Archives 2023

Un pueblo cansado de extorsiones

Por: + Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de SCLC

MIRAR

El reciente viernes 8 de diciembre, un grupo criminal, que dice ser de La Familia Michoacana y que siempre andacon armas de grueso calibre, citó a los campesinos de Texcapilla y de comunidades aledañas, muy cercanos a mi pueblo natal, del municipio de Texcaltitlán, para exigirles una elevada cantidad de dinero por sus siembras de haba, chícharo, avena, maíz y frijol. La gente les decía que no podían pagar esa nueva cuota, pues sus cosechas no les rinden lo suficiente. Ante la intransigencia del grupo criminal, los campesinos se armaron de valor, sin mayores armas que machetes, azadones, palos y alguna escopeta vieja, y arremetieron contra ellos, matando a todo el grupo, incluido su líder, alias el “Payaso”. Dicen que a éste lo terminó de abatir una mujer, con sólo un cuchillo en su mano. Por cierto, en forma circunstacial, yo había hablado con este líder, al igual que con el del grupo que domina mi pueblo, exhortándolos a un cambio de vida, pero para ellos les importa más el dinero que exigen a los campesinos, que otros valores de la fe cristiana, aunque se declaran católicos. Su dios es el dinero. Aquí no es tanto problema de venta y consumo de drogas, sino extorsión o cobro de piso a todo mundo que trabaja en algo.

Después de algunas horas, llegaron el ejército, la policía estatal y la guardia nacional para proteger el lugar, pero la gran mayoría del pueblo ha huido a otros lugares, pues temen represalias del grupo criminal, que de inmediato han desaparecido a algunos miembros de esas comunidades. Se perdió la paz. Se canceló la fiesta patronal a la Virgen de Guadalupe. El párroco, que es el mismo de mi parroquia nativa, fue a celebrar la Misa dominical acostumbrada, y no encontró gente. Fue a visitar y consolar a varias familias, y encontró varias casas cerradas y otras abandonadas. Yo pasé por ese lugar y vi mucha policía, pero las familias han huido del lugar. El pueblo se sintió abandonado por las autoridades. Cansado de tanta extorsión, se sintió en la necesidad de tomar justicia por sus propias manos. No aprobamos esta reacción, pero a eso orillan las autoridades federales, al dejar indefensos a los pobres campesinos.

De diversas maneras, los obispos hemos acudido a las autoridades federales y estatales, para hacer de su conocimiento el crimen incontrolado de la extorsión, pues a todo mundo le cobran por lo que hace y trabaja. Y si alguien no les paga lo que ellos exigen, se expone a todo tipo de represalias, incluso a ser secuestrado y asesinado. Nuestras autoridades presumen que han logrado disminuir los índices de criminalidad en el país, y qué bueno que así sea, pero nosotros tenemos otros datos, que ellos se resisten a tomar en cuenta. Mandan de cuando en cuando a policías y ejército a nuestros pueblos, pero, como yo le decía a alguien de la guardia nacional, mientras el ejército está presente, todo es tranquilidad; pero apenas se retira, aquellos reaparecen y siguen haciendo sus arbitrariedades. El pueblo se siente desprotegido. Las autoridades piden que la gente denuncie casos concretos, para que ellos puedan proceder legalmente, pero les hemos insistido en que nadie se atreve a denunciar estas extorsiones, porque se expone a perder la vida. El gobierno debería implementar, además de lo que hace en estos casos, un sistema de inteligencia investigadora, con modernos medios tecnológicos, para tener pruebas in fraganti de este crimen de la extorsión, porque esos grupos armados tienen sus halcones que les avisan cuando viene en camino el ejército, y les da tiempo de esconderse; por ello, cuando pasan los soldados, a nadie encuentran. Hay que cambiar la estrategia, aunque el gobierno federal ha decidido seguir con su mismo sistema, que se ha demostrado insuficiente y fallido. Mientras, la población general, también los pobres, siguen expuestos a los abusos de los grupos criminales. ¡Y pensar que muchas personas quieren que la próxima, o el próximo presidente del país, sigan en la misma línea! ¡Sólo por los apoyos sociales que les dan!

DISCERNIR

El episcopado mexicano, el 16 de noviembre pasado, al terminar su asamblea ordinaria, emitió un comunicado en que se dice: “Nuestras comunidades en México siguen padeciendo la inseguridad y la violencia que crecen de manera exponencial en muchas zonas de nuestro país. Y no se trata solo de estadísticas, sino de rostros y corazones de personas concretas que sufren las consecuencias de la violencia extrema, de la impunidad, de la desaparición de sus seres queridos, del cobro de piso, de la migración forzada y de las estrategias de seguridad fallidas… Debemos seguir buscando caminos operativos para construir una cultura de la paz”.

El 23 de junio del año pasado, nos expresamos “con profunda preocupación por la creciente violencia que sufre nuestro querido País y con una gran tristeza por la pérdida de miles de vidas inocentes que llenan de luto a familias enteras. El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo.

Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia. Hacemos un llamado a todo el pueblo de Dios, en especial a los sacerdotes, religiosos (as), catequistas, evangelizadores y demás agentes de pastoral, a sumarse en los trabajos por concretar el proyecto de PAZ de Cristo.

Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos.

Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades: es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación.

Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social. Como obispos mexicanos en unidad con el Pueblo de México del que también somos parte, hacemos un respetuoso llamado a nuestras autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta. Creemos que la paz es posible, que tiene que ser posible. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. ¡No perdamos esta oportunidad!”

En la misma línea nos expresamos el 14 de noviembre de 2019: “Otra de nuestras preocupaciones es la escalada de la violencia en amplias regiones de nuestro México. Esa violencia ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad. Nos parte el alma constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones, que permanecen impunes. Se debilita, así, el estado de derecho, y eso aumenta la corrupción y ahuyenta la paz. Solamente trabajando todos juntos podemos resolver estas situaciones: como Iglesia debemos fortalecer no solo el conocimiento de la doctrina, sino la vivencia de los valores cristianos, porque muchos de los que se dedican al crimen forman parte de nuestra comunidad; el Estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros.

Pero estos mensajes nada dicen a las autoridades federales. Nosotros vivimos con la gente y hablamos de lo que el pueblo sufre. No estamos pensando en elecciones futuras, sino en hechos concretos.

ACTUAR

Desde la familia, eduquémonos en el respeto a los derechos de los demás y, sobre todo, en el amor a Dios y a nuestros prójimos, pues en eso nos jugamos la paz, la vida presente y futura.

Fallece el Hno. Menegotto. Se nos fue un gran misionero

Fecha de nacimiento: 20/11/1927
Lugar de nacimiento: Morazzone (Mi)/I
Votos temporales: 09/09/1947
Votos Perpetuos: 09/09/1953
Llegada a México: 1949
Fecha de fallecimiento: 13/12/1985
Lugar de fallecimiento: Guadalajara/México

Ayer, 13 de diciembre, el Hno. José Menegotto subió a la casa del Padre. Se nos va un gran misionero y una buena persona. Había nacido en Morazzone, en la diócesis de Milán, Italia, el 20 de noviembre de 1927. Acababa de cumplir 96 años, pero su cansado cuerpo ya no soportó la infección generalizada por la que había sido hospitalizado hacía varios días.

Hizo su primera profesión el 9 de septiembre de 1947 y los votos perpetuos el mismo día de 1953. En 1950 vino a México. Formó parte del tercer grupo de pioneros que vinieron a evangelizar las tierras de la Baja California Sur. Allí se entregó cuerpo y alma, de manera especial en la imprenta de la Ciudad de los Niños, de la que fue uno de sus fundadores, así como de la Ciudad de las Niñas, en la ciudad de La Paz, BCS. Su dedicación y su servicio marcaron a varias generaciones de sudcalifornianos, que lo recuerdan siempre con mucho cariño y hoy lloran su muerte.

En 1986 fue elegido como Asistente General del Instituto de los Combonianos, por lo que se vio obligado a ir a Roma, donde permaneció los 6 años que duró su mandato. Ello le permitió viajar por varios países del mundo, visitando las misiones combonianas y animando a los Hermanos en su vocación y servicio específico como Hermanos misioneros. En 1991, terminado su servicio en la Dirección General, regresó  a México, donde continuó su trabajo misionero, especialmente en la formación de Hermanos y donde permanecerá hasta el día de ayer, en que el buen Dios lo llamó a su nuevo destino en el Reino.

Desde hace unos años residía en el Oasis, la casa de los misioneros Combonianos en Zapopan, Jalisco, dedicada a acoger y cuidar a los misioneros ancianos y enfermos. Incluso allí, en su vejez y enfermedad, siguió siendo un ejemplo de consagración y amor a la misión. En una entrevista que le hizo la revista Esquila Misional hace dos años, decía lo siguiente: ««aquí estoy, y aquí sigo siendo misionero, hasta el final. ¿Que me cuesta? ¡Ah, caramba, claro que me cuesta! Si pudiera irme, me iría, pero mientras estoy aquí tengo que seguir siendo misionero. Hay que ofrecer este sufrimiento igual que Teresita del Niño Jesús, que es la patrona de las misiones y no vio las misiones ni en película».

Nos deja un gran testimonio de vida, de entrega a la misión y de amor a los más necesitados. Querido Hermano, descansa en la Paz del Señor y ruega por nosotros.

Video de la celebración de los 75 años de su profesión religiosa


TESTIMONIOS
Muchas son las comunicaciones y mensajes que nos llegan tras la triste noticia del fallecimiento del Hno. José Menegotto. Compartimos algunas de ellas.

Estimado P. Rafael Güitrón y Misioneros Combonianos.

Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del Hno. José Menegotto.
Vayan estas líneas muy sentidas que nos permitimos redactar para todos ustedes al recordar la fineza del Hno. José, al cual tuvimos el alto honor de conocerlo y tratarlo desde hace más de 50 años.
Después de muchos momentos de haber convivido con él, entendemos y somos testigos de su generosidad como persona y calidad humana, distintivo que ponía en muy alto grado como ejemplo fiel del carisma, sencillez y dedicación de un Misionero Comboniano.
Lamentamos profundamente y no bastan estas palabras para expresar el sentirnos sumamente afectados por la partida de un gran Misionero que dejó huella con su presencia en estas tierras mexicanas.
Supimos de primera mano el haberle escuchado su relato de cómo llegó a México con aquellos primeros grupos de Misioneros que arribaron a la Baja California, en un trayecto por barco cruzando el Atlántico para llegar a la costa este de Estados Unidos, después un viaje en tren que los llevaría a California y por último un cruce fronterizo en coche y por caminos sinuosos para bajar a la península y abrir aquellas Misiones que los Combonianos iniciaron y que le brindaron años de trabajo para acompañar a las comunidades residentes y que por la disposición geográfica de las mismas las hacía poco accesibles para llegar a ellas.
Entendemos muy bien la valía del Hno. José al ser en su momento integrante del Consejo General de la Congregación y el haber tenido la alta responsabilidad y estar en la toma de decisiones de gran calado al tratar temas que repercutirían en tantos Misioneros.
No nos pasa desapercibido el reconocerlo durante tantos años que vivió en Nuevo León y que como en alguna ocasión en una plática amena de amigos nos comentó que ya se sentía Norteño, lo ubicamos siempre estructurado y por muchos años al frente de la economía de la casa donde vivió, atento e interesado por las recomendaciones que beneficiaran a la Congregación y dando testimonio cuando hace más de 30 años se constituyeron como Asociación Religiosa.
Damos fe por la amistad que nos unió al Hno. José que le dedicó toda su vida a México y que su Misión y vocación siempre la llevó a cabo en estas tierras junto con otros Misioneros que llegaron poco antes que él y varios muchos después de él.
Fueron esos primeros grupos de Misioneros Italianos los que fundaron y pusieron literalmente las primeras piedras de lo que hoy es la Provincia Mexicana.
Queridos y cercanos Padres y Hermanos Combonianos, vaya este muy sentido mensaje de pésame por la pérdida de un Misionero de tanta calidad como la del Hno. José, nos solidarizamos fraternamente con Ustedes y que esta pequeña misiva que les compartimos honre la memoria de un Misionero ejemplar para tantas generaciones que le siguieron.
Nos unimos en oración con Ustedes para su descanso eterno y nos permitimos reiterarles el afecto profundo que desde hace tantos años les tenemos.
Que descanse en paz, buen camino Hno. José…

Familia León Parra y personal de nuestra Firma Profesional.


Apenas este pasado 20 de noviembre, estuvimos con el festejando su cumpleaños número 96 el Grupo Antaño Ciudad de los Niños. Nos despedimos el día 21, como todos los años, que fuimos a su cumpleaños en esa casa Oasis Daniel Comboni en Guadalajara y nos dijo que ya estaba muy cansado, que ya había cumplido su misión y su ciclo en esta tierra. Nos sentimos satisfechos, pues pensamos que cumplimos como hijos adoptivos de este hermano religioso. Y sí, muy agradecido por todo lo que nos legó en nuestros años maravillosos de niñez y adolescencia, y se lo hicimos saber y le repetimos que lo quisimos. No queda más que dar gracias al creador por tantos años que compartimos juntos. QDEP, y vuela alto Hno. José Menegotto Morella, que te espera la vida eterna.

Manuel Federico Álvarez Flores


Un gran misionero que es recordado con mucho cariño en La Paz Baja California Sur. Descanse en paz y brille para el la luz perpetua.

María Anguiano


Que triste noticia para la Baja California Sur, lamento mucho la partida del Hermano José Menegotto. Dios le premie por tantos años de trabajo Misionero en estás tierras. QEPD.

Leonor Flores

Nueva película sobre la Guadalupe

Crédito: OMPRESS

«Guadalupe, Madre de la Humanidad», es el título de la película de Goya Producciones y European Dreams Factory que se estrenará el 1 de marzo de 2024. Una película que fusiona elementos documentales con una cautivadora parte de ficción que recrea las Apariciones de la Virgen en 1531.

La película, dirigida por Andrés Garrigó, aspira a desvelar los múltiples aspectos de las apariciones de la Virgen de Guadalupe y cómo actúa hoy en la vida de muchas personas. Será una aportación a los preparativos del 5º centenario de las apariciones (2031) y cuenta con la colaboración de la Basílica de Guadalupe, de la Archidiócesis de México y del Instituto Superior de Estudios Guadalupanos.

“Con esta cinta nos proponemos metas muy altas: nada menos que recrear en los corazones de las personas de hoy el maravilloso efecto que tuvieron las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el México de 1531”, afirma su director, Andrés Garrigó. La película, filmada en México, España, Estados Unidos y Alemania, incluye una parte documental con impresionantes testimonios, y una recreación en ficción del relato original de las cinco apariciones de la Virgen en Guadalupe dirigidas por el cineasta español Pablo Moreno.

En el corazón de esta producción destacan actores mexicanos devotos de la Virgen de Guadalupe. La actriz Karyme Lozano, enamorada de la Virgen, cruzó el Atlántico para participar en esta obra única. Sus reflexiones sobre el mensaje central de la Virgen destacan la importancia de la familia y la vida en estos tiempos caóticos. La actriz encargada de personificar a la Virgen de Guadalupe, Angélica Chong, comparte su emoción de ser elegida para el papel y la conexión especial con su madre. “Prepárate mucho, prepárate muy bien. Y encomiéndate a la Virgen en todo momento”, le aconsejó su madre, reflejando la esencia de la Virgen a Juan Diego: “haz de tu parte, pero yo haré el resto”. El actor que da vida al indígena Juan Diego, Mario Alberto Hernández, reflexiona sobre el personaje como un “superhéroe de la vida real”. Destaca la paciencia, humildad y fe que caracterizan a Juan Diego, considerándolo un modelo a seguir. En palabras de Mario Alberto, “la imagen de la Virgen de Guadalupe simboliza la fusión de dos culturas. La película busca explorar y honrar esta conexión única y profunda”.

En América se adelantará el estreno al mes de febrero. Será el 22 de febrero en México y en Centroamérica. El tráiler oficial de “Guadalupe: Madre de la Humanidad” se puede ver aquí.

“¡Estoy contra la guerra y a favor de la paz!”

Por: P. Saverio Paolillo
misionero comboniano en Brasil

Medalla “José Gomes da Silva” por los Derechos Humanos

A quienes me preguntan de qué lado estoy en medio de tantos conflictos armados que son sangrientos en varias regiones del mundo, respondo sin lugar a dudas que estoy del lado de las víctimas de la guerra. Estoy con el pueblo de Israel y Palestina, con el pueblo ruso y el pueblo ucraniano, con el pueblo de Sudán y todos los demás países africanos que enfrentan la tragedia de la guerra y pagan el alto precio por ella. Estoy del lado de los civiles que quieren vivir en paz y ya no pueden soportar las consecuencias de conflictos armados decisivos desatados sin su consentimiento por edificios blindados y adecuadamente protegidos. Estoy junto a los niños separados de sus familias y deportados, que explotan en minas confundidas con juguetes. Estoy junto a las víctimas inocentes que lo pierden todo: su salud física y mental, la seguridad de sus hogares y sus relaciones emocionales. Estoy junto a los millones de refugiados. Estoy junto a los jóvenes que son reclutados por la fuerza, obligados a permanecer en primera línea como “carne de cañón”, arrojados al frente por gobiernos beligerantes y mandos militares que no respetan la vida. Estoy junto a las madres y los padres que lloran frente a sus hogares destruidos y excavan incansablemente entre los escombros de los bombardeos con la esperanza de encontrar a sus seres queridos enterrados vivos allí. Estoy junto a los ancianos que no tienen adónde ir y se quedan atrás, totalmente abandonados. Estoy en el lado más débil del conflicto.

Estoy decididamente en contra de la guerra, de la locura sin retorno, de la “masacre entre personas que no se conocen, en beneficio de personas que se conocen, pero que no se masacran” (Paul Valéry). Estoy en contra de los líderes que lo declaran, de los poderosos de la tierra que lo alientan y de los ricos que lo financian. No me interesan sus orígenes, sus ideologías, sus religiones, sus banderas, los bloques a los que pertenecen y los motivos que les llevan a tomar esta decisión, porque la guerra es siempre una opción irracional e inhumana. Por más necesario y justificable que parezca, es el peor crimen contra la humanidad. Nunca es “santo” y nunca es “justo”. Es un certificado de fracaso, la peor solución o más bien la peor irresolución. Es una derrota de la política, pero también una vergonzosa rendición a las fuerzas del mal. “¡La guerra es un monstruo, es un cáncer que se alimenta tragándolo todo! Además, la guerra es un sacrilegio, que destruye lo más preciado de nuestra tierra, la vida humana, la inocencia de los pequeños, la belleza de la creación” (Papa Francisco). Por eso siempre hay que evitarlo. De hecho erradicado.

Me opongo a quienes difunden el odio y alientan la violencia. Contra quienes viven y se enriquecen a través de la guerra. Contra los que producen armas y las venden, los que son elegidos con la financiación de los productores de armas, y hay que inventar una guerra para devolver el favor recibido.

Estoy en contra de los libros de historia que siempre cuentan la versión de los más fuertes, describen los conflictos armados como momentos de gloria y celebran como héroes a los individuos responsables de masacres sin precedentes.

Estoy del lado de la PAZ. Es caro, pero es la única forma de ser y de vivir que nos hace sentir auténticamente humanos. Apoyo a quienes saben que “la paz sólo se hará realidad cuando comience en todos nosotros, y que la guerra debe detenerse en nuestros corazones antes de que llegue al frente. El odio debe ser erradicado de los corazones antes de que sea demasiado tarde. Para ello necesitamos diálogo, negociación, escucha, capacidad diplomática y creatividad, una política amplia capaz de construir un nuevo sistema de convivencia que ya no se base en las armas, las armas y la disuasión” (Papa Francisco).

Estoy del lado de quienes creen en la solidaridad, la justicia y la hermandad. Estoy con quienes saben que los conflictos y todas las guerras “encuentran sus raíces en el desvanecimiento de los rostros” (Don Tonino Bello). Cuando nos cerramos al rostro del otro y no lo reconocemos como hermano y hermana, las armas entran en juego y la violencia se apodera de nuestras relaciones interpersonales. Si mantenemos ante nuestros ojos a la otra persona, su rostro y su dolor, no podemos desfigurar su dignidad con violencia (Papa Francisco).

Estoy con aquellos que quieren encontrarse, mirarse a la cara con serenidad y redescubrir los rasgos del hermano y de la hermana que hay que amar y acoger y no del rival que hay que eliminar. Estoy con aquellos que no sólo quieren hacer la paz, sino que quieren ser paz.

Para despertar la conciencia de ser misioneros de paz en la sociedad

Desde siempre el ser humano ha convivido con «escuelas de violencia». En todas las culturas y en todos las épocas la humanidad se ha preparado para atacar al otro que se ve como rival, como peligro o como amenaza; de hecho, los ejércitos, los centros de adiestramiento… son escuelas donde las personas aprenden distintas técnicas para defenderse, atacar matar a sus semejantes.

Por: Hno. Joel Cruz, mccj

Y ¿qué decir del ambiente que nos rodea? Los medios de comunicación resaltan los hechos de violencia y de muerte, las relaciones interpersonales, familiares, institucionales, laborales… marcadas por la violencia en diverso grado… las mismas sociedades en las que crecemos son escuelas de violencia.
Esto hace que nos acostumbremos y la aceptemos como normal. ¿Qué podemos decir, cuando nuestras sociedades hechas de bautizados, son las más violentas? ¿Qué podemos decir cuando vemos a diario que cristianos agreden y matan a otros cristianos? Es una evidente contradicción con la fe que profesamos.

Desde la experiencia de nuestra convivencia cotidiana, podríamos decir que nuestras comunidades cristianas (parroquias, grupos, movimientos apostólicos, seminarios, escuelas católicas…) deberían ser los lugares donde las personas se encuentran con Dios, y por lo mismo, ser espacios donde se desaprende la violencia. Espacios donde la creatividad del cristiano desarrolla una verdadera cultura de paz, pero la realidad nos dice que no siempre es así.

Creer en la palabra de Dios, implica para todo cristiano, hacerse promotor de una alternativa a la violencia. Todo cristiano debería buscar la manera de que cada ser humano transforme sus armas en instrumentos y fuerza de trabajo para el bienestar de todos. Si eso no lo hacemos nosotros que nos decimos seguidores del «Príncipe de la paz», ¿quién debería hacerlo?

De alguna manera los cristianos somos la presencia de Jesús en esta tierra, en nuestras sociedades. Cada uno de nosotros cree que Jesús es la luz del mundo (Jn 8,12). Ciertamente esta luz puede estar prendida e iluminar en la medida en que nosotros, que somos su cuerpo, la tenemos encendida.

Esto significa que nos corresponde proponer y practicar el Evangelio de la paz, con la conciencia de que se trata de un compromiso exigente que requiere pasión, estudio, dedicación y disponibilidad para dedicar tiempo a esta misión que Jesús nos encomendó realizar en donde vivimos y convivimos.

Para comenzar a sensibilizar y despertar la conciencia de esta misión en los cristianos, te comparto una guía para realizar un taller, retiro o convivencia, ya sea con tu grupo, con los agentes de pastoral de tu parroquia o movimiento religioso, también lo puedes hacer para toda la gente que participa en las misas y actividades de tu parroquia.

DESCÁRGALO AQUÍ

El padre Saverio Paolillo, misionero comboniano, recibe la medalla por los Derechos Humanos en Brasil

El padre Saverio Paolillo, misionero comboniano italiano, recibió la medalla “José Gomes da Silva” de los Derechos Humanos, el pasado 7 de diciembre, en Brasil. El honor le fue otorgado por la Asociación de Abogados de Brasil (OAB/PB), en reconocimiento a su compromiso y actividad en la promoción y defensa de los derechos humanos de niños y adolescentes.

Desde hace muchos años el Padre Saverio se dedica a la labor misionera de promoción y defensa de los derechos humanos, especialmente de los niños y adolescentes, y también al servicio de la pastoral penitenciaria. El padre Saverio dedicó esta medalla a todo el grupo que trabaja con él en este servicio misionero, en el Centro de Derechos Humanos Dom Óscar Romero (CEDHOR) y en la Pastoral de Menores (PAMEN) de la Arquidiócesis de Paraíba.

Ayer, 10 de diciembre de 2023, la Declaración Universal de Derechos Humanos celebró su 75º aniversario. Sin embargo, la protección y promoción de los Derechos Humanos sigue siendo una prioridad actual y urgente. Siguiendo el ejemplo de San Daniel Comboni, los Misioneros Combonianos están también comprometidos en la promoción y defensa de los derechos individuales y de los pueblos. La Provincia de los Misioneros Combonianos de Brasil se alegra por este reconocimiento y agradece al Padre Saverio por todo su compromiso misionero en la defensa de la vida y los derechos de los más vulnerables.