Desde hace algún tiempo, algunos hermanos sueñan con un itinerario de formación ligeramente diferente para los futuros misioneros. No debería tener lugar en el mundo especial de un seminario, sino en estructuras más sencillas y pequeñas, y estar más cerca de la realidad concreta de la vida de las personas. (En la foto: Padre Karl Peinhopf -segundo por la izquierda- con los nuevos escolásticos en Graz-Messendorf (de izquierda a derecha) Tonito Teaneque (Mozambique), Wilson Wairimu (Kenia), Daniel Osuna (México)
El Capítulo General de 2022 concedió este deseo y dio a la Dirección General la oportunidad de “alojar a pequeños grupos de escolásticos en una comunidad local normal si fuera necesario”. Deberán estar acompañados por un hermano y combinar bien los elementos esenciales de la formación: oración, estudio, vida comunitaria y compromiso pastoral-misionero.
Nuestra comunidad de Messendorf, llamada “comunidad formativa”, fue elegida para ese “itinerario formativo alternativo”. Cuatro escolásticos viven en la comunidad y se preparan para su futuro trabajo misionero en Europa o en otra parte del mundo. Se presta a ello porque en Graz hay una facultad de teología de gran calidad y la comunidad comboniana es una mezcla variopinta en cuanto a edad y origen. Dos hermanos proceden del Tirol del Sur, uno de Alemania y otro de Austria, y dos de países africanos. A esto se añade nuestra larga presencia en la Iglesia local y en la atención pastoral a los emigrantes a través de la Casa de África, que funciona aquí desde hace más de veinte años. Las afueras de Graz ofrecen muchas oportunidades para que nuestros escolásticos se dediquen a labores pastorales, sociales y misioneras paralelamente a sus estudios.
Concretamente, este proyecto comenzó a finales de septiembre de 2023 con la llegada del primer escolástico, Jesús Daniel Osuna, de México. Desde entonces, también han llegado Wilson, de Kenia, y Tonito, de Mozambique. Todavía estamos esperando a Ilolube del Congo. En el primer año, están ocupados estudiando alemán. Les acompaña el padre Karl Peinhopf, que procede de la Iglesia local de Estiria. Toda la comunidad local es corresponsable de todo el proyecto. Así pues, la comunidad de Messendorf cuenta con diez hermanos de un total de nueve naciones. El más joven tiene 24 años y el mayor 87, lo que la convierte en un reflejo de la mayoría de las comunidades combonianas del mundo, que tienen una composición similar.
Fue liberado poco después (en las fotos, a su regreso al hospital, ya liberado). Una doctora polaca que fue secuestrada con él sigue en poder de los secuestradores.
El Hno. Juan Carlos Salgado Ortiz, médico y misionero comboniano mexicano, fue secuestrado el pasado 9 de febrero a plena luz del día, mientras se encontraba trabajando en el hospital Saint Michel de Donomanga, en la región de Tandjilé, en Chad, del que es director. Con él fue secuestrada también la doctora de origen polaco Aleksandra Pol Kuligowska, que se encontraba haciendo un servicio de voluntariado en dicho hospital.
Según contó el Hno. Juan Carlos a la radio diocesana Effata, «Dos individuos armados irrumpieron en nuestra oficina, dando la impresión de que buscaban una consulta. Sin embargo, nos obligaron a subir a dos motos que les esperaban a la salida. En cada moto íbamos flanqueados por dos hombres armados. Tras correr unos kilómetros por el campo, se detuvieron para ofrecernos agua y nos aseguraron que su intención era puramente económica. Aunque iban fuertemente armados, afirmaron que no tenían intención de quitarnos la vida. La policía fue alertada y nos persiguió, alcanzándonos durante nuestro descanso. Hubo intercambio de disparos. Así escaparon los secuestradores. No consiguieron llevarme con ellos, pero sí a la joven doctora Aleksandra (polaca) en la otra moto… se fueron con ella».
Ayer conseguimos contactarlo por Whatsapp y nos dijo que él se encuentra bien, a parte del susto, y que ahora su preocupación se centra en la doctora polaca, de la que no tienen ninguna noticia. Las autoridades y los servicios de seguridad chadianos, junto con las fuerzas militares francesas presentes en el país están colaborando para localizarla y liberarla. También nos comentó que esta semana está previsto que un grupo de oftalmólogos españoles realicen varias visitas médicas a los poblados. Irán protegidos con escolta militar y se reforzará la protección policial en el hospital.
Del 19 al 21 de enero de este año 2024 se encontraron 46 laicos de diversos lugares de México, Ecuador y Estados Unidos, comprometidos en la Misión Social de Paz inspirados en los principios misioneros de San Daniel Comboni.
El encuentro se realizó en la ciudad de Sahuayo Michoacán teniendo como sedes el Centro Cultural de Paz que anima ECOPAX-Sahuayo y el Seminario Misionero Comboniano del mismo lugar.
Este encuentro, organizado y animado por ECOPAX-Sahuayo tuvo como finalidad compartir experiencias, iniciativas y procesos de paz en los diferentes contextos en los que desarrollan esta misión social los animadores y animadoras de ECOPAX para fortalecerse y animarse mutuamente en esta tarea misionera en ámbito social que se siente cada vez más necesaria y urgente en todos los ámbitos de convivencia humana.
El encuentro terminó con la definición de compromisos y metas comunes para este año 2024 a nivel local e internacional. Se concluyó con la misa de acción de gracias en el seminario comboniano y una comida que ofrecieron las personas beneficiarias del Centro Cultural de Paz de Sahuayo y sus familias, como agradecimiento por los beneficios que reciben de ECOPAX.
Por: P. Pedro Pablo Hernández, desde Awasa, Etiopía
Cuando el P. Juan, (Administrador Apostólico de la diócesis), me preguntó si quería acompañarlo en la procesión religiosa que hacen anualmente los Cristianos Ortodoxos de Hawassa, desde su catedral hasta la iglesia que está junto al lago, no dudé en darle una respuesta positiva.
Nosotros éramos los únicos dos católicos, revestidos como sacerdotes, que caminaban junto con su obispo y con un par de docenas de sus sacerdotes y diáconos. Mientras caminábamos por la calle principal de la ciudad para celebrar las vísperas del Bautismo del Señor, se nos iban juntando los representantes de las otras 11 iglesias ortodoxas ahí presentes, luciendo sus vestimentas litúrgicas y llevando en mano sus cruces ‘altas’
La principal razón por la que acepté la invitación es porque la iglesia programa anualmente, durante estos días, la semana de oración por la unidad de los cristianos y quise unirme a ellos para orar juntos mientras caminábamos.
Pensé que siempre es bueno orar en nuestra capilla con esa intención, pero que era mejor ir a su catedral y al caminar dentro de su procesión, unirme en oración por ellos y por la unión de todos los cristianos en el mundo. Más que hacer muchos discursos (que también son necesarios para motivarnos) la unidad se hace de manera más concreta mientras al caminar surgan diálogos de amistad que broten de manera espontánea.
Esto, precisamente fue lo que me sucedió en la procesión con el P. Abraham, aquí en la foto, quien es un sacerdote ortodoxo, casado, con 3 hijos, y párroco en Moyale, la ciudad que hace frontera entre Etiopía y Kenia. Mientras caminábamos empezamos a platicar, me hizo muchas preguntas sobre mi trabajo y yo sobre el suyo. Poco a poco nació una amistad, nos intercambiamos número telefónico y quedamos que él vendría un día a visitarme y me invitó a visitarlo a su parroquia.
Hoy oré por la unidad de todos los cristianos y Dios me (nos) bendijo con el don de la amistad con este sacerdote ortodoxo. Espero que esta vivencia nos lleve a vivir más profundamente la unidad por la que Jesús rezó en el evangelio. ¡Que así sea!
Jóvenes de la diócesis católica de Rumbek, en Sudán del Sur, caminaron de Rumbek a Tonj, unos 125 kilómetros, en una peregrinación de siete días que iniciaron el domingo 7 de enero para sensibilizar a las comunidades de la nación centro-oriental africana sobre la necesidad de la paz.
Procedentes de las 17 parroquias católicas de la diócesis sursudanesa, los 96 jóvenes, a los que se han unido algunos sacerdotes, así como religiosas y religiosos que sirven en la diócesis, han estado haciendo caminatas de cinco horas por la mañana y pasando las horas de la tarde participando en las actividades de las comunidades donde son acogidos. Su objetivo es demostrar a los miembros de las comunidades locales a lo largo del camino, y donde son acogidos, la importancia de vivir en comunión unos con otros, ha dicho a ACI África el Ordinario Local de la Diócesis de Rumbek, Mons. Christian Carlassare. El Obispo Carlassare habló con ACI África el martes 9 de enero, tercer día de la peregrinación por la paz. Los peregrinos ya habían estado en al menos cuatro parroquias, atrayendo más participación en la peregrinación a lo largo del camino.
Comenzaron marchando por las calles de Rumbek, en el Estado de los Lagos de Sudán del Sur, pasando por las cuatro parroquias del municipio de Rumbek, y terminando en la escuela primaria y secundaria de Loreto Rumbek, donde pasaron la primera noche. Desde Loreto, se dirigieron a Abiriu, una localidad a unos 30 kilómetros de Rumbek donde los jóvenes tuvieron “una maravillosa experiencia ecuménica”, dijo el obispo Carlassare.”Una Iglesia protestante de Abiriu nos acogió en su seno”, recordó la experiencia del lunes 8 de enero. Y añadió refiriéndose al Instituto de Formación del Profesorado Mazzolari de Cueibet, dirigido por miembros de la Compañía de Jesús (jesuitas): “Ahora estamos en un instituto de formación del profesorado dirigido por los jesuitas. Iremos a muchas otras parroquias y esperamos visitar muchas capillas y comunidades”. Y continuó: “La respuesta ha sido muy alentadora. En total, somos unas 100 personas en marcha. Sin embargo, estamos unidos espiritualmente por todos en nuestra Diócesis y en las comunidades donde somos acogidos a lo largo de nuestro viaje.”
El obispo Carlassare dijo que la intención de la peregrinación por la paz ha sido reunir a jóvenes de diferentes parroquias e instituciones de la diócesis de Rumbek para tener una experiencia de viaje juntos, conocerse y hacer comunión unos con otros. Organizada bajo el lema “Sed semillas de esperanza”, la peregrinación se guía por el mensaje que el Papa Francisco pronunció en su peregrinación de paz a Sudán del Sur en febrero de 2023.
El 9 de enero, los peregrinos meditaron sobre dos palabras clave relacionadas con el tema del día, “Viajar”, a saber, “Memoria y compromiso: recordar las huellas de quienes nos han precedido con un buen ejemplo para alcanzar el objetivo común de la comunión” y “comprometernos hacia la unidad y el amor”, publicó uno de los peregrinos en el muro de WhatsApp de la diócesis de Rumbek.
El peregrino continuó: “Predicando el Evangelio de Cristo para llegar a los miembros de nuestra familia y hermanos y hermanas y hacer la obra de Caridad y ser compasivos unos con otros aceptando el sufrimiento de cada uno de nosotros para la gloria de Dios y para dar testimonio de Jesucristo.”
En la entrevista del 9 de enero con ACI África, el obispo Carlassare dijo: “Nuestro tema viene de la llamada del Papa Francisco el año pasado para que seamos ‘semillas de esperanza'”.
Añadió que la peregrinación se inspiró en el Santo Padre, que se refirió a sí mismo como un “Peregrino de la paz” cuando visitó Sudán del Sur. “Estamos haciendo una peregrinación que es una experiencia de oración, un sentimiento de estar en contacto con Dios y con los demás y de comprender la llamada que hemos recibido”, dijo el obispo Carlassare, y añadió: “La segunda palabra es ‘caminar’, que implica un movimiento en el que tenemos que ser activos en la paz que tanto deseamos. La última palabra es caminar y eso significa no quedarnos estancados en nuestros propios lugares”.
El líder de la Iglesia Católica, que comenzó su ministerio sacerdotal en Sudán del Sur en la diócesis católica de Malakal en 2005, dijo además a ACI África: “Sentimos que estamos llamados a ser peregrinos junto con el Papa Francisco”.
“Tenemos que continuar el viaje cada año. Nuestros jóvenes se reúnen para rezar y compartir nuestra esperanza. La esperanza de una paz en la que la juventud deje de estar manipulada por quienes detentan el poder. No queremos ver a la juventud marchando por las calles con armas dispuesta a la violencia. Queremos ver a los jóvenes capaces de cambiar el curso de la historia”, dijo el obispo Carlassare.
El miércoles 10 de enero, cuarto día de la peregrinación, los peregrinos se embarcaron en una caminata de 21 kilómetros, de Cueibet a Angrial. “Seguimos contemplando el mensaje del Papa Francisco de ser Semillas de Esperanza que en un futuro producirán un fruto”, compartió uno de los peregrinos en el muro de WhatsApp de la Diócesis. Antes de la peregrinación, el 7 de enero, fiesta de la Epifanía, el obispo Carlassare compartió este poema y reflexión, que concluyó con su oración de peregrinación:
¿Por qué estás tan confundido, Herodes? ¿Por qué temes al Señor que viene? Él no derriba ningún reino humano. El que abre la puerta al reino de Dios. Así puedes acabar enterrado bajo tu palacio Mientras que los Reyes sabios dejaron sus palacios de antaño Por algo mejor que la mirra, el incienso y el oro. No se pusieron en camino a causa de la estrella. Sino que vieron la estrella porque comenzaron a caminar una peregrinación de toda la vida junto a todo tipo de personas. Siempre dispuestos a acoger sueños de amor fraterno Siempre dispuestos a abrir nuevos caminos de esperanza Para encontrar al Señor de la Vida en cada pobre choza De cada nuevo Belén.
Que los jóvenes de Rumbek tengan una peregrinación de paz bendecida y fructífera, ya que comienza hoy y les llevará a encontrarse con varias comunidades hasta llegar a Tonj el domingo 14 de enero.
Hacia la segunda semana de Adviento solíamos montar la decoración navideña en los vestíbulos de los edificios de nuestras diferentes facultades. A los estudiantes universitarios, tanto a los cristianos como a los musulmanes, les encantaba fotografiarse alrededor del árbol. Su presencia anunciaba el evento que se aproximaba y las sonrisas de los estudiantes simbolizaban la alegría que el nacimiento del Salvador traía.
Desde el pasado 15 de abril, día en que comenzó la guerra, el barrio de Jartum donde se encuentran nuestras escuelas primaria y secundaria –el Comboni College Khartoum–, la universidad –el Comboni College of Science and Technology–, la capilla y la comunidad, es un campo de batalla donde se enfrentan el Ejército Regular (SAF, por sus siglas en inglés) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, por sus siglas en inglés). La guerra ya ha causado más de seis millones de desplazados y nos impide volver a nuestro hogar y a nuestro querido College. Los estudiantes y el personal docente están refugiados en escuelas en diversas localidades del país que se han convertido en campos de desplazados, casas de familiares fuera de la capital, en lugares seguros o en otros países más o menos lejanos como Egipto, Sudán del Sur, Chad, Etiopía, Uganda o Kenia. Los más afortunados pudieron ubicarse en países del Golfo, como Emiratos Árabes Unidos.
La Sagrada Familia también tuvo que buscar refugio en Egipto cuando Herodes desencadenó su persecución contra el nuevo mesías. A mí también me ha tocado ponerme en movimiento para encontrarme con mis estudiantes y personal refugiado en Dubái, Yuba, El Cairo o Port-Sudan. El viaje a Yuba, en particular, me permitió ver también a los graduados de años precedentes que hoy dirigen los equipos de tecnología de la información del Ministerio de Universidades, Ciencia y Tecnología de Sudán del Sur, de las universidades de Yuba y de la -Upper Nile University, de compañías de telecomunicaciones, hospitales, centros de formación… Fue una gracia muy grande poder constatar el impacto de nuestro trabajo educativo más allá de las fronteras sudanesas.
Y es precisamente el uso de la tecnología que nuestros graduados propagan lo que nos está permitiendo continuar el curso en medio de una guerra. El 23 de octubre comenzamos en línea el segundo semestre, que el conflicto armado había interrumpido. La conexión a Internet es muy limitada y la mayor parte de los estudiantes no tiene un ordenador ni teléfonos para encontrar el instrumento a través del cual estudiar los diferentes cursos. Pero no faltan la creatividad y el deseo de aprender y construir un futuro mejor más allá de esta maldita guerra.
Hace unos días tuve un seminario web con los estudiantes para introducirles en el uso de la plataforma digital de aprendizaje. Algunos de ellos lo seguían desde el patio de la escuela donde se han instalado tras dejar Jartum. Y desde allí, con un móvil, conexión a Internet, un cuaderno y un bolígrafo se adentran en un proceso acelerado de transformación digital forzada.
El Verbo se ha encarnado en el contexto concreto de nuestro mundo. Hoy la realidad que nos toca no es solo la material. La red invisible e inmaterial que nos conecta gracias a la tecnología debe ser también un pesebre en el que se encarne la presencia transformadora del Mesías.
El mesías que viene es príncipe de paz, un don que parece ahora particularmente lejano. No se atisba ningún deseo de reconciliación en los dos contendientes y ambos poseen ejércitos numerosos y bien equipados. Parece imposible a corto plazo que podamos volver a preparar el árbol de Navidad en nuestros vestíbulos y que puedan brillar las sonrisas de los estudiantes fotografiándose alrededor de ellos. Por tanto no queda otra que descubrir una nueva manera de ser misionero y «hacer Misión» que entrelace el movimiento físico para encontrar a los que la guerra ha dispersado con la acción digital a través de la cual ayudamos a nuestros estudiantes a labrarse un futuro y a construir desde ya un nuevo Sudán tras el final de la guerra.
Este nuevo ecosistema de aprendizaje y misión presenta nuevos desafíos. ¿Cómo transmitir los valores de respeto a la diversidad que el College representaba a través de la convivencia diaria en las aulas de cristianos y musulmanes, las celebraciones interculturales o de las propias fiestas religiosas y la oración? ¿Cómo hacerles experimentar la belleza del servicio como hacíamos a través del grupo de voluntarios en cuidados paliativos, iniciativa que transformaba a nuestros estudiantes, musulmanes y cristianos, en misioneros de misericordia?
Dios escogió a los pastores como primeros testigos de la encarnación del Verbo. Ellos eran nómadas cuya palabra no tenía ningún peso en la sociedad, incluso no tenía valor en los juzgados. De modo análogo, la guerra nos ha convertido en itinerantes y la mayor parte de los medios de comunicación dejaron de dar valor a nuestro conflicto. Ojalá que nuestros estudiantes y profesores desplazados puedan también atisbar una luz de esperanza que crece en la medida en que se abre paso la paz en el interior de cada uno de ellos y en el país a través del silencio de las armas y la continuidad del recorrido educativo.