A pesar de que ya no se habla tanto de ello, el conflicto en Sudán sigue causando víctimas y los combates, tanto en Jartum como en el resto de país continúan. Según informa la agencia Fides, este fin de semana murieron al menos 15 civiles en Jartum y otros 12 en Nyala, la capital de Darfur Sur
El domingo 25 de junio se han reanudado con violencia los combates en la capital sudanesa, Jartum. Los milicianos de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) han atacado y conquistado el cuartel general de la Policía de Reserva Central (CRP), fuerza policial aliada de las SAF, las fuerzas armadas sudanesas. Tanto la Policía de Reserva Central como las Fuerzas de Apoyo Rápido son formaciones creadas para reprimir las revueltas de Darfur. Al principio, cuando estalló el conflicto entre el ejército regular y las RSF, la CRP se había mantenido al margen, pero en las últimas semanas se ha unido a las unidades militares regulares. A pesar de la unión entre el ejército y la policía paramilitar (compuesta por unos 80.000 hombres equipados también con armamento pesado), los milicianos de la RSF, acostumbrados a los combates irregulares también en un entorno urbano, parecen no rendirse y resistir a los militares dirigidos por el general Abdel Fattah al-Burhane, hasta el punto de que, tras dos días de enfrentamientos, han conseguido conquistar el cuartel general de la CRP, apoderándose del arsenal. La reanudación de los combates ha agravado el número de víctimas; según fuentes de los hospitales, al menos 15 civiles han muerto en las últimas horas. Se han registrado más combates en Darfur, especialmente en Nyala, la capital de Darfur Sur, donde al menos 12 civiles murieron el domingo. Por último, una facción del Movimiento Popular de Liberación de Sudán-Norte (SPLM-N), que no se había sumado al acuerdo de paz de 2020, liderada por Abdelaziz al-Hilu, ha aprovechado el enfrentamiento entre las distintas fuerzas militares y paramilitares sudanesas para atacar posiciones del ejército en los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul. En este último estado se han producido violentos enfrentamientos en Kurmuk, en la frontera con Etiopía, donde el grupo rebelde ha atacado posiciones del ejército. La Misión de las Naciones Unidas en Sudán (UNITAMS) ha expresado su “grave preocupación” por el suceso, informando de que tres aldeas de la zona de Kurmuk han obligado a cientos de civiles a buscar refugio en Etiopía. Unos 600.000 sudaneses han huido hasta ahora a los países vecinos, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones, mientras que los desplazados internos rondan los dos millones. (L.M.) (Agencia Fides 27/6/2023)
PARA SEMBRAR LA PAZ ES NECESARIO «VOLAR» CON DOS «ALAS»: LA ECLESIAL Y LA CIVIL
El «ruido» que hace el Equipo Comboniano de Paz de Nezahualcóyotl, Estado de México, (ECOPAX -Neza), resuena cada vez más en ámbitos de iglesia, de convivencia vecinal y en las estructuras civiles y municipales. Este equipo, liderado y animado por Martha y Lucha, ha ido tejiendo toda una red de iniciativas para sensibilizar sobre la importancia del trabajo conjunto por la paz en esa parte del país que, desde hace mucho, se ha caracterizado por la inseguridad ciudadana y violencias diversas que han sembrado la desconfianza, el miedo y la agresión entre la gente.
Por: Hno. Joel Cruz, mccj
Hacer que la paz reine en los lugares donde vivimos y convivimos es un deber de todos. De cada uno depende que la inseguridad, la desconfianza y las violencias no dominen nuestra convivencia; esta es la conciencia que ECOPAX-Neza pretende despertar en quienes asisten y participan en los espacios de iglesia, en los vecinos de las distintas colonias y sectores, unidades habitacionales, así como en distintos servidores públicos. La finalidad es que, poco a poco, toda persona, desde donde se encuentra cotidianamente, sienta que su misión principal es construir la fraternidad social para que el anhelo humano de la paz, sea posible en todos los ámbitos de la convivencia en esta zona del país. Esta misión social de sembrar la paz en la convivencia humana en estos lugares, implica imaginar diversos mecanismos que puedan garantizar una convivencia menos violenta como la «mediación vecinal» que gira alrededor del diálogo entre los vecinos, las organizaciones civiles que existen en la zona, las instituciones educativas, las organizaciones religiosas y quienes coordinan las iniciativas pastorales de las parroquias presentes en los sectores. Todo con la finalidad de lograr y establecer acuerdos y convenios en los que los distintos sujetos sociales se comprometen a cumplir y promover desde sus respectivas identidades y procesos. Porque nadie puede quedarse como espectador y mucho menos con los brazos cruzados sin hacer nada.
El bautizado, en esta misión social de paz, debe saber que no se trata de hablar de Dios, sino de hacer sentir a la gente que Dios está con nosotros ahí donde vivimos, donde trabajamos, donde servimos… que «evangelizar las cuestiones sociales» implica sembrar la conciencia y actitud fraterna que va más allá de nuestras identidades políticas, religiosas, socioeconómicas, profesionales, culturales o de género. El cristiano sabe que Dios quiere que no sólo nos veamos como «hermanas y hermanos», sino que vivamos y nos tratemos como tales. Como presencia de la Iglesia en las cuestiones sociales y en la convivencia cotidiana de las personas, o más aún, como sacramento del Emmanuel (Dios-con-nosotros), es decir, como signo visible de la presencia de Dios con la gente en estos sectores, los bautizados tienen como misión, como encargo preferente de Dios, pacificar a las personas, sus entornos y, abrir espacios de comunión y participación fraterna en función de una sociedad más justa, pacífica y fraterna. El bautizado sabe que este es el culto que más agrada a su Padre Dios. Esto es lo que pretende ECOPAX-Neza con todo el trabajo de animación misionera por la paz en este municipio del Estado de México.
Hay muchas personas preocupadas y ocupadas por la paz, cierto, también muchas organizaciones y asociaciones civiles, así como iniciativas parroquiales, diocesanas y de iglesia a nivel nacional, pero es necesario aprender a trabajar juntos, a colaborar para lograr que la paz, como bien común, pueda realizarse en las personas y sus entornos. Por eso, el principal servicio de ECOPAX-Neza es el de abrir, impulsar o fortalecer espacios de comunión y participación más allá de las cuestiones religiosas, de las ideologías políticas o de las identidades específicas, porque la misión de la paz es de todo ser humano, independientemente de su credo, de su militancia política, de su situación socioeconómica… ECOPA X-Neza es un equipo de personas que, como los pescadores que Jesús llamó en la orilla del mar de Galilea (Mt 4,18-22; Lc 5,2-11), estaban tejiendo y lavando sus redes para pescar en ese mar de situaciones de muerte que las violencias personales, interpersonales, religiosas, institucionales… generan diariamente.
No son personas que apenas inician su compromiso social por el bien común, no. La diferencia ahora es que lo hacen como personas conscientes de su bautismo y de las implicaciones sociales de esta identidad de ser hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas del Príncipe de la paz y, por eso, desde esta conciencia de ser personas enviadas a pescar en ese mar de violencias, tejen redes de participación para «pescar personas» y subirlas a la barca de la paz y, desde ahí, puedan seguir haciéndolo para convertirlas en misioneras de la paz ahí donde viven y conviven. ECOPAX-Neza es consciente de que la paz es como una paloma que necesita dos alas para volar: la religiosa y la civil, la de la conciencia de ser bautizados y la de la conciencia de ser ciudadanos. Por eso, se mueve en estas dos direcciones.
Esta tarde, a las 4pm, hora de México, tendrá lugar la misa por el eterno descanso del P. José Luis Martínez Acevedo, fallecido el sábado pasado en accidente de circulación. La misa será transmitida en directo por el canal Facebook del escolasticado comboniano de Lima (https://www.facebook.com/teologadodelima). Por otra parte, se conocen ya los detalles concretos del accidente. Sus restos serán incinerados para ser enviados a su familia en México.
El P, José Luis Martínez, párroco de la iglesia de Baños que iba con dirección al poblado de Iscopampa en el distrito de Rondos, provincia de Lauricocha, falleció al despistarse la camioneta que conducía. El accidente de tránsito ocurrió el 24 de junio a las 8:30 de la mañana en la carretera Baños a Rondos, altura del lugar conocida como Gangana, cerca de los Baños Termales.
Ayer en la tarde, sus restos fueron trasladados a Lima, donde serán incinerados para entregar las cenizas a sus seres queridos que viven en Mexico.
Según diligencias preliminares, el sacerdote José Luis Martínez Acevedo (67) de nacionalidad mexicana conducía la camioneta beige metálico, marca Toyota, modelo Hilux, con dirección a Iscopampa, donde tenía programado oficiar una misa a pedido de los mayordomos de la fiesta patronal San Juan Bautista, pero por la excesiva velocidad que habría estado circulando perdió el control del volante para luego despistarse y caer a una pendiente de unos 80 metros.
Por la caída, el conductor que no habría estado usando cinturón de seguridad, habría salido expulsado para caer entre paja y piedras. Su muerte fue instantánea por lo que cuando llegaron los moradores a auxiliarlo, ya no pudieron hacer nada, porque estaba sin vida, por lo que comunicaron a las autoridades.
Hasta el lugar llegó el fiscal de la Primera Fiscalía Penal Corporativa de Lauricocha y policías de la comisaría de Baños para realizar la diligencia de levantamiento del cadáver, que luego trasladaron a Huánuco, donde ayer fue sometido a necropsia, la cual reveló que la causa de muerte fue politraumatismo y traumatismo encéfalo craneano grave por accidente de tránsito.
Entre tanto, la camioneta que está a nombre de la Diócesis de Huánuco permanecía en el lugar a la espera de ser remolcada. La muerte del sacerdote ha dejado a toda una población sumida en el dolor, debido que era una persona amable que siempre estaba presto a escuchar y pendiente de sus semejantes.
“Nos dejas con un profundo dolor a todos los hijos bañosinos, quienes compartimos momentos de reflexión, oración y perdón. Ahora estas al lado de nuestro padre celestial orando por todos nosotros”, decía el mensaje que la municipalidad de Baños compartió a través de su red social. Asimismo, pidió a Dios que conceda a su familia, amistades y la comunidad católica la paz y consuelo en sus corazones.
El misionero comboniano mexicano P. José Luis Martínez Acevedo, falleció en el día de hoy a causa de un accidente de circulación. El accidente se produjo en su parroquia de Baños, en Perú, donde estaba ejerciendo su labor misionera. Cuando viajaba a un pueblo para celebrar la misa, perdió el control de la camioneta y cayó por un barranco, muriendo en el acto.
El P. José Luis era originario de Huajuapan de León, en el estado de Oaxaca. Nació en 1955 y fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1983. Tras un servicio misionero en México, partió a Sudán del Sur, donde estuvo 10 años y a donde regresó en 2006 después de un nuevo servicio en México. Entre 2009 y 2017 trabajó de nuevo en su país natal y desde 2017 estaba en Perú.
Su trágica muerte deja llenos de dolor a su familia de Huajuapan y a toda la familia comboniana. Mañana domingo, 25 de junio, a las 7am se celebrará una misa de sufragio en la catedral de su ciudad natal. Oremos por su alma.
Tepoztlán, Morelos, México, 15 de junio de 2023. Del 13 al 15 de junio de 2023, 18 participantes pertenecientes a 6 congregaciones religiosas miembros de VIVAT México, asociados y laicos, nos reunimos en Tepoztlán, Morelos – México para construir y reforzar VIVAT como un movimiento profético.
En el taller se abordó la historia de VIVAT México y VIVAT internacional; estructuras y formas de trabajo; planificación estratégica y plan de acción de cada una de ellas. Asimismo, se vieron la estructura y mecanismos de la ONU. Se compartieron también experiencias y buenas prácticas de JPIC de las Congregaciones, la perspectiva bíblica de JPIC, así como el análisis social, derechos humanos y defensa, los cuales son temas de abogacía y trabajar en redes. Desde la realidad donde estamos inmersos, constatamos que se siguen vulnerando los derechos humanos fundamentales de las personas con quienes trabajamos. Estas situaciones continúan desafiándonos a crear nuestras estrategias para reducir esta vulnerabilidad y trasformar su situación para que puedan vivir una vida digna. Nos comprometemos a dar a conocer qué es VIVAT a nuestras comunidades religiosas y a nuestros asociados, enfatizando qué todos somos miembros de VIVAT. Partiendo de esta identidad y sentido de pertenencia sugerimos que, en nuestros ministerios, realicemos las actividades teniendo presente en todo momento el compromiso y la posibilidad de abogar por las causas que surjan para que su dignidad de las personas sea reconocida y restituida. Desde esta conciencia profética que ha sido fortalecida en el Taller mediante la reflexión y compartir de nuestros ministerios y analizar la realidad en la que vivimos, constatamos la violencia social generalizada en todos los ámbitos de la vida y los sinnúmeros de problemas que brotan desde esta realidad, incluido la migración forzada de personas vulnerables. Consecuentemente, priorizamos el trabajo de promover la cultura de la paz en México durante los próximos tres años mediante el compromiso intercongregacional y la colaboración con otros actores sociales. Por ello, nos comprometemos a focalizar nuestros esfuerzos con actividades concretas para cumplir el compromiso antes mencionado con el propósito de construir el Reino de Dios favoreciendo la vida plena (cfr. Jn 10,10) para las personas desfavorecidas y
vulnerables en nuestra sociedad. Ponemos nuestra confianza en la acción del Espíritu de Santo que nos precede y nos acompaña en la historia. Hermanas de la Santa Cruz (CSC) Hermanas Misioneras Combonianas (CMS) Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo (MSCS) Misioneras Siervas del Espíritu Santo (SSpS) Misioneros Oblatos de María Inmaculada (OMI) Sociedad del Verbo Divino (SVD) Asociados Laicos: Asociados Oblatos Asociados de la Santa Cruz Fundación Arnoldo Janssen AC
“Este es mi lugar” Testimonio del P. Laureano Rojo
El P. Laureano Rojo Buxonat nació en Barcelona el 30 de diciembre de 1941. Ha trabajado muchos años como misionero en República Democrática de Congo, pero también en México y en España, donde fue durante seis años el superior provincial de los Misioneros Combonianos. En este texto nos comparte cómo nació y creció su vocación misionera y sacerdotal. Es un testimonio muy interesante contado «a corazón abierto». A pesar de los numerosos obstáculos que tuvo que sortear, Laureano se mantuvo siempre a la escucha, sin dejar la oración, hasta descubrir lo que el Señor quería de él. Además, nunca fue un solitario, sino que supo dejarse acompañar por otras personas que le ayudaron en el discernimiento. Laureano es hoy un misionero feliz. (Testimonio recogido por el P. Zoé Musaka, Mundo Negro nº 693, pp. 62-65).
El 27 de mayo de 1948, a los seis años de edad, hice mi primera comunión. Aquel día marcó mi vida, pues era muy consciente de que había recibido el Cuerpo del Señor y que, por tanto, debía ser bueno y obediente en mi casa, estudiar mucho y no pelearme ni con mis hermanos ni con los compañeros en la calle.
Después de la primera comunión, mi padre me inscribió en un centro católico de una congregación mariana y, tras un cursillo de preparación de seis meses, me consagré a la Virgen María. Ningún domingo faltaba a la misa dominical en mi parroquia, donde hacía de monaguillo porque me gustaba mucho estar en el altar cerca de Jesús y del sacerdote.
Las enseñanzas que recibía sobre Jesús en la congregación mariana, la Biblia y otras devociones me hacían pensar siempre en la posibilidad de ser sacerdote. Al inicio del curso escolar, muchos de mis amigos del centro mariano entraban en el seminario y me daban ganas de entrar yo también.
Cuando les dije a mis padres que quería entrar en el seminario, no se opusieron, pero me hicieron comprender que en la familia teníamos problemas económicos y que no era posible. Pensé que mi párroco podría ayudarme, fui a hablar con él y aceptó echarme una mano. Además de animarme mucho, una sobrina suya me daba clases para que pudiera superar con éxito el examen de ingreso. Un día, al regresar a mi casa para la cena, encontré a mis padres hablando con un familiar sobre la posibilidad de encontrar un trabajo para mi hermano mayor, que tenía 13 años, porque la economía familiar iba de mal en peor. Al escuchar la conversación, pedí a mis padres que me buscaran trabajo, y aunque ellos se opusieron, seguí insistiendo hasta que nuestro familiar encontró un empleo para mí. Tenía 11 años.
Es evidente que tuve que dejar mi preparación para ingresar en el seminario. La última tarde que salí de la escuela antes de incorporarme al trabajo estaba entre asustado y triste y fui a ver a mi párroco para explicarle la situación que vivíamos en casa. Me dijo: «No te preocupes, hijo. Si el Señor te llama de verdad, te seguirá llamando más adelante. Ahora tienes que ayudar a tus padres». Me dio un abrazo y salí de su casa más tranquilo.
Mi vida dio un vuelco enorme. En el trabajo era un niño en medio de personas adultas y tuve que adaptarme, algo a lo que me ayudó mucho el sacerdote del centro mariano que me acompañaba espiritualmente. Recuerdo haber vivido mi adolescencia con mucha paz y muy unido al Señor. Procuraba ir a misa muchos días, rezar el rosario y hacer algún tipo de apostolado.
Noviazgo
Siempre he tenido una voz muy bien modulada, lo que me ayudó para participar en diversos grupos escénicos casi como profesional. También he grabado programas radiofónicos de teatro. Este mundo me gustaba mucho, pero yo pensaba siempre en la posibilidad de ser sacerdote. En uno de aquellos grupos conocí a una muchacha con la que tuve la suerte de compartir tiempo en el teatro. Se llamaba Carmen y era guapa, simpática, locuaz y muy viva… Y me enamoré de ella.
Nos veíamos a menudo en los ensayos y un día decidimos salir juntos para conocernos mejor. Teníamos unas conversaciones muy amenas. Nos íbamos entendiendo bastante bien y un día de san José le propuse que fuéramos novios. Ella aceptó. Ambos éramos grandes bailarines y hacíamos una bonita pareja.
Tuve que ir a la mili, pero como me destinaron en un buque patrullero de la Armada con sede en el puerto de Barcelona, esos dos años se me hicieron menos duros. Cada vez que era posible, Carmen y yo nos seguíamos viendo e íbamos haciendo planes para el futuro. Aunque me sentía enamorado, nunca dejé de pensar en el sacerdocio y muchas veces dudaba de si realmente sería un buen esposo.
En mi casa se recibía un folleto misionero de los jesuitas que trabajaban en Bolivia y Chad, y cuando leía aquellos textos me quedaba entusiasmado. Sentía unas ganas enormes de ser misionero, pero siempre me frenaba el hecho de que era adulto y no tenía estudios. Seguía pensando en el matrimonio y cada mes ingresaba una cantidad de dinero en una fábrica de muebles para poder amueblar un piso cuando fuera necesario.
El 30 de junio de 1969 me licencié del servicio militar, y ese mismo día me fui con Carmen a tomar un aperitivo para celebrarlo, pero ella no estaba tan contenta como yo. No sabía qué le sucedía porque no manifestaba nada, y cuando le preguntaba si le pasaba algo, ella solo respondía: «No, no es nada, no estoy de humor».
En los días siguientes empecé a hablar con Carmen sobre nuestra futura boda. Lógicamente, y para ser sincero, le comenté que desde niño me acompañaba la idea de ser sacerdote, pero enseguida le aseguraba que deseaba casarme con ella y formar una familia. Carmen me comentaba que siempre le había sorprendido mi deseo de no faltar los domingos a misa, de rezar, de hablar tanto de Dios con ella y de mi empeñó por querer hacer algún tipo de apostolado.
Una tarde que tenía libre en el trabajo quedé con Carmen para conversar sobre nosotros. Iba decidido a concretar incluso la fecha de la boda y hasta le dije que podría ofrecerle el alquiler de un apartamento, los muebles y otros complementos para el hogar. Pero mientras le comentaba todo esto, noté que estaba muy seria, sin apenas hablar ni hacer comentarios. Tampoco respondía a mis preguntas. Al final me dijo que no estaba de acuerdo con mi propuesta y terminó nuestro noviazgo. Tenía 23 años y empecé a vivir los días más oscuros de mi vida. No me importaba nada. El tiempo pasaba sin pena ni gloria y me daba igual que hiciese frío o calor. No podía dejar mi trabajo de vendedor de café porque necesitaba el dinero para vivir y para ayudar a mis padres, pero lo habría mandado todo «a paseo».
Misionero comboniano
Sin embargo, nunca perdí la fe, y por recomendación de mi acompañante espiritual continué yendo a misa todos los días después del trabajo. Así pasaron cuatro años. Al final de la eucaristía, dialogaba con el Señor, y le pedía: «Señor, por favor, qué quieres que haga con mi vida, dime qué de-seas que haga por ti. Hace tiempo que no levanto cabeza y no sé qué hacer».
Después de orar me quedaba un tiempo en silencio por si el Señor quería decirme algo, y un día estando recogido sentí que me hablaba y me decía claramente: «Desde hace unos cuantos años ya sabes lo que quiero de ti: “Sígueme”».
A partir de ese momento, la luz llegó a mi vida y todo se transformó. Sabía que tenía que estudiar, porque no tenía el Bachillerato, por lo que le pedí a mi jefe que me permitiese salir un poco antes del trabajo para poder ir a una escuela nocturna para adultos. Tenía 27 años. Inicié los estudios afrontando múltiples dificultades y, en un momento determinado, mi jefe me dijo que no me podía seguir dando permiso. Dos estudiantes cursillistas católicos continuaron ayudándome y seguí adelante.
Pero mi madre enfermó de cáncer. Mi acompañante espiritual me aconsejó dejar los estudios para poder estar con ella y echar una mano en casa. Me dijo, además, las mismas palabras que mi párroco años antes: «Si el Señor te llama, te ayudará para que le puedas seguir». Cuando mi madre falleció reinicié los estudios.
El 9 de mayo de 1971, en una parroquia de Barcelona, escuché a un misionero comboniano hablar de su experiencia y me dije: «Este es mi lugar». Me puse en contacto con ellos, y el 25 de septiembre de 1972 ingresaba en el noviciado de Moncada (Valencia). Más tarde fui enviado a Roma para realizar los estudios de Teología, y el 24 de julio de 1978 fui ordenado sacerdote y enviado a República Democrática de Congo, mi primer destino misionero.
A lo largo de todos estos años de vida misionera he podido confirmar que el Señor verdaderamente quería que le siguiese. Su voluntad coincidió con la mía y esto me ha hecho inmensamente feliz. No hay nada mejor que seguir a Jesucristo y anunciar el Evangelio.