Archives 2024

Hallazgo de nuevas cartas manuscritas sobre los inicios de la misión en Sudán

comboni.org

El verano pasado, en el curso de la investigación sobre la amistad entre Comboni y Mitterrutzner, recientemente publicada por el Archivo Comboniano, se encontró una parte importante de la correspondencia de Friedrich Emanuel von Hurter (1787-1865), antiguo pastor protestante convertido al catolicismo, presidente de hecho y verdadera alma del Marienverein de 1851 a 1865.
Inmediatamente nos dimos cuenta de que se trataba de un descubrimiento importante para la historiografía de la misión sudanesa, entre otras cosas porque enseguida nos enviaron copias de dos cartas de Comboni y otras tantas del padre Mazza; pero tuvimos que esperar a una visita esta primavera al Archivo de Estado de Obwalden, en la ciudad suiza de Sarnen, para comprender su alcance.

Los documentos encontrados, que conciernen directamente a la asociación misionera vienesa y a la misión sudanesa, son unos ciento cincuenta. Después de las cartas de Comboni y Mazza, las más importantes para nosotros son quizá las de los tres primeros provicarios apostólicos: Knoblecher, Kirchner y Reinthaler, y las de los superiores de la estación madre de Jartum: Kocijancic y Gostner. De Kirchner en particular, hay un grueso legajo de 29 cartas que abarcan toda su actividad, o más bien abren una ventana a la década de su vida desde el surgimiento de su vocación misionera hasta su retiro en Bamberg, su diócesis natal. También son interesantes las cartas del P. Franz Lorenz Gerbl, misionero en Jartum, y de August Heintz, misionero laico entonces candidato a la misión.

Las cartas restantes también nos permiten echar un vistazo a las actividades del Marienverein. Hay cartas del conde Fries, tesorero de la asociación, y de Mitterrutzner, su representante en Tirol; del card. Barnabò, prefecto de Propaganda Fide; Mons. Müller y el Sr. von Obercamp, de la asociación misionera de Munich; el Sr. von Napoli y el Sr. Mardrus, agentes de la misión en Trieste y El Cairo respectivamente; el Sr.. Sebastian Hansal, padre de Martin Hansal, antiguo misionero laico en Jartum y Gondokoro y a la sazón cónsul austriaco en la capital sudanesa; y, por último, el P. Negrelli y el P. Eichholzer, amigos de la misión en la familia imperial vienesa y en la familia real napolitana, respectivamente.

Muchos de estos nombres nos son conocidos por los escritos de Comboni. En la diversidad de sus funciones nos revelan la amplitud del grupo de personas que, de tantas maneras, contribuyeron activamente al nacimiento de la Iglesia sudanesa y, más tarde, apoyaron su crecimiento. Tal vez no siempre hayamos sido capaces de comprender la importancia de la contribución de algunas de estas figuras, a menudo silenciadas en la historiografía de la misión. Oírles hablar hoy en primera persona, mientras escriben mucho sobre la misión y poco sobre sí mismos, nos permite recordarlos y redescubrir su papel discreto pero fundamental.

Nota:
Organizada por Studium Combonianum, la investigación en los Archivos Estatales de Obwalden fue realizada por Joaquim Valente, con la participación del P. Reinhold Baumann y del P. Markus L. Korber, entre el 7 y el 11 de abril de 2024. Se enviaron copias digitales de los resultados al Archivo de la DSP de Ellwangen, al Archivo General y al Studium Combonianum de Roma para su consulta. Con la contribución de Joaquim Valente, que ha preparado esta presentación del hallazgo, el Archivo de la DSP está coordinando la transcripción de los manuscritos, para pasar después a la posible traducción de los textos considerados relevantes para la historia de la misión en África Central.

Ver cartas en PDF

P. Manuel Augusto L. Ferreira
Studium Combonianum

Congreso Aka

Por: Mons. Jesús Ruiz, mccj
desde Mbaïki, RCA

Llevamos casi tres años intentando poner en marcha la pastoral con el pueblo Aka; al final esta semana hemos conseguido reunir a todas las comisiones parroquiales de la diócesis para hacer este primer congreso.

Congreso una palabra grandilocuente, pero este pueblo Aka se lo merece. Nos hemos juntado cincuenta personas; la mitad Aka, para, sobre todo, escuchar la voz de este pueblo oprimido. Hemos tenido la suerte de contar con dos animadores Aka, Simon Pierre Ekondo, y Celestin, que son dos jóvenes pigmeos con estudios universitarios.

El lema de la comisión diocesana es: “Ita Aka, longo; eglise a ye ti m amo”, que quiere decir: “hermano Aka levántate; la iglesia te escucha”; este eslogan marca la idea primera del Congreso; luego también hemos querido reforzar las capacidades de los miembros de las distintas comisiones parroquiales de pastoral Aka.

Que sean ellos mismos los que marquen el camino a seguir en este pastoral. Hasta ahora la Iglesia hemos hecho muchas cosas por ellos (escuelas de integración, salud, evangelización, justicia y paz, etc.); ahora quisiéramos saber dónde quieren ir ellos…, que tomen las riendas y que marquen el camino de cómo llegar hasta allí. No sé si hemos alcanzado el objetivo, pero ha sido un tiempo precioso de liberación de la palabra, donde han gritado su dolor, han reivindicado ser tratados con dignidad y han soñado con otra realidad distinta donde se sientan incluidos y respetados.

¿Cómo emanciparse, guardando su propia cultura?; ¿Cómo integrarse en la sociedad y en la Iglesia?; ¿Cómo marcar ritmos para que ellos sean los verdaderos artífices de su liberación? El sueño de Dios para la humanidad ha estado en el centro de nuestra reflexión: “Dios los creó a su imagen”; “el que ama conoce a Dios… el que aborrece a su hermano no conoce a Dios”. Somos la imagen de Dios.

También hemos recurrido a la Constitución Centroafricana que en sus números 11, 12, 13 y 16 llaman al respeto y la dignidad de toda persona, sea cual sea su raza, credo o condición social. Somos conscientes de que estamos muy lejos del famoso lema de nuestro padre fundador, Boganda, “zo kwe zo”, “toda persona es una persona”; pero es en esa dirección que queremos caminar como pastoral diocesana, siguiendo los cuatro famosos verbos del Papa Francisco para la pastoral de inmigrantes: Acoger; Proteger; Promover e Integrar.

Con escenificación, danzas y cantos han gritado el dolor que les habita, ilustrando ciertos casos de violación de los derechos más fundamentales.

Aquí algunas de las recomendaciones que han salido:

  • Somos nosotros, pueblo Aka, los que tenemos que comprometernos por conquistar nuestros derechos…, sin esperar que sean siempre los de fuera que nos les otorguen.
  • Los Aka tenemos que tomar el futuro de nuestras vidas entre nuestras manos…
  • Los Aka optamos por enviar a nuestros hijos a la escuela, para poder suscitar líderes de nuestro pueblo.
  • Los Aka tenemos que transmitir nuestros conocimientos y nuestro saber tradicional a las generaciones futuras, para valorizar y perennizar nuestra cultura.
  • Nuestra fuerza como Akas vendrá si permanecemos unidos entre nosotros, en comunidad con los otros…
  • Somos conscientes que el abuso del alcohol y las drogas están destruyendo nuestro pueblo.
  • Los animadores que quieran trabajar con nosotros en la pastoral Aka tendrán que estar imbuidos de un espíritu de respeto y amor hacia nuestro pueblo.

Estoy buscando algún líder Aka para trabajar a tiempo pleno en esta comisión diocesana, pues la hermana comboniana Lucia, -que ha sido el alma de esta comisión en estos años-, dentro de unos meses se va a seguir su formación a Europa. Estoy preocupado buscando quién podría ponerse a la cabeza de esta comisión, que es la única que yo he querido presidir para darle fuerza; sin la hermana Lucia tendremos un desafío importante.

Una bonita aventura, esta de caminar hacia la libertad de un pueblo, sabiendo que esta libertad no es gratuita, tiene un precio. Finalizando el Congreso, cuando hemos preparado el día diocesano del Aka, que será el próximo 24 de mayo, hemos descubierto que este pueblo, que el año pasado acudió en masa a la convocatoria de la Comisión pastoral Aka, reivindica que sea pagado por participar en la manifestación donde reclaman sus derechos delante de las autoridades y la sociedad civil. Así han estado siempre acostumbrados por las ONG; cada vez que hacen algo con ellos, pagan; cuando forman a los maestros o a los agentes sanitarios les pagan por ser formados… Les hemos dicho que la libertad tiene un precio; no es gratis. Nos queda mucho camino por andar.

Los Ángeles, una misión entre católicos

Por: P. Enrique Sánchez, mccj
desde Covina, California (USA)

Son las 7 de la tarde, está oscuro y a lo lejos se escucha sólo el rumor de los vehículos que van y vienen de los lugares de trabajo, que aquí nunca se detiene. Estamos a unos cuantos kilómetros de Los Ángeles, California, en donde abunda lo grande y lo bello; pero al mismo tiempo, el dolor y el sacrificio de muchas personas que llegaron a este país con un sueño, y que se alcanza con lágrimas y desvelos.
Las historias se multiplican y detrás de cada una de ellas se esconden años de trabajo, miedo a ser deportados, noches de desvelo, humillaciones y desprecios. Asimismo, encontramos ejemplos extraordinarios de superación, de resiliencia ante los obstáculos, de logros profesionales y de experiencias de fe simplemente maravillosas.

Cae la tarde, cuando toca con fuerza la puerta de nuestra casa un hombre con el semblante triste y preocupado. Busca a un sacerdote que pueda ir al hospital para ungir a su madre que se está muriendo y no puede dejarla ir sin ponerla en manos de Dios, a lo mejor esperando un milagro. Sus palabras hacen eco de las pocas nociones de catecismo que le enseñaron y lo único que recuerda de los mandamientos es que tenía que honrar a su padre y madre.

Es un mundo donde los más pobres guardan como tesoro una fe que aprendieron balbuceando Padres nuestros y Aves Marías, en el regazo de sus madres y que conservan como la única herencia que les han dejado. La fe vivida por esta gente nos evangeliza antes de que podamos ser evangelizadores. Vamos aprendiendo que su fe es algo vivido y sentido en cada momento, sobre todo cuando todo parecía perdido.

Otra lección de misionología

«Hoy vine a confesarme aquí con ustedes –me dice una señora que hizo más de una hora para llegar a nuestra misión– porque nadie habla nuestra lengua en mi parroquia. Pedimos una misa en español, pero no hay quien nos atienda. Juntamos más de 800 firmas para que nos tomaran en cuenta; pero en la oficina nos han dicho que no hay tiempo para eso y que es imposible que nos la concedan». De repente, nuestra misión comboniana se convierte en oasis de escucha y misericordia, y donde cientos de personas vuelven a sentir que son hijas e hijos de un Padre que no los abandona.

En estas ciudades que circundan la urbe de Los Ángeles también abundan las iglesias, los predicadores, las ofertas de experiencias espirituales; al igual que un mundo subterráneo por donde circulan adivinos, santeros, lectores de cartas, hechiceros, brujos y curanderos con sus ofertas de soluciones fáciles a todo tipo de problemas y dificultades. Hay de todo y para todos los gustos. Pero lo más triste es constatar que para muchas personas, lo que tiene que ver con la religión, lo espiritual o lo sagrado simplemente es un tema que no se toca por respeto a los derechos individuales.

Así, casi sin querer, nos encontramos en una misión en la que nos toca entender que sirve más el testimonio que los elocuentes discursos o sermones para invitar a quienes viven simplemente indiferentes a lo que podría ser y hacer Dios estando a su lado.

Vivimos rodeados de lo más moderno y sofisticado. A nadie parece faltarle lo necesario, porque lo que abunda aquí, son cosas con las que, muchas veces, quieren llenarse espacios existenciales. Sin embargo, encontramos mucha gente que no esconde su necesidad de crecer y conocer su fe; de vivir la experiencia de ser cristianos en el seno de una comunidad en donde se sientan hermanos.

Muchos padres de familia se han empeñado en transmitir los valores cristianos a sus hijos; muchas veces llegan preocupados y angustiados a decirnos: «Padre, ¿en qué me equivoqué? Sufro al ver que mis hijos no quieran acompañarnos a la iglesia. Se han alejado sigilosamente y han abandonado lo que nos esforzamos por enseñarles».

Una realidad donde lo que cuenta es tener y sobresalir; una dinámica interna de esta sociedad que propone otro estilo de vida. Aparece como lo más importante e irrenunciable la exaltación del yo, de mis intereses y conveniencias; una existencia en donde Dios y los valores del Evangelio pasan a segundo término. Muchos de ellos son jóvenes generalmente buenos, respetuosos, inteligentes, sensibles con el cuidado de la naturaleza y capaces de comprometerse con causas que defienden los derechos de los demás. Pero Dios, la Iglesia, la vida en comunidad y el encuentro con la Buena Noticia, parece lejano a sus intereses.

La misión va adelante, aunque no lo percibamos

En ese contexto, ¿qué hacer para tocar el corazón de nuestros contemporáneos? Lo primero es liberarnos de la idea de que todo será como antes, cuando el mundo casi era cristiano, y aceptar serenamente que, pese a todo, Dios trabaja en su obra; la misión de Jesús se sigue realizando y va creciendo, ciertamente no de manera cuantitativa como nos gustaría.

El Espíritu es el protagonista de la misión y nos invita a ser sus colaboradores para mostrar a nuestros hermanos dónde pasa Dios en nuestro mundo. Seamos más testigos que protagonistas; que nos mueva más la escucha y acogida del que está solo, necesitado y sufre, y menos, las enseñanzas. Estemos más orientados al servicio, la caridad y la entrega discreta, y menos, a pretender ser los que llegamos a realizar grandes transformaciones.

San Daniel Comboni diría que estamos llamados a ser piedras escondidas en los cimientos de la gran construcción. Misión en una realidad de contrastes: California es considerado el estado más rico de todo Estados Unidos, pero la pobreza y la miseria son los dramas de muchas personas que han caído en las trampas de esta sociedad. Estafas que son las drogas, el alcohol, el desorden moral, el individualismo y la indiferencia. Nuestra misión consiste en estar presentes, ser un rayito de esperanza y confianza para quienes buscan a Dios.

Nuestra misión se convierte en experiencia de oración silenciosa, y mediante ella, nos volvemos intercesores de tanta gente que se acerca a nosotros anhelando consuelo y fuerza para seguir adelante. Con sencillez, esta misión nos empuja al anuncio del Evangelio, porque estamos convencidos de que en él se encuentra la fuente de todas nuestras alegrías.

La tarde cae, y en la capilla de la misión, una pequeña comunidad cristiana entona el canto de entrada para la celebración eucarística… La esperanza seguirá creciendo en el corazón de estas personas a quienes acompaño en un tramo del camino hacia el encuentro del Señor. La tarde va cubriendo los bellos escenarios de Disneylandia, Hollywood, Santa Bárbara y las bellas playas californianas, y en mi ánimo misionero brilla la esperanza en esta misión tan extraordinaria, compuesta por gente con un corazón que desborda amor, porque ha sido purificada por el sacrificio y el dolor.

Día del niño y de la niña en México

El 30 de abril se celebra en México el día del niño y de la niña. No dejemos pasar este día sin pensar en tantos niños y niñas mexicanos que no pueden disfrutar plenamente de todos sus derechos por razones económicas, sociales, políticas o de cualquier otra índole.

Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México

En el año de 1924, en México, se señaló el 30 de abril como Día del niño siendo presidente de la República el General Álvaro Obregón y Ministro de Educación Pública el licenciado José Vasconcelos. Esta decisión fue tomada con la finalidad de lograr reafirmar los derechos de los niños y crear una infancia feliz para un desarrollo pleno e integral como ser humano. Lo anterior debido a que el 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instituyó la celebración del día internacional de los niños, sin embargo, cada país ha decidido un día especial a fin de celebrar a los pequeños de todo el planeta; no obstante, la ONU declaró el 20 de noviembre el Día Universal del Niño, fecha en que se aprobó también la Declaración de los Derechos del Niño y la Convención Sobre Los Derechos del Niños.

El objetivo del Día Universal del Niño es recordar a la ciudadanía que los niños son el colectivo más vulnerable y, por tanto, que más sufre las crisis y los problemas del mundo, de igual manera es un día para dar a conocer los derechos de la infancia y concienciar a las personas de la importancia de trabajar día a día por su bienestar y desarrollo.

Es por ello que, en 1924 el entonces secretario de Educación Pública, durante el mandato del expresidente de México Álvaro Obregón, exhortó a todas las instituciones a fomentar la fraternidad y la comprensión hacia esa población, así como a desarrollar actividades para la promoción de su bienestar de sus derechos. José Vasconcelos decía que había que hacer de cada escuela “un palacio con alma”, para que los niños pobres, descalzos y hambrientos vivieran en palacios las mejores horas de su vida y guardaran recuerdos luminosos.

De acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) el desarrollo de la infancia que va de los seis a los trece años de edad, es clave para consolidar las capacidades físicas e intelectuales, para la socialización con las demás personas, y para formar la identidad y la autoestima.

Respecto al marco legal, los Derechos Humanos de niñas, niños y adolescentes están mencionado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en los tratados internacionales y en las demás leyes aplicables, esencialmente en la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (publicada el 4 de diciembre de 2014). Por otro lado, podemos hacer mención de los 8 derechos fundamentales de los niños:

  1. Derecho a la vida;
  2. Derecho a la educación;
  3. Derecho a la alimentación;
  4. Derecho a la salud;
  5. Derecho al agua;
  6. Derecho a la identidad;
  7. Derecho a la libertad; y
  8. Derecho a la protección.

En la actualidad el mundo entero se encuentra invadido por una crisis sanitaria debido al COVD-19. La pandemia ha puesto de manifiesto las lagunas no sólo en campos tan vitales como la educación, sino en necesidades tan básicas como el acceso al agua, a los alimentos y al trabajo. Todos ellos causan un impacto directo en millones de niños que verán afectado su crecimiento y que necesitan protección por parte de instituciones internacionales, gobiernos, ONG y sector privado. Este 20 de noviembre es una oportunidad más para alzar la voz en nombre de los que no pueden hacerlo.

Siguiendo esta línea, el Grupo de Referencia del Comité Permanente entre Organismos sobre Salud Mental y Apoyo Psicosocial en Situaciones de Emergencia (GR IASC SMAPS), junto con el apoyo de expertos mundiales, regionales y nacionales de los Organismos Miembros del GR IASC SMAPS, además de padres, cuidadores, profesores y niños de 104 países, elaboraron y publicaron un libro infantil titulado “Mi Héroe eres tú’”, en el cual los menores podrán conocer más sobre el coronavirus.


Esquila Misional, fuente de vocaciones

Esquila Misional es una revista que para muchas personas ha sido el origen de su vocación. La presencia de los Misioneros Combonianos en san Francisco del Rincón, Guanajuato, ya tiene más de 50 años. Los misioneros se han movido por casi todo el estado para animar a mucha gente a vivir el apostolado
desde sus hogares.

Texto y fotos: Hna. María Leticia LÓPEZ M., fcj

Hoy, los combonianos están presentes gracias a la animación misionera en varios municipios de Guanajuato, entre ellos, San Felipe. Ahí, las Damas Combonianas, que hacen un trabajo excelente, promueven la misión. El sacerdote comboniano Héctor Peña, encargado de la animación de esta zona desde hace casi dos años, siempre regresa muy motivado cada vez que las visita, porque es una comunidad muy alegre, disponible, trabajadora y muy cercana a la Familia Comboniana. De hecho, todas las personas que componen esta comunidad se declaran combonianas y, en general, estiman mucho la labor que realizamos.

Aunque no ha salido una vocación propiamente comboniana, sí han salido algunas para sacerdotes diocesanos y otros religiosos que fueron promovidas por los mismos combonianos. Ese también fue el sueño de san Daniel Comboni, suscitar la Iglesia local para su propia formación. De hecho, el papa Francisco, en su catequesis del 20 de septiembre de 2023, recordaba a Comboni con estas palabras: «La singular intuición misionera, resumida por el propio santo en el lema “Salvar África con África”, es una “intuición poderosa” que contribuyó a renovar la obra misionera, reconociendo que “las personas evangelizadas no sólo eran ‘objetos’ sino ‘sujetos de la misión’”. Y san Daniel Comboni deseaba hacer a todos los cristianos protagonistas de la acción evangelizadora. Y con este ánimo pensó y actuó de forma integral, involucrando al clero local y promoviendo el servicio laical de los catequistas».

En la comunidad de San Felipe podemos notar esa Iglesia «tan misionera». Incluso participan mucho en las actividades que se organizan en el seminario comboniano de San Francisco del Rincón.

Por eso, este mes presentamos la vocación de la hermana María Leticia López Mejía, originaria de San Felipe, que nos cuenta cómo nació su consagración a la vida religiosa. Ella misma explica que su vocación nació por medio de los misioneros combonianos, sobre todo por la revista Esquila Misional.

¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?…

Soy la hermana María Leticia López M., fcj. En 2023 celebré mis 25 años de consagración religiosa en la congregación Familia de Corde Jesu. Al reflexionar sobre este llamado y el gran don que he recibido, quiero agradecer a los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús por su presencia en el surgimiento de mi vocación.

Soy originaria de San Felipe, Guanajuato, y ahí están presentes los Misioneros Combonianos con el grupo de Damas Combonianas, a este grupo pertenecen mi tía abuela, mi abuelita y mi mamá. Recuerdo que desde los 8 años de edad, al visitar a mi tía abuela, tenía contacto con el testimonio de las misioneras y misioneros combonianos a través de la lectura de las revistas Aguiluchos y Esquila Misional. Me llamaba la atención conocer el llamado y apostolado que esta congregación realiza en el continente africano.

A partir de ese momento fue surgiendo mi llamado a la vida religiosa, sobre todo al leer el testimonio de una comboniana que mencionaba que había dejado todo para seguir a Jesús. A través de la lectura de Aguiluchos y Esquila Misional fui descubriendo mi vocación, porque hicieron crecer en mí el anhelo de ser algún día como las misioneras y misioneros que donaban su vida para anunciar el amor de Dios. Al pasar de los años, siguió resonando en mi interior el ejemplo de hombres y mujeres que consagraban su vida a Dios en el servicio al prójimo.

Hoy, al cumplir 25 años de consagración a la vida religiosa, sólo tengo palabras de agradecimiento para quienes fueron los mediadores a través de los cuales pude escuchar la llamada de Dios. Considero providencial que así como los Misioneros Combonianos son «del Corazón de Jesús», también la congregación a la que pertenezco, Familia de Corde Jesu, tiene como fuente de su espiritualidad al mismo Corazón de Jesús.

Al llegar a este momento de mi vida, sólo surge de mi ser la gratitud para todos aquellos que durante mi vida han sido instrumentos para descubrir el llamado de Dios y ser misionera en el lugar donde me encuentro.

Asamblea continental de la formación América/Asia en Lima

Miércoles, 24 de abril 2024
La Asamblea Continental de la Formación América/Asia tuvo lugar del 15 al 21 de abril de 2024, en Lima, capital de Perú. Con la participación de 17 representantes de nuestras circunscripciones combonianas del continente, junto a P. José de Jesús Villaseñor Gálvez, secretario general de la formación y P. Elias Sindjalim Essognimam, consejero general encargado del sector, este evento ha sido un tiempo de profunda fraternidad, diálogo y crecimiento mutuo.

Dimos inicio a la Asamblea con una misa presidida por Mons. Juan José Salaverry OP, auxiliar de Lima y encargado de la vida religiosa a nivel de la Conferencia Episcopal.

Misa presidida por Mons. Juan José Salaverry OP, auxiliar de Lima.

Durante la asamblea, hubo un valioso intercambio de experiencias y reflexiones, para subrayar la importancia de la formación permanente en nuestras vidas, principalmente para los acompañantes de los jóvenes. Se dedicó especial atención al papel de los jóvenes en nuestro camino de servicio y compromiso, reconociendo su vitalidad y potencial para enriquecer nuestras comunidades.

Este compartir fue una oportunidad invaluable para conocer y comprender mejor las realidades y desafíos que enfrentamos en nuestras diversas circunscripciones en el campo vocacional como formativo, así como para fortalecer lazos de colaboración y solidaridad entre nosotros.

Agradecemos sinceramente a todos los participantes por su compromiso y contribución a esta experiencia enriquecedora.

¡Que la fraternidad, el entusiasmo y el espíritu misionero sigan guiando nuestros pasos en el camino de la formación y la misión!

P. Nelson Mitchell, MCCJ