Cuatro ganadoras del Premio Zayed a la Fraternidad Humana

Este 8 de marzo, día internacional de la mujer, presentamos a las ganadoras del Premio Zayed a la Fraternidad Humana los últimos 4 años. De izquierda a derecha, Michèle Pierre-Louis (Haití, 2022), Mama Shamsa (Kenia, 2023), Hermana Nelly León (Chile, 2024), Latifa Ibn Ziaten (Francia-Marruecos, 2021). Foto: Vatican News.

Latifa Ibn Ziaten, mujer franco-marroquí, musulmana y fundadora de la asociación IMAD por la juventud y la paz. “Las mujeres son madres, transmiten amor, no quieren violencia, no quieren guerra, y creo que las mujeres de hoy tienen su lugar en el mundo entero, son las que van a salvar el mundo”.

Hna. Nelly Leon, religiosa de la Congregación del Buen Pastor y creadora de la Fundación Mujer Levántate. “La mujer aporta una manera distinta de enfrentar los conflictos, el hombre los resuelve de modo más violento; la mujer, en cambio, reflexiona y los trata de resolver de manera pacífica. Somos más dialogantes, más empáticas, acogemos las diferencias con mucha libertad interior, sin presiones”.

Shamsa Abubakar Fadhil, representante nacional femenina para la paz y seguridad en Kenia. “Creo que el poder de nosotras es ser madres. Ser madre es un título muy grande. Incluso un profesor que tiene todos los títulos, cuando se acerca a la madre se convierte en un niño. Así que la maternidad juega un papel muy importante”.

Michèle Pierre-Louis, creadora de la Fundación Fokal para el Conocimiento y la Libertad y ex primera ministra de Haití. “Que cese esta violencia asesina y absurda para que las mujeres puedan continuar su lucha contra la injusticia y la desigualdad, y por la fraternidad, la sororidad y la solidaridad humana”.

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Haití: La Iglesia misionera permanece al lado de la gente

Crédito: Agencia Fides
Foto: UNICEF

El país está en una situación dramática, toda la región está aislada porque las bandas controlan ahora el acceso a la capital y las personas y las mercancías sólo pueden llegar por complicados puentes aéreos o corriendo el riesgo de perder vidas y bienes (véase Agencia Fides 5/3/2024).
“Esto significa que incluso las medicinas y los productos de primera necesidad, los alimentos que no proceden directamente de sus propios campos, no pueden llegar y los que llegan son cada vez más caros. Los enfermos no pueden recibir tratamiento o ni siquiera llegar a hospitales mejor equipados, en otras partes del país, no sólo en la capital, significa que hay escasez de leche para los niños, escasez de alimentos”. Así lo afirma Maddalena Boschetti, misionera laica fidei donum de la diócesis de Génova y consagrada camiliana. En todo Haití, no sólo en la capital”, continúa Maddalena, que se ocupa de niños discapacitados y enfermos y de sus familias en el noroeste de Haití, “la inseguridad y la violencia de las bandas asesinan. Matan no sólo en la violencia de las calles de Puerto Príncipe y las grandes ciudades, sino también en la privación de las necesidades vitales de quienes ya no tienen recursos y sobreviven en las zonas más pobres de la provincia. El hospital no tiene sitio, los medicamentos son pocos y esenciales, los cuidados paliativos no existen. Sólo hay dolor. No hay posibilidad de hacerse un examen histológico ni una mamografía; las radiografías son de muy mala calidad”.
“Esta es una visión de la vida actual en Haití, uno de los frentes candentes de la Tercera Guerra Mundial en curso. Por eso es tan importante la presencia de la Iglesia y de la Iglesia Misionera, tanto en este país como en todos los países en guerra”, concluye la misionera. “Debemos permanecer al lado de la gente, seguir dando testimonio con nuestras vidas al servicio de Dios y del Hombre de que el pueblo de Haití, un pueblo de mártires, no está solo. Seguir sirviendo y ayudando a los más necesitados para no dejarlos solos, para decirles que su vida tiene valor”.

Secuestrados seis religiosos y un profesor en Haití

La Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón en Haití, a través de un comunicado firmado por el hermano Agustín Nelson, Superior Provincial de la Congregación, informaron este viernes que seis religiosos y un maestro fueron secuestrados en Puerto Príncipe.

ADN-CELAM

“Un calvario que ha conmovido y entristecido profundamente a los miembros de la Congregación, a las familias de las víctimas, a los colaboradores en la misión, a la Iglesia en Haití y a la sociedad en su conjunto”, señalan.

Los retenidos que trabajaban en la misión de la Congregación en la Escuela Jean XXIII, iban de camino por el barrio Bicentenario, ubicado en una zona del centro de la capital haitiana, controlada por grupos armados.

La violencia se ensaña contra el pueblo haitiano

En el mensaje el Provincial de la Congregación, señala que, “desde hace varios años, una violencia absurda e injustificada se abate sobre el pacífico pueblo haitiano, e incluso quienes dedican su vida a la causa de los más vulnerables no se han librado de ella”.

La congregación católica a la que pertenecen los religiosos y el maestro anunció el cierre del referido colegio, las demás instituciones educativas de los Hermanos del Sagrado Corazón en todo el país proseguirán la labor educativa.

Contexto

Según reporte de las autoridades durante varias semanas se ha venido dando un enfrentamiento entre bandas rivales, paralizando así las actividades en este puerto internacional de Puerto Príncipe y provocando escasez de algunos productos.

Además, señalan que los secuestros extorsivos son el pan diario en Puerto Príncipe. Seis religiosas fueron raptadas y liberadas a fines de enero, y el 15 de febrero corrió la misma suerte un profesor universitario.

Según un reporte ofrecido a principios de febrero por el Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Volker Türk, al menos 806 personas han sido asesinadas, heridas o secuestradas en enero pasado y unos 300 pandilleros muertos o heridos, se observa además que el comienzo de 2024 fue particularmente violento.

Liberadas las religiosas secuestradas en Haití

Las religiosas de la Congregación de Santa Ana habían sido tomadas como rehenes por hombres armados el pasado 19 de enero, cuando viajaban en un autobús. Otras dos personas también fueron secuestradas. Todos han sido liberados, según ha confirmado el arzobispo de la capital haitiana, Mesidor. El pasado domingo, el Papa hizo un llamamiento en el Ángelus por las monjas y por la paz social en la isla.

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Las seis hermanas de la Congregación de Santa Ana secuestradas el 19 de enero en Puerto Príncipe (Haití) han sido liberadas. También han sido liberadas las demás personas que las acompañaban y que fueron tomadas como rehenes por hombres armados que habían bloqueado el autobús en el que viajaban y que, según informan los medios locales, habían exigido un rescate de 3,5 millones. La confirmación de la liberación llegó a los medios vaticanos a través del arzobispo metropolitano de la capital haitiana, Max Leroys Mesidor, presidente de la Conferencia Episcopal local, quien expresó su alegría por la noticia y agradeció a todos los que habían prestado atención y ofrecido su apoyo en esta situación: “¡Damos gracias a Dios! Gracias por vuestro apoyo”.

El llamamiento del Papa en el Ángelus

En el Ángelus del pasado domingo, 21 de enero, el Papa hizo un “sentido” llamamiento desde la ventana del Palacio Apostólico por la liberación de las seis religiosas y por los dramas que vive la isla: “Rezo por la armonía social en el país y hago un llamamiento a todos para que se ponga fin a la violencia que tanto sufrimiento está causando a esa querida población”, dijo el Pontífice.

Las palabras de monseñor Dumas

A la sentida petición del Papa siguió la de monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau-Miragoâne y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, quien, a través de los micrófonos de Radio Vaticana, había hecho saber que quería ofrecerse como rehén a cambio de las monjas.  “Secuestrar a mujeres que dedican su vida a salvar a los pobres y a los jóvenes es un gesto que verá el juicio de Dios”, añadió el prelado, estigmatizando el secuestro, que se une a los numerosos episodios de violencia que hieren la faz del país.

En una nota difundida hoy, Dumas también dio gracias al Señor por la liberación de los ocho rehenes: “Este acontecimiento traumático -escribió- ha puesto una vez más a prueba nuestra fe, pero ésta permanece inquebrantable. Hemos ‘clamado’ a Dios, continúa, y ‘Él nos ha hecho fuertes en nuestras pruebas y ha devuelto a nuestros cautivos a la libertad. Ha convertido los corazones endurecidos y liberará a Haití de todo mal, para que todos sus hijos conozcan la alegría de una libertad inestimable”. La Iglesia sigue comprometida con el advenimiento de una era de justicia y de paz en Haití”. 

La Iglesia haitiana en oración

La propia Iglesia católica haitiana organizó ayer, 24 de enero, una jornada de oración, meditación y adoración eucarística por las monjas y todos los secuestrados. “¡Que dejen de pisotear la dignidad inalienable de los hijos de Dios!”, escribían en una nota conjunta el arzobispo Mesidor y el padre Morachel Bonhomme, presidente de la Conferencia de Religiosos de Haití, invitando a todos los fieles haitianos a “organizar una cadena de oraciones incesantes” por la liberación de los secuestrados. Hoy, pues, la buena noticia de la liberación.

Seis religiosas secuestradas en Haití

Hombres armados se apoderaron del autobús que transportaba a las religiosas. El vehículo fue conducido a un destino desconocido. El obispo de Anse-à-Veau et Miragoâne, Monseñor Dumas: “Acto de barbarie, que no respeta la dignidad de las mujeres consagradas”, pide la liberación de todas las secuestradas y se ofrece como rehén en su lugar.

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La capital haitiana está experimentando un aumento de la violencia hasta el punto de que algunos barrios han sido acordonados en los últimos días. Según fuentes locales, seis religiosas de la congregación de las Hermanas de Sainte-Anne fueron secuestradas junto con otras personas, entre ellas el conductor, cuando iban a bordo de un autobús que se dirigía a la universidad de la capital, Puerto Príncipe. El vehículo fue detenido por hombres armados que subieron al autobús y tomaron como rehenes a todos los pasajeros. El secuestro tuvo lugar el viernes 19 de enero a plena luz del día y en el centro de la capital.

Indignación de la Iglesia haitiana

El secuestro, confirmado por un comunicado de prensa de la Conferencia de Religiosos de Haití, también ha sido denunciado enérgicamente por monseñor Pierre-André Dumas, obispo de Anse-à-Veau y Miragoâne, que condena “con vigor y firmeza este último acto odioso y bárbaro, que ni siquiera respeta la dignidad de estas mujeres consagradas que se entregan de todo corazón a Dios para educar y formar a los jóvenes, los más pobres y vulnerables de nuestra sociedad”. 

En la nota, el obispo pide la liberación de los rehenes y el fin de “estas prácticas despreciables y criminales”. A continuación, invita “a toda la sociedad haitiana a unirse para formar una verdadera cadena de solidaridad en torno a todas las personas secuestradas en el país, para obtener su liberación y garantizarles un regreso rápido y seguro con sus familias y seres queridos”. Dumas incluso se ofrece como rehén en su lugar.

Aumento de la violencia 

Las bandas armadas han intensificado sus acciones asesinas desde el pasado domingo, mientras se organizan manifestaciones contra la inseguridad en el país. El jueves, el barrio de Solino, al sur de Puerto Príncipe, fue escenario de violentos tiroteos entre bandas rivales y, en particular, un grupo armado del vecino barrio de Bel-Air. Según el responsable local de una organización de derechos humanos, los enfrentamientos se saldaron con una veintena de muertos.

Otros barrios de la capital, como Carrefour Péan y Delmas 24, también fueron blanco de ataques de bandas. En las calles de Puerto Príncipe, los residentes han levantado barricadas para protegerse. Desde hace varias semanas, también han aumentado los secuestros en Puerto Príncipe. La semana pasada, un médico y un juez de paz fueron secuestrados antes de ser liberados tras el pago de un rescate.

Manifestaciones contra la precariedad

Paralelamente, manifestaciones antigubernamentales sacuden el país desde hace varios días, a la llamada de Guy Philippe, antiguo jefe de policía y político, que ha regresado a Haití tras cumplir condena en Estados Unidos por blanqueo de dinero relacionado con el narcotráfico. Los manifestantes exigen la dimisión del Primer Ministro Ariel Henry, en el poder desde el asesinato del Presidente Jovenel Moïse en 2021, acusándole de su inacción a la hora de dirigir el país, tanto en el plano económico como en el de la seguridad.