Tag Misioneros Combonianos

Confirmaciones en Etiopía

P. Pedro Pablo Hernández
Desde Dilla, Etiopía

A media semana, el misionero Comboniano P. Juan González, Administrador Apostólico de nuestro Vicariato (no hemos tenido obispo por los últimos 3 años), me preguntó si lo acompañaba a la parroquia de Dilla para la misa de ‘merón’, Sacramento de Confirmación, que tenía programada para el domingo. Esto fue para el domingo 12 de mayo, día en que en muchos países se celebró el Día de la Madre. Acepté con gusto su invitación.

Salimos temprano en la mañana, sin desayunar, y cuando estábamos a medio camino me dijo que me quería pedir dos cosas: La primera fue que si durante la misa, durante el sacramento de la confirmación, lo podía ayudar a administrarlo a los jóvenes que se habían preparado en el centro de la parroquia y en dos capillas más, cosa que también le pediría al párroco y su vicario. Le dije que lo haría con mucho gusto y con la devoción requerida para impartir tal sacramento.

Además de que el número de jóvenes que recibiría el sacramento era significativo, 148, la razón por la que me pidió ayuda era porque no se había sentido muy bien físicamente durante la semana y en ese momento se sentía muy cansado debido también a que había dormido sólo un par de horas durante la noche.

La segunda petición fue si lo dejaba dormir un poco mientras llegábamos a Dilla, que esperaba que no me molestara si lo veía dormido. Creo que más bien me quiso decir que no platicara tanto, que le diera un descanso a mi boca, para que él le diera un descanso a su mente y cuerpo.

Así lo hice y al estar enfrente de la iglesia le dije que ya habíamos llegado. Después de revestirnos y de estar en el confesionario por un rato, iniciamos la ceremonia.

La parroquia fue originalmente una misión que nuestros misioneros combonianos comenzamos hace muchos años, que incluso fue la primera experiencia de misión que tuvo el P. Juan cuando llegó por primera vez a Etiopía hace 40 años. Después fue traspasada a los Salesianos y ellos construyeron esta bella Iglesia, como se puede ver en el video, donde nos estaban esperando más de 600 personas para la misa.

Me alegró mucho el ambiente de la celebración, la música, la preparación y la alegría con la que la gente participaba en las oraciones y cantos. Sobre todo, me alegró mucho ver a este gran grupo de jóvenes recibiendo el sacramento con gran devoción, expresada en la seriedad que le dieron al recibirlo.

Hago oración por todos los catequistas y miembros de las comunidades cristianas que ayudan a los jóvenes a prepararse no solo a los sacramentos, sino también a tener un corazón abierto a vivir la experiencia de Dios en sus vidas, ya sea con sus palabras o con su testimonio de vida. Amen.

Caminando con los pueblos originarios de la montaña de Guerrero

Por: P. José Casillas, mccj.
Desde Cochoapa el Grande, Gro.

El misionero deja su tierra y su familia porque escucha la preocupación del Corazón de Dios que busca alguien a quién enviar a los pueblos olvidados y abandonados que se vuelven invisibles ante quienes deberían atender sus gritos y necesidades.

En el corazón y la conciencia del misionero resuena siempre la búsqueda de Dios: ¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros? ( Isaías 6,8-13)… Al sentir y escuchar la búsqueda de Dios y los gritos de su pueblo, al misionero no le queda otra respuesta que decir AQUÍ ESTOY, MÁNDAME A MI…

Está es la razón por la que los Misioneros Combonianos estamos caminando y conviviendo con los pueblos originarios de las montañas del Estado de Guerrero, hasta que dejen de ser abandonados, olvidados y comiencen a ser más visibles por la Iglesia, la sociedad y el Estado.


El rostro mixteco de la misión comboniana

Uno de los “rostros” de la misión comboniana en México es el de los pueblos originarios de la región mixteca del Estado de Guerrero. Una de las características de esta población, además de su lengua y rasgos específicos de su cultura y religiosidad, son los lugares donde habitan: LAS MONTAÑAS.

Esta característica de establecerse en las montañas, tiene mucho qué ver con su identidad profunda que se revela en su nombre. De hecho, MIXTECO significa PUEBLO DE LAS NUBES. El térmimo original es ÑUU SAVI que puede traducirse como PUEBLO DE LA LLUVIA.

Las montañas, las alturas y sus diferencias culturales y linguísticas, hacen que estos pueblos se mantengan alejados, abandonados y casi olvidados por el Estado y la Iglesia local. Esta es una de las razones principales por las que los Misioneros Combonianos estamos caminando con ellos, acompañando su camino de recuperación y reconstrucción de su dignidad que por diversas circunstancias históricas y sociopolíticas, ha sido disminuida.

Caminar con el resto de los pueblos mixtecos que, en el pasado fueron una de las grandes culturas prehispánicas ahora reducidas y empequeñecidas humana, religiosa y culturalmente, es una de las misiones combonianas en la actualidad para los misioneros combonianos en México.

Misión comboniana en Metlatónoc, México

Por: Esc. Felipe Vazquez, mccj
Desde Metlatónoc, Guerrer
o

La mirada de un misionero comboniano que por primera vez ve los pueblos originarios de la región mixteca del Estado de Guerrero, se encuentra con un ser humano que vive envuelto en ritos con elementos católicos y prehispánicos como escudo protector ante la adversidad y la inclemencia social hecha de marginación, exclusión, discriminación, invisibilizacion y olvido.

Las circunstancias generadas por esa inclemencia social lo hunden en el subdesarrollo y la pobreza. Esta es una de las razones por las que se ve obligado a migrar, dejar su tierra y su familia en la desolación para ir a buscar recursos o a estudiar lejos para mejorar sus condiciones de vida para él y para los suyos.

La Iglesia aparece en medio de estos pueblos como compañera de camino y de consuelo de este ser humano originario de estas tierras. Camina con él sin apresurar los pasos, con la única intención de que este ser humano y sus pueblos sientan a Dios cercano, como compañero de camino y de vida que busca junto con ellos caminos de liberación y salvación. Es decir, que tengan la experiencia de Dios como Emmanuel ( Dios-con-nosotros).

Esta experiencia de Dios que camina con los pueblos olvidados en las montañas, hace que recuperen y fortalezcan la actitud y capacidad de caminar juntos como necesidad y estrategia para crecer todos. Eso que ahora la Iglesia pide a todos los bautizados: redescubrir el camino sinodal como vía de salvación social.

El misionero sabe que, a veces, el ser humano al que acompaña en su crecimiento humano y espiritual, no siempre conoce a Jesucristo. Por eso, ayuda a estos pueblos a descubrirlo en medio de ellos, que está caminando junto con ellos, en medio de sus pueblos y comunidades… Porque, con frecuencia, sólo saben de la existencia de Dios, pero no saben quién es ni cómo es, solo le llaman DIOS.

La presencia del misionero hace que, caminando juntos, puedan conocer el Nombre de Dios, aprender a mirarlo como papá de todos y a descubrir a Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida que se transforma en la vía más concreta de salvación personal y social: EL SER HUMANO FRATERNO.

El misionero sabe que la fraternidad social nace de la fe en un Dios que es papá, que quiere que sus hijos vivan dignamente y sean felices y que no se conforma sólo con ritos, rezos y sacrificios… que eso a veces le molesta y lo entristece, sobre todo cuando la justicia, la paz y la vida están en riesgo y no se actúa para mejorar a las personas y sus entornos, esperando que una intervención extraordinaria resuelva todo.

Estas son las implicaciones del anuncio del Evangelio que conocemos todos los misioneros y es lo que pretendemos que este ser humano conozca, asimile y lo haga carne ahí donde vive y convive.

Ver VIDEO

México: Reunión de los superiores de circunscripción de América y Asia

En la casa provincial de los Combonianos en México, como siempre, nos sentimos bien recibidos, para un encuentro de los superiores provinciales de las circunscripciones de América y Asia, los días 7 al 9 de mayo de 2024. Nos acompañó el P. David Domingues, responsable del continente delante del Consejo General (en la foto, de izquierda a derecha: P. Ottorino Poletto (Ecuador); P. David Aguilar (Asia); P. Juan Diego Calderón (Centroamérica); P. Nelson Mitchell (Perú); P. Raimundo Rocha (Brasil); P. David Costa (Vicario General); P. Jorge Benavides (Colombia); P. Rafael Güitrón (México) y P. Ruffino Ezama (Estados Unidos).

comboni.org

Iniciamos nuestros días de reunión con un tema de formación permanente, guiado por el P. Rafael González, sobre el servicio de la autoridad en este tiempo marcado por palabras como sinodalidad, misión, escucha, atención al otro, iglesia, comunidad… Compartimos junto con ello, nuestras esperanzas, las que inspiran nuestras luchas.

Dos temas nos acompañaron más de cerca sobre la realidad del continente y del Instituto: misión y formación. Apoyados por los más recientes encuentros: la asamblea continental de la formación en Lima, Perú, y la General de Animación Misionera en Roma. Tales encuentros nos invitaron a la reflexión y colocar nuestra esperanza en el mejorar nuestro servicio en esas áreas. Un bello sueño venido del Capítulo y que nos sigue guiando. Reconocemos que, como provinciales, tenemos un trabajo que realizar, y darle a ello el entusiasmo debido. El P. Ismael Piñón, director de la Esquila Misional, nos dirigió algunas palabras en el primer día, también para animarnos a valorar más los recursos y valores que una revista como Esquila (y como otras que existe en las provincias) nos dan.

Acompañamos el proceso de la formación del noviciado continental, e invitamos a los Padres Maestros y a los Novicios a conocernos unos a otros y compartir las experiencias vividas. Eso siempre nos lleva a momentos de reflexión y de la riqueza de la presencia de Dios en el Instituto. Unido a ello, tuvimos la oportunidad de celebrar la Eucaristía en el noviciado todos los provinciales, pero también fuimos invitados a hacerlo individualmente en variadas ocasiones.

Nos sentimos unidos en los trabajos, en las preocupaciones, y en las esperanzas que cada uno tramemos desde nuestro servicio. Y como no estamos solos y Dios nos llena de fuerza, un motivo de seguir en nuestro afán de esperanza fue también la ceremonia de Primera Profesión Religiosa de 7 jóvenes de nuestro continente: 5 mexicanos, 1 del Perú y 1 de Colombia, el sábado 11 de mayo.

Experimentar la gracia de Dios en ellos, que han hecho un camino formativo para responder su sí a Dios, es para nosotros el mejor modo de terminar estos días de encuentro. Y con ello no solo agradecemos, sino que pedimos que sean más los que puedan pronunciar su sí como respuesta generosa al llamado.

Profesiones religiosas en Xochimilco, México

El sábado 11 de mayo, en una solemne ceremonia celebrada en el noviciado comboniano de Xochimilco (México), emitieron sus primeros votos siete novicios, de los cuales cinco son mexicanos, uno de Colombia y uno de Perú. Estuvieron acompañados por sus familiares y numerosos grupos de amigos venidos de todo México y del extranjero. (Arriba, en la foto, de izquierda a derecha: César Daniel, Luis Omar, Carlos Yonatan, Raúl Alfredo, Marco Antonio, Raúl Alexander y Jairo Manuel)

Después de dos años de formación y de tiempos fuertes de desierto y de experiencias comunitarias y de misión, siete novicios combonianos dieron su sí al Señor y consagraron sus vidas a la misión a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia en el Instituto de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús. Se trata de Raúl Alexander Prieto Gómez (de Colombia), Luis Omar Tasson Rodríguez (de Perú), Raúl Alfredo Cervantes Rendón, Jairo Manuel Navarrete García, Carlos Yonatan Patiño Cruz, César Daniel Pérez de León y Marco Antonio Calderón Granados (estos cinco últimos mexicanos).

De izquierda a derecha: Luis Omar Tasson Rodríguez (Perú); Carlos Yonatan Patiño Cruz (México); César Daniel Pérez de León (México); Jairo Manuel Navarrete García (México); Raúl Alexander Prieto Gómez (Colombia); Marco Antonio Calderón Granados (México); y Raúl Alfredo Cervantes Rendón (México).

La misa estuvo presidida por el P. David Costa Domingues, Vicario General, y concelebrada por numerosos combonianos, entre los que estaban los superiores provinciales y de delegación del continente americano, venidos para la ocasión, y que aprovecharon los días precedentes para tener un encuentro a nivel continental. También asistieron varios miembros de la Familia Comboniana: Misioneras Combonianas y Laicos Misioneros Combonianos. El P. Jorge Benavides, Superior de la Delegación de Colombia, fue el encargado de pronunciar la homilía, en la que recordó que es Dios quien nos ha escogido, tal y como se leyó en la primera lectura, tomada del libro de Jeremías. Haciendo referencia al evangelio, cuyo texto fue el de las bienaventuranzas, el P. Jorge invitó a los profesos a ser portadores de esperanza y de misericordia, estando siempre disponibles para servir a los más pobres. Recordó también la importancia de la vida de oración, sin la cual no hay misión y concluyó diciendo que el misionero debe ser siempre una persona alegre.

Los siete neoprofesos con el P. David Costa Domingues, Vicario General de los Misioneros Combonianos.

La alegría de la celebración estuvo marcada también por un sentimiento -mezcla de dolor y de esperanza en el Resucitado- al recordar al P. José Luis Valle y a la Hna. Bertha Peralta, dos misioneros combonianos fallecidos en estos días (el P. José Luis en México y la Hna. Bertha en Chad). El funeral del P. José Luis coincidió casualmente el mismo día y a la misma hora que la ceremonia de los votos. Unos se van, pero otros toman el relevo, Así son los caminos de Dios.

Durante la misa los nuevos profesos recibieron los tres símbolos que marcarán su nueva vida como religiosos combonianos:
– La Regla de Vida, como receta de santidad en la entrega total en la vivencia de lo que han profesado, siendo custodios del carisma de San Daniel Comboni.
– El Crucifijo, como signo de su consagración. Reciben la Cruz como su fiel y amada esposa, atendiendo a la invitación de nuestro fundador a mantener fija la mirada en el corazón traspasado de Jesucristo Buen Pastor.
– El Código Deontológico, como signo de fidelidad en vivir sus tres votos evangélicos, conscientes de la responsabilidad que desde el día de su profesión libremente han aceptado.

Un momento de la fiesta después de la celebración.

Una vez terminada la ceremonia, llegó el momento de compartir una sencilla comida en un ambiente festivo en el que no faltaron ni la música ni el baile, bien característicos de toda fiesta mexicana.

Los nuevos profesos continuarán su formación en los siguientes destinos: César Daniel en Nairobi (Kenia); Carlos Yonatan en Chicago (USA); Marco Antonio en Casavatore (Italia); Jairo Manuel y Raúl Alexander en Kinshasa (Nairobi); Luis Omar en Lima (Perú) y Raúl Alfredo, Hermano Comboniano, irá al Centro de Animación Misionera de Ciudad de México (CAM), sede de las revistas Esquila Misional y Aguiluchos, para completar sus estudios de periodismo.

El Hno. Dario Laurencig, premio al “Optimismo comprometido”

La redacción de la revista española “Anoche Tuve un Sueño” organiza una vez al año un acto de reconocimiento a personas u organizaciones que promueven una sociedad global más humana. Entre los diversos galardones se encuentra el concedido a los Optimistas comprometidos, que este año ha recaído en el Hermano Darío Laurencig, misionero comboniano italiano de Cividale del Friuli (Udine), que lleva 44 años trabajando en Kenia.

comboni.org

El Hermano Laurencig, de 73 años y especializado en mecánica del automóvil, es “especial” en mil cosas más, entre las que destaca su capacidad radiestésica, que le permite detectar elementos naturales bajo tierra, en particular el agua.

Esta habilidad le ha hecho muy conocido no sólo en el norte de Kenia, en gran parte desértico y sin cursos de agua, sino también en otras partes del país, e incluso más allá de las fronteras de Kenia. A menudo le llaman para “buscar agua” en Sudán del Sur, Uganda y Tanzania. Y si la hay, sin duda la encuentra, y de la forma más sencilla posible: con un palo de madera, normalmente en forma de “Y”, que es un amplificador de los movimientos de su cuerpo a la radiación emitida por lo que busca. Si hay agua bajo sus pies, el palo empieza a girar entre sus dos manos, y puede saber a cuántos metros de profundidad está el preciado líquido y también cuánta hay. Puede percibir la presencia de agua incluso a 120 o 150 metros de profundidad.

Pero el Hermano Darío no se limita a buscar y encontrar agua, como un imbatible adivino; también la hace brotar a la superficie. Entre las muchas cosas que hace, de hecho, está perforar pozos en lugares áridos y desiertos. Ha cavado muchos, sobre todo en escuelas y misiones del norte de Kenia, entre poblaciones nómadas o seminómadas: Pokot, Turkana, Borana, Rendille… Obispos, misioneros, organizaciones no gubernamentales, gobernadores locales e incluso embajadas europeas han recurrido a él para abastecer de agua a las poblaciones nómadas de África Oriental. Ha creado a su alrededor un equipo de excelentes trabajadores, siempre en movimiento: todo el mundo le busca, porque -¡sucede! – un pozo excavado por él, rematado con una bonita bomba manual, cuesta mucho menos que uno equivalente excavado por otras empresas.

El jurado (Optimistas comprometidos) de Anoche Tuve un Sueño reconoció en el Hermano Darío no sólo su gran sentido de la solidaridad con los necesitados, sino también su asombrosa capacidad para afrontar las cosas con optimismo alegre y batallador.

En la foto, junto al Hermano Laurencig, el Padre Obwaya Justus Oseko, un keniano comboniano de Gucha, actuando como intérprete del inglés al español, la noche de la entrega del premio, el pasado martes 7 de mayo. El padre Obwaya estudia periodismo en Madrid, mientras trabaja para la revista comboniana Mundo Negro.

La revista Anoche Tuve un Sueño escribe de sí misma: “Anoche Tuve un Sueño nació para ser un espacio de esperanza donde el heroísmo de la razón y el optimismo de la voluntad se unan para organizar una sociedad civil global que exija la igualdad de derechos para todos, pero que no olvide sus deberes. Por eso ésta es una revista para gente con sueños que vive despierta”.