Tras las huellas del Resucitado

Por: Carmen Aranda, LMC España

Pues sí, a veces vemos a personas como nosotros y no nos podemos imaginar la vida que tienen detrás. En Cáritas atendemos a mucha gente, casi a “todos” los que llegan esperando soluciones inmediatas, comida, ayuda, consuelo, o lo que sea. Cuando vienen muchos corres el riesgo de no “ver” a la persona, sino al número, de no ver por dónde han pasado, ni lo que han vivido, sino “lo que piden”.

Se presentan historias de familias, de chicos que vienen solos, de mujeres con hijos…

Vienen a España heridos y con expectativas. Algunos por decisión y otros empujados por los conflictos que los echan de tierras, de casas y del abrazo de sus familias. Cuando escuchas historias que no te imaginas ni en una película, te das cuenta de lo grande que es el mundo y de la maldad humana, pero también de lo que necesitamos a Dios, y tener una mente y un corazón dispuestos.

En medio de ese acompañamiento, a veces en el desahogo se verbaliza estar “peleado con Dios”, “¡cómo un Dios bueno, ha permitido que yo haya sufrido tanto!”. “¿Dónde estaba Dios cuando he estado amenazado de muerte?” “¿Dónde estaba Dios cuando me han echado de mi casa y robado todo lo que tenía?”

Me ha pasado…por inspiración, estar en la oficina y se me ocurre invitar a una de estas personas heridas a participar de la Pascua en la parroquia. Un Triduo vivido en Comunidad. No dice que no, pero no estaba segura de que vendría. Tiene la valentía de hacerlo. Se sienta en el último banco de la iglesia, como queriendo ver pero de lejos, cerca de la puerta. Yo respeto la distancia, y el espacio, pero estoy atenta.

Jueves Santo. Se emociona y dice haber estado tranquila, después de seis años sin pisar una iglesia. Le ha gustado, ha sentido paz. Dice que sus problemas se han quedado por un momento en la puerta, se ha parado todo. Lleva meses medicándose para poder dormir, dice que ha respirado.

Viernes Santo. En la cruz se clavan todas las noticias que hablan de los Cristos que se siguen crucificando cada día. Y se responde a su famosa pregunta “¿Dónde está Dios?” y resulta que Dios está sufriendo al lado de cada persona, y lo que nos toca preguntar es ¿dónde están los hombres y mujeres de buena voluntad para acercar la caricia y el consuelo de Dios a los que están desesperados?”

Sale muy tocada de esta celebración, dice que ha sentido que lo que ha pasado en la iglesia “era verdad”… pero que necesita tiempo para digerir y entender. Necesita tanto tiempo, que no da el salto para participar del Sábado, de la fiesta de la Resurrección.

Me ha dado las gracias por invitarla, a través del móvil. Dice que duerme mejor, que se siente mejor. Quiero pensar que la puerta de la reconciliación se está abriendo, y en ese camino, en esa experiencia ojalá se encuentre pronto con el resucitado que no abandona nunca, que siempre sostiene, que nos ama con locura.

Seguiremos acompañando despacio y atentos.

Un amor que nos impulsa a conocer y saber amar

Ilaria y Federica, LMC
Desde Carapira, Mozambique

Estamos aquí de nuevo para daros noticias y compartir, con vosotros, este último tiempo. Durante estos meses, desgraciadamente, nos resulta difícil responder a todos vuestros mensajes (que son muchos), debido a acontecimientos imprevistos, pero todo esto forma parte de estar en misión y vivirla plenamente, hasta el último momento de cada día.

La última vez, os contamos la pena de despedirnos del Padre Jaider, el padre comboniano, que partió urgentemente hacia su tierra natal, debido a repetidas enfermedades.

Pues bien, el mismo día, exactamente un mes después de su partida (de nuevo el 5, pero de julio), la comunidad de los Padres Combonianos fue golpeada de nuevo por una terrible noticia. Mientras esperábamos para acoger a un hermano comboniano de vuelta de sus vacaciones en su tierra natal, recibimos la noticia de su muerte durante la noche, el mismo día en que debía reunirse con nosotros.

A día de hoy, la comunidad comboniana sólo está formada por un padre y un estudiante de teología. Han sido meses difíciles, intensos, llenos de obstáculos, pero incluso en este tiempo, la infinita misericordia y bondad de Dios no ha cesado de obrar maravillas y de darnos la fuerza para afrontar este tiempo y seguir mirando hacia un horizonte cada vez más alto junto a estos hermanos y hermanas nuestros. De hecho, ha sido precisamente en este tiempo de fatiga, de fragilidad, cuando el Señor nos ha unido aún más como comunidad con los padres, como familia comboniana, y nunca hemos dejado de sentir que el Señor nos guiaba. Es precisamente en la fragilidad donde al Señor le gusta trabajar, si dejamos siempre todo en sus manos y nos confiamos a su Gracia.  Como dice una mujer sabia que camina con nosotros: «construye con los que quieren construir y avanza siempre con la alegría que viene del Señor»; son palabras verdaderas, porque cuanto más dejamos todo en manos del Señor, más construye Él.

En estos nuestros primeros seis meses en Mozambique, no han faltado las dificultades y los obstáculos, y en algunos casos no han sido fáciles de superar, sobre todo los surgidos de las personas más cercanas a nosotros, pero realmente sólo con la ayuda del Señor, con vuestra presencia, con vuestro haceros oír, y con la ayuda de la gente, hemos conseguido mantener siempre viva en nuestros corazones, la alegría, la paz y la esperanza, para seguir abrazando esta maravillosa tierra, rica en belleza pero al mismo tiempo con muchas contradicciones.

Cada día, la gente de Macua nos enseña y nos da la alegría de compartir nuestras vidas con ellos. Durante este tiempo, también hemos vivido momentos inesperados y enriquecedores, como la visita del consejo general de las hermanas combonianas y, a principios de agosto, también la de los padres del consejo general comboniano. Cuánta Gracia hemos recibido, inesperada y enriquecedora…

Dentro de nuestros corazones, se abren sueños más grandes con horizontes más amplios que parten de la escucha de la realidad en la que estamos insertos; todo esto sabemos con certeza que con nuestras solas fuerzas, no podremos lograrlo.

Durante este tiempo, hemos tratado de permanecer siempre un paso por detrás para observar y tratar de entender cuáles son las principales necesidades de esta tierra y hacerles realmente protagonistas de su historia y de su tierra. Esta es nuestra misión: crear relaciones verdaderas y auténticas, tender puentes, crear una red. 

Somos extraordinariamente felices a pesar de algunas dificultades y alguna malaria que nos azota (las dos estamos a 2), pero la alegría, la esperanza, la pasión y el amor que sentimos por esta tierra es un impulso que nos mueve cada día a seguir sembrando y construyendo. También os seguimos dando las gracias a todos y cada uno de vosotros, porque vuestra presencia, cercanía y ayuda son combustible para seguir ilusionándonos y creciendo, para poder construir un futuro mejor junto a estas personas, y para sentirnos todos peregrinos de la esperanza en un mundo mejor, donde todas las personas tengan derecho a vivir una vida digna.

Todos somos misión y nosotras, con todos vosotros, nos sentimos como en familia.

Un abrazo desde el fondo de nuestros corazones. Seguimos rezando por todos vosotros y vosotras también, seguid rezando por nosotras.

Con amor, profundo aprecio y gratitud.

Ila y Fede, LMC

La verdadera resurrección pascual

Con alegría y gratitud, les escribimos con noticias directamente desde Mozambique. Nuestro primer mes pasó muy rápido, intenso y profundo. Desde el principio, fuimos recibidas con gran entusiasmo, por la gente de esta tierra que todavía sufre la injusticia y no tiene muchas esperanzas para el futuro. El pueblo Macua, realmente tiene un corazón grande y generoso, a pesar del sufrimiento en sus ojos.

 En este primer tiempo, donde todavía estamos tratando de entender dónde estamos, tuvimos un gran regalo, el de compartir con ellos, los cuatro días más importantes del tiempo de Pascua, desde el Jueves Santo hasta la Pascua de Resurrección. Salimos de casa el jueves por la mañana temprano y hasta el domingo de Pascua por la tarde, vivimos en el pueblo en estrecho contacto con ellos. Nos llevamos algunas cosas, lo imprescindible para pasar esos días. Evidentemente, en estas comunidades nos recibieron con los brazos abiertos; y vivir en la aldea con ellos significaba no tener agua, ni luz, dormir en el suelo con escorpiones, murciélagos, etc… sin todas las comodidades que ahora en Occidente damos por sentadas.

 

Para nosotras fueron cuatro días de verdadera esencialidad, de puro amor que nos permitieron amar aún más su historia y cuestionarnos sobre nuestra forma de estar cerca de los demás, sobre la importancia del estilo con el que estar en misión. ¡Cuánta riqueza recibimos, cuánto aprendimos de ellos una vez más, a vivir lo esencial en profundidad y riqueza que el Señor nos sigue regalando cada día! A partir de ahora, nuestras vidas están siendo moldeadas con una nueva forma, la que nuestros hermanos y hermanas nos enseñan cada día. Nuestras vidas están experimentando realmente una Resurrección Pascual, gracias a ellos y gracias a lo que el Señor nos enseña cada día gracias a su Palabra que es Vida y vivificante para hacer camino en su Voluntad (y no en lo que nosotras en cambio buscamos para satisfacernos, para dar respuestas a nuestro sentido de estar aquí ejecutando sólo proyectos). Para nosotras, incluso antes de venir, estaba muy claro que la belleza de la vida y de ser misión es precisamente compartir todo nuestro ser con ellos, en el mismo plano con ellos. Creo que este punto es fundamental para nosotras, y sobre todo es una forma de vida que cada uno de nosotros puede sentir en su interior, pero hace falta mucho valor para vivirla en la sencillez y en el amor al otro. Estamos firmemente convencidas de que el mayor testimonio que podemos dar es precisamente el camino y la actitud cristiana, no las palabras… en cambio, muchas veces nos perdemos en esto sin un verdadero testimonio de lo que somos, pero sobre todo de a Quién amamos.

Sentimos que esta presencia nuestra aquí está realmente acompañada por la presencia del Señor. Realmente hemos echado de menos volver a abrazar la pobreza, la esencialidad y el compartir total con los más solos y abandonados. Es un gran don vivir la misión porque es Vida, es alegría, es coraje, es salir de uno mismo para darse totalmente al Otro.

Por esta riqueza que estamos recibiendo en nuestras vidas, queremos agradecer a todas las personas que nos están apoyando, que nos están acompañando con la oración y con su estar cerca de nosotras, porque ésta también es una Iglesia en salida, donde el problema de una persona se convierte en el problema de una comunidad. Creemos firmemente en este sueño de vida, que el Señor ha puesto en nuestros corazones, y confiamos siempre en Él, que conoce mejor que nosotras el camino y la forma de construir una nueva manera diferente de estar en misión. Y recordemos siempre que: «si existo es porque el otro me hace existir» y este debe ser un punto fundamental sobre el cual construir puentes y no muros.

Os abrazamos con mucha estima, gratitud, afecto, y esperamos de verdad que toda nuestra alegría pueda llegar hasta vosotros para construir juntos algo diferente, donde también vosotros estéis en comunión con nosotras en este camino de la vida. Seguimos rezando por todos vosotros y llevándoos en cada uno de nuestros pasos, buscando siempre el Rostro de Dios; nosotros también contamos con vuestras oraciones. Hasta la próxima…

Con afecto Ilaria y Federica, LMC

Asamblea de los LMC de México

El pasado 3 y 4 de febrero, los LMC mexicanos tuvimos nuestra Asamblea Nacional 2024 en Monterrey, N. L. Se trataron temas sobre compromiso, pertenencia, animación misionera y economía.

En ella nos comprometimos como grupos e individualmente a preparar todo para el próximo envío de algunos de nuestros integrantes que ya están disponibles para salir a la misión adgentes. Gracias a todos los participantes, bienhechores y MCCJ que apoyaron para hacer posible este evento. ¡Enhorabuena, LMC! Que sigan los frutos al pie de la Cruz para Gloria de Dios.

LMC: Programa de nutrición “Chispuditos”

A lo largo del 2023 nos encontramos con muchas emociones y realidades, llenas de alegría, tristeza, reconforto, anhelo y cruz… Los LMC de Guatemala iniciamos un año lleno de esperanzas puestas en el programa de nutrición Chispuditos, el cual creció de manera increíble a tal punto que logramos, junto con profesionales, hacer jornadas médicas y dentales, ya que el suplemento, las formaciones y los víveres no estaban ayudando a los niños a salir de la anemia y de sus enfermedades.

Hemos hecho grandes esfuerzos por innovarnos, capacitarnos, pero no ha sido suficiente ya que cuando llegó el pediatra, la nutricionista y la dentista observaron un alto grado de desnutrición, problemas psicomotrices, dentaduras inservibles, enfermedades genéticas, deficiencias en el habla y el crecimiento, causados muchas veces por la misma desnutrición de las madres y la mala educación alimentaria. Son 6 años de un camino arduo, trabajando la mente, el corazón y el estómago, sin duda nos llena de alegría ver a los niños de 6 años que salen del programa sin anemia y con un tamaño y peso promedio, ¡Es para darle gloria a Dios!

Al mismo tiempo nos adentramos en la JPIC sabiendo que San Daniel Comboni tenía un interés especial en la justicia hacia los marginalizados y olvidados; nos sumergimos en la formación para conocer la migración en Guatemala y esta nos llevó a la trata de personas, situación terrible y muy latente en nuestro país. Descubrimos que Comboni lucho mucho por la trata de personas, evitando que se llevaran tantos negros como esclavos. Entendimos con charlas, encuentros personales y varios Cineforos sobre la trata de personas, Conocimos la realidad y crudeza de la vida de mujeres en situación de prostitución. Nuestro corazón se doblegó ante tal situación e iniciamos una campaña de concientización. Guatemala sufre trata de personas, mujeres, niños y surge a partir de la migración, la cual es una de las mayores problemáticas del país, de ahí se desprenden estos problemas sociales, culminando con una mal nutrición de niños, familias desmembradas, mujeres solas y niños prácticamente huérfanos.

Creemos que ha sido un año marcado por un despertar profundo al camino de Comboni. Tuvimos formaciones enriquecedoras, formamos nuevos candidatos a LMC, nos encontramos varias veces con un pequeño grupo de laicos en San Luis Petén que están haciendo su formación para ser LMC, ampliamos nuestra visión hacia nuevos proyectos y crecimos en el carisma Comboniano.

Nos espera un 2024 con nuevos y grandes desafíos, a nivel comunitario, misión ad gentes y a nivel económico, pero confiamos en la santa intercesión de San Daniel Comboni, nos acogemos a los corazones de Jesús y María y le pedimos a San José, que ayude a este pequeño grupo a ser luz y sal por donde vaya.

Feliz Inicio de año 2024 que este lleno de muchas bendiciones y nuevos caminos para cada LMC

Un abrazo fraternal LMC Guatemala

I Asamblea internacional ECOPAX

Del 19 al 21 de enero de este año 2024 se encontraron 46 laicos de diversos lugares de México, Ecuador y Estados Unidos, comprometidos en la Misión Social de Paz inspirados en los principios misioneros de San Daniel Comboni.

El encuentro se realizó en la ciudad de Sahuayo Michoacán teniendo como sedes el Centro Cultural de Paz que anima ECOPAX-Sahuayo y el Seminario Misionero Comboniano del mismo lugar.

Este encuentro, organizado y animado por ECOPAX-Sahuayo tuvo como finalidad compartir experiencias, iniciativas y procesos de paz en los diferentes contextos en los que desarrollan esta misión social los animadores y animadoras de ECOPAX para fortalecerse y animarse mutuamente en esta tarea misionera en ámbito social que se siente cada vez más necesaria y urgente en todos los ámbitos de convivencia humana.

El encuentro terminó con la definición de compromisos y metas comunes para este año 2024 a nivel local e internacional. Se concluyó con la misa de acción de gracias en el seminario comboniano y una comida que ofrecieron las personas beneficiarias del Centro Cultural de Paz de Sahuayo y sus familias, como agradecimiento por los beneficios que reciben de ECOPAX.