México: Mujeres promueven la vida en armonía y la economía solidaria

Sebastián Sansón Ferrari. Vatican News

En la selva norte de Chiapas, en México, un grupo de empresas de economía solidaria, integrado por mujeres indígenas seltales y sus familias, trabaja desde hace 20 años por la justicia social y la defensa de su territorio. Se trata de “Yomol A’tel”, que en castellano significa “Juntos trabajamos, juntos caminamos, juntos soñamos”. La coordinadora de innovación social de este emprendimiento, Erika Lara, tiene 32 años y es licenciada en negocios. Su rol consiste en acompañar y formar a las socias productoras en el proceso de textiles.

El objetivo con el que surgió esta red de cooperativas, explica Lara, era crear una participación democrática de las mujeres, darles voz e integrarlas a los procesos económicos y productivos, para brindarles autonomía dentro de sus hogares. Y así lo hacen, bajo la cosmovisión del lequil cuxlejalil (el buen vivir), al maximizar el beneficio social a través de la sostenibilidad y rentabilidad de las cadenas de valor.

“Yomol A’Tel” es una manera de concebir el trabajo desde la cosmovisión comunitaria. Para ellos, es fundamental poner en el centro a la persona y caminar juntos para cumplir sus cometidos.
“Yomol A’Tel” es una manera de concebir el trabajo desde la cosmovisión comunitaria. Para ellos, es fundamental poner en el centro a la persona y caminar juntos para cumplir sus cometidos.

Entre los múltiples miembros de esta “gran familia productiva”, se encuentra la marca Xapontic, que quiere decir “Nuestro jabón”, y desde 2007 fabrica productos de higiene personal, como champú líquido y sólido, jabón en barra y crema corporal. La red de cooperativas fue impulsada por la misión jesuita de Bachajón, que desde hace más de 60 años acompaña a comunidades y familias seltales de la zona.

Asimismo, implementan la técnica ancestral punto de lomillo (tela de cuadrillé e hilos de estambre) para la confección de bolsos de piel con motivos artesanales, neceseres, monederos, colgadores para la pared o pulseras. Al ser una región donde todas las mujeres bordan, observa Lara, decidieron rescatar y preservar este método para que las más jóvenes no se olviden de su identidad.

La tierra es más que un objeto económico

En el mantenimiento de estas prácticas típicas resuenan las palabras del Papa Francisco en su encíclica Laudato si’cuando invita a prestar especial atención a las comunidades aborígenes con sus tradiciones culturales. En el punto 146, aclara que “no son una simple minoría entre otras, sino que deben convertirse en los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios”. Para ellos, plantea el Santo Padre, “la tierra no es un bien económico, sino don de Dios y de los antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores”.

Las empleadas producen plantas aromáticas e insumos orgánicos a pequeña escala, sin agroquímicos, conviviendo con la biodiversidad del ecosistema local y sin sobreexplotar los recursos naturales. Lara puntualiza que esta producción es clave para el proceso de cosmética artesanal que las mujeres seltales elaboran en los laboratorios dentro de las comunidades. Las plantas aromáticas se deshidratan, se destilan y son parte de los ingredientes de la cosmética. De este modo, obtienen un producto con ingredientes orgánicos, pero, sobre todo, siguen un esquema no lineal, porque el ingreso va directamente a las socias y no a un proveedor externo.

Xapontic no es una realidad aislada, sino que trabaja en red con otras instituciones, como la Compañía de Jesús, universidades, financiadores e inversionistas sociales.
Xapontic no es una realidad aislada, sino que trabaja en red con otras instituciones, como la Compañía de Jesús, universidades, financiadores e inversionistas sociales.

En las creaciones de Xapontic, se representa a la tierra, las montañas y las flores mediante el uso de sus colores tradicionales, como el negro, el verde, el rojo y el rosa. “La naturaleza ha sido clave para la concepción de nuestra iconografía”, precisa la referente. Y si bien se preocupan por la conservación de su cultura, se han abierto a la aplicación de técnicas contemporáneas y han aprendido a conocer las necesidades del cliente, incluso haciendo textiles con pautas cromáticas más neutrales. De este modo, como subraya Lara, paulatinamente están pudiendo entrar en mercados que antes les resultaban difíciles para ingresar.

Otras maneras de generar valor agregado

En línea con los objetivos de desarrollo sostenible, la empresa procura construir un precio justo para que las productoras y sus familias puedan tener una vida digna e ingresos suficientes para cubrir todas las necesidades básicas. A su vez, Lara evidencia la obstinada lucha por reducir la brecha salarial y lograr la igualdad de género.

Pero el compromiso de esta institución no se acaba ahí. Otra de sus acciones es la creación de oportunidades laborales para las mujeres indígenas a través de un propio sistema educativo (no necesariamente escolarizado). Esto les permite apropiarse del territorio y mantener la vida de futuras generaciones teniendo en cuenta sus valores, cultura y prácticas, desde su modo de ser y proceder.

Plantear que las trabajadoras están en el centro de la actividad no es un eslogan, sino la realidad: rigen los principios de inclusión, justicia y equidad ya que cuenta con esquemas de organización y toma de decisiones horizontales contemplando todas las participantes. Ellas tienen la palabra en las asambleas que, por lo general, se efectúan cada seis meses.

La defensa de la dignidad de la mujer

Como sostiene Lara, en México, la pobreza es un 20% mayor en el medio rural que en el urbano y un 30% mayor en la población indígena que en la no indígena. Existen al menos cuatro razones del movimiento migratorio del campo a las ciudades: por economía, por escolaridad, por deterioro ambiental y por violencia organizada.

En la cooperativa, laboran con mujeres desde los 16 hasta los 80 años, la mayoría posee una escolaridad nula o primaria para las menores de 30 años y de secundaria y preparatoria para las mayores de 30. “Estas diferencias han relegado a la mujer a las actividades domésticas, al cultivo de hortalizas”, dice Lara. En cambio, los hombres han asumido el rol de búsqueda de ingresos a través de las ventas de sus propios productos o jornales. Una situación que supone un mayor poder para ellos por ser la principal fuente de sustento económico de la familia, pero que al mismo tiempo inhibe la participación de las mujeres en las actividades productivas. Por este motivo, desde Xapontic luchan por la igualdad en un sistema patriarcal.

“Las mujeres son dueñas y responsables del hogar y sus alrededores”, sostiene Lara. Por su parte, los hombres se encargan de los terrenos y del trabajo agrícola. No obstante, algunas mujeres destacan por su alto nivel de liderazgo. Por este motivo, Lara reivindica el papel clave que ellas desempeñan en la organización.

Para Lara, quien es la columna vertebral de este proyecto, la esencia del conglomerado femenino radica en el trabajo en procesos de economía solidaria y de favorecimiento del “buen vivir”. Un concepto que no es el dolce far niente (“el dulce no hacer nada”) o la dolce vita (“la vida dulce”)“de la burguesía destilada”, como ha advertido Francisco en varias ocasiones, sino el vivir en armonía con la naturaleza, el saber buscar la armonía, que es superior al equilibrio.

“Saber moverse en la armonía, eso es lo que da la sabiduría que nosotros llamamos el bien vivir. La armonía entre una persona y su comunidad, la armonía entre una persona y el ambiente, la armonía entre una persona y toda la creación”.

El bienestar de la juventud

Por: Secelela Balisidya. Mundo Negro Digital 
Foto: Javier Sánchez Salcedo. MND

Rehema Orgeness Mghamba es consejera de bienestar en Tanzania. Comenzó su carrera en 2019 especializándose en charlas para adolescentes. Emprendió este camino al ser consciente de los desafíos a los que se enfrentaba la juventud en Tanzania y en el resto de África oriental.  

Uno de ellos es el de la droga. La ONU estima que, en 2030, el número de consumidores en África habrá aumentado un 40 %. Según la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, en África oriental está creciendo el tráfico de heroína, cocaína y cannabis. Los aeropuertos de Nairobi (Kenia) y Adís Abeba (Etiopía) son puntos clave de entrada de drogas en la región. Los puertos de Dar es-Salam (Tanzania) y Mombasa (Kenia) son también vías de entrada elegidas por los narcotraficantes.

El mal uso de las redes sociales es otro factor que hace que la seguridad de los niños esté en riesgo. Las violaciones alcanzan niveles elevados y muchas jóvenes, en su mayoría de familias empobrecidas, se ven abocadas a la prostitución.

Otro reto es la mezcla de culturas y de planes de estudios, que cambian dependiendo del centro educativo que elija cada familia. Esta situación genera cierta confusión entre los jóvenes, así como una pérdida de identidad y de los valores propios de su cultura. 

La formación psicológica y en autoconocimiento llega a algunos jóvenes, pero no a muchos, debido a la escasez de recursos y, también, a la falta de profesionales en estas materias. Además, padres y tutores no ven la importancia de buscar psicólogos ni de pedir ayuda.

Mghamba ha llegado a más de 2.500 jóvenes a través de sesiones especiales en escuelas e iglesias. Los resultados han sido positivos: los jóvenes tienen la oportunidad de hablar abiertamente de los asuntos que les preocupan, de plantearle sus dudas y de modificar sus malos hábitos. «A menudo, los padres y los tutores contribuyen en gran medida a estos problemas porque no tienen tiempo suficiente para sentarse a hablar con sus hijos. Existe una tendencia de los padres a ignorar a sus hijos o a pensar que son pequeños. Al hablar con ellos, he recibido quejas de que o se los ignora o se los sobreprotege y no se les da la oportunidad de expresar lo que piensan», afirma Mghamba.

A pesar de que los retos son grandes, los padres pueden ayudar a sus hijos a alcanzar sus metas, para lo cual deben dedicar tiempo suficiente para estar con ellos y asegurarse de que tienen un proyecto común como familia. Esto les ayudará a reconocer los talentos que tienen sus hijos y a tener tiempo para inducir en ellos los valores culturales que necesitan. Estar cerca de los hijos puede ayudar a los padres a ver con claridad el entorno por el que discurren, a aconsejarles de forma adecuada.

«Es bueno que los jóvenes conozcan sus orígenes para construir su personalidad sobre buenos cimientos y así evitar una mezcla de comportamientos y culturas. Los jóvenes deben conocer el entorno en el que viven para poder distinguir las culturas y costumbres que les pertenecen. Así sentarán las bases de su existencia y cuidarán su identidad», concluyó Mghamba.

Índice global del Hambre 2023: África sigue siendo el continente con mayores niveles de hambre en el mundo

Los avances en la lucha contra la escasez de alimentos en todo el mundo se han estancado desde 2015. na vez más, es el África subsahariana quien que registra los niveles más altos de hambre a nivel mundial, con hasta 12 países al final del índice. Para cambiar las cosas, sugiere el informe, debemos invertir en los jóvenes.

Por: Michela Trevisan. NIGRIZIA

También este año África se confirma como el continente más afectado por el flagelo del hambre, que afecta especialmente a la enorme región subsahariana. Así lo certifica el Índice Global del Hambre 2023, que monitorea cada año los niveles en 136 países de todo el mundo. Al ritmo actual, 58 de ellos no lograrán reducir el hambre dentro del objetivo de 2030 establecido por las Naciones Unidas.

A escala mundial, salvo avances significativos realizados por algunos países, la lucha contra el hambre ha sufrido un estancamiento general desde 2015 y la escasez de alimentos sigue siendo grave o incluso alarmante en 43 países, casi todos ellos africanos. El sur de Asia y el África subsahariana siguen siendo las regiones del mundo con los niveles más altos de hambre desde hace dos décadas. Con un aumento, a partir de 2017, de la desnutrición: el número de personas desnutridas pasó de 572 millones a alrededor de 735 millones.

Se espera que África sea la única región destinada a registrar un aumento significativo en el número de personas desnutridas: de 282 millones en 2022 a los 298 millones esperados en 2030. En el índice de 2023, 12 naciones africanas aparecen entre aquellas con niveles más altos de desnutrición en el planeta. En primer lugar está Sudán del Sur, seguido de Burundi, Somalia, República Centroafricana, Madagascar, República Democrática del Congo, Lesotho, Níger, Chad, Guinea-Bissau, Liberia y Sierra Leona.

En particular, el informe habla de “niveles alarmantes de hambre” en Burundi, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Lesotho, Madagascar, Níger, Somalia, Sudán del Sur y Yemen. Sin embargo, también hay ejemplos virtuosos. Desde el año 2000, siete países cuyos puntajes de hambre en indicaban un nivel de hambre “extremadamente alarmante” han logrado avances. Ellos son: Angola, Chad, Etiopía, Níger, Sierra Leona, Somalia y Zambia.

El índice también califica el progreso de otros siete países como “particularmente impresionantes, dados los desafíos enfrentados en todo el mundo y el estancamiento de los niveles de hambre global en los últimos años”: Chad, Djibouti, Mozambique, República Democrática Lao, Nepal, Timor Oriental, Bangladesh y Laos.

Múltiples causas

El continente africano está agobiado por una mezcla mortal de condiciones adversas, empezando por los efectos del cambio climático, con sequías e inundaciones impredecibles, condiciones extremas que comprometen la producción de alimentos. A esto se suman las numerosas inestabilidades políticas y  conflictos prolongados , que interrumpen las actividades agrícolas y desplazan a las comunidades, empeorando aún más la crisis.

Finalmente, la ausencia de políticas sociales y  la creciente desigualdad económica , que deja a los más vulnerables sin acceso a recursos alimentarios esenciales. Además de todo esto, el estudio señala que “la población de África está a punto de  duplicarse para 2050, lo que ejercerá más presión sobre los sistemas de producción y distribución de alimentos, ya presionados por la demanda existente”.

Invertir en los jóvenes

En sus conclusiones, el informe señala que los países más afectados por el hambre son generalmente también los que tienen el mayor recurso para el cambio: los jóvenes. Jóvenes que hasta ahora no han tenido la oportunidad de participar y tener voz en las decisiones que influyen en su futuro, pero a los que se debe capacitar para “desempeñar un papel central en la transformación de los actuales sistemas alimentarios fallidos, aplicando “su energía e innovación para ayudar a que los sistemas alimentarios sean más sostenibles, más justos y más capaces de satisfacer las necesidades de todos los habitantes del mundo, especialmente los más vulnerables”. Por esta razón, los autores invitan a los gobiernos a poner los alimentos “en el centro de las políticas, programas y procesos de gobernanza de los sistemas alimentarios” y a poner a las personas en condiciones de ejercer su derecho a hacerlo.

En particular, de hecho, es esencial invertir en los jóvenes, en sus capacidades para “convertirse en líderes en la transformación de los sistemas alimentarios”. Y esto “significa también invertir en su educación y en el desarrollo de capacidades, así como en su salud y nutrición”.

Esperando contra toda esperanza: una campaña de oración para apoyar la conversión ecológica

La exhortación Laudate Deum es una invitación concreta a promover el multilateralismo como forma de gobierno capaz de establecer e implementar reglas globales y efectivas para la “salvaguardia global” del planeta. Es un espacio democrático e inclusivo donde las voces de la sociedad civil pueden ser escuchadas, donde todos los países tienen un papel que desempeñar, donde la brújula es el bien común y no una “autoridad mundial concentrada en una sola persona o élite con poder excesivo”. (LD 35). [ Foto: © FAO/Giulio Napolitano ]

El Papa Francisco expresa preocupación porque “el mundo se está desmoronando y quizás acercándose a un punto de ruptura” (LD 2), pero no estamos haciendo lo suficiente para cuidar nuestra casa común. Necesitamos planes concretos, muy ambiciosos y viables para lograr los objetivos del Acuerdo de París en la COP28.

La COP28 tiene como objetivo abordar tres desafíos decisivos que son también oportunidades para decisiones compartidas valientes, dignas de la responsabilidad confiada a los líderes y negociadores de los países que se reunirán en Dubai a partir del 30 de noviembre de 2023. Se trata de la transición energética, la justicia climática y la voz de los últimos en las negociaciones. En referencia a este compromiso, la plataforma de la iniciativa Laudato si’ toma posición a partir de las reflexiones expresadas en Laudate Deum. En particular, destaca la necesidad de:

a. Acelerar la transición energética y reducir drásticamente las emisiones que modifican el clima de aquí a 2030, según la evidencia encontrada por el IPCC (cf. Informe de Evaluación 6, 2023). Reconoce la complejidad de llegar a un acuerdo verdaderamente eficaz en este ámbito, pero no se puede perder más tiempo. Todavía es posible evitar las peores consecuencias del calentamiento global y debemos aprovechar esta oportunidad al máximo.

El Laudate Deum nos recuerda que “la necesaria transición hacia las energías limpias (…), abandonando los combustibles fósiles, no avanza con la suficiente rapidez. (…) Debemos superar la lógica de parecer sensibles al problema y al mismo tiempo no tener el coraje de hacer cambios sustanciales” (LD 55-56).

Como se refleja en las conclusiones del diálogo técnico del primer “Balance Mundial”1 , se necesita mucha más ambición al establecer objetivos nacionales de reducción de emisiones, con el fin de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 43% para 2030 y posteriormente un 60% para 2035 en comparación con los niveles de 2019 y lograr cero emisiones netas de CO2 para 2050 a nivel mundial.

Además, los países deberían acordar un marco de transición justo con un objetivo global establecido para la energía renovable: triplicar la capacidad mundial de energías renovables a 11.000 GW para 2030, logrando al menos 1.500 GW por año.

En resumen, “si hay un interés sincero en garantizar que la COP28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces sólo podemos esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean vinculantes y fácilmente monitoreables. Esto para iniciar un nuevo proceso que sea drástico, intenso y que cuente con el compromiso de todos” (LD 59).

b. Justicia climática y compromiso financiero: conscientes de que todo está conectado y de que o nos salvamos juntos o nadie se salva, nos enfrentamos al desafío de una transición ecológica que debe ser inclusiva. Dado que el cambio climático amenaza a todos los países, comunidades y personas de todo el mundo, es necesario intensificar las medidas y esfuerzos de adaptación para prevenir, minimizar y abordar las pérdidas y los daños a fin de reducir y responder a los crecientes impactos, en particular para aquellos que están menos preparados para afrontarlos y con menos capacidad de recuperarse de los desastres.

Según el principio de responsabilidad compartida pero diferenciada y el de justicia climática, los países desarrollados tienen el deber de hacer más y ayudar financieramente a los países en desarrollo. Las promesas hechas en el pasado en materia de financiación climática no se han cumplido (100 mil millones de dólares al año). La COP28 está llamada a dar un cambio de ritmo decisivo, no sólo para garantizar los compromisos del pasado que no se han mantenido plenamente, sino también para definir nuevos objetivos de compromisos financieros (GGA2 , NCQG3 , etc.) adecuados a las necesidades reales de los territorios y comunidades locales, que se estiman en más de 2,4 billones de dólares anuales hasta 2030. De crucial importancia será la definición del fondo para pérdidas y daños debido al cambio climático, cuya efectividad dependerá de la facilidad de acceso, la posibilidad de utilizar el fondo para pérdidas tanto económicas como no económicas, con carácter reparador -por tanto, en forma de donaciones y no de préstamos- y basándose en los derechos humanos y el principio de subsidiariedad; y gobernado por una autoridad equitativa que actúa por el bien común.

C. Poner la naturaleza, las personas, las condiciones de vida y los medios de subsistencia en el centro de la acción climática: Los países, las organizaciones de la sociedad civil y los pueblos indígenas han expresado inequívocamente la urgencia de proteger, promover e integrar a las personas y la naturaleza en la acción para responder a los impactos del cambio climático. Es importante que en las negociaciones se tengan en cuenta su visión, prioridades y valores. Como señala la exhortación Querida Amazonia (2020), estos últimos “no son unos interlocutores cualquiera a los que hay que convencer, ni siquiera un invitado más en una mesa de iguales. Ellos son los principales interlocutores, de quienes primero debemos aprender, a quienes debemos escuchar por deber de justicia y a quienes debemos pedir permiso para presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus miedos deben ser la voz más poderosa en cualquier mesa de diálogo” (QAm 26).

El Papa Francisco se une a la multitud de voces de la sociedad civil y de los pueblos indígenas, subrayando que “buscar sólo un remedio técnico para cada problema ambiental que surge significa aislar cosas que realmente están conectadas y ocultar los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial. (…) Asumir que todo problema futuro puede resolverse con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo fatal, destinado a provocar un efecto de avalancha” (LD 57). En línea con esta creencia, nos sentimos obligados a resaltar el peligro de las “falsas soluciones”, como la captura y almacenamiento de carbono (CAC) o el mercado de créditos de carbono, que tienen como función principal distraer la atención de la necesidad de eliminar progresivamente los combustibles fósiles.

Sin embargo, no podemos ignorar el pesimismo que existe en estos momentos sobre la capacidad real de la COP28 para lograr resultados que estén a la altura de las expectativas. Es comprensible, dadas las decepcionantes COP del pasado y los nuevos proyectos para ampliar la extracción y comercialización de combustibles fósiles. Sin embargo, como nos recuerda el Papa Francisco: “Decir que no hay que esperar nada sería contraproducente, porque significaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático. Si tenemos fe en la capacidad de los seres humanos de trascender sus pequeños intereses y pensar en grande, no podemos renunciar a que la COP28 conduzca a una aceleración decisiva de la transición energética, con compromisos efectivos que puedan ser monitoreados permanentemente. (LD 53-54)

La crisis ecológica nos llama a poder, por una vez, no desperdiciar una oportunidad histórica de transformación global, como ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y se repitió en la crisis del Covid-19 (DL 36).

Esperamos que quienes hablen en la COP28 sean estrategas capaces de pensar en el bien común y el futuro de sus hijos, más que en los intereses de algún país, gran empresa o grupo económico. Como espera el Papa Francisco, “podrán así demostrar la nobleza de la política y no su vergüenza. Me atrevo a repetir esta pregunta a los poderosos: “¿Por qué queremos mantener hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?” (DL 60).

En conclusión, somos conscientes de la enormidad de estos desafíos, pero también de la necesidad de que la COP28 haga avances decisivos para mantener el aumento de la temperatura media global dentro de 1,5°C. Por eso lanzamos un llamamiento a los negociadores y líderes políticos para que pidan a todos los países que contribuyan significativamente al éxito de la COP28. Sabemos que si permanecemos en la lógica de buscar soluciones “a través del miserable prisma de los intereses humanos” (Comboni, Scritti 2742, 1871), no habrá auténtico progreso. Pero confiamos en la presencia del Resucitado en la historia, en la obra de su Espíritu que transforma los corazones y las situaciones, incluso cuando todo parece perdido. Por eso estamos comprometidos con una campaña de oración durante toda la COP28, seguros de su fuerza y ​​eficacia. Que el Espíritu Santo acompañe a los negociadores y a los responsables políticos, los ilumine, los inspire y los sostenga en el delicado y decisivo servicio a sus países y a toda la humanidad.

Hno. Alberto Parise, MCCJ
Secretariado General de la Misión


  1. Se trata de la evaluación de la implementación del Acuerdo de París de 2015, que constituye el plan global para combatir el cambio climático. ↩︎
  2. El objetivo de adaptación global: se trata de la suma anual que se pondrá a disposición a nivel mundial para financiar intervenciones de adaptación al cambio climático. ↩︎
  3. El nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación climática: estos son los fondos que se movilizarán para la crisis climática (por lo tanto, no sólo para la adaptación, sino también para intervenciones destinadas a mitigar las emisiones que alteran el clima y para compensar las pérdidas y daños debidos a cambio climático). ↩︎

Visita de la Dirección General a México

El P. David Costa Domingues, asistente y vicario general del Instituto, y el Hno. Alberto Lamana Cónsola, asistente general, visitaron nuestra provincia del 6 al 27 de octubre pasado y asistieron en nombre del Consejo General de los Combonianos a los actos de clausura del jubileo por los 75 años de nuestra presencia en México.

Durante las casi tres semanas que duró la visita, tuvieron tiempo, de manera maratoniana, para recorrer la geografía mexicana y visitar las comunidades en las que estamos presentes, desde La Paz hasta la montañas de Guerrero o Comalapa, para encontrarse personalmente  con cada uno de los miembros de la Provincia y conocer los diferentes lugares de apostolado en los que los combonianos de México realizamos nuestra labor misionera, nuestras casas de formación y el Oasis San Daniel Comboni, en el que son atendidos nuestros hermanos ancianos y enfermos.

La visita coincidió con las celebraciones de clausura de nuestro jubileo por los 75 años de presencia en México; primero con una Misa solemne de acción de gracias en la Basílica de Guadalupe y después con una jornada festiva en la sede del noviciado continental en La Noria, en la que estuvo presente Mons. Andrés Vargas, obispo de Xochimilco.

Una vez terminada la visita y ya de regreso a Roma, escribieron una carta a la Provincia en la que agradecen la acogida recibida y nos animan a seguir siendo “faros de esperanza para las personas a las que servimos, caminando con ellas y haciendo suyos sus dolores, sus penas y también sus alegrías, como nos enseñó Comboni. Que la conclusión de esta celebración del 75º jubileo -concluye la carta- sea para todos ustedes un nuevo comienzo de renovado entusiasmo y compromiso para servir, dar testimonio y florecer ahí donde Dios los conduzca como Misioneros Combonianos que encuentran en el Corazón de Jesús la fuente inagotable de su fuerza y dinamismo misioneros”.

Mensaje del Papa a los participantes en el Congreso Eucarístico nacional de México

Venerables hermanos en el Episcopado,

queridos hermanos y hermanas:

En estos días se reúnen muchos fieles procedentes de todas las diócesis de México para celebrar el VIII Congreso Eucarístico Nacional, bajo el lema “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con san Juan Diego como guía”. Y precisamente han elegido como sede esa ciudad de Cuautitlán, donde nació y vivió «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac», como san Juan Pablo II llamó a san Juan Diego, con ocasión de su segunda visita a México en 1990.

Me ha parecido muy interesante la idea de presentar a san Juan Diego como ejemplo de espiritualidad eucarística. Lo primero que percibo en el evento guadalupano es que su protagonista, Juan Diego, es un hombre en camino, en búsqueda de Dios, de hecho, cuando la Virgen María se le apareció, iba a escuchar las catequesis. Del mismo modo, se cuenta que gustaba de recibir el sacramento y no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo. Este podría ser nuestro primer rasgo de identificación, sentirnos peregrinos y en búsqueda, necesitados de saciarnos de ese Dios que encontramos en el ministerio de la Iglesia, en la Palabra y en los sacramentos.

El segundo rasgo lo descubro en la Santísima Virgen, que se presenta a nuestro santo encinta, como un sagrario donde Jesús ya está realmente presente. María viste a la usanza del país y habla la lengua de los indígenas, manifestando en ese gesto la grandeza de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre para encontrarnos y comunicarse con nosotros. Además, la Virgen pide a Juan Diego construir un templo, para damos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristla, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia ea nuestras vidas. Juan Diego permanecerá en ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida.

El tercer rasgo lo encuentro en los otros dos protagonistas de nuestro relato, Juan Bernardino y el obispo Zumárraga. Ambos son los destinatarios de la gracia de Dios que los sana no sólo de una enfermedad natural o de un recelo comprensible, sino en lo más profundo de sus corazones. Me ha llamado siempre la atención que Juan Diego se quedara con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de “dejar a Dios por Dios”, en el pobre y en el enfermo. La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo, nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Otra lección del itinerario de Juan Diego es la necesidad de ser paciente y perseverante, como le pide la Virgen, sin desalentarse por la aridez y frialdad con la que el obispo recibe su anuncio. Y estas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y de su caridad, flores tan o más perfumadas que las que cayeron de su tilma.

Queridos hermanos, revivamos en nosotros esta experiencia desde la Eucaristía, que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación. Que Santa María de Guadalupe, nuestra dulce Madre, y san Juan Diego acompañen el camino y los buenos frutos de este Congreso Eucarístico.

Fraternalmente,

Francisco