Misioneros con espíritu

Por: P. Enrique Sánchez G., mccj

«Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón» (Evangelii gaudium 262).

Comento aquí esta frase del magisterio del papa Francisco que nos invita a vivir nuestro compromiso cristiano con especial sensibilidad misionera. Detenernos sobre esas palabras nos ayuda a ir un poquito más lejos en nuestro deseo de responder al mandato de Jesús de ir por todo el mundo como discípulos y misioneros suyos.

Entendemos que la misión evangelizadora de la Iglesia no es simple estrategia para ganar adeptos, sino una experiencia de vida que exige entrar al mundo de Jesús para constatar que su misión es única, y que es una bendición que nos la comparta y que nos involucre en ella.

La misión nos obliga a asumir un estilo de vida en donde nuestro corazón está inquieto por anunciar lo que nosotros mismos hemos visto y oído, como bien decía san Juan (1Jn 1,3) y eso nos convierte más en testigos que en predicadores. La misión, como compromiso personal con Jesús, se convierte en experiencia espiritual. Es donde nos encontramos con el Señor, y en donde nos descubrimos instrumentos y colaboradores con el proyecto de Dios, que quiere que todas las personas lo conozcan y tengan vida eterna en Jesucristo (Jn 6,40). Es una experiencia que no podemos guardar para nosotros mismos y que estamos llamados a compartir con quienes están más alejados y necesitados. Pues la misión es algo urgente: ¡Ay de mí si no evangelizo! (1Cor 9,16-19.22-23).

El Papa nos dice que tenemos que ser evangelizadores con Espíritu, que viven su compromiso fundados en la oración y en el trabajo. Una misión que no esté fundada en un encuentro continuo, en oración y en amistad profunda con el Señor, es muy fácil que se convierta en actividad vacía.

La misión es tarea que se cumple desde el corazón y sólo llegaremos a ser auténticos misioneros en la medida en que nos sintamos amados, perdonados y enviados a ser mensajeros de la alegría del Evangelio y de la misericordia infinita de nuestro Padre Dios. Seremos misioneros contentos en la medida en que nos dejemos invadir por la fuerza del Espíritu, que seguirá siendo siempre el protagonista de la misión.

Hna. Cecilia Sierra: “la oración es vida”


María Cecilia Sierra es una Misionera Comboniana mexicana. Ha trabajado en varios países. Ahora vive en el mundo árabe oriental. Habla de sus experiencias. «’Gracias’ es la palabra que emana de lo más profundo de mí cuando contemplo su acción y me siento parte de su obra amorosa».

Todo es gracia. La gratuidad y la belleza divinas son valores que definen y guían mi vida y mi oración. “Gracias” es la palabra que emana de lo más profundo de mí cuando contemplo su acción y me siento parte de su amorosa obra.

Este sentido de gracia y gratuidad me sumerge, me conecta con lo divino y me prepara para descubrir sus huellas en el mundo. En verdad, Dios me ha prodigado con exceso de mansedumbre, misericordia, ternura, gracia y bondad.

Comencé a descubrir la belleza y la ternura de Dios desde muy temprana edad. Mi conciencia de su presencia empezó a surgir cuando tenía cinco años, con mi primera Comunión.

A los doce años era catequista, participando en actividades misioneras en pueblos indígenas. El rancho de mis padres, la tierra, los cultivos, los árboles y los animales emanaban lo divino para mí. Observé extasiada el amanecer y el atardecer. Las palabras de consuelo de Isaías en el Salmo 138 y la persona de Jesús en los Evangelios han sido fuentes dominantes de inspiración.

La gracia y el Espíritu de Dios han guiado mis pasos hacia espacios sagrados en Italia, Estados Unidos, Egipto, Sudán, Sudán del Sur y Guatemala. Como religiosa mexicana me siento privilegiada y enriquecida por el cariño que me han prodigado los corazones que me han acogido y por tanta diversidad cultural que me desafía y enriquece. Sé que fui abundantemente bendecida. Pero vivir en Tierra Santa es otro nivel.

Llevo unos meses viviendo entre Jerusalén y Jericó. El desierto se ha convertido para mí en un espacio sagrado. Mi ministerio como misionera comboniana se expresa en el trabajo en los campamentos beduinos en el desierto.

Visitamos a las familias diariamente y promovemos actividades de educación y desarrollo bajo un sol abrasador. Por eso me consuela detenerme al atardecer. Con la brisa del atardecer, el alma recupera la calma y se renueva. También por la noche –en el silencio de nuestra pequeña capilla– recuerdo los encuentros, los rostros y la acción de Dios favoreciendo la comunión.

Desde ese espacio, la oración me reconecta con las personas y sus historias, sueños y resiliencia; con las flores que florecen y resisten el intenso calor; con las piedras bellamente formadas que anhelan contar su historia antigua; con las cuevas y refugios, las cabras y los pastores.

Haber superado el desafío de recorrer caminos sinuosos, de caminar por senderos solitarios, tortuosos y estrechos en el desierto reconforta y eleva el espíritu.

El desierto –su inmensidad y belleza, dureza y aridez– me conecta con las ammas (mujeres sabias) del desierto. Portadoras del Espíritu, son iconos inspiradores en mi anhelo de unión y encuentro con lo divino. La belleza del desierto reclama el corazón: “La llevaré al desierto y hablaré a su corazón” (Oseas 2,16).

Sintiendo la constante llamada a la interioridad y al recogimiento, mi alma sonríe feliz y agradecida. Enamorado de tanta belleza y ante tanta gracia abundante, sólo logro suspirar profundamente y balbucear un “gracias” que brota de lo más profundo de mi alma.

FILIPINAS: Continúan las detenciones de misioneros, religiosas, sacerdotes y laicos acusados de apoyar a grupos armados comunistas

La práctica del “red tagging”, es decir, etiquetar a una persona como “comunista” o “partidaria de grupos comunistas o terroristas armados”, sigue afectando a religiosos, misioneros, cooperantes, personas que se dedican a grupos vulnerables, pobres o indígenas en el centro y sur de Filipinas.

En los últimos días, la policía de la provincia de Sultan Kudarat (en la isla de Mindanao) detuvo a Aileen Manipol Villarosa, de 41 años, trabajadora de una organización afiliada a los “Misioneros Rurales de Filipinas”, acusada de financiar el terrorismo. Los Misioneros Rurales de Filipinas (RMP) son una organización católica nacional, intercongregacional e interdiocesana, de religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos, que viven junto a campesinos, agricultores, pescadores y pueblos indígenas. La organización, creada en 1969, es socia de la Asociación de Superiores Religiosos Mayores de Filipinas y actualmente denuncia la continuación de la práctica del “red tagging”: ya en agosto de 2022, el Departamento de Justicia inculpó a 16 personas vinculadas a la organización, entre ellas cinco religiosas, por presunta financiación del terrorismo, acusadas de transferir fondos al Nuevo Ejército del Pueblo, grupo armado de inspiración comunista en conflicto con el Estado. Además, en noviembre de 2022, el reverendo Edwin Egar, sacerdote de la “Iglesia Unida de Cristo en Filipinas”, junto con su esposa, Julieta Egar, fueron acusados de apoyo al terrorismo, junto con otras 71 personas, entre sindicalistas y cooperantes, que niegan todos los cargos.Como afirma el Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas (NCCP), el “red-tagging” se produce independientemente de las creencias o afiliaciones políticas y es “una incitación a la represión y la persecución contra quienes critican al gobierno”. Organizaciones de la sociedad civil, misioneros y personal eclesiástico han sufrido amenazas y detenciones, acusados de “encubrir a grupos terroristas comunistas locales”. Leyes como la Ley Antiterrorista de 2020 y la Ley de Prevención y Represión de la Financiación del Terrorismo de 2012 agravan la amenaza de la “red-tagging”.

Miembros de comunidades cristianas como la Iglesia Católica, la Iglesia Unida de Cristo en Filipinas, la Iglesia Filipina Independiente y la Iglesia Metodista Unida de Filipinas han sido objeto de estas acusaciones. Los bienes de los Misioneros Rurales de Filipinas y de la Iglesia Unida de Cristo en el sur y el centro del país fueron congelados en virtud de la Ley de Prevención de la Financiación del Terrorismo.

El sistema de “red tagelling” ha sido utilizado por el gobierno filipino en el contexto de una campaña de contrainsurgencia militarizada que ya se llevó a cabo bajo el gobierno del ex presidente filipino Rodrigo Duterte y continúa bajo la administración del actual presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. El resultado es la intensificación de la militarización en las zonas rurales y la creciente coerción de los ciudadanos, señala el Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas.”Quienes defienden la tierra, a menudo propiedad ancestral de los pueblos indígenas, frente al desarrollo de minas y presas se enfrentan a los militares filipinos, que utilizan su poder para proteger los intereses de las empresas multinacionales. Los agricultores, que buscan medios de vida justos, decentes y sostenibles para sus familias y comunidades, a menudo son encarcelados o asesinados, mientras que los abogados que intentan representarlos son agredidos o detenidos”, señala el Consejo.

El Consejo ha llevado estas demandas a la reunión del Comité Central del “Consejo Ecuménico de las Iglesias” (CEC) celebrada en Ginebra en los últimos días. El CEC ha condenado las graves violaciones de los derechos humanos cometidas en Filipinas y ha pedido al gobierno de este país que tome medidas para poner fin a estas violaciones.El Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas, que trabaja valientemente con y por los pobres, pide al gobierno y a los grupos comunistas que reanuden las negociaciones de paz y aborden las causas profundas del conflicto armado. El organismo ecuménico invita a las comunidades cristianas, de todas las confesiones, a rezar por quienes luchan y sufren por defender la dignidad de toda persona, especialmente los grupos más vulnerables, pidiendo a los fieles que acompañen y apoyen su compromiso evangélico.

Crédito: Agencia Fides 3/7/2023