Además de una concesión de radiodifusión, se otorgó una concesión única, ambas para uso social afromexicana, a favor de Coconatu Colectiva de la Costa de Oaxaca Ña’a Tundaa, A.C.La prestación del servicio de radiodifusión sonora será en la frecuencia 107.3 MHz y distintivo de llamada XHSCMW-FM en San Marquitos, Villa de Tututepec, Oaxaca. La radio llevará el nombre “Voces Afromexicanas”
El Pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) resolvió en su XIV Sesión Ordinaria, otorgar la primera concesión para usar y aprovechar bandas de frecuencias del espectro radioeléctrico para prestar el servicio de radiodifusión, así como una concesión única, ambas para uso social afromexicana, a favor de Coconatu Colectiva de la Costa de Oaxaca Ña’a Tundaa, A.C.
El apartado C del artículo 2° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reconoce a los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanas como parte de la composición pluricultural de la Nación y reconoce, entre otros, los derechos de a su autodenominación, libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social. De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, el 2% de la población total del país que se identifica como afromexicana.
Estas concesiones se otorgan en cumplimiento a la modificación del artículo 87 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (LFTR), que considera la modalidad afromexicana dentro de las concesiones sobre el espectro radioeléctrico para uso social para prestar el servicio de radiodifusión. Dicha modificación se realizó el 1° de abril de 2024, por el Congreso de la Unión que modificó los artículos 67, párrafo tercero de la fracción IV; 85, tercer párrafo; 87, párrafos segundo y tercero y fracciones I, II y III; 90, párrafos quinto y sexto, y 237, fracción III de la LFTR para incluir a la población afromexicana en los sectores de telecomunicaciones y radiodifusión.
El servicio de radio se ofrecerá en la frecuencia 107.3 MHz y distintivo de llamada XHSCMW-FM en San Marquitos, Villa de Tututepec, Oaxaca. Este proyecto, es administrado por una red de mujeres comunicadoras y lideresas del pueblo afromixteco asentado en San Marquitos, Villa de Tututepec, Oaxaca, tiene como principales propósitos:
I. Implementar un espacio radiofónico con un enfoque pluricultural y lingüístico del pueblo afromexicano y la comunidad mixteca, toda vez que las raíces de la colectiva afromexicana tienen origen indígena;
II. Fortalecer la identidad negra mixteca, la descolonización y hacer conciencia de la violencia étnica;
III. Conformar un medio de comunicación que incida en las políticas públicas para favorecer a las mujeres afromexicanas e indígenas; y,
IV. Profesionalizar a las integrantes de la colectiva como mujeres radialistas.
Lo anterior constituye un parteaguas en las acciones que implementa el IFT para promover proyectos de radiodifusión de uso social afromexicano, mismos que dan visibilidad a dichas comunidades en los medios de comunicación.
El proyecto de la asociación Coconatu Colectiva de la Costa de Oaxaca Ña’a Tundaa, A.C. contribuirá al empoderamiento e inclusión de las mujeres afromexicanas desde una perspectiva de igualdad de género.
Yolanda Camacho Calleja, asociada y representante legal de la concesionaria, comentó que “Voces afromexicanas” da voz a su pueblo y revitaliza su historia e identidad. “Nuestra radio ha empezado a ser la reivindicación y resiliencia de quienes somos hijos de las generaciones que comenzaron nuestra historia. Esta concesión fortalece mucho nuestra cultura, nos abre las puertas a medios que nunca pensamos que llegaríamos y es resultado de nuestra lucha histórica. Estamos muy contentas, porque con “Voces afromexicanas” vamos a tener voz”, enfatizó.
Camacho Calleja señaló que en este proceso fue de gran importancia el apoyo que recibieron del personal del IFT para concretar el trámite para la obtención del título de concesión. “El IFT tuvo toda la voluntad de trabajar para lograr la concesión, por eso, “yo les recomendaría a los hermanos afromexicanos que quieran su concesión a que se acerquen el IFT para solicitarla y así dar a conocer nuestra cultura”, señaló.
Dicha solicitud fue presentada en el marco del Programa de Promoción y Fomento de la Radiodifusión Comunitaria e Indígena 2023 (Pro Radio) que implementa el IFT con el objetivo de lograr una interacción directa con diversas comunidades del país para promover el desarrollo de proyectos radiofónicos sociales, incluyendo los medios comunitarios e indígenas y, ahora, afromexicanos. A través del Pro Radio, el IFT imparte talleres y asesorías sobre los requisitos para presentar una solicitud de concesión y recibe solicitudes, por medio de oficialías de partes temporales instaladas en las localidades visitadas.
Como parte del Pro Radio, el IFT ha visitado durante el presente año las localidades de Altotonga, Cuitláhuac y Yanga, todas en el estado de Veracruz, y el Municipio de San Nicolás de Maldonado, ubicado al sur del estado de Guerrero en su colindancia con Oaxaca, ubicaciones en donde se identificaron comunidades afrodescendientes, y en las que personal de este Instituto comunicó los beneficios de la radiodifusión comunitaria, indígena y afromexicana en el desarrollo y reivindicación de sus derechos. Como resultado de las visitas, se recibieron más solicitudes de concesiones para uso social afromexicana, y esta es la primera que se otorga.
Con estas acciones el IFT da cuenta de su trabajo y compromiso para aumentar la cobertura en el sector de la radiodifusión de los medios sociales de tipo comunitarios, indígenas y afromexicanos, lo cual se ve reflejado en el balance histórico del otorgamiento de concesiones desde su creación hasta el 29 de mayo de 2024, con un total de 455 concesiones para uso social, 170 para uso social comunitaria, 31 para uso social indígena y 1 para uso social afromexicana.
En el siguiente video el testimonio de Yolanda Camacho:
El documento recoge las denuncias, contextos y reflexiones que, durante tres días, fueron parte del diálogo sostenido entre cada una de las partes. Es válido recalcar que, además de la presencia de los pueblos indígenas y el impulso de la REPAM, se tuvo un acompañamiento importante por parte de Consejo Indigenista Misionero (CIMI) y el Equipo de Apoyo de Apoyo a los Pueblos Indígenas Libres (EAPIL).
La base del documento final pasa por abordar alternativas ante el extractivismo desmedido, la violación a los derechos humanos, la situación de las mujeres indígenas, la soberanía territorial, la seguridad alimentaria y la intervención indígena en políticas de estado. Cada uno de esos temas ha sido abordado por años en distintos escenarios internacionales y regionales, pero el panorama en el territorio amazónico no ha tenido una mejora sustancial en cada uno de dichos escenarios. Los presentes en Cobija recalcaron que ‘’estamos cansados del papel. Se necesita pasar a la acción’’.
Las mujeres indígenas
Concretamente, se ha hecho referencia a la situación de los centros escolares dentro de los territorios indígenas de las fronteras amazónicas, en donde se presentan casos de abusos sexuales. La inoperancia del sistema judicial y el olvido generalizado que se tiene del territorio amazónico agravan este tipo de situaciones que, como se referencia en la carta de socorro, tienden a convertirse en prácticas generalizadas. En el mismo contexto, se denuncia la generalización de los maltratos contra las mujeres, adoptándolos como normas sociales. Es por ello, que urge la implementación de medidas que verdaderamente puedan ser un camino para la solución de este panorama.
Los derechos humanos vulnerados
A lo largo del encuentro, los representantes indígenas expusieron los argumentos que permiten establecer la realidad en cuanto a la violación de los derechos humanos que se viven en las zonas fronterizas de la Amazonía. Eso sí, también se dejó en claro que la situación obedece a una realidad generalizada que no distingue fronteras o pueblos y que pone en peligro permanente a cada una de las poblaciones panamazónicas. La carta de socorro refiere en gran medida a los estragos del extractivismo, pues la explotación de todo tipo de recursos genera la persecución a defensores del territorio, afecciones en la salud pública (por contaminación en fuentes de agua y otros), vulneración de la soberanía territorial de las poblaciones indígenas, aumento en las condiciones de pobreza e invasión y destrucción de los corredores de pueblos indígenas aislados.
Los representantes indígenas, la REPAM, el CIMI y el EAPIL han establecido que la soberanía alimentaria es otro de los escenarios que se ven fuertemente golpeados por el extractivismo y que contribuyen a la ‘’no garantía’’ de los derechos fundamentales. La agroindustria desmedida, contribuye a la deforestación de los bosques; se concentra en los monocultivos, generando escasez en los alimentos a los que pueda acceder la población amazónica. Si a ello se suma la ganadería extensiva, el deterioro de los suelos es algo inminente y por ende la vulneración de los derechos que garantizan la vida persiste en la Panamazonía.
La soberanía territorial y política
La carta de socorro ante la injusticia y el crimen expone el rechazo de las poblaciones amazónicas ante las presiones políticas que atentan contra los derechos de las comunidades, resguardos y demás figuras territoriales presentes en la Amazonía. Las leyes que promulgan los gobiernos con jurisdicción en la Amazonía, no consideran la realidad de los pueblos. A ello se suma el centralismo y posterior olvido estatal que implica mucho más la situación en cuanto a la vulneración de derechos.
Se hacen evidentes problemas como concesiones forestales en territorios ancestrales, la ausencia de autoridades y entes de control que permiten la expansión de actividades ilícitas, la falta de políticas de registro generando que muchos menores no cuenten con registro de identidad, la no aplicación del convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) limitando la consulta previa e informada y la degradación social que se sufre en las poblaciones indígenas.
El cierre del documento expone que ‘’La Amazonia se encuentra en una carrera desenfrenada hacia la muerte. Nosotros, como dueños y guardianes del bioma que mantiene la vida planetaria, exigimos cambios radicales con suma urgencia y una nueva dirección que permita salvarla’’. Para ello, y como propuestas de cierre del I Encuentro de Pueblos Indígenas de Frontera, los representantes plantean: el apoyo y promoción a las demarcaciones territoriales, el reconocimiento y titulación de las comunidades ancestrales, el fortalecimiento de los gobiernos indígenas, el reconocimiento de los ríos como sujetos de derechos, el establecimiento de redes de comunicación e incidencia y la protección de los corredores fronterizos.
“Yo no he venido a ser servido sino a servir.” Recalcando este aspecto de Cristo ante sus discípulos y el pueblo, fuimos entrando en la celebración de una ordenación diaconal en la parroquia de la Medalla Milagrosa, en San José, Costa Rica. Decir: Jesús servidor es reafirmar a Jesús como el diácono, nos motivaba nuestro celebrante.
Esas palabras iniciales de Mons Vittorino Girardi, Comboniano, motivaron el inicio de la celebración de ordenación como diácono de Mynor Rolando Chávez Ixchacchal, joven comboniano guatemalteco, quien después de sus años de formación en Costa Rica, México y Sudáfrica, ve que el camino de su vocación misionera va culminando, pero al mismo tiempo es un continuo “siempre andar.” El sábado 15 de junio fue ordenado diácono, ante la presencia de sus papás y uno de sus hermanos, llegados desde Guatemala. De familia numerosa, Mynor agradeció la educación recibida en valores y en la fe, porque es a partir de la familia que se forjaron su vocación y llamado a la misión. Cada lugar y cada persona, han sido importantes en su vida, afirmó.
Y eso fue notable con la presencia de los Misioneros Combonianos y de familiares de los mismos en Costa Rica; de las Misioneras Combonianas y religiosas de las congregaciones religiosas que trabajan en el lugar, así como Seculares Combonianas y Laicos. El pueblo fiel de nuestra parroquia, los bienhechores, los servidores y amigos de la misión, todos, hicieron posible que la ceremonia fuera emotiva y solemne. Entre cantos vocacionales, entre sonrisas, abrazos y algunas lágrimas de alegría, nos llenamos de emoción, observando a quien, por primera vez, se colocaba a la derecha del Obispo, como diácono/servidor del altar, para ser también servidor del pueblo.
La Provincia de Centro América se alegra porque un joven más de nuestras tierras se consagra a la misión y se encamina al sacerdocio. Como dijo Mons Vittorino a Mynor, ya diácono: “que tu alegría contagie a otros jóvenes a la misión y a pensar que ese camino de entrega vale la pena.” Seguros de ello, sentimos que Cristo, quien nos llama a lanzar nuestras redes, nos sigue motivando a hacer lo mejor de nuestra vida en la misión y por el anuncio del Evangelio.
El 19 de junio, desde Malacatán en San Marcos, Guatemala, los obispos que comparten frontera entre ese país y México dieron a conocer un Mensaje que se enmarca en la 110° Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2024 a la que el Papa Francisco puso como lema “Dios camina con su pueblo”. Este documento describe con claro realismo el estado actual de los migrantes que pasan por la frontera compartida.
Distinguen cuatro categorías de migrantes: forzados, en tránsito, los solicitantes de la condición de refugio, y víctimas de la trata de personas, junto con la “casi nula respuesta humanitaria por parte de los Estados de la región para la atención de las personas en movimientos mixtos”. Esos mismos Estados no garantizan el derecho a la vida ante situaciones de alta vulnerabilidad.
También señalan la falta de “protección internacional a las personas que han dejado sus países de origen” en busca de nuevas alternativas de vida que logren superar violencias, pobrezas, extorsiones, reclutamiento de pandillas y tantas otras situaciones.
La presencia del crimen organizado como controlador de las rutas migratorias suma peligros en el camino de los migrantes que cada vez son más: mujeres, niños, ancianos, familias completas que, al no ser acogidos por los países receptores, son arrojados a vivir en las calles de ciudades que invisibilizan su presencia y necesidad de asistencia.
¿Qué hacer? Retos y Prioridades
Crear una red de comunicación y alerta entre fronteras vecinas y transversales.
Mejorar la coordinación para la atención a familias de migrantes repatriadas, retornadas-deportadas.
Fortalecer las Pastorales de Movilidad Humana a nivel nacional, diocesano y parroquial.
Desarrollar los mecanismos de documentación de casos sobre abusos y violaciones a los derechos de los migrantes y víctimas de la violencia.
Continuar procesos de incidencia política, social y eclesial.
Elaborar un plan con un enfoque integral, líneas de acción comunes, para atender y acompañar el fenómeno migratorio.
Realizar un mapeo de rutas migratorias, que orienten para asegurar la ubicación de albergues o casas que brindan servicios pastorales.
Dar seguimiento e implementar las acciones mediante una comisión específica integrada por representantes de la frontera México-Guatemala.
De estas jornadas, que se extendieron del 17 al 20 de junio, participaron obispos, sacerdotes, laicos, religiosas “con el objetivo de contextualizar e identificar las prioridades y los desafíos comunes en materia de migración, refugio y trata de personas en la frontera México-Guatemala y de este modo fortalecer los servicios pastorales de atención y protección a personas migrantes y víctimas de violencia”.
VIDEO de la Misa de Apertura de este Encuentro Binacional que fue presidida por el cardenal guatemaleco Álvaro Ramazzini, presidente de la Red Clamor
El pasado 7 de junio un grupo de ciudadanos y de fieles de la Parroquia Inmaculado Corazón de María, en la ciudad de La Paz, BCS, se reunieron para poner en marcha una asociación con el objetivo de “mantener viva la memoria colectiva y la obra misionera fundada por la orden de los jesuitas y subsecuentes misioneros, así como los trabajos de los misioneros combonianos en Baja California Sur”.
La decisión fue tomada en el marco de las celebraciones del LX aniversario de la fundación de la parroquia, en donde se recordó de manera especial la labor realizada por el misionero comboniano P. Luis Ruggera, fundador y primer párroco y constructor de innumerables iglesias en la región y que hoy son parroquias consolidadas.
La asociación -que llevará el nombre de “Amigos de los Misioneros Combonianos”- está todavía en fase de creación. Entre los proyectos que se propone realizar están promover la fundación de un Museo Comunitario dedicado a la obra evangelizadora de los Combonianos en B.C.S., o “auspiciar investigaciones, estudios y publicaciones impresas o por medios electrónicos acerca de la obra misionera y evangelizadora, tanto en lo general como en lo particular; tanto de sus protagonistas y de sus participantes, con relación al pasado histórico de Baja California Sur”. La asociación está abierta a cualquier ciudadano que se quiera adherir a ella.
Tras las recientes celebraciones de los 75 años de la llegada de los primeros Misioneros Combonianos a México -concretamente a Baja California Sur-, esta iniciativa popular y ciudadana nos anima a seguir manteniendo viva la memoria de aquellos que nos precedieron en estas tierras mexicanas y que con su celo misionero y apostólico y su fe y confianza en el pueblo mexicano han sembrado una hermosa semilla de la que hoy estamos viendo sus frutos.
Desde hace más de dos años, el conflicto se desarrolla en torno a las misiones católicas de la zona de Metekel, en la región etíope de Benishangul-Gumuz. La Misión Católica Gublak fue la más afectada. Los Misioneros Combonianos y las Hermanas de San José de la Aparición se vieron obligados a abandonar temporalmente la misión en octubre de 2020. Quedaron solos en el lugar después de que todos los lugareños huyeron de sus hogares. A través de este artículo me gustaría compartir algunos pensamientos, esperanzas y sentimientos desde los ojos de un ministro pastoral postconflicto. [ P. Isaiah Sangwera, a la izquierda en la foto ]
Por: P. Isaiah Sangwera Nyakundi, mccj Desde: Gublak, Etiopía
La comunidad comboniana de Gublak, después de evaluar seriamente la situación, decidió regresar progresivamente a la misión. Esto se hizo de forma temporal, a la espera del permiso oficial del Consejo Provincial. Esta medida se convirtió en una fuente de esperanza y aliento para la gente que ya estaba regresando gradualmente a sus propios hogares. Una vez de regreso a Gublak, los misioneros sintieron una gran y cálida acogida por parte de sus fieles que estaban dispersos desde hacía más de dos años.
La comunidad llegó a Gublak el 26 de septiembre de 2022, vigilia de la fiesta de la Santa Cruz, según el calendario etíope. Los fieles, reunidos para la misa de vigilia y la damera (la hoguera litúrgica), recibieron a los padres Cristo Roi Agbeko e Isaiah Nyakundi con cantos de alegría.
Cuando leemos el libro de Jeremías, nos damos cuenta de que, aunque el lamento del profeta estaba dirigido a las heridas del pueblo de Dios en Sión, Etiopía en general y la región de Benishangul-Gumuz en particular siguen siendo también escenario de guerra por las luchas políticas, socioeconómicas y libertades religiosas. ¿No existe ningún bálsamo para sanar las heridas del pueblo de Dios?
hechos geográficos
El estado regional de Benishangul-Gumuz se encuentra en la parte occidental del país y limita con la región de Amhara al norte y noreste, con las regiones de Oromia y Gambella al sur y sureste, y con Sudán al oeste. La capital regional, Assosa, está a unos 679 kilómetros al oeste de Addis Abeba. Desde el punto de vista agro-climático, la mayor parte de la región se encuentra entre 580 y 2730 metros sobre el nivel del mar. La región está dotada de enormes recursos naturales, incluidos bosques, tierras agrícolas y agua.
El pueblo gumuz y la presencia misionera comboniana
Los Gumuz son un pueblo de origen nilótico, poco numeroso –unos 200.000– pero que cubre un gran territorio. Estuvieron al margen de la sociedad etíope durante muchos siglos. Ahora tienen sus derechos y el control de su propia tierra. También tienen derecho a “saber que Cristo también murió por ellos”.
Nuestra misión en el Vicariato Apostólico de Hawassa ha sido – y sigue siendo – nuestra principal tierra de misión en Etiopía. Iniciado en diciembre de 1964 con la llegada de los dos primeros Misioneros Combonianos, los Padres Bruno Lonfernini y Bruno Maccani, estuvo dirigido por los Obispos Combonianos hasta octubre de 2017, cuando un Salesiano de Don Bosco tomó el lugar del difunto Mons. Giovanni Migliorati, fallecido de cáncer el 12 de mayo de 2016.
La misión fue un éxito y finalmente los misioneros combonianos pudieron trasladarse a otros territorios de misión entre “las personas más pobres y abandonadas” del noroeste de Etiopía. La primera misión en este territorio fue iniciada por las Hermanas Misioneras Combonianas en Mandura en el año 2000. Los Misioneros Combonianos las siguieron y abrieron la comunidad de Gilgel Beles en 2003 y Gublak en 2011. Es realmente un territorio de primera evangelización y promoción humana.
Nuestro Proyecto de Evangelización quedó plasmado en su faceta principal en diversos documentos de nuestra congregación y encuentros provinciales en estos últimos años. “Como Misioneros Combonianos, estamos convencidos de que nuestro compromiso con los más pobres y abandonados es la fuente más importante de inspiración para una AM eficaz…” – dicen las Actas Capitulares de 2009 en el n. 182.
El Directorio Provincial de Etiopía MCCJ n. 3.2 subraya nuestra principal razón de ser misioneros de la siguiente manera: “Según nuestra tradición y siendo los Misioneros Combonianos miembros de un Instituto totalmente dedicado a la actividad misionera, la primera Evangelización en sus diversos aspectos es nuestra principal preocupación y parte esencial de nuestra identidad”.
Compromiso misionero comboniano en la zona de Metekel
Etiopía es notablemente un país multicultural, multiétnico y multirreligioso. Se ha ido extendiendo en el país un creciente sentimiento de pertenencia étnica, favorecido también por la actual política administrativa del país, la Federación de Estados. Esto llama a la Iglesia a fomentar aquellos valores evangélicos que motivan la comunión y la convivencia pacífica. También llama a los cristianos a crear unidad, destacando los elementos positivos que son comunes a todos los grupos y culturas.
En esta complejidad, la Iglesia debe desempeñar un papel de promoción de la unidad y la comprensión entre los pueblos, para ser instrumento de esperanza. Para favorecer el crecimiento espiritual y humano, es necesario dar énfasis a iniciativas de formación cristiana y humana en todos los niveles, ayudando a los fieles a profundizar su fe, su conocimiento de la Palabra de Dios y de las enseñanzas de la Iglesia católica, su estructura y tradición. Los Misioneros Combonianos están comprometidos a ayudar a la Iglesia local a madurar y a ser autosuficiente. En ambas misiones entre los Gumuz hemos puesto mucho énfasis y promovido la formación de líderes laicos y catequistas.
Nos comprometemos a contextualizar las sugerencias de los últimos Capítulos Generales en nuestra realidad (Actas Capitulares 2009, n. 59-66):
Ver con los ojos de los pobres: Necesitamos crecer en la adopción de un estilo de vida más evangélico, en armonía con la realidad de la Iglesia local y del pueblo a quien ministramos (Actas Capitulares 1997, n. 20);
Caminar con el pueblo: Hacer causa común con él, mostrándoles que estamos con él y para él (Actas Capitulares 2009, n. 58.3).
A nivel social
En el nuevo contexto sociopolítico de Etiopía, caracterizado por la fragmentación y proclive a la etnicidad, nuestra presencia promueve el entendimiento y la reconciliación. “Nuestra presencia es significativa cuando estamos cerca de grupos marginados o en situaciones de frontera”, proclaman las Actas Capitulares de 2015en el n. 45.2. Una presencia siempre del lado de los menos privilegiados. Aunque trabajar en Etiopía, ser profeta puede ser realmente un desafío, estamos llamados a un compromiso más profundo en los campos de la justicia, la paz y la promoción de los derechos humanos.
El compromiso de larga data de la Iglesia en el área del desarrollo humano integral va de la mano con la formación catequética sobre la Doctrina Social de la Iglesia para promover líderes laicos capaces de contribuir y crear una cultura de vida, paz, justicia, desarrollo sostenible y respeto a la creación.
Los misioneros fueron realmente puestos a prueba
Durante los últimos tres años, nuestra madurez y músculos misioneros fueron puestos a prueba. Nuestras misiones atravesaron inseguridad, inestabilidad, saqueos, asesinatos y algunos fieles católicos se unieron a grupos rebeldes. Como misioneros, hombres y mujeres, en esta zona optamos por permanecer con el pueblo a pesar de todos los peligros. Soportamos las consecuencias de nuestras elecciones misionales. En los recientes ataques intertribales en las zonas de Gilgel Beles y Gublak y sus alrededores, hemos sido una gran fuente de aliento y refugio para nuestro pueblo.
Los misioneros también se convirtieron en sospechosos, en ocasiones citados por órganos de inteligencia de seguridad. Los misioneros combonianos que trabajaban en Gublak fueron arrestados en algunas ocasiones e incluso confiscados por un tiempo su vehículo de misión. Se sospechaba que transportaban bienes robados o, peor aún, que mantenían comunicaciones secretas con combatientes rebeldes.
Desafíos y oportunidades en esta misión de postconflicto
Inculturación: La inculturación del Evangelio se siente como una exigencia urgente. Sin embargo, este Evangelio aún debe influir positivamente en la vida de la gente. Nos faltan materiales suficientes y personal preparado para organizar cursos regulares que tengan como objetivo iniciar el diálogo entre algunas prácticas culturales negativas de los gumuz y proponer valores evangélicos.
Agradecemos a los primeros misioneros que han dado algunos pasos en esta línea. Continuaremos cooperando con la Iglesia local en la producción de materiales litúrgicos y catequéticos, adoptando la gramática y ortografía oficial propuesta por el gobierno para el idioma gumuz, con el fin de profundizar el encuentro del Evangelio con la cultura local (Actas Capitulares 2009, n. 57.3).
De hecho, hemos experimentado de primera mano lo lejos que estamos de tocar la cultura gumuz de venganza y respeto a la vida humana. Un intercambio cercano con algunos católicos retornados de los grupos rebeldes revela mucho. Humanamente hablando son historias muy desgarradoras:
En esta era de postconflicto, como misioneros, ¿cómo reconciliamos a un catequista cuya madre fue arrastrada a un tribunal rebelde, rápidamente condenada a muerte, porque se sospechaba que era una ‘ budda ‘ (bruja o de malos ojos)? Según el catequista, los ‘jueces’ estaban formados por algunos catequistas. La obligaron a beber veneno.
Cinco enfermeras no gumuz fueron secuestradas y asesinadas a sangre fría simplemente porque no eran gumuz. Algunos de nuestros muchachos confesaron que eran parte del equipo ejecutor.
Algunos de nuestros fieles fueron asesinados a sangre fría y ahora se conocen los nombres de los asesinos. No son residentes de Gumuz y viven en la ciudad de Gublak. Ahora que hay normalidad, como misioneros, ¿cómo se supone que debemos relacionarnos con ellos?
Nuestra casa fue saqueada de muchas de nuestras propiedades. Un día, mientras paseábamos por el mercado local de Gublak, notamos que un hombre gumuz llevaba un alba que pertenecía a uno de nosotros. ¡Estábamos en el dilema de quitárselo o simplemente ignorarlo! Eligió dejarlo en paz.
Diálogo: El diálogo es la actitud básica que se debe mantener dentro y fuera de la comunidad cristiana. Tenemos el desafío de practicarlo dentro de la Iglesia-Familia de Dios así como hacia otras creencias religiosas. Debe tener lugar en tres niveles principales:
Entre Obispo, sacerdotes, religiosos, agentes de pastoral y fieles laicos de la Iglesia local (Actas Capitulares 2015, n. 44.14). Esto nos transformará a nosotros, familia comboniana, en agentes de evangelización relevantes y significativos.
Entre nuestras Iglesias locales y otras denominaciones o religiones cristianas (Actas Capitulares 2009, n. 58.8; Actas Capitulares 2015, n. 45.3). Hemos notado un nuevo fenómeno de construcción de nuevas mezquitas en muchos pueblos. Estos musulmanes parecen estar buscando agresivamente seguidores. Están utilizando diferentes tipos de ayuda para atraer a la gente a unirse a ellos, a diferencia de los misioneros católicos que brindaron ayuda humanitaria a todos incondicionalmente e independientemente de su inclinación religiosa.
Conclusión
La evangelización es una realidad compleja y dinámica. He subrayado algunos elementos que tal vez no den cuenta completa del misterio de la evangelización de la Familia Comboniana en Etiopía y entre los Gumuz, en particular, en este período de postconflicto. Corremos el riesgo de empobrecer el concepto de evangelización si no contemplamos la obra del Espíritu, protagonista de la evangelización, que sopla y actúa en diferentes realidades y siempre de maneras nuevas.
Por tanto, la principal actividad del evangelizador sigue siendo la oración en la contemplación de la obra de Dios. Esto ayudará a discernir cómo el Señor quiere que sea el misionero, en qué rango de acciones y a quién lo envió para que sea su testigo anunciando el Evangelio con todas sus fuerzas y amor. Es el Espíritu el que pone en nuestro corazón los mismos sentimientos de San Pablo: “La predicación del Evangelio no me da nada de qué gloriarme, porque estoy obligado, y estaría en apuros si no lo hiciera” (1 Corintios 9,16).
Es la fuerza del Espíritu la que guió a Daniel Comboni a decir: “En efecto, sería fácil y dulce sacrificar mi sangre y mi vida para cooperar a la realización de esta santa obra” (Comboni a Mazza 23-01-1861).
“Remad mar adentro –como Pedro y sus primeros compañeros confiaban en la obra de Dios– y echad las redes” ( Lucas 5,4-6). Estas palabras resuenan hoy para nosotros y nos invitan a recordar el pasado con gratitud, a vivir el presente con entusiasmo y a mirar el futuro con confianza. “Jesucristo es el mismo hoy como fue ayer y como será por los siglos” (Hebreos 13,8).
Nuestro trabajo, nuestro compromiso, nuestro camino y la búsqueda de nuevos caminos de evangelización continúan. ¡Que Dios nos guíe y nos bendiga!