Mensaje final del Seminario Continental sobre personas migrantes, refugiadas y desplazadas

Concluyó en Panamá el Seminario Continental sobre personas migrantes, refugiadas y desplazadas organizado por la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos) y la ADERYRP (Asociación de Religiosas y Religiosos de Panamá. El evento, que se celebró del 11 al 14 de julio, tuvo el propósito de buscar respuestas a los clamores de migrantes, refugiados y desplazados que siguen padeciendo este flagelo.
los organizadores ofrecieron al final un mensaje donde exponen en cuatro puntos sus preocupaciones, pero también sus esperanzas de seguir con la labor evangelizadora que exige estos tiempos a la vida religiosa, poniendo en primera persona a aquellos que sufren.
Este es el mensaje:

Hermanas y Hermanos de la Vida Consagrada,

Reunidas y Reunidos en la Ciudad de Panamá, laicas, laicos, consagradas y consagrados,
personas migrantes y gente de buena voluntad, nos encontramos, escuchamos, observamos y abrazamos con fe y amor a personas (mujeres, hombres, niñas, niños, adolescentes) que llegaron desde otros países luego de cruzar el Darién en etapas complejas de sus procesos de movilidad migratoria y alta vulnerabilidad. En nuestras reuniones y diálogos renovamos y fortalecemos nuestro compromiso en la misión junto a personas migrantes, refugiadas y desplazadas, enfatizando cuatro puntos.

  • 1. Reconocemos que las personas en movilidad humana son para la Vida Religiosa lugar teológico porque constituyen un llamado a servir a Cristo que migra y una oportunidad para ser evangelizadas/os por personas que viven de facto el misterio pascual: Dios actúa y se revela en las voces y las vidas de las y los desplazados, refugiados y migrantes. La Vida Religiosa al servicio de las personas migrantes confirma una vocación, pero también se reinventa y descubre un nuevo lugar eclesial; un lugar dónde vivir la alegría del resucitado. Así se comparte solidariamente la vida de las y los crucificados, en las formas y espacios que el discernimiento enseña y la providencia conduce.
  • 2. Reaccionamos con indignación ante la violación de la dignidad humana de las y los migrantes, ante los abusos y violencias que sufren, incluyendo las muertes en la ruta migratoria. Denunciamos la corrupción que hace de las situaciones de vulnerabilidad migratoria un negocio; las grandes empresas y el crimen organizado que provocan miseria y desplazamientos obligados a personas campesinas, pequeñas propietarias y a quienes tienen que huir de la pobreza, de situaciones de violencia y miedo y de la acción depredadora contra la Casa Común. Señalamos a los Estados y a sus gobiernos porque no facilitan la migración regular o por la falta de leyes, políticas y acciones efectivas de gobernanza migratoria; también denunciamos la omisión o connivencia de liderazgos civiles, religiosos y gubernamentales que ignoran o soslayan el dolor, el sufrimiento y las amenazas de tantas personas y sus familias en desplazamientos internos e internacionales en todos los países del Continente.
  • 3. Manifestamos la esperanza de que las y los ciudadanos de los países de donde salen, por donde pasan y adonde llegan personas luchando por vida y dignidad, elijan las prácticas de acogida, respecto y solidaridad en cada encuentro con personas migrantes y desplazadas. Son personas que adoptaron la migración como estrategia para alcanzar con su esfuerzo y su trabajo condiciones de paz y futuro para sí mismas y los suyos. Declaramos que nadie es extranjero en la Iglesia de Dios, y por esto rechazamos prácticas de xenofobia, discriminación y exclusión de acceso a servicios básicos, criminalización de migrantes y en contra de la solidaridad con migrantes y todo tipo de extorsiones, abusos u opresiones.
  • 4. Llamamos a la Vida Religiosa del Continente, a las Iglesias y sus Pastores, y otras latitudes a sumarse y fortalecer su presencia a través de estudios sobre este fenómeno, colaborando en la comunicación verdadera sobre esta realidad y sobre todo con sus miembros y dones, en la misión de acoger, proteger, promover e integrar. La atención directa y la acción de sensibilización y de incidencia son igualmente necesarias, faltan manos, pies y cabezas en la compañía de las mayorías populares en movilidad. Ojalá que más personas y organizaciones lo hagan, pero también es decisivo enterarse de la realidad de las personas migrantes y refugiadas, sentir sus padecimientos como propios y comunicar su preocupación en sus propios ambientes pastorales.

Es urgente fortalecer nuestra presencia en la Red CLAMOR, en la Red Jesuita con Migrantes, en las redes de la Vida Consagrada contra la trata y otros espacios de articulación que nos permitan seguir construyendo un Nosotros cada vez mas grande, como nos ha convocado el papa Francisco.
También urge promover otros espacios de articulación con las personas migrantes, conformar nuevas redes locales de intervención calificada y robustecer liderazgos dentro y fuera de la Vida Religiosa que apunten a una verdadera transformación social en beneficio de todas las personas migrantes en Panamá y en nuestro Continente.
Invocamos la asistencia de la Sagrada Familia de Nazaret, quienes vivieron la experiencia de la migración forzada, el exilio y el retorno, para que nos acompañen en este caminar.
Firmamos:
Participantes en el Seminario LOS CLAMORES DE LOS VULNERADOS: ESPERANZAS Y RESPUESTAS EN TIEMPO DE SINODALIDAD convocado por la Comisión Personas Migrantes, Refugiadas y Desplazadas de la CLAR.

Panamá, 14 de julio de 2024

65 años de la CLAR

Crédito: ADN Celam

Este domingo 03 de marzo, al celebrarse el 65.° aniversario de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), el cardenal colombiano Luis José Rueda Aparicio, expresó su agradecimiento a tantos religiosos y religiosas, consagrados y consagradas, que a lo largo de toda América Latina ofrecen su vida sirviendo a los más necesitados.

Así lo manifestó el arzobispo de Bogotá, durante la eucaristía dominical –televisada por el Canal RCN– «religiosas y religiosos ustedes son la CLAR viva caminando por los senderos de América Latina, gracias por su testimonio de amor a Cristo en todos los campos de la vida eclesial y social, esto llena de esperanza este continente».

Exaltar la labor de quienes han servido con amor

Durante su homilía el prelado hizo extensivo un saludo a tantas religiosas y religiosos que están enfermos, recluidos en las enfermerías de sus congregaciones, ellos, dijo el prelado «han dedicado toda su vida a entregarse por el Evangelio en América Latina y el Caribe». Así mismo, pidió dignificar a quienes apostólicamente aún pueden ser fecundos con su testimonio y presencia.

Finalmente, en unión a las directivas de la CLAR animó a mujeres y hombres jóvenes que sienten y quieren entregar su vida por Cristo para que no les de miedo y se arriesguen a escuchar ese llamado, «lo mejor que nos puede pasar es encontrar en nuestra vida a Cristo Jesús en los hermanos».

Desafíos: El riesgo, la alegría y la creatividad

Por su parte la hermana Gloria Liliana Franco, presidenta de la CLAR y madre sinodal, presente en la eucaristía, observó que celebrar un aniversario más es traer a la memoria rostros, lugares, procesos y vida en abundancia. “Celebrar es agradecer la vida, la que nos ha llegado generosa y abundante en diversas geografías de este amado continente”.

Frente a este caminar de Iglesia sinodal, la directiva expuso que el recorrido no ha sido fácil, pero si bello por su misión, llegando a lugares de riesgo y de frontera para convivir con los pobres, campesinos, pueblos indígenas y afro. Esta labor afirmó, anima a ser conscientes de la misión de caminantes y aprendices para seguir acompañando a los pueblos en cualquier rincón del continente y ser una luz de esperanza.

Esta celebración ha dicho la religiosa, es un tomar fuerzas en el camino para que renazca el riesgo, la alegría, la creatividad y la osadía, es -agregó- “contemplar al espíritu que hace nuevas todas las cosas y revitalizarse con los dones y gracias que él nos da para continuar la marcha en condición de hermanos y unidos a la vida religiosa del continente”.

Al acto litúrgico asistieron las hermanas Liliana Franco, presidente de la Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas; Daniela Cannavina, secretaria general de la CLAR; los padres Israel Arévalo, secretario adjunto de la CLAR; Hernán Rodríguez, presidente de la Conferencia de Religiosos de Colombia (CRC); Rafael Diago, secretario general de la CRC; Sergio Pulido, párroco de la Catedral Primada y colaboradores de la CLAR.

El quehacer  de la CLAR

La CLAR, fue erigida por la Santa Sede el 2 de marzo de 1959 y se creó con el propósito de animar y articular las labores de las conferencias nacionales superiores, en diferentes países latinoamericanos y el Caribe, presentes en 22 naciones.

Además, es la encargada de impulsar un proceso de revitalización de las nuevas generaciones de la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe, esto mediante experiencias culturales y carismáticas sobre las líneas de procesos formativos de misioneros.

En su última Asamblea realizada en junio de 2022, hicieron público su horizonte inspirador para el trienio 2022-2025, marcado por el lema: Las mujeres del Alba». «Hoy más que nunca estamos convencidos de que la verdadera reforma viene del encuentro con Jesús, al eco de su Palabra, en el aprendizaje de sus actitudes y criterios, en la asimilación de su estilo», subrayaron en su momento.