Reabierto el proceso de beatificación de Mons. Antonio María Roveggio

El 5 de septiembre de 2025, en el palacio episcopal de la diócesis de Verona, el obispo Domenico Pompili abrió la investigación diocesana relativa a la fama de santidad del Siervo de Dios Mons. Antonio María Roveggio, segundo sucesor de Daniel Comboni. Su ejemplo, relatado en numerosas biografías, ha inspirado la vida de muchos misioneros combonianos. Su causa de beatificación se inició en 1952, se reanudó varias veces, pero nunca se completó.

Antonio María Roveggio, joven sacerdote, ingresó en el Instituto fundado por San Daniel Comboni en 1884 y en 1887 partió hacia Egipto. En 1895, con solo 37 años, fue nombrado Vicario Apostólico de África Central, sucediendo a Mons. Fracisco Sogaro, primer sucesor de Comboni. Con caridad y humildad, animado por una profunda devoción al Corazón de Jesús, se dedicó con todas sus fuerzas a la proclamación del Evangelio en Egipto y entre diversas etnias de Sudán. Agotado por el esfuerzo, murió en Berber, en el tren, mientras viajaba hacia Egipto. Tenía 43 años.

El superior general, padre Luigi Fernando Codianni, y su consejo han confiado al padre Cosimo De Iaco, postulador general del Instituto de los Misioneros Combonianos, la tarea de continuar la causa, prosiguiendo la valiosa labor del padre Arnaldo Baritussio, postulador emérito.

La sesión de la investigación diocesana fue presidida por el obispo Domenico Pompili. Durante el momento de oración inicial, el prelado subrayó que la reanudación de la causa de beatificación de una persona fallecida hace más de un siglo no tiene como objetivo celebrar el pasado, sino mantener viva la memoria de un testigo del Evangelio que puede inspirar el presente y el futuro de la Iglesia.

Mons. Roveggio junto a sus padres

En su discurso de bienvenida, el padre Cosimo señaló tres aspectos que hacen actual la figura de monseñor Antonio María Roveggio y relevante su causa: la total dedicación al anuncio del Evangelio, la convicta adhesión a las exigencias de la vida religiosa y la profunda devoción al Corazón de Jesús, cuya humildad y mansedumbre imitó para dedicarse a todos.

Además de los oficiales del tribunal diocesano de Verona, participaron en el evento los hermanos de la casa madre de Verona, algunas hermanas combonianas y un buen número de amigos. Esperamos que la causa pueda avanzar rápidamente, para que la figura de Mons. Roveggio pueda ser conocida, imitada y rezada, junto con San Daniel Comboni, el Beato Giuseppe Ambrosoli y el Venerable Bernardo Sartori.

comboni.org

Nuestros pies nos llevan a donde está nuestro corazón

Del 22 al 27 de julio, siete jóvenes provenientes de diversos lugares de la República Mexicana, vivieron en Sahuayo, Michoacán, el preseminario realizado por los Misioneros Combonianos. Ahí, los muchachos que, previamente fueron acompañados en su camino vocacional, experimentaron durante unos días la rutina cotidiana del seminario, es decir, probaron diversos momentos marcados por la oración, la formación, la vida comunitaria, el apostolado y también la diversión.

En un ambiente de fraternidad y calidez se desarrollaron diversos temas, algunos de ellos fueron la «Vocación de los apóstoles», impartido por el padre Mario Alberto Pacheco, mccj; «¿Quién soy yo?», ofrecido por el sacerdote Wédipo Paixão, mccj; «¿A qué soy llamado?», expuesto por el diácono José Hernández, mccj; mientras que el padre Víctor Mejía, misionero comboniano que vivió durante muchos años en China, compartió el tema de «La identidad, carisma y espiritualidad comboniana». Finalmente, el padre Josef Etabo, comboniano originario de Kenia, presentó su testimonio vocacional y misionero, enriqueciéndonos con su historia y su cultura.

El día 22, fiesta de santa María Magdalena, recordamos que ella estuvo motivada por su amor a Jesús, razón por la que va a llorar a su tumba, pero no se encuentra con un cadáver, sino con el Resucitado. El Evangelio del día nos ayudó a reflexionar sobre la importancia de «escuchar la voz del Señor y buscarlo», para ser cautivados por Él y vencer obstáculos.

En ese contexto, meditamos que vivimos una época con muchas facilidades, con medios de comunicación y transporte accesibles; donde moverse o informase ya no es tan complicado como antes. Pero ante tantas comodidades, nos desafía una realidad un tanto triste: el miedo a tomar una decisión para seguir al Señor.

De hecho, se invitaron y acompañaron vocacionalmente a muchos jóvenes, pero sólo respondieron y asistieron unos cuantos. Por ello, interpretamos las palabras del Evangelio: «muchos son llamados, pero poco los elegidos» (Mt 22,14), y nos preguntamos: ¿Por qué son tan pocos los que responden?
Hay quienes se dejan dominar por el miedo, otros prefieren continuar sus propios proyectos y permanecer en sus comodidades. No nos falta vocación, ¡nos falta valor para decir «sí»! Falta el ímpetu para buscar, y eso sólo es posible cuando realmente se ama a Jesús.

Nuestros pies nos mueven en la dirección de aquello que amamos. Y para lo que es prioritario y esencial, encontramos los medios y modos para conseguirlo. Si tomamos nuevamente el Evangelio de Juan (20,1-18) que nos dice que Magdalena va a buscar a Jesús, podemos ver que sus pies la llevan en la dirección de aquello que su corazón busca, en este caso, el Maestro. Ella pensaba ir a llorar ante un túmulo, donde aparentemente la vida se termina, pero se encuentra con la piedra movida y al Señor resucitado.

Esto nos enseña dos cosas: primero, que Jesús nos llama para la vida, «anda, ve y di a mis hermanos que voy a mi Padre, que es el Padre de ustedes; a mi Dios, que es también su Dios» (cf Jn 20,17) y segundo, que quien ama vence los obstáculos y no se conforma con una simple respuesta; quien ama, cree necesario ir más allá. ¿Hacia dónde está orientado nuestro corazón? ¿Hacia dónde se dirigen nuestros pies (nuestros proyectos)?

Hay quienes piensan que los seminaristas se pasan todo el día rezando, y aunque la oración es importante, el acontecer de un seminarista comboniano está sostenido por cuatro pilares: vida, oración, estudios y comunidad-apostolado; por tanto, tiene una dinámica interna que ayuda a los jóvenes a responder a la vocación a la que están siendo llamados; y al mismo tiempo, que se preparan para ir a las misiones.

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Finalmente, toda elección no está libre de retos y obstáculos. Todo el tiempo optamos por hacer elecciones de forma consciente y, en muchos casos, de manera inconsciente, puesto que no podemos hacer de todo y ser todo a la vez. Por ejemplo, sabemos cuánto nos cuesta dejar a los papás, pero en determinado momento de la vida tendremos que hacerlo, ya sea por causa de estudios, trabajo o incluso para formar la propia familia.

Dejar no significa abandonar. «Cortar el cordón umbilical» para construir la propia experiencia implica que la familia siempre nos acompañará con su amor, pero no podrán vivir nuestros proyectos, porque esos son personales. San Daniel Comboni tuvo que elegir ante la situación de sus papás (pues era hijo único) y su amor por África; al final eligió ésta última, y confiado en que alguien los cuidaría, partió para la misión.

A cada uno de ustedes que reciben la revista Esquila Misional, le pedimos sus oraciones por la perseverancia de los jóvenes que participaron en el preseminario y respondieron con un «sí» al llamado de Jesús, un primer paso en su etapa formativa para prepararse y partir a las misiones.

Animación misionera en el Valle de Santo Domingo

Por: P. Fernando Cortés Barbosa, mccj

Los padres combonianos José de Jesús Nieto, Mateo Téllez y Fernando Cortés, durante una semana realizaron en El Valle, específicamente en Cd. Constitución, BCS, una animación misionera en las parroquias del Santuario de Guadalupe, Nuestra Señora de Lourdes y San Judas Tadeo, con ocasión de los 25 años de vida sacerdotal y misionera del padre Víctor Alejandro Mejía Domínguez, misionero comboniano, que pasó más de 20 años entre Macao y Taiwan, cuya celebración de acción de gracias se llevó a cabo en el Santuario de Guadalupe, el pasado 23 de agosto en La Paz, BCS. La ceremonia estuvo presidida por Mons. Miguel Ángel Espinoza, obispo coadjutor de la diócesis, acompañado por Mons. Jaime Rodríguez, misionero comboniano, obispo emérito de Huánuco, Perú, y por una treintena de sacerdotes diocesanos y combonianos. En la santa misa también se hicieron presentes los papás y familiares del padre Víctor (o “Vicho” como le conocemos), y de una abundante feligresía. Todos a una sola voz agradecieron a Dios el don del sacerdocio y de la vocación misionera que lleva a anunciar el evangelio más allá de nuestras fronteras.

Los padres combonianos José de Jesús, Mateo y Fernando, desde una semana antes de dicha celebración, fueron recibidos calurosamente por el padre Hugo Chavira, párroco del Santuario de Guadalupe, en Cd. Constitución, quien facilitó en todo momento la animación misionera en El Valle. Fue así como los combonianos pudieron celebrar misas, hacer confesiones, visitar grupos y movimientos, acompañar a jóvenes y anunciar su revista de misiones Esquila Misional y Aguiluchos para fomentar la conciencia misionera entre la feligresía. También se pudo tener un encuentro con algunos medios de comunicación para presentar la labor de Misioneros Combonianos en el mundo y un recuento de lo que hicieron en BCS, sin dejar de lado la oportunidad para la promoción vocacional, invitando a los jóvenes a que apuesten por la vocación misionera.

Lugar del accidente mortal del P. Cenghia

Con esta animación misionera, además de promover los 25 años de sacerdocio misionero del padre Vicho y haciendo cordial invitación a todos a participar de su celebración, se buscó mantener viva entre la gente la memoria de la labor evangelizadora de Misioneros Combonianos, provenientes de Italia, quienes en 1948 iniciaron su labor de evangelización en el sur de la península, llegando al Valle de Santo Domingo hacia 1951 y de ahí se expandirían por todo el Estado y después pasarían hacia el centro de México. Por cierto, fue en María Auxiliadora donde, a causa de un accidente de avioneta, fallece en 1955 el primer padre comboniano, Bartolo Cenghia, originario de la extinta Yugoslavia. Se levanta en su memoria una gran cruz blanca justo en el sitio donde perdió la vida con otras tres personas que viajaban con él. Hacia tal lugar nos llevó don José Rivera, pionero agricultor del Valle, que conserva un archivo rico de información de los inicios de la labor agrícola y de la misión de los primeros combonianos, como Elio Sasella y Jorge Canestrari.

Misión de San Javier

Los misioneros tuvieron la oportunidad, siempre bajo la guía del padre Hugo Chavira, de hacer un recorrido por algunas misiones que desde finales del s. XVII levantaron los padres jesuitas: Loreto (1697), primera capital de las californias, y San Javier (1699), considerada joya de las misiones. También se visitó la misión de San Luis Gonzaga (1740). Se trata de misiones construidas en medio de un árido desierto, en condiciones hostiles, que no hacen sino dar testimonio de la fe, del arrojo y la valentía de aquellos primeros misioneros por llevar el evangelio a todos los grupos humanos sin escatimar energías, tiempos ni distancias. Labor que después continuarían los Misioneros Combonianos, levantando iglesias, escuelas, salones y talleres, no pocas veces moviéndose a lomo de mula y a caballo, entre rutas de difícil acceso para llegar a las más remotas localidades soportando las inclemencias del tiempo. Todavía queda en el recuerdo de la gente aquellos primeros misioneros que llegaron a conocer y que les reconocen su dedicada labor en El Valle, como los padres Constante Ferrante, Manuel Gutiérrez, Marcelo Panozzo, Mario Negrini, Tonino Marrochi, José Infante, Pedro Cadé, Renato Mazzon, etc. También recuerdan de modo especial a Mons. Juan Giordani, cuya casa museo se encuentra en la localidad de Las Pocitas, donde pasó sus últimos años viviendo en total austeridad, visitando las rancherías de alrededor. Misionero hasta el último suspiro, sus restos descansan en la capilla del Santísimo, en la catedral de La Paz.

Generalmente los animadores misioneros tienen por objetivo ofrecer algo, animar a la gente. Pero esta vez fueron ellos los que pudieron recibir más de lo que dieron: cultura general de las primeras misiones, aprecio de la labor de los misioneros que les precedieron y la hospitalidad de la gente que con brazos abiertos acogen a los anunciadores de buenas nuevas. A todos infinitas gracias. Dios los colme de bendiciones.

Jubileos sacerdotales

Por: Hno. Raúl Cervantes y P. Ismael Piñón

El pasado 16 de agosto, San Juan Atenco (Puebla) fue escenario de la celebración del 25 aniversario sacerdotal del P. Armando Máximo Aquino en compañía de sus seres queridos, amigos y familia comboniana provenientes de distintas partes del país, así como parte de la feligresía de San José Comalapa (Veracruz), parroquia donde realiza su servicio misionero -y donde también celebró el 30 del mismo mes-. Fue un día muy importante para el P. Armando, pues quedó demostrado el cariño y testimonio mutuamente entregado desde que comenzó su misión en Chad y, posteriormente, a través de diversas comunidades de nuestro país, como Ciudad de México, Sahuayo y Comalapa.

El P. Armando Máximo Aquino celebró sus 25 años sacerdotales en San Juan Atenco, Puebla.

Una semana después, concretamente el 23 de agosto, fue el P. Víctor Alejandro Mejía quien celebró su jubileo sacerdotal en el Santuario de Guadalupe, en la ciudad de La Paz, BCS, su ciudad natal. El P. Víctor también estuvo acompañado por su familia, sus amigos, un buen grupo de misioneros y misioneras combonianas y varios sacerdotes diocesanos -incluidos Mons Miguel Ángel Espinoza, obispo coadjutor de La paz, y Mons Jaime Rodríguez, misionero comboniano y obispo emérito de Huánuco, Perú. El obispo titular de La Paz, Mons. Miguel Ángel Alba, no pudo estar presente por su delicada situación de salud.

El P. Víctor Alejandro Mejía celebró sus 25 años sacerdotales en La Paz, Baja California Sur.

La ceremonia, durante la cual el P. Víctor renovó sus promesas sacerdotales, fue seguida a través de las redes sociales por varias comunidades cristianas de Macao y Taiwan, donde el P. Víctor trabajó por más de 20 años y a quienes dirigió unas palabras en chino para agradecer su apoyo y su cercanía. El P. “Vicho”, como todos lo conocen, es el primer comboniano originario de Baja California, lugar al que llegaron los primeros combonianos hace ahora 77 años.

El próximo mes de noviembre será el turno del P. Lauro Betancourt, quien celebrará sus 25 años sacerdotales en Zacatecas, y en diciembre del P. Aldo Sierra, actualmente en Sudáfrica.

Asamblea Provincial de los Misioneros Combonianos de México

Texto: P. Ismael Piñón, mccj
Fotos: Hno. Raúl A. Cervantes

Los días 5, 6 y 7 de agosto tuvo lugar en Xochimilco la asamblea provincial de los Misioneros Combonianos de México. Precedida de cinco días de ejercicios espirituales, la asamblea dio la oportunidad a los combonianos de analizar en profundidad los diferentes servicios misioneros que realizan en México.

Durante los cinco días de ejercicios y animados por la Hna. Socorro Becerra, Misionera de la Palabra, los participantes pudieron adentrarse en el amor y la ternura de Dios a través de su Palabra y de su presencia constante, teniendo como eje conductor el Sagrado Corazón de Jesús.

La asamblea propiamente dicha comenzó la mañana del día 5 con un tema de formación permanente en el que la licenciada Velia Rangel ayudó a los participantes a “resignificar las pérdidas”, invitándolos a leer su propia historia y ver los momentos difíciles o de “pérdidas” con una actitud de esperanza. La tarde del día 5 y todo el día 6 estuvieron dedicados a ver y analizar las actividades de los diferentes sectores (animación misionera, evangelización, formación…) dando una especial importancia a la economía, después de la visita realizada por el ecónomo general del Instituto. Ese día concluyó con una eucaristía presidida por Mons. Juan María Huerta, nuevo obispo de Xochimilco.

El último día estuvo dedicado a hacer una reflexión sobre las próximas elecciones, ya que el 31 de diciembre termina el mandato del actual Provincial y de su Consejo. El diálogo fue profundo y sincero, en el que la esperanza, la confianza, la cercanía o la serenidad, entre otros, fueron los deseos y sentimientos que se viven en este momento y que se esperan también del nuevo equipo de gobierno. También se programaron las celebraciones de cuatro combonianos mexicanos que este año cumplen 25 años de ordenación: los padres Víctor Alejandro Mejía, Lauro Betancourt, Armando Máximo y Aldo Sierra.

La asamblea concluyó con una misa muy emotiva y festiva, durante la cual se celebró el envío del escolástico Carlos Lemus, que partirá próximamente para Nairobi, del Hno Joel Cruz, que acaba de iniciar su servicio como coordinador de la pastoral Afromexicana en la Conferencia del Episcopado Mexicano, y del P. José de la Cruz, que lleva ya tres años trabajando en las OMPE, ahora como secretario nacional de la Pontificia Unión Misional.

Nuevo sacerdote etíope, misionero para Brasil

El 2 de agosto de 2025 tuvo lugar un acontecimiento significativo en el Vicariato Apostólico de Harar en Jijiga, ubicado en la región somalí de Etiopía, cuando el diácono comboniano Mintesnot Simeneh Lemessa fue ordenado sacerdote. La ceremonia contó con la presencia del Vicario Apostólico de Harar, SE Mons. Angelo Pagano, OFM Cap., y del Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Addis Abeba, SE Mons. Tesfasilasie Tadesse, MCCJ. El nuevo sacerdote ha sido destinado a Brasil.

Durante su homilía, el obispo ordenante, Monseñor Tesfaye Tadesse, destacó la belleza del ministerio sacerdotal, enfatizando la sagrada responsabilidad que conlleva servir a la Iglesia y a la comunidad.

El evento fue solemnizado por una gran reunión de sacerdotes y religiosas, incluyendo representantes de los Misioneros Combonianos y las Hermanas Combonianas. La parroquia de San José, bendecida con la presencia de misioneros durante más de un siglo, celebró esta ocasión especial con júbilo y un profundo sentido de plenitud espiritual.

Mintesnot Simeneh, quien completó sus estudios teológicos en Brasil y fue ordenado diácono, ha sido destinado para ejercer su ministerio en el país sudamericano. El provincial, en un mensaje de agradecimiento, destacó la designación del nuevo sacerdote como una contribución misionera de la parroquia de San José, el Vicariato Apostólico de Harar, los Misioneros Combonianos en Etiopía y la Iglesia Católica Etíope en su conjunto.

El día de celebración concluyó con una comida festiva preparada en el salón parroquial, simbolizando la unidad, la alegría y las bendiciones de un nuevo capítulo en la vida de Minstesnot Simeneh mientras emprende su viaje como sacerdote recién ordenado al servicio de los fieles en Brasil.

Padre Asfaha Yohannes, mccj