Fecha de nacimiento: 26/05/1944
Lugar de nacimiento: Quiroga/MEX
Votos temporales: 11/02/1962
Votos perpetuos: 09/09/1967
Fecha de ordenación: 23/06/1968
Fecha de fallecimiento: 10/07/2015
Lugar de fallecimiento : Cuernavaca/MEX
El P. Joaquín nació en Quiroga, Michoacán, México, el 26 de mayo de 1944. De 1962 a 1964 estudió filosofía en el seminario diocesano de San Diego, California, USA. Terminó sus estudios de teología en Venegono, Italia, y fue ordenado sacerdote en Modena, Italia, en 1968. De inmediato fue enviado a Sahuayo, en el noviciado como formador. Permaneció ahí por siete años y luego fue destinado a Kenya, a la parroquia de Makindu, donde desarrolló su ministerio por cuatro años. Regresó a México en 1980, primero como formador de los postulantes en la ciudad de México y luego como superior provincial; a partir de 1987 se encargó de la promoción vocacional.
Enfermo desde hacía muchos años, murió el 10 de julio pasado en su casa de Cuautla, Morelos. Allí, en la parroquia de San José, donde era párroco, se celebró la misa del funeral presidida por el obispo de Cuernavaca y concelebrada por unos diez sacerdotes diocesanos. La ceremonia fue preparada por sus amigos y familiares que organizaron también el traslado del cuerpo a Quiroga, la ciudad donde nació, el 12 de julio se celebró la misa en la que participaron los padres Gustavo Covarrubias y Luis Carranza y el Hno. José Godinez.
En su mensaje de condolencias al superior provincial de México, a los co-hermanos de la provincia y a la familia, el P. Enrique Sánchez G. ha dicho: “Deseo junto con ustedes agradecer a Dios por todo lo que el P. Joaquín ha sido en nuestra vida. Personalmente lo recuerdo como mi primer formador: fue él quien me inició en la vida misionera y comboniana cuando en septiembre de 1971 entré por primera vez al seminario de Sahuayo. Lo recuerdo como un formador humano que ha sabido sembrar en nuestros corazones el deseo de la misión y el amor por el Instituto. Nos contagió siempre con su alegría y entusiasmo y admiré siempre su cercanía a las personas, su sencillez, inteligencia y creatividad.
En los últimos años vivió fuera de nuestra comunidad, en Cuautla, como sacerdote entre la gente, tuvimos siempre la ocasión de encontrarnos y pude entonces darme cuenta que en su corazón siguió siempre siendo comboniano a pesar de los caminos que la vida lo llevó a escoger.
Hoy que ya no está entre nosotros, podemos agradecer a Dios por habernos dado a este hermano, sacerdote y misionero comboniano que llevó una cruz no siempre fácil de cargar y que para muchos de nosotros resulta difícil entender. No obstante todo, Joaquín no dejó nunca de sembrar el bien según sus posibilidades”.
El P. Francisco Gómez Uribe escribe: “Siempre me impresionó su saludo sincero y fuerte; cuando hablaba era muy cordial, abierto, transparente y directo. Estar con él producía una sensación de seguridad y confianza; sabía lo que quería y lo explicaba sin ambigüedad. Mi recuerdo de él es de un gran hombre, sacerdote y misionero que transmitía lo que estaba viviendo”.