Jubileo comboniano de jóvenes 2025 en Roma

La Curia comboniana en Roma se convirtió, durante unos días, en un campamento para acoger a 270 jóvenes que, desde distintos rincones del mundo, acudieron para el jubileo de los jóvenes, compartiendo el carisma de San Daniel Comboni. La procedencia de estos jóvenes fue variada: África, Europa, América y Timor Oriental.

Texto y Fotografías: Boni Gbama, mccj
Misioneros Combonianos. España

Los grupos procedentes de España (Combojoven), Italia, Portugal, Egipto, Inglaterra y México habían tenido un encuentro previo al Jubileo de jóvenes de Roma en las comunidades combonianas de Milán, Verona y Florencia. La invitación al encuentro se había lanzado meses antes, el 11 de diciembre de 2024, en una carta firmada por los PP. Fabio Baldan, Superior provincial de Italia y Stefano Giudici, Secretario de la Formación. En ella proponían unos días de oración, reflexión, celebraciones litúrgicas, visitas, intercambio de experiencias y momentos para compartir la alegría de la fe.

Grupo de Florencia

En palabras del P. Baldan, este encuentro es una oportunidad para “reflexionar sobre la justicia social, la ecología integral y la dignidad de cada persona”, valores que están “en el centro de la misión comboniana”, que ponen su mirada en las periferias y buscan un futuro más justo y sostenible.

Los testimonios de los jóvenes que participaron en estos encuentros hablan por sí solos. José Daniel Rodríguez, de Sahuayo Michoacán, México, subrayó que le gustó aprender “cómo reutilizar materiales para reducir la contaminación” y tomar conciencia de lo que hacemos mal. Por su parte, la portuguesa Camila dos Santo Campos, de 17 años, de la parroquia Sao Tiago Maior de Camarate, recordó su llegada a Milán: “estábamos nerviosas porque no sabíamos qué iba a pasar ni con quién íbamos a estar. Pero los nervios se convirtieron en alegría, ya que todos nos recibieron con una sonrisa, y aunque veníamos de distintos países, nos llevamos muy bien”. El postulante comboniano de España, Juan Enrique Ela, que participó en Verona, valoró la riqueza de “conocer diversas culturas y nacionalidades” y señaló que, durante el encuentro cuando no entendía algo, recurría a “ChatGPT” para comunicarse.

Animacion misionera durante el Jubileo en Roma
Animacion misionera en la zona arqueológica de los Foros Imperiales.

En Roma, la convivencia incluyó también una actividad de Animación Misionera, organizada por la Familia Comboniana, en la zona arqueológica de los Foros Imperiales, con cantos en distintos idiomas: lingala, suajili, inglés, portugués, español e italiano, además de danzas que reflejaron la diversidad de los participantes.

Uno de los momentos más conmovedores del encuentro en Roma tuvo como protagonista a Rhea Nadeem, joven inglesa que testimonió cómo su fe y la experiencia de sentirse salvada por Dios durante la pandemia de la COVID-19 marcaron su vida. “Dios es real y siempre está con nosotros, especialmente en los momentos difíciles”, afirmó.

Sala Capitular en la Curia

El Jubileo comboniano para los jóvenes que comparten el carisma de San Daniel Comboni se enmarcó en el Jubileo de los jóvenes, celebrado en Roma del 28 de julio al 3 de agosto. Durante esos días, los jóvenes también participaron en diversas actividades y eventos del Jubileo como la misa de apertura en la Plaza de San Pedro, la jornada penitencial en la antigua arena romana: el Circo Máximo, y en la vigilia en Tor Vergata junto al Papa León XIV.

La llegada del Papa León XIV a Tor Vergata
PP. Raoul y Esdras en Tor Vergata
Escolástico Prosper en Tor Vergata
Animacion misionera en los Foros Imperiales
Jóvenes combonianos en la Animación misionera

Nueva red de televisión católica en América Latina

Nace la Red de Televisión Católica ALMA
En el marco del Encuentro de Responsables de Televisiones Católicas de América Latina y el Caribe realizado en la ciudad de Aparecida (Brasil) y convocado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) —a través del Centro para la Comunicación—, el pasado 14 de agosto de 2025 se creó la Red de Televisión ALMA (Alianza latinoamericana y caribeña de medios audiovisuales católicos).

adn.celam

La iniciativa es fruto del proceso de escucha, diálogo, conocimiento mutuo, aprendizaje, intercambio de “buenas prácticas” y discernimiento que ha caracterizado el encuentro, celebrado entre el 11 y el 14 de agosto en el Hotel Rainha do Brasil, a los pies del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida, con la participación de 60 directores y jefes de producción de 12 países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Honduras, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Uruguay), quienes, a su vez, han representado a 27 televisiones católicas del continente.

Sinergia en perspectiva sinodal

“Esta nueva red católica busca erigirse como un espacio colaborativo de sinergia y articulación en perspectiva sinodal, en comunión con las conferencias episcopales del continente e inspirada por el Magisterio de la Iglesia”, según han manifestado los organizadores del encuentro, que contó con el apoyo de la Comisión Episcopal de Comunicación de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) así como de Signis Brasil TV.

Durante el encuentro se abordaron temáticas relacionadas con la realidad poliédrica de las televisiones católicas de América Latina y el Caribe, y la comunicación en el Magisterio del papa Francisco aplicado al mundo de la televisión, así como las posibilidades de crear contenidos audiovisuales para hacer posible una Iglesia sinodal, las cuestiones que están emergiendo de cara a las nuevas tecnologías y a la Inteligencia Artificial en la cultura digital, indagando también por el futuro de las televisiones católicas frente a los desafíos y las oportunidades que devienen de la Televisión 3.0.

Para profundizar en estos temas, algunos reconocidos académicos y expertos compartieron sus miradas y trayectorias en el ámbito de la TV, como los colombianos Dago García, vicepresidente de producción y contenido del Canal Caracol, y el P. Ramón Zambrano, Director del Canal Cristovisión, y los brasileños Marcelo Bechara, Director de Relaciones Institucionales de Globo, y Moisés Sbardelotto, doctor en ciencias de la comunicación y profesor de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais.

«Peregrinos de esperanza»

Además de los espacios formativos y de intercambio en grupos de trabajo, el encuentro contempló diversos momentos de espiritualidad, incluyendo la peregrinación de los participantes a la Basílica de Aparecida, donde celebraron la eucaristía en sintonía con el Año Jubilar, renovando su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia, como “peregrinos de esperanza”.

UISG: Declaración por la Paz y Jornada de oración y ayuno.

La UISG (Unión Internacional de Superioras Generales) propone que el 14 de agosto sea vivido como día de ayuno y oración, invocando la intercesión de la Madre de Dios, Nuestra Señora de la Paz. Ante un mundo desgarrado por las guerras, no podemos permanecer indiferentes. Este es el comunicado (UISG):

En un mundo desgarrado por la guerra y la deshumanización —en Gaza, Sudán, Ucrania, Myanmar, Siria, Haití, República Democrática del Congo y en tantos otros países heridos por conflictos visibles e invisibles— no podemos permanecer como espectadoras silenciosas.


Cada día vemos rostros marcados por el dolor, vidas destruidas, pueblos privados de su dignidad y de la paz, especialmente mujeres y niños.

Como mujeres de esperanza, arraigadas en la fe e inmersas en las heridas de nuestro tiempo, sentimos la profunda necesidad de alzar la voz y unir nuestros corazones.

Como mujeres en las fronteras, que caminan junto a quienes sufren, escuchando el clamor de los pobres y de la tierra, tenemos la responsabilidad de construir comunión, proteger la vida y exigir justicia.

Por ello, las invitamos, en espíritu de comunión y de corresponsabilidad evangélica, a unirse en un acto colectivo de oración, discernimiento y testimonio, para que la paz no sea solo un deseo, sino una realidad construida entre todas.

En particular, proponemos que el 14 de agosto sea vivido como día de ayuno y oración, invocando la intercesión de la Madre de Dios, Nuestra Señora de la Paz, cuya fiesta celebramos el 15 de agosto.

Confiémonos a ella, para que acoja con ternura el clamor de los pueblos y nos enseñe a ser una presencia humilde y profética en los lugares del sufrimiento.

Les pedimos:

  • Promover momentos de oración y reflexión sobre la Palabra en sus comunidades, a la luz de los sufrimientos actuales del mundo, dejándonos transformar interiormente.
  • Comprometerse con las autoridades civiles y eclesiales de sus respectivos países, exhortándolas a abrir caminos de reconciliación, desarme, defensa de los derechos humanos y protección de las víctimas.
  • Apoyar acciones concretas de solidaridad global, a través de redes de ayuda humanitaria, acogida y testimonio profético a favor de los pueblos más afectados.

Como mujeres que velan en la noche, seguimos creyendo que incluso en la hora más oscura puede brillar una luz: la luz del Evangelio, de la justicia y de la fraternidad.

Juntas invoquemos al Dios de la paz, para que podamos ser instrumentos de su amor, y confiamos este camino a la intercesión de María, nuestra Madre de la esperanza.


Oración por la Paz – 14 de agosto Jornada de Oración y Ayuno

Con motivo de la Jornada de Oración y Ayuno por la Paz, propuesta por la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales) para el 14 de agosto de 2025, nos unimos en oración con un corazón abierto y solidario.

Esta oración, preparada por la UISG para acompañar este momento, nos invita a dirigirnos a Dios en un tiempo marcado por guerras, violencias y divisiones.

Confiándonos a la intercesión de María, Madre de la Paz, oremos para que cada pueblo pueda reencontrar la esperanza, la justicia y el don de la reconciliación, en comunión con tantas personas en el mundo que desean la paz.

María, Madre de la Paz,
en este tiempo herido por la guerra,
te encomendamos a los pueblos desgarrados por el odio,
a las familias divididas, a los corazones rotos por la violencia.

Tú que guardaste en silencio el dolor,
enséñanos a velar, a no cerrar los ojos,
a permanecer junto a quien sufre,
a orar incluso cuando faltan las palabras.

Dona al mundo la paz, Señor Jesús,
no la que se impone con la fuerza,
sino la que nace de la justicia,
del perdón, de la verdad, del amor.

Haznos instrumentos de tu paz:
manos que levantan,
voces que consuelan,
corazones que se abren.

Te rogamos por las mujeres y los niños víctimas de los conflictos,
por los migrantes en fuga, por quienes son prisioneros del miedo.
Te rogamos por quienes han perdido la esperanza
y por quienes siguen sembrando odio.

Haz que nuestro ayuno sea solidaridad,
que nuestra oración se convierta en acción,
que nuestro silencio sea voz para los que no tienen voz.

María, Reina de la Paz,
intercede por nosotros,
para que en cada rincón de la tierra
vuelva a brillar la luz del Evangelio.

Amén.

UISG

Asamblea Provincial de los Misioneros Combonianos de México

Texto: P. Ismael Piñón, mccj
Fotos: Hno. Raúl A. Cervantes

Los días 5, 6 y 7 de agosto tuvo lugar en Xochimilco la asamblea provincial de los Misioneros Combonianos de México. Precedida de cinco días de ejercicios espirituales, la asamblea dio la oportunidad a los combonianos de analizar en profundidad los diferentes servicios misioneros que realizan en México.

Durante los cinco días de ejercicios y animados por la Hna. Socorro Becerra, Misionera de la Palabra, los participantes pudieron adentrarse en el amor y la ternura de Dios a través de su Palabra y de su presencia constante, teniendo como eje conductor el Sagrado Corazón de Jesús.

La asamblea propiamente dicha comenzó la mañana del día 5 con un tema de formación permanente en el que la licenciada Velia Rangel ayudó a los participantes a “resignificar las pérdidas”, invitándolos a leer su propia historia y ver los momentos difíciles o de “pérdidas” con una actitud de esperanza. La tarde del día 5 y todo el día 6 estuvieron dedicados a ver y analizar las actividades de los diferentes sectores (animación misionera, evangelización, formación…) dando una especial importancia a la economía, después de la visita realizada por el ecónomo general del Instituto. Ese día concluyó con una eucaristía presidida por Mons. Juan María Huerta, nuevo obispo de Xochimilco.

El último día estuvo dedicado a hacer una reflexión sobre las próximas elecciones, ya que el 31 de diciembre termina el mandato del actual Provincial y de su Consejo. El diálogo fue profundo y sincero, en el que la esperanza, la confianza, la cercanía o la serenidad, entre otros, fueron los deseos y sentimientos que se viven en este momento y que se esperan también del nuevo equipo de gobierno. También se programaron las celebraciones de cuatro combonianos mexicanos que este año cumplen 25 años de ordenación: los padres Víctor Alejandro Mejía, Lauro Betancourt, Armando Máximo y Aldo Sierra.

La asamblea concluyó con una misa muy emotiva y festiva, durante la cual se celebró el envío del escolástico Carlos Lemus, que partirá próximamente para Nairobi, del Hno Joel Cruz, que acaba de iniciar su servicio como coordinador de la pastoral Afromexicana en la Conferencia del Episcopado Mexicano, y del P. José de la Cruz, que lleva ya tres años trabajando en las OMPE, ahora como secretario nacional de la Pontificia Unión Misional.

Declaración de los Misioneros Combonianos sobre la tragedia de Gaza

Nosotros, los Misioneros Combonianos, expresamos con profunda conmoción nuestro dolor por la tragedia que sigue afectando al pueblo palestino, especialmente en Gaza. Cada vida truncada, cada niño herido, cada familia destruida es una herida abierta para toda la humanidad. Denunciamos con firmeza toda forma de violencia contra la población civil, dondequiera que se produzca.

Ninguna justificación puede anular el derecho a la vida, a la dignidad, a la paz. Nos unimos al grito silencioso de quienes lo han perdido todo, pero siguen esperando la justicia. La solidaridad no es solo un gesto, es un compromiso concreto por un futuro diferente.

Pedimos el cese inmediato del fuego, la liberación de los rehenes y el acceso a la ayuda humanitaria. Cada día sin paz es un fracaso para toda la comunidad internacional y una afrenta a nuestra humanidad compartida. Como hijos de Dios y hermanos de todos, no podemos permanecer indiferentes ante tanto dolor. Gaza merece vida, no destrucción; anhela la paz, no la guerra.

El Consejo General

Foto: Pixabay

Mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado

“Migrantes, misioneros de esperanza”

Queridos hermanos y hermanas:

La 111ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que mi predecesor quiso que coincidiera con el Jubileo de los migrantes y del mundo misionero, nos ofrece la oportunidad de reflexionar sobre el vínculo entre esperanza, migración y misión.

El contexto mundial actual está tristemente marcado por guerras, violencia, injusticias y fenómenos meteorológicos extremos, que obligan a millones de personas a abandonar su tierra natal en busca de refugio en otros lugares. La tendencia generalizada de velar exclusivamente por los intereses de comunidades circunscritas constituye una grave amenaza para la asignación de responsabilidades, la cooperación multilateral, la consecución del bien común y la solidaridad global en beneficio de toda la familia humana. La perspectiva de una nueva carrera armamentística y el desarrollo de nuevas armas ―incluidas las nucleares―, la escasa consideración de los efectos nefastos de la crisis climática actual y las profundas desigualdades económicas hacen que los retos del presente y del futuro sean cada vez más difíciles.

Ante las teorías de devastación global y escenarios aterradores, es importante que crezca en el corazón de la mayoría el deseo de esperar un futuro de dignidad y paz para todos los seres humanos. Ese futuro es parte esencial del proyecto de Dios para la humanidad y el resto de la creación. Se trata del futuro mesiánico anticipado por los profetas: «Los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano, a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas. […] Porque hay semillas de paz: la viña dará su fruto, la tierra sus productos y el cielo su rocío» (Zc 8,4-5.12). Y este futuro ya ha comenzado, porque fue inaugurado por Jesucristo (cf. Mc 1,15 y Lc 17,21) y nosotros creemos y esperamos en su plena realización, ya que el Señor siempre cumple sus promesas.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que «la virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres» (n° 1818). Y sin duda, la búsqueda de la felicidad —y la perspectiva de encontrarla en otro lugar— es una de las principales motivaciones de la movilidad humana contemporánea.

Esta conexión entre migración y esperanza se manifiesta claramente en muchas de las experiencias migratorias de nuestros días. Numerosos migrantes, refugiados y desplazados son testigos privilegiados de la esperanza vivida en la cotidianidad, a través de su confianza en Dios y su resistencia a las adversidades con vistas a un futuro en el que vislumbran la llegada de la felicidad y el desarrollo humano integral. En ellos se renueva la experiencia itinerante del pueblo de Israel: «Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo, cuando avanzabas por el desierto, tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia, delante de Dios –el del Sinaí–, delante de Dios, el Dios de Israel. Tú derramaste una lluvia generosa, Señor: tu herencia estaba exhausta y tú la reconfortaste; allí se estableció tu familia, y tú, Señor, la afianzarás por tu bondad para con el pobre» (Sal 68, 8-11).

En un mundo oscurecido por guerras e injusticias, incluso allí donde todo parece perdido, los migrantes y refugiados se erigen como mensajeros de esperanza. Su valentía y tenacidad son un testimonio heroico de una fe que ve más allá de lo que nuestros ojos pueden ver y que les da la fuerza para desafiar la muerte en las diferentes rutas migratorias contemporáneas. También aquí es posible encontrar una clara analogía con la experiencia del pueblo de Israel errante por el desierto, que afronta todos los peligros confiando en la protección del Señor: «Él te librará de la red del cazador, y de la peste perniciosa; te cubrirá con sus plumas, y hallarás un refugio bajo sus alas. Su brazo es escudo y coraza. No temerás los terrores de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste que acecha en las tinieblas, ni la plaga que devasta a pleno sol» (Sal 91,3-6).

Los migrantes y los refugiados recuerdan a la Iglesia su dimensión peregrina, perpetuamente orientada a alcanzar la patria definitiva, sostenida por una esperanza que es virtud teologal. Cada vez que la Iglesia cede a la tentación de la “sedentarización” y deja de ser civitas peregrina —el pueblo de Dios peregrino hacia la patria celestial (cf. San Agustín, La ciudad de Dios, Libro XIV-XVI)—, deja de estar “en el mundo” y pasa a ser “del mundo” (cf. Jn 15,19). Se trata de una tentación ya presente en las primeras comunidades cristianas, hasta tal punto que el apóstol Pablo tiene que recordar a la Iglesia de Filipos que «nosotros somos ciudadanos del cielo, y esperamos ardientemente que venga de allí como Salvador el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro pobre cuerpo mortal, haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso, con el poder que tiene para poner todas las cosas bajo su dominio» (Flp 3,20-21).

De manera particular, los migrantes y refugiados católicos pueden convertirse hoy en misioneros de esperanza en los países que los acogen, llevando adelante nuevos caminos de fe allí donde el mensaje de Jesucristo aún no ha llegado o iniciando diálogos interreligiosos basados en la vida cotidiana y la búsqueda de valores comunes. En efecto, con su entusiasmo espiritual y su dinamismo, pueden contribuir a revitalizar comunidades eclesiales rígidas y cansadas, en las que avanza amenazadoramente el desierto espiritual. Su presencia debe ser reconocida y apreciada como una verdadera bendición divina, una oportunidad para abrirse a la gracia de Dios, que da nueva energía y esperanza a su Iglesia: «No se olviden de practicar la hospitalidad, ya que gracias a ella, algunos, sin saberlo, hospedaron a los ángeles» (Hb 13,2).

El primer elemento de la evangelización, como subrayaba san Pablo VI, es generalmente el testimonio: «Todos los cristianos están llamados a este testimonio y, en este sentido, pueden ser verdaderos evangelizadores. Se nos ocurre pensar especialmente en la responsabilidad que recae sobre los emigrantes en los países que los reciben» (Evangelii nuntiandi, 21). Se trata de una verdadera missio migrantium ―misión realizada por los migrantes— para la cual se debe garantizar una preparación adecuada y un apoyo continuo, fruto de una cooperación intereclesial eficaz.

Por otro lado, las comunidades que los acogen también pueden ser un testimonio vivo de esperanza. Esperanza entendida como promesa de un presente y un futuro en el que se reconozca la dignidad de todos como hijos de Dios. De este modo, los migrantes y refugiados son reconocidos como hermanos y hermanas, parte de una familia en la que pueden expresar sus talentos y participar plenamente en la vida comunitaria.

Con motivo de esta jornada jubilar en la que la Iglesia reza por todos los migrantes y refugiados, deseo encomendar a todos los que están en camino, así como a los que se esfuerzan por acompañarlos, a la protección maternal de la Virgen María, consuelo de los migrantes, para que mantenga viva en sus corazones la esperanza y los sostenga en su compromiso de construir un mundo que se parezca cada vez más al Reino de Dios, la verdadera Patria que nos espera al final de nuestro viaje.

Vaticano, 25 de julio de 2025, Fiesta de Santiago Apóstol

LEÓN PP. XIV

Vatican.va