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El sueño cumplido


Hna. Marie Claire Silatchom. El sueño cumplido

Por: P. Zoé Musaka, mccj (Mundo Negro)

Cada historia vocacional es un misterio. Normalmente el Señor se sirve de personas que pone a nuestro lado para ayudarnos a tomar una decisión: padres, algún sacerdote o religiosa, amigos, familiares o personas que encontramos casualmente en nuestra vida. Haríamos bien en escuchar con discernimiento sus voces y lo que su testimonio de vida suscita en nuestro interior. La Hna. Marie Claire Silatchom es misionera dominica del Rosario. Ella descubrió su vocación a través de la vida cristiana que vivió en familia, pero también gracias a su párroco y a las primeras dominicas que conoció. Queridos jóvenes, no tengamos miedo de discernir sobre lo que Dios quiere para nosotros. Seguro que es lo mejor. Si decidimos seguir a Jesús, Él nos promete estar con nosotros todos los días de nuestra vida, hasta el final de los tiempos.



Mi vocación religiosa y misionera ya ardía dentro de mi corazón desde pequeñita, fruto de la herencia espiritual recibida de mis padres. Con su testimonio de vida me enseñaron el camino de la fe, el camino de Jesús, el Hijo de Dios. Fue una gracia vivir con unos progenitores que se querían, que dialogaban, que se perdonaban y que, a pesar de las dificultades que pasaban a veces, eran fieles a su cita con la eucaristía de forma cotidiana, rezaban el rosario y participaban en los movimientos de la parroquia. También me marcó su manera de relacionarse con la gente del pueblo, en nuestro Camerún natal, porque nuestra casa siempre estaba abierta para acoger a los que llegaban, sin distinción.

Junto a la llamada de Dios, el testimonio de mis padres fue el fundamento de mi vocación. También fue muy importante mi párroco. Me encantaba su dinamismo, la manera de acoger a la gente y de transmitir el mensaje de Jesús. Siendo yo muy pequeña pensaba en ser como él. Lo veía siempre con la sotana y creía que era una mujer, por eso me llevé una gran sorpresa cuando un día, mientras subía al altar, vi que llevaba pantalones. Aquello para mí fue una decepción, porque pensé que ya no podría ser como él y que nunca podría cumplir el sentimiento que me ardía dentro, que no era otra cosa que hablar de Dios.

Unos años después, estaba todavía en Primaria, las Hermanas Misioneras Dominicas del Rosario llegaron a mi pueblo. Eso me abrió los ojos y me dije: «Esto es para mí». Vi que era justo lo que yo quería, por lo que me decidí a ser religiosa.

Desde el principio tuve clara mi vocación. No sabía lo que era la vida religiosa, pero me gustaba lo que hacían: hablar con la gente del pueblo de Dios y de la vida de Jesús. Me gustó su manera de acoger y acercarse a las personas y de visitar a las familias. Fue tal el flechazo que quise dejar de estudiar de inmediato para empezar en aquel mismo momento, pero las religiosas me frenaron. Me animaron a estudiar, algo que, sinceramente, no entendí. Pensaba que si Jesús no fue a clase ¿por qué tendría que hacerlo yo? Cosas de la niñez. Años después, ingresé en la congregación.

Mis primeros pasos

Tuve que irme lejos de mi país natal, algo que no fue fácil: hablar otra lengua, una nueva cultura y comidas diferentes… Tuve que adaptarme al ritmo de vida comunitaria con gente que no conocía y a la que iba descubriendo poco a poco, con sus debilidades y su manera de ser, a veces con incomprensiones que había que superar. Era una forma de vida distinta a la de mi familia. Sobre todo fue difícil separarme de mis padres, que al principio no aceptaban mi vocación religiosa y a los que no vi en seis años, cuando regresé a mi país de vacaciones. Yo era su primera hija, y antes de tenerme habían sufrido mucho las bromas de la gente porque durante sus primeros seis años de casados no tuvieron hijos. Gracias a Dios nací yo y después  mi único hermano, que hoy es sacerdote.

La Hna. Marie Claire, en el centro de la imagen, durante la visita del responsable de salud de la zona
al hospital en el que trabajaba en Camerún.

Formación y misión

Las alegrías fueron más grandes que las dificultades. Realicé mi formación y viví mi primera experiencia misionera en República Democrática de Congo (RDC). Aprendí la lengua, fui catequista, lectora en la iglesia y pude ayudar en el hospital, donde descubrí, junto a la vocación a la vida religiosa, mi anhelo personal de aliviar a los enfermos. Era mi manera de predicar como Jesús y de tocar el corazón de la gente.

Tras mi primera profesión religiosa fui enviada con los pigmeos del norte de RDC. Fue una experiencia muy fuerte vivir en medio de un pueblo marginado, explotado y humillado al que queríamos dignificar. Nuestra presencia era también una forma de denunciar su situación. Les enseñábamos quién era Jesús y su identidad de hijos amados de Dios. Los ayudábamos en los estudios, con los cuidados médicos y en la mejora de sus condiciones de vida. Aprendí mucho, porque descubrí en ellos una vida sencilla, humana, cercana, donde sobresalían valores como compartir, amarse o acoger a los demás.

Luego vinieron mi preparación en Perú para ser formadora, mis estudios de Teología Pastoral en España y mi servicio misionero en Angola, Mozambique, Filipinas… Todos estos fueron momentos inolvidables en los que pude ir por el mundo para hablar de Dios como soñaba desde mi niñez.

Después de un tiempo de trabajo en la formación pude realizar mi pasión como enfermera para aliviar a los que más sufren. No solo prestaba atención al cuerpo que sufría sino a la persona en su integridad. Durante muchos años di lo mejor de mí misma en nuestro hospital de Camerún, una obra levantada con mucho sacrificio que hoy salva numerosas vidas.

Santo Domingo

Al rememorar mi experiencia misionera, creo que ha sido un camino de conocimiento; de compartir con mi comunidad y con la gente de cada lugar; de descubrir, poco a poco, la realidad humana, con sus límites y fragilidades, con su grandeza y sus luchas, todo ello como camino de santificación, para la gente y para mí misma. He tratado de trasladar mi amor por Cristo a la gente que me he encontrado en el camino, y lo he hecho de todo corazón. Son experiencias que han confirmado mi vocación misionera como dominica del Rosario, siguiendo la espiritualidad de Santo Domingo, ese hombre de su tiempo, humano e inserto en su pueblo, predicador y amigo de la Virgen, cuyo carisma nos enseña a dignificar a hombres y mujeres, que son el fundamento de la sociedad.

Dificultades

Tampoco han faltado las dificultades en este caminar. Por mi ingenuidad, al inicio pensaba tener en mi entorno un amor similar al de mi familia y veía a todas mis hermanas santas, sin pecado. Pensaba que en mi vida no habría cabida para el dolor, pero no ha sido así. Como cuando, a falta de menos de una semana de mi primera profesión religiosa, mis superioras retrasaron ese momento; o el sufrimiento vivido junto al pueblo congoleño durante la guerra. En todas estas dificultades me di cuenta de que el Señor me estaba educando para que aprendiera que nadie le puede servir sin llevar su cruz, pero que no hay que quedarse en lo negativo, sino saber que las dificultades son lecciones para alcanzar la sabiduría.

En estos momentos soy consciente de que este itinerario verdaderamente ha merecido la pena. Si tuviera que volver a elegir, sería otra vez misionera. No hay nada más bonito que llevar el mensaje de Jesús a cada rincón del mundo, por eso no hay que lamentarse por una vida ofrecida a Dios. Le doy gracias por el regalo inestimable de mi llamada a la vida religiosa, de la que tengo que seguir disfrutando cada día.

Consejera africana

En la actualidad vivo en Madrid. Soy la primera africana en formar parte del Consejo General de mi congregación. Agradezco la confianza que las hermanas han depositado en mí. Es algo que no esperaba y quiero estar a la altura de la tarea que se me ha asignado. Siento temor, pero también alegría porque sé que el Señor me dice: «Te basta mi gracia», y que la solidaridad y la ayuda de mis hermanas suplirán mis fragilidades humanas.

En España quiero implicarme en la pastoral juvenil y vocacional, por lo que aprovecho estas líneas para decir a los chicos y chicas que me lean: «No tengáis miedo». La vida tiene sus dificultades, sus alegrías y sus penas, pero siempre es un gozo entregarse a Dios al servicio de los demás, sobre todo de los que más lo necesitan. Dios nunca falla, y cuando llama, da fuerzas y ánimos para cumplir la misión.   

Consejo General de las Misioneras Dominicas del Rosario.
De izq. a dcha.: Mª Trindade Lopes, Luz Marina Amaru, Raquel Gil, Daisy Xavier, Marie Claire Silatchom y Geraldina Céspedes.

P. Elías Arroyo, nombrado Viceprovincial de los Combonianos en México

El P. Elías Arroyo Román, misionero comboniano originario de la Ciudad de México, acaba de ser nombrado Viceprovincial de los Misioneros Combonianos en México. El nombramiento hace del P. Elías el segundo máximo responsable de los Combonianos en México después del Superior Provincial, el P. Rafael Güitrón, quien inició su mandato el pasado 1 de enero.

El P. Elías fue ordenado sacerdote el 13 de marzo de 1994, después de haber realizado los estudios de Teología en Brasil. Trabajó como misionero en Mozambique y en Brasil y actualmente es el director responsable de la comunidad del Oasis, ubicada en Zapopan, Jalisco, cuya misión principal es cuidar de los misioneros ancianos y enfermos, ya que además de sacerdote, el P. Elías es médico. Desde el 1 de enero forma parte también del Consejo Provincial de los Misioneros Combonianos en México.

Comunicado de la Familia Comboniana italiana tras el naufragio de inmigrantes en Calabria

¿TENEMOS EL CORAZÓN DE PIEDRA?

La Familia Comboniana Italiana (Misioneros Combonianos, Misioneras Combonianas, Misioneras Seculares Combonianas, Laicos Misioneros Combonianos) está profundamente conmocionada por un nuevo naufragio ocurrido en la madrugada del domingo 26 de febrero en las costas de Cutro, Calabria. Hombres, mujeres y niños que huían en busca de una vida mejor encuentran la muerte en nuestras costas calabresas. Hasta ahora se han contabilizado 64 muertos, entre ellos 15 niños y 21 mujeres, pero la cifra podría ascender a más de 100, que se sumarían a las decenas de miles de muertos en el mar Mediterráneo, convertido ahora en una gran tumba a cielo abierto.

Sobre este naufragio persisten preguntas graves e inquietantes: ¿qué ocurrió tras el avistamiento y la notificación de la embarcación por el avión de Frontex a las 22.30 horas de la noche anterior al naufragio? ¿Desde cuándo se sabía que este barco estaba en las aguas y no se tomó ninguna medida?

Nosotros, Familia Comboniana Italiana, elevamos nuestro grito de protesta ante estos horrores que siguen teniendo lugar en el Mar Mediterráneo. Como Misioneros y Misioneras, queremos reiterar que son los muros los que crean a los traficantes y no al revés como sigue diciendo el Ministro del Interior Piantedosi.

Ante este panorama, nos parece absurdo que el gobierno de Meloni siga aplicando políticas persecutorias contra los barcos salvavidas de las ONG. Un trabajo que debería ser tarea del Estado y que éste se niega a hacer; ejemplo de ello es el Decreto Fluxes, que sería mejor llamar “Decreto Naufragio”.

Estamos ante la maldad erigida en sistema.

¿Es posible que quienes están llamados a gobernar tengan el corazón de piedra?

Acaso hemos perdido todos lo que nos hace humanos, ¡¡¡sentir compasión por los que sufren!!!

Es precisamente esto lo que nos hace misioneros, personas que sienten en su piel el sufrimiento de otros seres humanos y de los oprimidos.

Por eso nos sentimos con derecho a hablar del sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas migrantes, fruto amargo de este sistema económico-financiero militarizado.

Como Misioneros y Misioneras, preguntamos al Gobierno italiano y a la Unión Europea: si Europa fue capaz de acoger sin problemas a millones de refugiados ucranianos, ¿por qué no puede acoger del mismo modo a millones de refugiados y refugiadas del Sur Global retenidos en campos aterradores y en condiciones inhumanas?

Son seres humanos, ¡exigen vivir!

Verona, 28 de febrero de 2023
Familia Comboniana de Italia

Comienza el encuentro de superiores provinciales y delegados en Roma

Con la Misa presidida por el P. Tesfaye Tadesse, Superior General, comenzó ayer por la mañana, en la Casa General de los Misioneros Combonianos en Roma, la reunión de todos los Superiores de Circunscripción, recién elegidos o reelegidos para el trienio 2023-2025. El objetivo de este encuentro, que se celebrará hasta el 19 de marzo, es preparar a los mismos Superiores para el servicio de la autoridad en clave sinodal, reforzar los lazos de comunión entre las diversas Circunscripciones y la Dirección General, y reflexionar sobre la Guía de aplicación del XIX Capítulo General. Hoy, lunes 27, será un día de retiro espiritual, dirigido por el Padre Comboniano Teresino Serra.

El P. Tesfaye Tadesse comenzó la Santa Misa agradeciendo a todos los superiores provinciales y delegados por haber aceptado desempeñar este ministerio al servicio de sus circunscripciones y del Instituto: “Gracias por haber aceptado el gesto de confianza de los hermanos y por estar aquí como servidores y coordinadores de los hermanos en nuestras circunscripciones y misiones. En torno a la mesa de Jesús, donde Él está en el centro, comenzamos este tiempo de formación permanente; para algunos de nosotros será la primera vez, para otros será la segunda, la tercera…, pero siempre hay algo que aprender, porque cada tiempo y cada lugar tiene su contexto en el que Dios y los hermanos piden nuestro servicio. Oremos para que Dios nos ayude, para que todos creamos que nuestro Instituto, los hermanos, la misión y nosotros mismos, todo pertenece a Dios nuestro Padre. Que Él cuide de su viña, Él es el agricultor, Jesús es la vid y nosotros estamos llamados a ser los sarmientos”.

Algunos pasajes de la homilía del Padre General

Reflexionando sobre el Evangelio de este primer domingo de Cuaresma, vemos que Jesús, después de haber sido bautizado y confirmado por el Padre, se está preparando para su ministerio y el Espíritu lo lleva al desierto, Lucas dice Jesús entonces lleno del Espíritu Santo volvió del Jordán, bajo la acción del Espíritu se fue al desierto…, para ser tentado, probado, (no tentado por lo que es inmoral sino por el Diablo que quiere probar, peirazein, probar su fidelidad, probar su confianza en Dios su Padre.

Vencer la tentación y no caer en el momento de la prueba se hace posible cuando se está lleno de la Palabra de Dios, cuando se ora y se relaciona con Dios, cuando se es un buen sarmiento unido a la vid y bajo la responsabilidad del agricultor, Dios. Como vemos en la primera lectura, todos experimentamos que en la tentación, en el momento de la prueba, uno puede decidir no obedecer, pues todos somos hijos de Adán que, puesto a prueba, cayó. En cambio, como dice san Pablo, el nuevo Adán que es Cristo y sus seguidores que viven del Espíritu serán llevados al desierto y tentados: si responden con la palabra y la mentalidad de Dios, pasarán el momento de la prueba y su ministerio/servicio será fecundo.

La primera tentación/prueba nos muestra cómo podemos ser purificados: en la vida hay cosas necesarias, pero no sólo de pan vivimos, sino de la vida que viene de Dios. A veces el diablo puede tentarnos diciéndonos ‘tienes hambre usa tu poder para alimentarte’, pero Jesús no vino a saciarse. Mi llamada a servir, incluso como superior o coordinador, no es para servirme a mí mismo, sino para servir a los hermanos y al Reino de Dios.

En la segunda tentación Jesús es puesto a prueba sobre quién es, sobre su naturaleza, sobre su vocación, pero no quiere disfrutar del poder mesiánico que puede tener para dominarlo todo y a todos, como dice San Pablo, se ha despojado de su ser igual a Dios, sigue siendo Señor pero a través de su servicio se convierte en uno de nosotros. Los discípulos somos tentados a diario, disfrutamos de las oportunidades de tener poder, nos aferramos a nuestra posición de estar arriba pensando que estamos por encima de todos y de todo, entonces caemos y perdemos el horizonte de nuestra misión.

Nuestro Padre y Fundador, San Daniel Comboni, en uno de sus momentos de tentación, escribió: “Todo esto me ha sucedido cien veces, y he llegado a la conclusión de que el Padre Marani tenía razón, y que el único faro y refugio y fortaleza es poner toda la confianza en Dios, que es un caballero, y el único caballero, que tiene cabeza, corazón y conciencia, y que puede hacer milagros con nosotros…”.

En la tercera tentación, el diablo, el que divide los corazones de la gente, dice: Te lo doy todo, te hago señor de todo, pero debes adorarme. Jesús responde que sólo se adora a Dios. En nuestro mundo actual está muy extendida la tentación de adorar distintas realidades en lugar de a Dios; estamos tentados de adorar cosas, personas, a nosotros mismos, nuestras verdades, nuestros pensamientos, nuestra cultura, formación, experiencia, espiritualidad. Estamos pasando por la purificación de los escándalos. Los escándalos nos dicen que todos podemos ser tentados, puestos a prueba y fracasar en el examen, ya que no siempre tenemos las respuestas correctas y la fuerza necesaria, porque estamos desprendidos de la vid. Por eso Dios nos dice: “Sólo yo soy Dios”, adoradme porque estoy presente entre vosotros y en vuestra vida. Pedimos la gracia de volver a Dios desde lo más profundo de nuestro corazón: “Para mantener vivo el ardor misionero, necesitamos una confianza decidida en el Espíritu Santo, porque Él ‘viene en ayuda de nuestra debilidad’ (Rm 8,26). Pero esa confianza generosa debe ser alimentada, y por eso debemos invocarle constantemente. Él puede sanarnos de todo lo que nos debilita en nuestro empeño misionero. Es cierto que esta confianza en lo invisible puede provocarnos un cierto vértigo: es como zambullirse en un mar en el que no sabemos lo que nos vamos a encontrar. Yo mismo lo he experimentado muchas veces. Sin embargo, no hay mayor libertad que la de dejarse conducir por el Espíritu, renunciando a calcularlo y controlarlo todo, y permitiendo que Él nos ilumine, nos guíe, nos conduzca adonde quiera. Él sabe lo que se necesita en cada época y en cada momento. Esto se llama ser misteriosamente fecundos” (EG 280).

Tras la Eucaristía, los Superiores y los miembros de la Dirección General se reunieron en la Sala Capitular para una breve presentación de cada uno de los participantes y para tomar nota del programa propuesto para las tres próximas semanas. Además de la presentación del programa, se dieron diversas informaciones logísticas y se nombraron a los hermanos que prestarán los servicios necesarios para el buen desarrollo de la reunión.

Superiores de Circunscripción [Provincias y Delegaciones] para el trienio 2023-2025:

A (Asia): Aguilar Sánchez Victor Manuel
BR (Brasil): P. Raimundo Nonato Rocha dos Santos
CN (RD Congo): P. Ndjadi Ndjate Léonard
CO (Colombia): P. Benavides Orjuela Jorge Alberto
DSP (Deutschsprachige Provinz): P. Grabmann Hubert
E (España): P. Llamazares González Miguel Angel
CE (Ecuador): P. Poletto Ottorino
EGSD (Egipto y Sudán): P. Dalle Carbonare Diego
ER (Eritrea): P. Gaim Haileselassie
ET (Etiopía): P. Weldeghiorghis Asfaha Yohannes
I (Italia): P. Baldan Fabio Carlo
KE (Kenia): P. Wanjohi Thumbi Andrew
LP (Provincia de Londres): P. Padilla Rocha Rubén
M (México): P. Güitrón Torres Rafael
MO (Moçambique): P. José Joaquim Luis Pedro
MZ (Malawi y Zambia): P. Mumba Michael Nyowani
NAP (Provincia Norteamericana): P. Ezama Ruffino
P (Portugal): P. Fernando Domingues
PCA (Provincia de América Central): P. Calderón Vargas Juan Diego
PE (Perú): P. Mitchell Sandoval Nelson Edgar
RCA (República Centroafricana): P. Castillo Matarrita Victor-Hugo
RSA (República de Sudáfrica): P. Opargiw John Baptist Keraryo
SS (Sudán del Sur): P. Schmidt Gregor Bog-Dong
T (Togo, Ghana, Benín): P. Hounaké Kouassi Timothée
TCH (Chad): P. Vailati Marco
U (Uganda): P. Kibira Anthony Kimbowa
Representante del Vicario General en Polonia: P. Zagaja Adam

La visita del Papa Francisco a Sudán del Sur

Por: Hno. Jorge Rodríguez Fayad

La visita del Papa a Sudán del Sur era esperada con ansias con mucho tiempo de anticipación, o al menos desde que las autoridades civiles fueron invitadas por el Papa al Vaticano para vivir juntos un retiro de reconciliación en el año 2019, el 16 de marzo.

Al llegar el Papa a Sudán del Sur, no hizo su habitual recorrido desde el aeropuerto a la ciudad, como en todos los países visitados hasta ahora. Se suprimió el papamóvil por un auto regular, creando un desconcierto en la gente que lo esperaba para saludarlo y hacerlo sentir bienvenido desde las banquetas de sus calles. Para muchos de ellos fue un poco frustrante al verlo pasar en carro cerrado, velozmente y sin dar sus habituales bendiciones. La razón fue que iba con los otros líderes de otras religiones y no quería exponernos a ningún tipo de peligro.

Para los conocedores de los viajes del Papa, esta visita fue puesta de forma positiva sobre el valor inestimado de presencia en este país ensangrentado por tantos conflictos internos entre sus habitantes. El pontífice llegó como pastor para inducir o reimpulsar los acuerdos de paz entre las diferentes facciones políticas, cosa que ya se había acordado claramente, pero que no se ha puesto en práctica, hasta ahora. Este interés no era sólo de él, sino que lo realizaba juntamente con los líderes de las iglesias del norte de Europa; con el arzobispo de la Iglesia Anglicana y con el coordinador de las Iglesias de Escocia. Por lo tanto, fue una visita con carácter eminentemente ecuménico. Aquí cabe resaltar que este gesto del Papa ha sido grandemente elogiado por los fieles comunes de las otras denominaciones cristianas, se le reconoce su deseo por la paz del Sudán del Sur y la unidad de las Iglesias cristianas.

Las grandes expectativas se fueron cumpliendo, una a una, con las homilías de los tres líderes religiosos que dieron en los diversos actos en que se celebraron, haciendo presente desde el inicio el concepto de ‘paz’ cristiano, con toda su dimensión actual, y dirigida específicamente a los gobernantes de este país.

El encuentro de oración que se realizó junto con los cristianos de las diferentes denominaciones cristianas tuvo siempre una dimensión marcadamente ecuménica, cumpliendo así, un objetivo de este viaje. En esta línea, el Papa Francisco, líder de la Iglesia Católica; Justin Welby, arzobispo de Canterbury y primado de la iglesia anglicana; y Iain Greenshields, moderador de la asamblea general de Escocia, agradecieron con palabras de aprecio y animo al pastor Thomas Tut Puot Mut, presidente del Concilio de Iglesias de Sudán del Sur, quien realiza grandes obras para mantener la unión de los cristianos.

Los tres líderes religiosos hicieron referencia al valor de la vida en fraternidad que se encuentra en el Evangelio, enfatizando una humanidad donde todos son considerados hijos de Dios, hermanos en Jesucristo, donde Jesús nos propone que todos seamos embajadores de paz (Mt 5,9).

El Papa Francisco, resaltó con sus palabras que la Iglesia, además de su unión intima con Dios, es también un signo de unidad entre el género humano, dejando a un lado todo tipo de divisiones tribales, raciales, religiosas y nacionalistas, así como San Pablo lo expresa al comunicar que Cristo es nuestra paz, con un solo sentido, el de la unidad entre todos.  (Ef 2,14).

En las varias esferas de la vida de este país, las reacciones a la visita del Papa han sido varias: el presidente Salva Kiir Majardit se ha comprometido intencionalmente a restablecer un diálogo con las diversas facciones y actores que forman un frente independiente de oposición al gobierno federal. El líder del país ha declarado que la visita papal a es una piedra histórica milenaria que siempre permanecerá en la mente de sus ciudadanos; de ella se esperan muchos frutos en beneficio de todo el país, se espera también un alto al tráfico de armas, un final a las diferencias tribales, y una participación política positiva en todos los ámbitos de la sociedad.

En este país que ha estado en guerra por más de 4 décadas, el Papa motivó a sus habitantes a fomentar una paz duradera. Luego de su visita a los campos de desplazados internos (refugiados) declaró que “el futuro de Sudán del Sur no puede estar en los campos de desplazados.” Enseguida expresó su convencimiento sobre este punto: “¡Es necesario que todos los niños tengan la oportunidad de ir a la escuela e incluso el espacio para jugar al fútbol! Hay necesidad de crecer como sociedad abierta, mezclándose, formando un solo pueblo a través de los desafíos de la integración, incluso aprendiendo las lenguas que se hablan en todo el país y no sólo dentro del propio grupo étnico”.

Durante su encuentro con los obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas, el Papa los motivó a que, en su búsqueda por la justicia y la paz, no pueden ser neutrales, y a que hablaran siempre con la verdad. Haciendo alusión a San Daniel Comboni, como ejemplo, los motivó a comprometerse a la evangelización con toda fuerza, incluso hasta la muerte, así como lo hizo el fundador de los Misioneros Combonianos.

Por otra parte, las diócesis católicas se movilizaron cuando la fecha de la visita fue confirmada. Se organizaron peregrinaciones desde lugares alejados de Yuba, la capital del país. La diócesis de Rumbeck, con su obispo -el comboniano Christian Carlassare- y los pastores de otras iglesias cristianas, se pusieron así en movimiento en un largo camino que duró nueve días. A su paso por tantos poblados mucha gente se les unía, provocando en ellos una inusitada alegre esperanza. Este fue un signo más que mantiene viva la fe para que los habitantes de este enorme y rico país, con sus casi doce millones de habitantes, un día obtengan aquello que siempre se le ha escabullido cada vez han tenido la oportunidad de obtener la tan anhelada paz.

Del polvo a la luz

Cuaresma, cuarenta días para vivir el itinerario que nos lleva del polvo de nuestra fragilidad a la Luz del Resucitado.

El miércoles de ceniza inclinamos la cabeza para acoger con humildad las palabras que nos recuerdan que vamos en camino, que somos polvo, que estamos hechos del humus frágil de la tierra y que ha llegado el momento de levantar la mirada para descubrirnos reconciliados en Jesús que da su vida para llenarnos el corazón de su Luz y de su amor, porque ha resucitado.

Durante cuarenta días se nos invitará a transitar el camino de la conversión para que podamos reconocer que el Señor nos ha precedido en todo aquello que podemos hacer para llegar a apropiarnos de nosotros mismos, de nuestra realidad, muchas veces maltratada por nuestra incapacidad a decidirnos por lo que nos hace dueños de nuestra historia y de la promesa de vida auténtica que Jesús nos vino a manifestar.

Del polvo a la Luz representa el camino que nos toca recorrer cuando nos decidimos a dejar todo aquello que nos esclaviza, que nos somete al capricho de la maldad, que nos engaña con promesas de felicidad que son fugaces y superficiales.

Somos polvo, barro que puede ser moldeado y del cual se pueden forjar obras maravillosas, cuando nos ponemos en las manos de Aquel alfarero que nos ha soñado desde la eternidad como destinados a vivir en plenitud y que vive buscando nuestra plena felicidad.

Recordar que somos polvo durante el camino cuaresmal, puede ser un ejercicio saludable que nos sitúe en aquel espacio en donde logremos encarar con valentía lo que nos ha postrado por tierra, nuestro pecado y nuestra debilidad; pero que se convierte en oportunidad para dejarnos tomar de la mano y ser levantados, pasando por la cruz y el sepulcro del Señor, para recobrar la vida que nos pertenece al compartir la luz de su resurrección.

Cuaresma es, por decirlo con palabras sencillas, un tiempo que se repite cada año como invitación siempre nueva de parte de Dios quien no renuncia a vernos como hijos suyos, destinados a gozar de la vida y no está dispuesto a vernos derrumbados en el bordo del camino, victimas de nuestra fragilidad o de lo limitado de nuestra humanidad.

¿Tendremos la valentía de darnos esa oportunidad?

P. Enrique Sánchez