comunidad cristiana ha sido acompañada pastoralmente por los Salesianos de Tonj, que la apoyaron en la construcción de una iglesia y una escuela primaria. Las estructuras de la antigua misión Mayom-Abun están en ruinas; imposible rehabilitarlos. Pero la comunidad cristiana está viva gracias a la presencia de catequistas que, a lo largo de los años, han transmitido la fe a las generaciones más jóvenes.

Ya he tenido la oportunidad de visitar esta comunidad cuatro veces. En la Navidad de 2022 envié a un sacerdote diocesano para que se quedara allí y guiara a la comunidad en el camino hacia la erección de la nueva parroquia. Esta vez justo en el pueblo de Thiet. La comunidad eligió como patrón a San Esteban, el primer mártir cristiano. Me dijeron que Santo Stefano habla de su historia: una comunidad apedreada y dispersada por tanta violencia. Pero también una comunidad que renace gracias a la fe de los catequistas y agentes pastorales laicos; una fe que se expresa en su resistencia y testimonio de vida.

Aquí la fiesta de San Esteban cae justo el día después de la Natividad de Jesús, como para recordarnos que la vida de este niño no será todo rosas y flores, sino que también encontrará espinas y cruces. Pero la victoria no pertenece a quienes hacen alarde de ambición, poder y riqueza. Lo que salva al mundo es la belleza de los sencillos, de los humildes, de los pobres. Es el niño Jesús quien devuelve la humanidad al mundo a partir de quienes se reúnen a su alrededor: los pastores, la gente sencilla del pueblo común. Ésta es también la esperanza de esta pequeña comunidad cristiana de Thiet. Se reúnen en torno a Jesús y los acompañamos con oración para que San Esteban inspire los próximos pasos, proteja a los líderes de la comunidad, reúna a todos en unidad y ayude a las personas a tomar decisiones valientes.

Actualmente nuestra intención es concentrar nuestra intervención en la sede parroquial situada en la localidad. Cavamos un pozo. Tendremos que hacer algunas intervenciones en la iglesia. Construir algunos salones parroquiales. En este mes de noviembre también queremos iniciar la construcción de la rectoría: un edificio sencillo capaz de albergar al párroco y a otros dos colaboradores. También hay que vallar el terreno, incluida la escuela primaria. No falta la necesidad de disponer de instalaciones sanitarias. Luego, con el tiempo, desarrollaremos un proyecto para la antigua misión de Mayom-Abun, probablemente un centro de formación que, además de artes y oficios, también pueda transmitir fe y humanidad. El Señor, a través del genio de la comunidad local, indicará los pasos futuros.

Todavía se necesita más de un mes para celebrar la Navidad, pero por supuesto, como ocurre con todas las vidas nuevas que llegan al mundo, se necesita una buena preparación: acoger la vida y apreciarla cada día. Oremos para que la Navidad sea una celebración de la humanidad redescubierta y de la comunión de la familia humana.

Visita de la Dirección General a México

El P. David Costa Domingues, asistente y vicario general del Instituto, y el Hno. Alberto Lamana Cónsola, asistente general, visitaron nuestra provincia del 6 al 27 de octubre pasado y asistieron en nombre del Consejo General de los Combonianos a los actos de clausura del jubileo por los 75 años de nuestra presencia en México.

Durante las casi tres semanas que duró la visita, tuvieron tiempo, de manera maratoniana, para recorrer la geografía mexicana y visitar las comunidades en las que estamos presentes, desde La Paz hasta la montañas de Guerrero o Comalapa, para encontrarse personalmente  con cada uno de los miembros de la Provincia y conocer los diferentes lugares de apostolado en los que los combonianos de México realizamos nuestra labor misionera, nuestras casas de formación y el Oasis San Daniel Comboni, en el que son atendidos nuestros hermanos ancianos y enfermos.

La visita coincidió con las celebraciones de clausura de nuestro jubileo por los 75 años de presencia en México; primero con una Misa solemne de acción de gracias en la Basílica de Guadalupe y después con una jornada festiva en la sede del noviciado continental en La Noria, en la que estuvo presente Mons. Andrés Vargas, obispo de Xochimilco.

Una vez terminada la visita y ya de regreso a Roma, escribieron una carta a la Provincia en la que agradecen la acogida recibida y nos animan a seguir siendo “faros de esperanza para las personas a las que servimos, caminando con ellas y haciendo suyos sus dolores, sus penas y también sus alegrías, como nos enseñó Comboni. Que la conclusión de esta celebración del 75º jubileo -concluye la carta- sea para todos ustedes un nuevo comienzo de renovado entusiasmo y compromiso para servir, dar testimonio y florecer ahí donde Dios los conduzca como Misioneros Combonianos que encuentran en el Corazón de Jesús la fuente inagotable de su fuerza y dinamismo misioneros”.

Mensaje del Papa a los participantes en el Congreso Eucarístico nacional de México

Venerables hermanos en el Episcopado,

queridos hermanos y hermanas:

En estos días se reúnen muchos fieles procedentes de todas las diócesis de México para celebrar el VIII Congreso Eucarístico Nacional, bajo el lema “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con san Juan Diego como guía”. Y precisamente han elegido como sede esa ciudad de Cuautitlán, donde nació y vivió «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac», como san Juan Pablo II llamó a san Juan Diego, con ocasión de su segunda visita a México en 1990.

Me ha parecido muy interesante la idea de presentar a san Juan Diego como ejemplo de espiritualidad eucarística. Lo primero que percibo en el evento guadalupano es que su protagonista, Juan Diego, es un hombre en camino, en búsqueda de Dios, de hecho, cuando la Virgen María se le apareció, iba a escuchar las catequesis. Del mismo modo, se cuenta que gustaba de recibir el sacramento y no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo. Este podría ser nuestro primer rasgo de identificación, sentirnos peregrinos y en búsqueda, necesitados de saciarnos de ese Dios que encontramos en el ministerio de la Iglesia, en la Palabra y en los sacramentos.

El segundo rasgo lo descubro en la Santísima Virgen, que se presenta a nuestro santo encinta, como un sagrario donde Jesús ya está realmente presente. María viste a la usanza del país y habla la lengua de los indígenas, manifestando en ese gesto la grandeza de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre para encontrarnos y comunicarse con nosotros. Además, la Virgen pide a Juan Diego construir un templo, para damos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristla, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia ea nuestras vidas. Juan Diego permanecerá en ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida.

El tercer rasgo lo encuentro en los otros dos protagonistas de nuestro relato, Juan Bernardino y el obispo Zumárraga. Ambos son los destinatarios de la gracia de Dios que los sana no sólo de una enfermedad natural o de un recelo comprensible, sino en lo más profundo de sus corazones. Me ha llamado siempre la atención que Juan Diego se quedara con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de “dejar a Dios por Dios”, en el pobre y en el enfermo. La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo, nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Otra lección del itinerario de Juan Diego es la necesidad de ser paciente y perseverante, como le pide la Virgen, sin desalentarse por la aridez y frialdad con la que el obispo recibe su anuncio. Y estas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y de su caridad, flores tan o más perfumadas que las que cayeron de su tilma.

Queridos hermanos, revivamos en nosotros esta experiencia desde la Eucaristía, que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación. Que Santa María de Guadalupe, nuestra dulce Madre, y san Juan Diego acompañen el camino y los buenos frutos de este Congreso Eucarístico.

Fraternalmente,

Francisco

Fallece el P. Arturo García, un gran sacerdote, comboniano de corazón

Con gran tristeza nos llega la noticia del fallecimiento del P. Arturo García Fernández, primer sacerdote diocesano de la diócesis de La Paz. Un buen hombre y gran sacerdote que siempre se sintió comboniano en su corazón. Como homenaje y recuerdo, reproducimos el testimonio que escribió en nuestra revista “Esquila Misional” con motivo de la celebración de los 75 años de la llegada de los Misioneros Combonianos a México y de los 60 de la fundación del seminario de La Paz. La familia comboniana llora su pérdida y se une a la diócesis de La Paz en este momento de dolor. Amigo y hermano Arturo, descansa en paz.

«Un recuerdo con inmensa gratitud»

Por: P. Arturo García, primer sacerdote diocesano de La Paz

Nací el 19 de junio de 1951 en Tlazazalca, Michoacán, de donde son originarios mis padres. Por trabajo, mi padre se trasladó a Baja California Sur en 1955. Estuve internado en el poblado Benito Juárez para cursar el cuarto año de primaria. En ese entonces asistí en dos ocasiones a la misa celebrada en un tejabán por el padre Marcelo Panozzo, mccj. En agosto de 1963 el padre Marcelo nos habló sobre el seminario a un grupo de adolescentes. Yo manifesté inquietud por la vocación sacerdotal y muy amablemente me invitó a la bendición del Seminario Menor del Sagrado Corazón de Jesús el 15 de agosto. En septiembre de ese año ingresé al seminario. Me acompañó desde Ciudad Consitución el padre Constante Ferranti. Éramos un grupo de 17 chamacos procedentes de distintas parroquias de la prefectura apostólica.

Es admirable la actitud y el ejemplo del padre Carlos Pizzioli –Carlitos, como le llamábamos todos– quien a sus 66 años de edad asumió el compromiso formativo por casi diez años, acompañándonos en las distintas actividades, además de enseñarnos canto religioso y griego. Con frecuencia platicaba con nosotros a nivel personal y grupal con entera confianza. En una ocasión le dije que me gustaría ser misionero comboniano y él me contestó inmediatamente: «Oh no, el Señor te quiere para que seas sacerdote en BCS; además, te digo, que si quieres ser un buen sacerdote en esta tierra, tienes que tener corazón misionero». Desde entonces me quedé tranquilo en ese aspecto vocacional. En esa etapa nos impartían clases maestros laicos como Salvador Landa y Vicente González; pero también los padres Iafet, Humberto, Juan Fortuna y Guillermo Bousíguez. ¡A todos recuerdo con inmensa gratitud!

Recuerdo esa etapa de mi formación con mucho gusto, pues sentí que formaba parte de una nueva familia donde los misioneros se preocupaban por apoyarnos y acompañarnos lo mejor posible en un ambiente de sencillez y sobriedad, de sana disciplina y espiritualidad adecuada a nuestra edad. El padre Humberto nos proyectaba filminas de África, vidas de misioneros y santos y otras películas ejemplares, y organizaba concursos para crecer en las virtudes y buenos propósitos con motivo de las fiestas de la Virgen María. Procurábamos celebrar las solemnidades litúrgicas, como el día de san Pedro y san Pablo, recordando y orando por el Papa.

Monseñor Giordani me envió al Seminario Mayor de Mazatlán para iniciar la Filosofía. Luego fui a Durango para la Teología, etapas que me fortalecieron en mi opción vocacional. Doce años después de la apertura de nuestro seminario, fui ordenado sacerdote el 15 de agosto de 1975 en la Catedral de Nuestra Señora de La Paz.

En esos planes inescrutables de Dios, siendo administrador diocesano, junto con el padre Dario Girardi, mccj, estuvimos cercanos a monseñor Juan Giordani en sus últimos momentos de vida en este mundo y en su partida a la Gloria de Dios. Era el 8 de enero de 2001. Está sepultado en la capilla del Santísimo Sacramento en la Catedral de la Paz.

¡El Señor Jesús siga bendiciendo al Instituto de los Misioneros Combonianos del Sagrado Corazón de Jesús con muchas vocaciones misioneras!

¡El Señor Jesús siga bendiciendo nuestra diócesis de La Paz con muchas vocaciones sacerdotales y misioneras!

Esquila Misional, mayo 2023. p. 28


Exequias en Honor al Prebítero Arturo García
Santuario de Guadalupe, La Paz, BCS
11 noviembre de 2023


El cardenal Pironio será beatificado

Tras conocerse la noticia de que el Papa Francisco ha autorizado la promulgación del decreto que da vía a la beatificación del Cardenal Eduardo Pironio (1920 – 1998), el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) ha publicado un comunicado, firmado por los miembros de la Presidencia, en el que expresa su agradecimiento a Dios y su profunda alegría por el reconocimiento de la vida y obra del cardenal argentino que ha sido fuente de inspiración y testimonio para la Iglesia de América Latina y el Caribe.

Un pastor que amó profundamente a la Iglesia

“Damos gracias a Dios y al Santo Padre Francisco por la noticia de la beatificación del Cardenal Eduardo Francisco Pironio, quien fuera secretario general (1968-1972) y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (1972-1974)”, se lee en el mensaje, en el que el que los representantes del episcopado también manifiestan que “nos llena de alegría que la Iglesia llegue hoy a reconocer la santidad de un hombre profundamente humano y todo de Dios, un pastor que amó profundamente a la Iglesia y se entregó totalmente a ella”.

El organismo episcopal reconoce que “el cardenal Pironio ha sido fundamental en el proceso de consolidación del Celam como organismo de comunión al servicio de la Iglesia latinoamericana y caribeña”. En efecto, “tuvo la responsabilidad de ser uno de los principales artífices de la II Conferencia General de Medellín, acontecimiento histórico que dio forma al rostro una Iglesia pobre, misionera y pascual. Un Iglesia centrada en Cristo y servidora de la humanidad”.

Una Iglesia con responsabilidad histórica

En uno de sus escritos, el Card. Pironio afirmaba la Iglesia latinoamericana “es una Iglesia que sabe de su responsabilidad histórica. Pero, sobre todo, entiende que su fidelidad a Dios importa, antes que nada”.

Su legado espiritual sigue siendo una fuente inspiradora para quienes hoy tenemos la tarea de servir desde el Celam, al que consideraba ‘un don providencial de Dios a nuestra Iglesia, al que acogemos con gratitud, lo maduramos con generosidad y lo ofrecemos con sencillez’”, se afirma en el comunicado.

El Celam invita a todo el Pueblo de Dios a unirse “en la oración de acción de gracias”, al tiempo que expresa su saludo y afecto a los hermanos obispos de la Conferencia Episcopal Argentina, “impulsora de la causa de beatificación”.

Encomendamos al pueblo argentino a la protección de Nuestra Señora de Luján, por quien el cardenal Pironio siempre profesó una filial devoción”, concluye el mensaje.

Lea, a continuación, el mensaje de acción de gracias del Celam por la beatificación del Cardenal Eduardo Pironio.

Crédito: CELAM

Más información: Vaticannews

Cumbre de credos sobre la acción por el clima antes de la COP28

Se celebra en la capital de los Emiratos Árabes Unidos desde hoy y hasta mañana 7 de noviembre la Global Faith Summit on Climate Action, que reúne a representantes de distintas religiones con expertos y activistas del clima en un compromiso común por la justicia climática. Una cumbre auspiciada por el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos, y organizada por el Consejo musulmán de ancianos en colaboración con la Santa Sede, que incluye la firma de una declaración conjunta. En la foto, el cardenal comboniano Miguel Ángel Ayuso, prefecto del Dicasterio para el Diálogo interreligioso (a la derecha) y el juez Abdelsalam, secretario general del Consejo musulmán de ancianos, organizadores y protagonistas de la Global Faith Summit on Climate Action. (Foto: Vatican news)

Una cumbre que reúne en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, del 6 al 7 de noviembre, a numerosos representantes y líderes de distintas religiones con vistas a la cumbre del clima COP28, prevista para principios de diciembre en Dubái, también en los Emiratos.

Se trata de la Global Faith Summit on Climate Action, organizada por el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos: un evento que pretende poner de relieve el papel central de las comunidades e instituciones religiosas en la lucha contra la crisis climática.

Líderes religiosos y representantes de más de treinta confesiones, junto a expertos, jóvenes, mujeres líderes y grupos indígenas, colaboraron para elaborar una declaración conjunta de las confesiones sobre la acción climática. La declaración se firmará durante la cumbre y debería aprovechar la influencia colectiva de las comunidades e instituciones religiosas para inspirar la justicia climática a escala mundial.

Las comunidades religiosas y la acción por el clima

Reconociendo que más del 84% de la población mundial se identifica con una religión, la declaración de las confesiones pretende unir a representantes religiosos, comunidades e instituciones para promover la acción por el clima. La cumbre, de dos días de duración, está organizada por el Consejo musulmán de ancianos (Mce) en cooperación con la Santa Sede, la presidencia dela COP28 y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

En un comunicado de prensa, el sultán Al Jaber, presidente de la COP28, destacó el enfoque inclusivo de la presidencia de la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático.

“Las comunidades y organizaciones religiosas desempeñan un papel crucial a la hora de ayudar al mundo a hacer frente al cambio climático – declaró Al Jaber – y nuestro objetivo es garantizar que la COP28 amplifique el llamamiento a la acción de los líderes religiosos mundiales para que muchas comunidades de todo el mundo se comprometan en la acción por el clima”.

La responsabilidad moral de cuidar la casa común

El secretario general del Consejo musulmán de ancianos, el juez egipcio Mohamed Abdelsalam, expresó sus esperanzas en el evento y subrayó la importancia de que la fe y la ciencia trabajen juntas para combatir el cambio climático y garantizar una transición energética justa. El cardenal Miguel Ángel Ayuso, prefecto del Dicasterio para el Diálogo interreligioso y participante en la cumbre, subrayó que los participantes de distintas confesiones religiosas reconocen su deber moral y religioso de proteger nuestro planeta. “Todos nosotros, los participantes, representantes de distintas religiones y procedencias –explicó el cardenal– reconocemos que tenemos la responsabilidad moral y religiosa de configurar una ética del cuidado de la Tierra, nuestra casa común. Esta cumbre, que reúne tanto a las altas esferas como a las bases, es un llamamiento a toda la humanidad para salvaguardar la naturaleza”.

Cumbre de los credos y COP28

La cumbre precede a la 28ª Conferencia de las Partes en la CMNUCC, la COP28, que se celebrará en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre de este año. Durante la Conferencia, el Consejo musulmán de ancianos, en colaboración con la presidencia de la COP28, el PNUMA, la Santa Sede y una coalición de socios religiosos, acogerá el Pabellón de la fe.

Será el primer pabellón de este tipo en un evento de la COP, y servirá como eje central para promover la colaboración y el compromiso interreligioso, con el objetivo último de estimular una acción climática eficaz y ambiciosa. Se espera que la COP28 reúna a más de setenta mil participantes, entre jefes de Estado, funcionarios gubernamentales, líderes industriales, representantes del sector privado, académicos, expertos, jóvenes y agentes no estatales.

El mandato del Acuerdo de París sobre el clima

De acuerdo con el mandato del Acuerdo de París sobre el clima del 2015, la COP28 de los Emiratos Árabes Unidos proporcionará el primer Global Stocktake, una evaluación exhaustiva de los avances hacia los objetivos climáticos. De la conferencia de Dubái debería surgir una hoja de ruta clara para acelerar la transición energética mundial y adoptar un enfoque inclusivo de la acción climática, sin dejar a nadie atrás.

Crédito: Vaticannews.va