PAZ Y ECOLOGÍA: misión de todos los ministerios en la parroquia de San Andrés Apóstol, en Mixquic. Nació la COMUNIDAD DE PAZ PARROQUIAL en la parroquia de San Andrés Apóstol, Mixquic. Un rayo de luz en la misión de paz y en la Pastoral Social en la Diócesis de Xochimilco.
La Parroquia de San Andrés Apóstol de Mixquic, en la diócesis de Xochimilco, acaba de anunciar la creación de su “Comunidad de Paz Parroquial”, un grupo que se suma a los ya existentes en el movimiento ECOPAX (Equipos Combonianos de Paz).
Según reza en el video de su lanzamiento, todos los ministerios parroquiales han asumido la misión de educar en la paz y en la ecología a todas las personas que acompañan. Los animadores y animadoras de los diferentes ministerios han integrado la llamada “Comunidad de Paz Parroquial” para la animación y acompañamiento de las iniciativas y procesos de pacificación de la parroquia. El objetivo es hacer que toda persona que participa en la parroquia, se convierta en misionera de la paz y cuidado de la creación.
Que todo bautizado recupere la conciencia de ser discípulo y misionero de Jesús, el príncipe de la Paz, es la meta de la “Comunidad ECOPAX-Mixquic. “Hacer que la parroquia se convierta en un centro de donde emanan rayos de paz y de fraternidad social y ecológica es nuestro sueño común”, afirman.
En Sudán, el domingo 9 de julio continuaron en la capital, Jartum, los encarnizados enfrentamientos entre el ejército dirigido por el general Abdel-Fattah Burhan y las Fuerzas de apoyo rápido (FSR) del rival Mohammed Hamdan Dagalo. El sábado, un atentado con bomba en el distrito de Omdurmán causó la muerte de veintidós civiles, muchos de ellos mujeres, además de numerosos heridos.
Esta enésima matanza ha llevado a la ONU a alertar sobre la deriva del enfrentamiento entre facciones hacia una guerra civil a gran escala que podría desestabilizar toda la región. En casi tres meses de conflicto se han registrado más de tres mil muertos, un balance que muchos analistas consideran subestimado. Además, casi tres millones de sudaneses se han visto obligados a abandonar sus hogares, y entre estos desplazados más de seiscientos mil se han marchado al extranjero, principalmente a Egipto y Chad, mientras Naciones Unidas denuncia un aumento de los abusos y la violencia contra la población civil y especialmente contra las mujeres.
Bloqueada la transición democrática
Los combates comenzaron el 15 de abril, dieciocho meses después de que los dos generales lideraran un golpe militar en octubre del 2021 que derrocó a un gobierno civil de transición respaldado por el Occidente. El golpe y el conflicto posterior truncaron las esperanzas sudanesas de una transición pacífica a la democracia, después de que un levantamiento popular forzara la destitución militar del autócrata Omar al Bashir en abril del 2019.
La guerra ha convertido la capital, Jartum, y otras zonas urbanas del país en campos de batalla. Hoy, lunes 10 de julio, y mañana, la asistente del Secretario de Estado estadounidense para los asuntos africanos, Molly Phee, viajará a Adís Abeba para reunirse con los líderes civiles africanos y sudaneses sobre cómo poner fin al conflicto en Sudán. Hasta ahora, los esfuerzos diplomáticos para detener los combates han resultado ineficaces.
Enfrentamientos más fuertes en Omdurmán
«En estos momentos, uno de los frentes más calientes de la guerra es la ciudad de Omdurmán, un enorme distrito urbano en las afueras de Jartum, que el ejército regular intenta arrebatar al control rebelde»-.
Así lo explica a Vatican News un misionero italiano que vivió en Sudán durante 30 años y que ahora viaja de ida y vuelta a Italia, manteniéndose en contacto con las comunidades religiosas del país africano.
El religioso italiano –que habla bajo condición de anonimato para no dañar el delicado equilibrio que subyace a la supervivencia de sus hermanos en Sudán– informa también sobre los combates en otras zonas del país y sobre el clero católico que mantiene su presencia en muchas localidades.
La presencia de la Iglesia
«El obispo y la mayor parte de los religiosos de Jartum –precisa el misionero– se han trasladado a Puerto Sudán por razones de seguridad, mientras que en Kosti, en el sur, y en El Obeid, en el oeste, los obispos y el clero han permanecido en su lugar y esto es un gran signo de esperanza». El misionero italiano habla a continuación de la presencia de las hermanas de la Madre Teresa en El Obeid y de los combonianos también en El Obeid y en Puerto Sudán.
«También hay asistencia a la población en estas zonas, pero el grueso del personal religioso ha sido retirado por motivos de seguridad».
En Jartum, hay una comunidad de salesianos que mantiene abierto un centro «donde celebran la Misa, se ocupan de los niños sin familia y distribuyen alimentos a la población», añade.
Población privada de todo
Según el religioso, en este contexto de guerra, los civiles necesitan de todo, empezando por alimentos y agua, pero también electricidad «porque los religiosos que están en El Obeid tardan un día entero con un panel solar para recargar sus teléfonos móviles y a veces no pueden hacerlo. No sé cómo hacen las familias para sobrevivir», añade.
«Hemos intentado enviar ayuda desde Italia, pero los bancos sudaneses no funcionan y el aeropuerto de Jartum está cerrado, es una situación de bloqueo total».
Por último, el misionero espera un esfuerzo diplomático por parte de todos los actores que tienen capacidad de influir en las fuerzas sudanesas, empezando por los países árabes hasta las potencias mundiales como Rusia y Estados Unidos.
La Santa Sede ha hecho pública hoy la lista de participantes en la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se celebrará el próximo mes de octubre en Roma. El P. Tesfaye Tadesse Gebresilasie es uno de los diez participantes indicados entre los Superiores Generales, elegido con otros cuatro miembros de la Unión de Superiores Generales (USG) y otras cinco hermanas elegidas entre los miembros de la Unión de Superioras Generales (UISG). Todo el Instituto felicita al P. Tesfaye por esta elección y le asegura desde ahora el apoyo de sus oraciones.
En el Sínodo participarán también el cardenal Miguel Ángel Ayuso, como Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso y Mons. Menghesteab Tesfamariam, arzobispo de Asmara y presidente del Consejo de la Iglesia de Eritrea.
“Esperando juntos” es el lema elegido para el viaje Apostólico que el Papa Francisco realizará a Mongolia del 1 al 4 de septiembre. La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha dado a conocer el programa detallado de la Visita Papal, publicando también el logo del Viaje.
En la elección del lema “se han querido resaltar los dos aspectos de la visita del Santo Padre a Mongolia, que es a la vez una visita pastoral y una visita de Estado. Por ello se ha elegido una virtud específicamente cristiana (la esperanza), pero comúnmente aceptada también en círculos no cristianos, asociándola al adverbio ‘juntos’ para subraya la importancia de la cooperación bilateral entre la Santa Sede y Mongolia”. Esperando juntos’ representa así “un ideal compartido y un aspecto distintivo de este Viaje Apostólico: la presencia del Santo Padre representa para esta pequeña porción del Pueblo de Dios un signo de inmensa esperanza y aliento. Y por otra parte, la Iglesia que en Mongolia, por su tamaño e influencia relativamente pequeños, puede ofrecer un signo de esperanza para la Iglesia universal”.
El vuelo papal saldrá de Roma/Fiumicino la noche del 31 de agosto y aterrizará en Ulán Bator el viernes 1 de septiembre a las 10 de la mañana, hora local. Todas las citas y encuentros del Papa durante el viaje tendrán lugar en la capital de la República de Mongolia. El 2 de septiembre está prevista una ceremonia de bienvenida en la plaza Sukhbataar, seguida de una visita de cortesía al Presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khürelsükh, en el Palacio de Estado, y de encuentros con las autoridades, representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático. Por la tarde del mismo día, está previsto un encuentro con obispos, sacerdotes, misioneros, consagrados y agentes de El domingo 3 de septiembre, siempre en Ulán Bator, la capital, está previsto un encuentro ecuménico e interreligioso en el “Hun Theatre”, y a las 16.00 horas se celebrará una misa en el “Steppe Arena”. El lunes 4 de septiembre, último día de la visita, a las 9.30 está previsto un encuentro con los agentes de la caridad y la inauguración de la Casa de la Misericordia, antes de la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de “Chinggis Khaan”.
En el logotipo del Viaje Apostólico (véase foto), encima de las palabras del lema está el mapa de Mongolia, delineado con los colores de la bandera nacional (rojo y azul); dentro esta dibujado de forma estilizada un ger (vivienda tradicional mongola), del que sale hacía arriba un humo amarillo (el color del Vaticano). A la derecha del ger, se alza una cruz, y entre estos dos elementos se encuentran dos inscripciones verticales en la lengua tradicional mongola, que repiten el lema (“Esperando juntos”).
En vista del Jubileo de 2025, el Papa Francisco ha decidido crear un grupo de trabajo en el Dicasterio para las Causas de los Santos para elaborar un Catálogo de todos aquellos que derramaron su sangre para confesar a Cristo en el último cuarto de siglo: “No podemos olvidarlos”. Una búsqueda que se extenderá a todas las confesiones cristianas y no sólo a los católicos.
El Papa Francisco, en una Carta publicada este miércoles 5 de julio, ha instituido en el Dicasterio para las Causas de los Santos la “Comisión de los Nuevos Mártires – Testigos de la Fe”, con vistas al Jubileo de 2025. El objetivo del grupo de trabajo será elaborar un catálogo de todos aquellos que han derramado su sangre por confesar a Cristo y dar testimonio del Evangelio.
Los mártires en la Iglesia testigos de la esperanza
“Los mártires en la Iglesia – escribe el Papa Francisco – son testigos de la esperanza que brota de la fe en Cristo e incita a la verdadera caridad. La esperanza mantiene viva la profunda convicción de que el bien es más fuerte que el mal, porque Dios en Cristo ha vencido al pecado y a la muerte”. La Comisión proseguirá la búsqueda, ya iniciada con ocasión del Gran Jubileo del año 2000, para identificar a los Testigos de la fe en este primer cuarto de siglo y luego proseguirla en el futuro.
No olvidar a los soldados de Cristo
“Los mártires – explica el Santo Padre – han acompañado la vida de la Iglesia en todos los tiempos y florecen como “frutos maduros y excelentes de la viña del Señor” también hoy… Los mártires son más numerosos en nuestro tiempo que en los primeros siglos: son obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos y familias que, en los diversos países del mundo, con el don de su vida, han ofrecido la prueba suprema de la caridad”. San Juan Pablo II ya había afirmado en su Carta Tertio millennio adveniente que había que hacer todo lo posible para que no se perdiera el legado de los “soldados desconocidos de la gran causa de Dios”. Y el 7 de mayo de 2000 estos mismos mártires fueron conmemorados durante una celebración ecuménica, que vio reunidos en el Coliseo, junto al Obispo de Roma, a representantes de Iglesias y comunidades eclesiales de todo el mundo.
Una búsqueda en todas las confesiones cristianas
Es lo que el Papa Francisco ha llamado repetidamente “ecumenismo de la sangre”. “También en el próximo Jubileo – añade el Papa – estaremos unidos para una celebración similar. Con esta iniciativa, no se pretende establecer nuevos criterios para la constatación canónica del martirio, sino continuar la búsqueda iniciada sobre aquellos que, a día de hoy, siguen siendo asesinados por el simple hecho de ser cristianos”. “Se trata, por tanto, de continuar – explica el Pontífice – la investigación histórica para recoger los testimonios de vida, hasta el derramamiento de sangre, de estas hermanas y hermanos nuestros, para que su memoria sobresalga como un tesoro que custodia la comunidad cristiana. Esta búsqueda no solo involucrará a la Iglesia católica, sino que se extenderá a todas las confesiones cristianas”.
Seguir mostrando la vitalidad del Bautismo
“Incluso en estos tiempos nuestros – se lee más adelante en la Carta del Papa – en los que asistimos a un cambio de época, los cristianos siguen mostrando, en contextos de gran riesgo, la vitalidad del Bautismo que nos une. No son pocos, en efecto, los que, a pesar de ser conscientes de los peligros que corren, manifiestan su fe o participan en la Eucaristía dominical. Otros son asesinados en sus esfuerzos por ayudar en la caridad a la vida de los pobres, por cuidar de los descartados por la sociedad, por valorar y promover el don de la paz y el poder del perdón. Otros son víctimas silenciosas, individuales o colectivas, de los avatares de la historia. Con todos ellos tenemos una gran deuda y no podemos olvidarlos”.
La contribución activa de las Iglesias particulares
El trabajo de la Comisión permitirá, por tanto, situar junto a los mártires, oficialmente reconocidos por la Iglesia, los testimonios documentados – y son muchos, señala el Pontífice – de “estos hermanos y hermanas nuestros, dentro de un vasto panorama en el que resuena la voz única del martirio de los cristianos”. La Comisión deberá contar con “la contribución activa” de las Iglesias particulares, de los institutos religiosos y de todas las demás realidades cristianas.
“En un mundo en el que a veces parece que prevalece el mal – concluye el Papa Francisco – estoy seguro de que la elaboración de este catálogo, también en el contexto del Jubileo que se acerca, ayudará a los creyentes a leer también nuestro tiempo a la luz de la Pascua, sacando del cofre de tan generosa fidelidad a Cristo las razones de la vida y del bien”.
Los miembros de la Comisión de los Nuevos Mártires
El Prefecto de la Comisión es el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. El Presidente es monseñor Fabio Fabene, secretario del Dicasterio para las Causas de los Santos; el Vicepresidente es Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y el Secretario es monseñor Marco Gnavi, párroco de la Basílica de Santa María en Trastevere y ex secretario de la Comisión “Nuevos Mártires” del Gran Jubileo de 2000.
Son miembros de la Comisión: el Padre Dominique Arnauld, M.Afr; Padre Kokou Mawuena Ambroise Atakpa; Hermana Nadia Coppa, A.S.C.; Profesor Gianni La Bella; Profesora Maria Lupi; Padre Dinh Anh Nhue Nguyen, O.F.M.Conv.; Didier Rance; Padre Roberto Regoli; Padre Angelo Romano; Padre Arturo Sosa Abascal, S.I.
Por: P. Juan de Dios Martínez, mccj Desde el Oasis, Zapopan, Jalisco
Al caer la tarde del domingo 2 de julio, la comunidad del Oasis san Daniel Comboni que hospeda a los misioneros combonianos enfermos y ancianos, se alegró con la visita del señor cardenal de Guadalajara, Don José Francisco Robles. Todos los miembros de la comunidad se encontraban reunidos en la capilla para dar la bienvenida al Pastor. Era motivadora la presencia de los hermanos, algunos llegaron por sí mismos al lugar, otros llegaron en sus sillas de ruedas ayudados por el personal de la salud que trabaja en esta casa. Todos ellos luciendo sus mejores ropas y sobre todo sus rostros manifestaban una expresión de serenidad mesclada con cierta curiosidad.
A la hora marcada, seis y treinta de la tarde comenzó el encuentro. El padre Elías, superior de la comunidad, dio la bienvenida al cardenal y luego le fue presentando a cada uno de los misioneros, indicándole su nombre y lugar de origen, así como el país de misión donde cada misionero había ofrecido sus años jóvenes cargados de energía y pasión misionera al servicio de los más pobres y abandonados como nos pide nuestro fundador, San Daniel Comboni.
Algunos misioneros con voz clara acrecentaron algunas palabras más en su saludo, compartiendo con Don José Francisco una breve experiencia de su trabajo misionero. El cardenal escuchaba con atención y admiración. En el grupo de estos antiguos misioneros combatientes y ahora en reposo sobresale la figura del Hno. Arsenio Ferrari, sobreviviente de la primera expedición misionera formada por 11 combonianos, llegados a Baja California Sur, en 1948, hace exactamente 75 años, en atención a un pedido del mismo Papa, su Santidad Pio XII.
El Hno. Ferrari ha completado los 101 años de vida, prácticamente está privado de varias de sus facultades, aun así, puede oír cuando se le habla fuerte. El padre Vittorio le hacía saber con voz fuerte que el Cardenal estaba ahí y lo veía. Don José Francisco se mostró agradecido por la entrega del Hno. Arsenio y de los otros misioneros presentes.
Luego pasando al frente de la capilla, el cardenal dirigió su saludo a los presentes. Aseguró que en la eucaristía que dentro de algunos momentos iba a celebrar en la capilla San Daniel Comboni rezaría por la vida de cada misionero. Dom José Francisco así se expresó:
“Desde luego que estamos unidos en le fe y ahí -en la Eucaristía- los voy a encomendar a cada uno de ustedes por su vida, por su trabajo al Evangelio, por su servicio al Evangelio, servicio y amor a la Iglesia. Que el Señor les colme de su gracia, de su paz en lo que necesiten en estos momentos de su vida. Él nunca nos deja, nunca nos olvida, nunca nos abandona. Entonces Él lleva cuenta mejor que nadie de lo que han entregado de sus años y de su vida al servicio del Evangelio y de la Iglesia, así que yo aprovecho también este momento por mi parte y a reconocerles y a agradecerles. También encomendarles, yo sé que siempre oran, pero tienen ahora espacios más amplios de oración, de comunicación con Dios y me encomiendo y encomiendo a esta iglesia de Guadalajara a su oración”.
En seguido como agradecimiento y en nombre de la comunidad del Oasis, el Hno. José Godínez, con su guitarra entonó con la melodía que le salía del corazón “Malaika” un canto que aprendió en las misiones en Kenia. La pequeña convivencia concluyó con otro canto: “Yo quiero un millón de amigos”, entonado por el padre Elías, al son de la guitarra hasta el mismo cardenal movía los labios entonando la melodía de la canción.
El tiempo pasó y era hora de abandonar el reciento para dirigirse a la capilla San Daniel Comboni donde lo esperaban los fieles para la Eucaristía con motivo de los 75 años de presencia comboniana en México. Antes de dejarnos, Don José Francisco bendijo a los misioneros enfermos y ancianos del Oasis y luego él mismo pidió ser bendecido por todos los ahí presentes. La foto de grupo no podía faltar. Estuvieron presentes también algunas de las colaboradoras en la atención a los enfermos combonianos de esta casa.
Todavía pudimos aprovechar por un breve momento la presencia del cardenal en el comedor de la comunidad donde había algunas bebidas y bocadillos preparados. Don José Francisco sólo tomó un poco de agua para respetar el ayuno eucarístico, pues debía celebrar en breves momentos. Tomamos algunas fotografías para el recuerdo. Terminó la visita al Oasis, pero continuó la fiesta en la Capilla San Daniel Comboni.
En la capilla San Daniel Comboni
A las siete de la noche y al ritmo del canto de entrada, la procesión encabezada por el cardenal y los sacerdotes se dirigió al altar para celebrar la santa misa de acción de gracias por los 75 años de presencia de los Misioneros Combonianos en tierras mexicanas.
En su homilía el cardenal resaltó como Jesús por tres veces repite: “No son dignos de mí” quien sigue sus propios intereses. El énfasis se pone en el amor a Cristo. Preferir al padre, a la madre o los hijos más que a Jesús no nos hace dignos de Él. No se trata de que Jesús repruebe lo que es cariño natural que sentimos, se trata de que no interpongamos el amor humano al amor divino.
Aún más, no tomar la cruz y seguir a Jesús, no nos hace dignos de él. Personalmente puedo decir que san Daniel Comboni entendió por gracia de Dios estas palabras del Evangelio y supo preferir a Cristo más que a sus padres y aprendió a tomar la cruz y entregarse totalmente a ella, por eso hoy la Iglesia lo reconoce como discípulo de Jesús, como santo.
El cardenal en la homilía, compartió una experiencia en el acompañamiento de los seminaristas a quien sigue de manera personal. Decía que muchos de los jóvenes encuentran grandes dificultades en descubrir y seguir la vocación sacerdotal precisamente porque sus propios padres se oponen a la decisión tomada por el hijo cuando se siente llamado a seguir al Maestro. Preferir a los padres más que a Jesús, muchas veces crea un grande conflicto en el seno de la propia familia.
El grupo coral animó con entusiasmo la celebración, algunos cantos hacían referencia a Comboni, se cantó el santo del rito zairense, -África estaba presente en la celebración-. Las ofrendas fueron llevadas en procesión por los mismos fieles de la capilla. Al final de la celebración el Padre Mario, como responsable de la capilla, agradeció al señor cardenal por su presencia y su acción de gracias por el año jubilar de los misioneros combonianos en sus 75 años de presencia en México. Parafraseando las palabras del salmista el padre decía: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Agradeció la cercanía del cardenal a la comunidad. Le hizo saber que su visita significa mucho para los fieles y para los misioneros. Le prometió en nombre de todos, orar siempre por su persona para que el señor lo bendijera con salud y para que acompañara siempre su labor pastoral.
Los fieles de la capilla entregaron al señor cardenal un regalo como muestra de amor y comunión hacia su persona. Terminada la celebración el cardenal nos bendijo a todos y nuevamente nos agradeció por nuestra entrega misionera.