Dar a los refugiados esperanza para el futuro

El hermano Erich Fischneller recibe apoyo activo de muchos sectores para su labor de desarrollo en el campo de refugiados de Palorinya, en el norte de Uganda, en la frontera con Sudán. Recuerda con horror los acontecimientos de 2017.

Hermano Erich Fischler
Desde Palorinya, Uganda

Fueron días malos cuando nuestra misión en Lomin (Sudán del Sur) fue atacada. Durante muchos años nos esforzamos mucho en construir una misión próspera allí con una nueva iglesia, talleres y una serie de instituciones sociales. El ataque rebelde nos golpeó como un rayo caído del cielo. Fue más que terrible. Muchos, incluidos algunos de mis amigos y confidentes, fueron asesinados. Proporcioné todos nuestros vehículos para escapar a la cercana Uganda y luego escapé yo mismo. Las cosas se complicaron, pero muchos se salvaron. Desde finales de 2017 hasta principios de 2018, llevamos a personas a un lugar seguro en Uganda. En aquel entonces, evacuamos a la gente de la zona de guerra día y noche en tres coches durante cuatro semanas. Nunca habrían llegado a pie. Hubo que reunirlos desde muchos lugares diferentes y transportarlos en nuestros coches: los ancianos, los que tenían problemas en los pies, las mujeres y los niños no podían quedarse atrás.

Hno. Erich Filehner, en el campo de refugiados de Palorinya, en el norte de Uganda, en la frontera con Sudán.

Escribo estas líneas desde el enorme campo de refugiados de Palorinya, que ahora se ha convertido en hogar para mi pueblo y también para mí. La gente aquí tiene espacio suficiente para construir sus chozas y campos en los que pueden cultivar algunas cosas esenciales. Sin embargo, todavía dependemos de la ayuda exterior. Sigue siendo una batalla constante por la supervivencia. Cada día tengo que asegurarme, junto con otros, de que aquí todo funcione, de que la gente tenga suficiente para comer y, sobre todo, de que esté garantizado el suministro de combustible diésel necesario para el funcionamiento de los generadores. La electricidad que generan la necesitamos principalmente para nuestros distintos talleres.

Hemos comenzado a dar a los jóvenes refugiados una perspectiva de futuro dándoles la oportunidad de recibir formación profesional. Por eso hemos creado varios talleres donde los jóvenes pueden aprender los oficios relevantes de carpintería, metalurgia y panificación. También formamos a electricistas y ofrecemos cursos de informática, y tenemos una granja relativamente grande con ganado, cultivos y hortalizas. Nuestro objetivo a largo plazo es construir algo así como una granja modelo donde los agricultores de los alrededores también puedan aprender cómo pueden mejorar su propia agricultura. Todo esto debería ser una verdadera ayuda para la autopromoción.

Nuestros talleres ya no son sólo empresas de formación, sino que también se han convertido en instalaciones de producción para todo el norte de Uganda. Es impresionante lo que ha ocurrido en los últimos cinco años desde la huida de Sudán. De este modo, el proyecto ya puede mantenerse parcialmente a flote. Sin embargo, todavía dependemos de la contribución de las organizaciones de ayuda, con las que a menudo no podemos contar de forma constante. A menudo todavía tenemos que buscar por nosotros mismos de dónde obtener los fondos. Dado que el gobierno de Uganda ha suspendido la ayuda alimentaria, vuelve a haber hambre en el campo y la gente viene a nosotros todos los días pidiendo ayuda.

El gobierno quiere obligar a la gente a regresar a su antigua patria en Sudán del Sur. Sin embargo, las personas que hacen esto suelen dejar a sus ancianos y niños en los campos.

Las perspectivas de futuro de quienes se aventuran a regresar no son nada buenas. Otros ahora han tomado posesión de las tierras que tuvieron que dejar atrás. Naturalmente, existen grandes discrepancias. Hay muchas discusiones y conflictos. No está claro quién recibe qué tierra y cuánta tierra se otorga a quienes regresan a casa. Medio millón de refugiados del norte de Uganda han regresado ya a su antigua patria.

Aquí en la parroquia vivo con tres hermanos africanos que no reciben donaciones de su tierra natal. Desde que murió repentinamente un hermano de México que trabajaba con nosotros, ya no hemos recibido ninguna ayuda de su provincia de origen. También tenemos que mirar qué recursos financieros podemos utilizar para mantener el trabajo pastoral.

A pesar de los numerosos problemas a los que nos enfrentamos a diario, nuestra gente todavía parece muy motivada. No quieren darse por vencidos. Esto también es alentador para nosotros. Cuando les pregunto cómo están, no se quejan, sino que expresan su gratitud por seguir vivos. Pero si luego haces más preguntas, entonces sale a la luz todo el sufrimiento y la tristeza por la muerte de muchos de sus familiares. Pero todos quieren volver a su antiguo hogar en Sudán del Sur.

Cuando miro hacia atrás en los últimos años, el pensamiento de la ayuda que pude brindar a muchas personas me llena de profunda alegría y gratitud interior. Pude ayudar a miles de personas a escapar y ahora puedo brindarles a muchas un futuro mejor a través de la capacitación que les ofrecemos. Pude experimentar la protección y guía de Dios en todo lo que pude hacer como misionero.

Comboni.org

Mensaje final del Seminario Continental sobre personas migrantes, refugiadas y desplazadas

Concluyó en Panamá el Seminario Continental sobre personas migrantes, refugiadas y desplazadas organizado por la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos) y la ADERYRP (Asociación de Religiosas y Religiosos de Panamá. El evento, que se celebró del 11 al 14 de julio, tuvo el propósito de buscar respuestas a los clamores de migrantes, refugiados y desplazados que siguen padeciendo este flagelo.
los organizadores ofrecieron al final un mensaje donde exponen en cuatro puntos sus preocupaciones, pero también sus esperanzas de seguir con la labor evangelizadora que exige estos tiempos a la vida religiosa, poniendo en primera persona a aquellos que sufren.
Este es el mensaje:

Hermanas y Hermanos de la Vida Consagrada,

Reunidas y Reunidos en la Ciudad de Panamá, laicas, laicos, consagradas y consagrados,
personas migrantes y gente de buena voluntad, nos encontramos, escuchamos, observamos y abrazamos con fe y amor a personas (mujeres, hombres, niñas, niños, adolescentes) que llegaron desde otros países luego de cruzar el Darién en etapas complejas de sus procesos de movilidad migratoria y alta vulnerabilidad. En nuestras reuniones y diálogos renovamos y fortalecemos nuestro compromiso en la misión junto a personas migrantes, refugiadas y desplazadas, enfatizando cuatro puntos.

  • 1. Reconocemos que las personas en movilidad humana son para la Vida Religiosa lugar teológico porque constituyen un llamado a servir a Cristo que migra y una oportunidad para ser evangelizadas/os por personas que viven de facto el misterio pascual: Dios actúa y se revela en las voces y las vidas de las y los desplazados, refugiados y migrantes. La Vida Religiosa al servicio de las personas migrantes confirma una vocación, pero también se reinventa y descubre un nuevo lugar eclesial; un lugar dónde vivir la alegría del resucitado. Así se comparte solidariamente la vida de las y los crucificados, en las formas y espacios que el discernimiento enseña y la providencia conduce.
  • 2. Reaccionamos con indignación ante la violación de la dignidad humana de las y los migrantes, ante los abusos y violencias que sufren, incluyendo las muertes en la ruta migratoria. Denunciamos la corrupción que hace de las situaciones de vulnerabilidad migratoria un negocio; las grandes empresas y el crimen organizado que provocan miseria y desplazamientos obligados a personas campesinas, pequeñas propietarias y a quienes tienen que huir de la pobreza, de situaciones de violencia y miedo y de la acción depredadora contra la Casa Común. Señalamos a los Estados y a sus gobiernos porque no facilitan la migración regular o por la falta de leyes, políticas y acciones efectivas de gobernanza migratoria; también denunciamos la omisión o connivencia de liderazgos civiles, religiosos y gubernamentales que ignoran o soslayan el dolor, el sufrimiento y las amenazas de tantas personas y sus familias en desplazamientos internos e internacionales en todos los países del Continente.
  • 3. Manifestamos la esperanza de que las y los ciudadanos de los países de donde salen, por donde pasan y adonde llegan personas luchando por vida y dignidad, elijan las prácticas de acogida, respecto y solidaridad en cada encuentro con personas migrantes y desplazadas. Son personas que adoptaron la migración como estrategia para alcanzar con su esfuerzo y su trabajo condiciones de paz y futuro para sí mismas y los suyos. Declaramos que nadie es extranjero en la Iglesia de Dios, y por esto rechazamos prácticas de xenofobia, discriminación y exclusión de acceso a servicios básicos, criminalización de migrantes y en contra de la solidaridad con migrantes y todo tipo de extorsiones, abusos u opresiones.
  • 4. Llamamos a la Vida Religiosa del Continente, a las Iglesias y sus Pastores, y otras latitudes a sumarse y fortalecer su presencia a través de estudios sobre este fenómeno, colaborando en la comunicación verdadera sobre esta realidad y sobre todo con sus miembros y dones, en la misión de acoger, proteger, promover e integrar. La atención directa y la acción de sensibilización y de incidencia son igualmente necesarias, faltan manos, pies y cabezas en la compañía de las mayorías populares en movilidad. Ojalá que más personas y organizaciones lo hagan, pero también es decisivo enterarse de la realidad de las personas migrantes y refugiadas, sentir sus padecimientos como propios y comunicar su preocupación en sus propios ambientes pastorales.

Es urgente fortalecer nuestra presencia en la Red CLAMOR, en la Red Jesuita con Migrantes, en las redes de la Vida Consagrada contra la trata y otros espacios de articulación que nos permitan seguir construyendo un Nosotros cada vez mas grande, como nos ha convocado el papa Francisco.
También urge promover otros espacios de articulación con las personas migrantes, conformar nuevas redes locales de intervención calificada y robustecer liderazgos dentro y fuera de la Vida Religiosa que apunten a una verdadera transformación social en beneficio de todas las personas migrantes en Panamá y en nuestro Continente.
Invocamos la asistencia de la Sagrada Familia de Nazaret, quienes vivieron la experiencia de la migración forzada, el exilio y el retorno, para que nos acompañen en este caminar.
Firmamos:
Participantes en el Seminario LOS CLAMORES DE LOS VULNERADOS: ESPERANZAS Y RESPUESTAS EN TIEMPO DE SINODALIDAD convocado por la Comisión Personas Migrantes, Refugiadas y Desplazadas de la CLAR.

Panamá, 14 de julio de 2024

Una cruda realidad. Mensaje de los obispos de México y Guatemala por el día del Migrante y el Refugiado

El 19 de junio, desde Malacatán en San Marcos, Guatemala, los obispos que comparten frontera entre ese país y México dieron a conocer un Mensaje que se enmarca en la 110° Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2024 a la que el Papa Francisco puso como lema “Dios camina con su pueblo”. Este documento describe con claro realismo el estado actual de los migrantes que pasan por la frontera compartida.

Virginia Bonard. Adn CELAM

Distinguen cuatro categorías de migrantes: forzados, en tránsito, los solicitantes de la condición de refugio, y víctimas de la trata de personas, junto con la “casi nula respuesta humanitaria por parte de los Estados de la región para la atención de las personas en movimientos mixtos”. Esos mismos Estados no garantizan el derecho a la vida ante situaciones de alta vulnerabilidad.

También señalan la falta de “protección internacional a las personas que han dejado sus países de origen” en busca de nuevas alternativas de vida que logren superar violencias, pobrezas, extorsiones, reclutamiento de pandillas y tantas otras situaciones.

La presencia del crimen organizado como controlador de las rutas migratorias suma peligros en el camino de los migrantes que cada vez son más: mujeres, niños, ancianos, familias completas que, al no ser acogidos por los países receptores, son arrojados a vivir en las calles de ciudades que invisibilizan su presencia y necesidad de asistencia.

¿Qué hacer? Retos y Prioridades

  • Crear una red de comunicación y alerta entre fronteras vecinas y transversales.
  • Mejorar la coordinación para la atención a familias de migrantes repatriadas, retornadas-deportadas.
  • Fortalecer las Pastorales de Movilidad Humana a nivel nacional, diocesano y parroquial.
  • Desarrollar los mecanismos de documentación de casos sobre abusos y violaciones a los derechos de los migrantes y víctimas de la violencia.
  • Continuar procesos de incidencia política, social y eclesial.
  • Elaborar un plan con un enfoque integral, líneas de acción comunes, para atender y acompañar el fenómeno migratorio.
  • Realizar un mapeo de rutas migratorias, que orienten para asegurar la ubicación de albergues o casas que brindan servicios pastorales.
  • Dar seguimiento e implementar las acciones mediante una comisión específica integrada por representantes de la frontera México-Guatemala.

De estas jornadas, que se extendieron del 17 al 20 de junio, participaron obispos, sacerdotes, laicos, religiosas “con el objetivo de contextualizar e identificar las prioridades y los desafíos comunes en materia de migración, refugio y trata de personas en la frontera México-Guatemala y de este modo fortalecer los servicios pastorales de atención y protección a personas migrantes y víctimas de violencia”.

VIDEO de la Misa de Apertura de este Encuentro Binacional que fue presidida por el cardenal guatemaleco Álvaro Ramazzini, presidente de la Red Clamor

Mensaje 110ª Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado: Unámonos por quienes tuvieron que abandonar su tierra buscando dignidad, hagamos “sínodo” juntos.

En el mediodía de hoy 3 de junio en la Sala de Prensa de la Santa Sede se presentó el Mensaje del Papa Francisco por la 110ª. Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado que se celebrará el 29 de septiembre de 2024.

Virginia Bonard – Adn CELAM

Con el título “Dios camina con su pueblo” este mensaje nos deja varias ideas-núcleo:

  • redescubrimiento de la naturaleza itinerante del pueblo de Dios; en la actualidad;
  • “una imagen viva del pueblo de Dios en camino hacia la patria eterna”;
  • los migrantes huyen de la opresión y el camino “en sus viajes de esperanza” está plagado de obstáculos;
  • “Dios, compañero de viaje”;
  • el encuentro con cada migrante es un encuentro con Cristo.

Dios: sinodal y compañero

Este mensaje nos expone al viaje de todo ser humano en su paso por la tierra, espejando el éxodo bíblico, de la esclavitud a la libertad. En uno de sus párrafos surge Dios como el gran compañero de camino: “Muchos emigrantes experimentan a Dios como compañero de viaje, guía y ancla de salvación. Se encomiendan a Él antes de partir y a Él acuden en situaciones de necesidad. En Él buscan consuelo en los momentos de desesperación. Gracias a Él, hay buenos samaritanos en el camino. A Él, en la oración, confían sus esperanzas. Imaginemos cuántas biblias, evangelios, libros de oraciones y rosarios acompañan a los emigrantes en sus viajes a través de desiertos, ríos y mares, y de las fronteras de todos los continentes”.

Dios con, Dios en

No solo es una cuestión de preposiciones sino de presencias que pueden cambiar tantas historias concretas: “Dios no sólo camina con su pueblo, sino también en su pueblo, en el sentido de que se identifica con los hombres y las mujeres en su caminar por la historia ―especialmente con los últimos, los pobres, los marginados―, como prolongación del misterio de la Encarnación”.

Al encuentro del Señor

“Cada encuentro, a lo largo del camino, es una oportunidad para encontrar al Señor; y es una oportunidad cargada de salvación, porque en la hermana o en el hermano que necesitan nuestra ayuda, está presente Jesús. En este sentido, los pobres nos salvan, porque nos permiten encontrarnos con el rostro del Señor”.

Presentaron el Mensaje el cardenal Michael Czerny, S.J., prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; Hna. Patricia Murray, I.B.V.M., secretaria ejecutiva de la UISG y delegada ante la XVI Asamblea General del Sínodo de los Obispos; Blessing Okoedion, sobreviviente de la trata, mediadora cultural, Presidenta de Tejedoras de Esperanza; y Emanuele Selleri, director ejecutivo de ASCS – Agencia Scalabriniana de Cooperación al Desarrollo. Fueron coordinados por la Dra. Cristiane Murray, vicedirectora de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Texto completo del Mensaje: AQUÍ