Esperando contra toda esperanza: una campaña de oración para apoyar la conversión ecológica

La exhortación Laudate Deum es una invitación concreta a promover el multilateralismo como forma de gobierno capaz de establecer e implementar reglas globales y efectivas para la “salvaguardia global” del planeta. Es un espacio democrático e inclusivo donde las voces de la sociedad civil pueden ser escuchadas, donde todos los países tienen un papel que desempeñar, donde la brújula es el bien común y no una “autoridad mundial concentrada en una sola persona o élite con poder excesivo”. (LD 35). [ Foto: © FAO/Giulio Napolitano ]

El Papa Francisco expresa preocupación porque “el mundo se está desmoronando y quizás acercándose a un punto de ruptura” (LD 2), pero no estamos haciendo lo suficiente para cuidar nuestra casa común. Necesitamos planes concretos, muy ambiciosos y viables para lograr los objetivos del Acuerdo de París en la COP28.

La COP28 tiene como objetivo abordar tres desafíos decisivos que son también oportunidades para decisiones compartidas valientes, dignas de la responsabilidad confiada a los líderes y negociadores de los países que se reunirán en Dubai a partir del 30 de noviembre de 2023. Se trata de la transición energética, la justicia climática y la voz de los últimos en las negociaciones. En referencia a este compromiso, la plataforma de la iniciativa Laudato si’ toma posición a partir de las reflexiones expresadas en Laudate Deum. En particular, destaca la necesidad de:

a. Acelerar la transición energética y reducir drásticamente las emisiones que modifican el clima de aquí a 2030, según la evidencia encontrada por el IPCC (cf. Informe de Evaluación 6, 2023). Reconoce la complejidad de llegar a un acuerdo verdaderamente eficaz en este ámbito, pero no se puede perder más tiempo. Todavía es posible evitar las peores consecuencias del calentamiento global y debemos aprovechar esta oportunidad al máximo.

El Laudate Deum nos recuerda que “la necesaria transición hacia las energías limpias (…), abandonando los combustibles fósiles, no avanza con la suficiente rapidez. (…) Debemos superar la lógica de parecer sensibles al problema y al mismo tiempo no tener el coraje de hacer cambios sustanciales” (LD 55-56).

Como se refleja en las conclusiones del diálogo técnico del primer “Balance Mundial”1 , se necesita mucha más ambición al establecer objetivos nacionales de reducción de emisiones, con el fin de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero en un 43% para 2030 y posteriormente un 60% para 2035 en comparación con los niveles de 2019 y lograr cero emisiones netas de CO2 para 2050 a nivel mundial.

Además, los países deberían acordar un marco de transición justo con un objetivo global establecido para la energía renovable: triplicar la capacidad mundial de energías renovables a 11.000 GW para 2030, logrando al menos 1.500 GW por año.

En resumen, “si hay un interés sincero en garantizar que la COP28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces sólo podemos esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean vinculantes y fácilmente monitoreables. Esto para iniciar un nuevo proceso que sea drástico, intenso y que cuente con el compromiso de todos” (LD 59).

b. Justicia climática y compromiso financiero: conscientes de que todo está conectado y de que o nos salvamos juntos o nadie se salva, nos enfrentamos al desafío de una transición ecológica que debe ser inclusiva. Dado que el cambio climático amenaza a todos los países, comunidades y personas de todo el mundo, es necesario intensificar las medidas y esfuerzos de adaptación para prevenir, minimizar y abordar las pérdidas y los daños a fin de reducir y responder a los crecientes impactos, en particular para aquellos que están menos preparados para afrontarlos y con menos capacidad de recuperarse de los desastres.

Según el principio de responsabilidad compartida pero diferenciada y el de justicia climática, los países desarrollados tienen el deber de hacer más y ayudar financieramente a los países en desarrollo. Las promesas hechas en el pasado en materia de financiación climática no se han cumplido (100 mil millones de dólares al año). La COP28 está llamada a dar un cambio de ritmo decisivo, no sólo para garantizar los compromisos del pasado que no se han mantenido plenamente, sino también para definir nuevos objetivos de compromisos financieros (GGA2 , NCQG3 , etc.) adecuados a las necesidades reales de los territorios y comunidades locales, que se estiman en más de 2,4 billones de dólares anuales hasta 2030. De crucial importancia será la definición del fondo para pérdidas y daños debido al cambio climático, cuya efectividad dependerá de la facilidad de acceso, la posibilidad de utilizar el fondo para pérdidas tanto económicas como no económicas, con carácter reparador -por tanto, en forma de donaciones y no de préstamos- y basándose en los derechos humanos y el principio de subsidiariedad; y gobernado por una autoridad equitativa que actúa por el bien común.

C. Poner la naturaleza, las personas, las condiciones de vida y los medios de subsistencia en el centro de la acción climática: Los países, las organizaciones de la sociedad civil y los pueblos indígenas han expresado inequívocamente la urgencia de proteger, promover e integrar a las personas y la naturaleza en la acción para responder a los impactos del cambio climático. Es importante que en las negociaciones se tengan en cuenta su visión, prioridades y valores. Como señala la exhortación Querida Amazonia (2020), estos últimos “no son unos interlocutores cualquiera a los que hay que convencer, ni siquiera un invitado más en una mesa de iguales. Ellos son los principales interlocutores, de quienes primero debemos aprender, a quienes debemos escuchar por deber de justicia y a quienes debemos pedir permiso para presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus miedos deben ser la voz más poderosa en cualquier mesa de diálogo” (QAm 26).

El Papa Francisco se une a la multitud de voces de la sociedad civil y de los pueblos indígenas, subrayando que “buscar sólo un remedio técnico para cada problema ambiental que surge significa aislar cosas que realmente están conectadas y ocultar los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial. (…) Asumir que todo problema futuro puede resolverse con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo fatal, destinado a provocar un efecto de avalancha” (LD 57). En línea con esta creencia, nos sentimos obligados a resaltar el peligro de las “falsas soluciones”, como la captura y almacenamiento de carbono (CAC) o el mercado de créditos de carbono, que tienen como función principal distraer la atención de la necesidad de eliminar progresivamente los combustibles fósiles.

Sin embargo, no podemos ignorar el pesimismo que existe en estos momentos sobre la capacidad real de la COP28 para lograr resultados que estén a la altura de las expectativas. Es comprensible, dadas las decepcionantes COP del pasado y los nuevos proyectos para ampliar la extracción y comercialización de combustibles fósiles. Sin embargo, como nos recuerda el Papa Francisco: “Decir que no hay que esperar nada sería contraproducente, porque significaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático. Si tenemos fe en la capacidad de los seres humanos de trascender sus pequeños intereses y pensar en grande, no podemos renunciar a que la COP28 conduzca a una aceleración decisiva de la transición energética, con compromisos efectivos que puedan ser monitoreados permanentemente. (LD 53-54)

La crisis ecológica nos llama a poder, por una vez, no desperdiciar una oportunidad histórica de transformación global, como ocurrió en la crisis financiera de 2007-2008 y se repitió en la crisis del Covid-19 (DL 36).

Esperamos que quienes hablen en la COP28 sean estrategas capaces de pensar en el bien común y el futuro de sus hijos, más que en los intereses de algún país, gran empresa o grupo económico. Como espera el Papa Francisco, “podrán así demostrar la nobleza de la política y no su vergüenza. Me atrevo a repetir esta pregunta a los poderosos: “¿Por qué queremos mantener hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?” (DL 60).

En conclusión, somos conscientes de la enormidad de estos desafíos, pero también de la necesidad de que la COP28 haga avances decisivos para mantener el aumento de la temperatura media global dentro de 1,5°C. Por eso lanzamos un llamamiento a los negociadores y líderes políticos para que pidan a todos los países que contribuyan significativamente al éxito de la COP28. Sabemos que si permanecemos en la lógica de buscar soluciones “a través del miserable prisma de los intereses humanos” (Comboni, Scritti 2742, 1871), no habrá auténtico progreso. Pero confiamos en la presencia del Resucitado en la historia, en la obra de su Espíritu que transforma los corazones y las situaciones, incluso cuando todo parece perdido. Por eso estamos comprometidos con una campaña de oración durante toda la COP28, seguros de su fuerza y ​​eficacia. Que el Espíritu Santo acompañe a los negociadores y a los responsables políticos, los ilumine, los inspire y los sostenga en el delicado y decisivo servicio a sus países y a toda la humanidad.

Hno. Alberto Parise, MCCJ
Secretariado General de la Misión


  1. Se trata de la evaluación de la implementación del Acuerdo de París de 2015, que constituye el plan global para combatir el cambio climático. ↩︎
  2. El objetivo de adaptación global: se trata de la suma anual que se pondrá a disposición a nivel mundial para financiar intervenciones de adaptación al cambio climático. ↩︎
  3. El nuevo objetivo colectivo cuantificado sobre la financiación climática: estos son los fondos que se movilizarán para la crisis climática (por lo tanto, no sólo para la adaptación, sino también para intervenciones destinadas a mitigar las emisiones que alteran el clima y para compensar las pérdidas y daños debidos a cambio climático). ↩︎

Mensaje del Papa a los participantes en el Congreso Eucarístico nacional de México

Venerables hermanos en el Episcopado,

queridos hermanos y hermanas:

En estos días se reúnen muchos fieles procedentes de todas las diócesis de México para celebrar el VIII Congreso Eucarístico Nacional, bajo el lema “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con san Juan Diego como guía”. Y precisamente han elegido como sede esa ciudad de Cuautitlán, donde nació y vivió «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac», como san Juan Pablo II llamó a san Juan Diego, con ocasión de su segunda visita a México en 1990.

Me ha parecido muy interesante la idea de presentar a san Juan Diego como ejemplo de espiritualidad eucarística. Lo primero que percibo en el evento guadalupano es que su protagonista, Juan Diego, es un hombre en camino, en búsqueda de Dios, de hecho, cuando la Virgen María se le apareció, iba a escuchar las catequesis. Del mismo modo, se cuenta que gustaba de recibir el sacramento y no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo. Este podría ser nuestro primer rasgo de identificación, sentirnos peregrinos y en búsqueda, necesitados de saciarnos de ese Dios que encontramos en el ministerio de la Iglesia, en la Palabra y en los sacramentos.

El segundo rasgo lo descubro en la Santísima Virgen, que se presenta a nuestro santo encinta, como un sagrario donde Jesús ya está realmente presente. María viste a la usanza del país y habla la lengua de los indígenas, manifestando en ese gesto la grandeza de la encarnación del Hijo de Dios, que se hizo hombre para encontrarnos y comunicarse con nosotros. Además, la Virgen pide a Juan Diego construir un templo, para damos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristla, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia ea nuestras vidas. Juan Diego permanecerá en ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida.

El tercer rasgo lo encuentro en los otros dos protagonistas de nuestro relato, Juan Bernardino y el obispo Zumárraga. Ambos son los destinatarios de la gracia de Dios que los sana no sólo de una enfermedad natural o de un recelo comprensible, sino en lo más profundo de sus corazones. Me ha llamado siempre la atención que Juan Diego se quedara con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de “dejar a Dios por Dios”, en el pobre y en el enfermo. La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo, nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”. Otra lección del itinerario de Juan Diego es la necesidad de ser paciente y perseverante, como le pide la Virgen, sin desalentarse por la aridez y frialdad con la que el obispo recibe su anuncio. Y estas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y de su caridad, flores tan o más perfumadas que las que cayeron de su tilma.

Queridos hermanos, revivamos en nosotros esta experiencia desde la Eucaristía, que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación. Que Santa María de Guadalupe, nuestra dulce Madre, y san Juan Diego acompañen el camino y los buenos frutos de este Congreso Eucarístico.

Fraternalmente,

Francisco

LAUDATE DEUM: Incidencia Política hacia la COP 28

El Movimiento Laudato si’, la plataforma de acción Laudato si’ y Caritas Internacionalis han publicado conjuntamente un documento en relación a la COP 28 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático) resuminedo las propuestas y peticiones que el Papa hace a través de su exhortación apostólica Laudate Deum.

La exhortación Laudato Deum (LD) del Papa Francisco, publicada pocas semanas antes de la COP 28, pide a los gobiernos y otras partes interesadas a dar un paso adelante y aborden responsablemente la emergencia climática para mitigar y eventualmente revertir esta crisis verdaderamente global que aflige a la amada creación de Dios y a nuestros hermanos y hermanas más pobres.

  1. Inventario Global («Global Stocktake» en inglés, GST)
  2. Mitigación
  3. Financiación Climática
  4. Pérdidas y Daños
  5. Adaptación
  6. Sociedad Civil

ACCIÓN: Propuestas de incidencia política ante los gobiernos

Laudate Deum es un llamamiento concreto para garantizar realmente el multilateralismo como una gobernanza capaz de establecer y aplicar normas para la “salvaguardia global”. Un espacio donde las voces de la sociedad civil puedan ser escuchadas, donde todos los países tengan un papel que desempeñar, donde la brújula sea el bien común y no «una autoridad mundial concentrada en una persona o en una élite con excesivo poder» (LD 35).

De cara a la COP 28, cada Estado parte está ultimando su posición negociadora. Por tanto, lo más importante es abogar dentro de cada país o región para llegar a Dubai con compromisos claros para aplicar el Acuerdo de París:

1.    Inventario Global (GST)

  • «Si hay un interés sincero en lograr que la COP 28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces sólo cabe esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente» (LD 59). La COP de este año pretende marcar un hito en la aplicación del Acuerdo de París ya que pondrá en marcha por primera vez desde 2015 el Inventario Mundial, que es el mecanismo de evaluación del Acuerdo de París.
  • Los resultados del GST y las decisiones conexas de la COP 28 deben proponer caminos claros, viables y específicos para avanzar en el cumplimiento de los objetivos de París, con políticas y planes concretos que adopten un enfoque basado en evidencias científicas y en los derechos humanos, incluidos los derechos de los pueblos indígenas, teniendo en cuenta la justicia social y la equidad intergeneracional.

2.    Mitigación

  • Alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5°C requiere una acción inmediata y sin precedentes para reducir rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sobre todo a corto plazo, mediante el compromiso de eliminar progresivamente todos los combustibles fósiles. El llamamiento de Laudate Deum es una alarma que nos recuerda que el umbral del 1,5ºC no es un mero número, sino un imperativo moral (cf. LD 56). Todas las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas (CMNUCC) deben aumentar antes de la COP 28 (o comprometerse a hacerlo) sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) para cerrar las “brechas de emisiones” así como para cerrar las “brechas de implementación” aumentando la aplicación de políticas para lograr la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
  • Todas las Partes de la CMNUCC deben acordar una eliminación mundial rápida, justa y equitativa de todos los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) en todos los sectores, en línea con el límite de temperatura de 1,5°C para el 2050 a más tardar, y acordar compromisos vinculantes para garantizar que cada país cumpla con su parte, empezando primero por los países que actual e históricamente más han contaminado. Se debe detener el desarrollo de nuevos oleoductos, minas e infraestructuras que que perpetúan nuestra dependencia de combustibles fósiles sucios, peligrosos y costosos.
  • «Necesitamos superar la lógica de aparecer como seres sensibles y al mismo tiempo no tener la valentía de producir cambios sustanciales» (LD 56). Las partes deben acordar un marco de transición justa con un objetivo global de renovables: Triplicar la capacidad mundial de energías renovables hasta 11.000 gigavatios para 2030, desplegando al menos 1.500 gigavatios al año para 2030.
  • Todos los gobiernos deberían adoptar un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles paralelo como herramienta fundamental para complementar y reforzar el Acuerdo de París, cuyo texto omite cualquier referencia a los combustibles fósiles a pesar de ser éstos el principal alterador del clima. La adopción de un Tratado sobre combustibles fósiles colmará esta laguna del Acuerdo de París, favoreciendo compromisos más concretos en las NDC.
  • Falsas soluciones – La captura y almacenamiento de carbono (CAC) y otras tecnologías de “reducción” es distraer la atención de la necesidad de eliminar progresivamente los combustibles fósiles. «Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve» (LD 57). La CAC lleva décadas prometiendo más de la cuenta y cumpliendo menos de lo esperado y a pesar de llevar décadas funcionando, las instalaciones de CAC capturan menos del 0,1% de las emisiones mundiales. La CAC y otras tecnologías no deben desviar la atención del objetivo clave de reducir las emisiones de GEI mediante una transición energética justa que abandone los combustibles fósiles.

3.    Financiación climática

  • «La transición que se necesita, hacia energías limpias como la eólica y la solar, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria» (LD 55). Las economías emergentes y en desarrollo representarán la mayor parte del aumento de las emisiones en las próximas décadas, por lo quee es necesario un aumento sin precedentes de la inversión en energías limpias para situar a los países en la senda de las emisiones netas cero.
  • Hasta ahora, los países desarrollados no han cumplido colectivamente el objetivo de
100.000 millones de dólares de financiación climática que deberían aportar anualmente a partir de 2020-25: los países desarrollados deben garantizar que pueda cumplirse y desembolsarse por término medio a lo largo de 2020-2025, compensando los déficits de entrega de los primeros años.
  • Cambiar todos los flujos financieros en línea con los objetivos del Acuerdo de París: Todas las Partes de la CMNUCC deben eliminar progresivamente las subvenciones directas e indirectas a los combustibles fósiles.
  • Reforma de la arquitectura financiera internacional: las principales instituciones financieras internacionales deben adoptar rápidamente políticas de exclusión de los combustibles fósiles, salvaguardias más estrictas de los derechos humanos, estructuras de gobernanza más democráticas que incluyan mecanismos de participación y supervisión de los países en desarrollo, los pueblos indígenas, la sociedad civil y las comunidades, y establecer objetivos de financiación para el clima y la biodiversidad; y adoptar medidas urgentes para el alivio de la deuda.
  • La transición energética corre el riesgo de volver a ser injusta si sólo consiste en sustituir la quema de combustibles fósiles por el uso de energías renovables sin cambiar los estilos de vida insostenibles y los modos destructivos de producción y consumo. Una transición justa requiere proporcionar apoyo financiero y tecnológico a los países menos desarrollados, garantizando la justicia y la equidad en el proceso.
  • La financiación de las energías limpias no debe adoptar la forma de deudas y préstamos al sector privado, porque conducirían aún más a los países emergentes y desarrollados a caer en “trampas de deuda”. Los países más ricos tienen una «deuda ecológica» (Laudato Si’, 51) que deben pagar con financiación pública.
  • El Nuevo Objetivo Cuantificado Colectivo (NCQG, por sus siglas en inglés) sobre financiación climática debe basarse en las necesidades sobre el terreno y ser suficiente para hacer frente a la totalidad de los costes necesarios para que los países desempeñen plenamente su papel en la consecución del Acuerdo de París.
  • La declaración del Papa Francisco en Laudate Deum hace hincapié en la importancia de garantizar que las medidas adoptadas en la COP 28 no sean meras aspiraciones, sino que sean vinculantes y aplicables. Estas medidas deben cumplir tres criterios clave: deben ser eficaces, obligatorias y fácilmente supervisables.

4.    Pérdidas y Daños

Tras la histórica decisión de establecer nuevos acuerdos de financiación para responder a las pérdidas y daños, incluido un fondo, y con el Comité de Transición elaborando recomendaciones para su consideración y adopción en la COP 28, las Partes deben avanzar en los siguientes puntos y estar preparadas para llegar a un acuerdo en Dubai sobre:

  • La financiación para hacer frente a las pérdidas y daños asociados a los impactos adversos del cambio climático debe ser una financiación pública nueva, adicional y predecible que priorice claramente las subvenciones, y subrayamos que el fondo para pérdidas y daños debe centrarse en “hacer frente” a las pérdidas y daños de acuerdo con los resultados de la COP 27.
  • El fondo de Pérdidas y Daños debe ser un elemento central de los acuerdos de financiación existentes para catalizar la mayoría de los fondos y coordinar los acuerdos de financiación existentes para garantizar la complementariedad, la coherencia y abordar los déficits de financiación.
  • El fondo para Pérdidas y Daños debe ser de fácil acceso, garantizando que las comunidades necesitadas de todo el Sur Global obtengan el dinero que necesitan para recuperarse y ser dueñas de su propio futuro; debe ser amplio, para apoyar tanto las respuestas a pérdidas y daños económicos como no económicos, para fenómenos meteorológicos extremos y de evolución lenta; debe ser representativo, basado en los derechos humanos y el principio de subsidiariedad, y gobernado por un consejo equitativo que actúe en pro del bien común; y debe ser eficiente y eficaz, al actuar como el fondo

mundial emblemático para hacer frente a pérdidas y daños junto con otros mecanismos de financiación.

5.    Adaptación

Los esfuerzos de adaptación no siguen el ritmo del aumento de los impactos climáticos. El ciclo de Informes AR6 del IPCC (2021-2023) indica que la planificación de la adaptación está aumentando, pero su aplicación es inadecuada. Es urgente elevar el debate político sobre la adaptación en la CMNUCC:

  • Las Partes deberían adoptar un punto permanente del orden del día sobre el Objetivo Global de Adaptación (GGA).
  • Es necesario avanzar sustancialmente en el diseño del marco y las directrices de la GGA con vistas a la puesta en marcha de la GGA en la COP 28, mediante un marco creíble, sólido y aplicable del objetivo global de adaptación (GGA) para mejorar la capacidad de adaptación, reforzar la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático.
  • El objetivo debe estar diseñado para apoyar la coordinación, los procesos y las acciones de adaptación a nivel regional y nacional, así como los objetivos subnacionales y locales y los planes y acciones dirigidos; la adaptación basada en los ecosistemas y las comunidades; los enfoques inclusivos y la sabiduría, los valores y los conocimientos de los pueblos indígenas.
  • Las Partes deberían ampliar sus compromisos y presentar una hoja de ruta definitiva para duplicar colectivamente la financiación de la adaptación para 2025, sobre la base de los niveles de 2019, con el objetivo de lograr un equilibrio entre la financiación de la mitigación y la de la adaptación.
  • La presidencia de los Emiratos Árabes Unidos en la COP 28 ha pedido una Declaración sobre Sistemas Alimentarios en la COP 28. Los gobiernos deben comprometerse a reducir las emisiones agrícolas y a transformar la agricultura en beneficio del planeta y de las personas. En la COP 28, mediante el empoderamiento de los sistemas alimentarios locales y la amplificación de las voces de los agricultores, el compromiso podría catalizar la financiación y, por tanto, lograr avances significativos en todos los sistemas alimentarios, fomentando un futuro sostenible que sea significativo y duradero.

6.    Sociedad Civil

La participación significativa de la sociedad civil, especialmente de los jóvenes activistas, es imprescindible para una acción por el clima eficaz y basada en los derechos. Su participación activa garantiza perspectivas diversas, soluciones innovadoras y rendición de

cuentas, mejorando la calidad general y el impacto de las iniciativas climáticas. «Las exigencias que brotan desde abajo en todo el mundo, donde luchadores de los más diversos países se ayudan y se acompañan, pueden terminar presionando a los factores de poder» (LD 38). Instamos a la participación abierta y transparente de la sociedad civil sin temor a repercusiones.

Por el bien de nuestra casa común, les rogamos que planteen urgentemente estas demandas concretas a su gobierno nacional y a los organismos internacionales.

Paralelamente, como personas de fe cimentadas en la convicción de que la creación es un don sagrado de Dios, estamos llamados a transformar también los valores de nuestras comunidades y sociedades. En última instancia, «no hay cambios duraderos sin cambios culturales» (LD 70).

MOVIMIENTO LAUDATO SI – PLATAFORMA DE ACCIÓN LAUDATO SI’ – CARITAS INTERNATIONALIS

Pesar de Francisco por las víctimas del huracán Otis en Acapulco

Fervientes oraciones y su sentido pésame asegura el Papa a las víctimas del grave desastre natural causado por el huracán, especialmente en seis municipios de Guerrero, en el norte de México. Hasta el momento se cuentan al menos 27 personas muertas, 4 desaparecidas, decenas de heridos e ingentes daños materiales. También expresa su solicitud y cercanía a los heridos y damnificados de Acapulco y exhorta a la comunidad cristiana a colaborar en la reconstrucción de las zonas afectadas (Fotos: P. José de la Cruz).

El Papa Francisco expresa sus condolencias y consuelo a las víctimas del paso del huracán Otis por las costas de México, en un telegrama dirigido a monseñor Leopoldo González, arzobispo metropolitano de Acapulco. La misiva, afirma del cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, expresa el profundo penar del Santo Padre al recibir la noticia del desastre natural que está afectando las costas del estado de Guerrero ocasionnado víctimas, heridos y numerosos daños materiales.

Su Santidad Francisco – se lee en el mensaje – “ofrece fervientes sufragios por el eterno descanso de los fallecidos, a la vez que pide al Señor conceda su consuelo a quienes sufren los devastadores efectos del huracán y ruega que incremente en la comunidad cristiana, sentimientos de ardiente caridad para colaborar en la reconstrucción de las zonas afectadas”.

El Papa también hace llegar su sentido pésame a los familiares de los difuntos, así como su paterna solicitud y cercanía espiritual a los heridos y damnificados “del querido pueblo de Acapulco, a los que imparte de corazón, la confortante bendición apostólica, como signo de fe y esperanza en Cristo resucitado”.

Gobierno declara Guerrero zona de desastre natural

Son seis los municipios declarados zonas de desastre natural que podrán recibir recursos extraordinarios para enfrentar los ingentes daños causados por las intensas lluvias desatadas por el paso del huracán Otis por las costas del estado de Guerrero, el pasado 25 de octubre, cuando en menos de 12 horas, pasó de tormenta tropical a huracán categoría cinco, la más alta de la escala Saffir Simpson. Luego de 24 horas sin comunicaciones y la caída de la red eléctrica, el Centro Nacional de Prevención de desastres, informó sobre el impacto de Otis, que hasta ahora ha dejado 27 personas muertas, cuatro desaparecidos, decenas de heridos y unas 200 mil personas afectadas.

Crédito: Vaticannews

El Papa: “El clericalismo es una forma de mundanidad que daña al pueblo fiel de Dios”

La tarde del miércoles 25 de octubre, durante la 18 Congregación General de la asamblea sinodal, el Papa Francisco ha hecho la siguiente intervención:

Me gusta pensar la Iglesia como pueblo fiel de Dios, santo y pecador, pueblo convocado y llamado con la fuerza de las bienaventuranzas y de Mateo 25.

Jesús, para su Iglesia, no asumió ninguno de los esquemas políticos de su tiempo: ni fariseos, ni saduceos, ni esenios, ni zelotes. Ninguna “corporación cerrada”; simplemente retoma la tradición de Israel: “tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios”.

Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de Dios). Este es el sentido religioso de nuestro pueblo fiel. Y digo pueblo fiel para no caer en los tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es “reducida” la realidad del pueblo de Dios. Sencillamente pueblo fiel, o también, “santo pueblo fiel de Dios” en camino, santo y pecador. Y la Iglesia es ésta.

Una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo. (In credendo falli nequit, dice LG 12) Infabilitas in credendo. Y lo explico así: “cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel.

Me viene a la memoria una imagen: el pueblo fiel reunido a la entrada de la Catedral de Éfeso. Dice la historia (o la leyenda) que la gente estaba a ambos lados del camino hacia la Catedral mientras los Obispos en procesión hacían su entrada, y que a coro repetían: “Madre de Dios”, pidiendo a la Jerarquía que declarase dogma esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de Dios. (Algunos dicen que tenían palos en las manos y se los mostraban a los Obispos). No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida.

El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo podemos hablar de una hermenéutica, de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo fiel tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, entierra a sus muertos.

Los miembros de la Jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas, “tu madre y tu abuela” le dice Pablo a Timoteo, una fe transmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos que les hablaba “en dialecto” a sus hijos. Y aquí me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino. Esto no sólo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan; (la Iglesia es mujer) sino porque son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo, pero corajudas, y en el claroscuro de un día que comienza se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que pueda haber algo de vida.

La mujer del santo pueblo fiel de Dios es reflejo de la Iglesia. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre.

Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales (basta recordar la intervención de la Hna. Liliana Franco). Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la “lista de precios” de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes).

El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios.

Y el pueblo de Dios, el santo pueblo fiel de Dios, sigue adelante con paciencia y humildad soportando los desprecios, maltratos, marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado. Y, ¡con cuánta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera! Los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de Dios.

Inicia el Sínodo de la Sinodalidad

Francisco abrió la primera Congregación General del Sínodo sobre la Sinodalidad y recordó a todos los participantes reunidos en el Aula Pablo VI que la asamblea “no es un parlamento, ni un encuentro entre amigos”.

Texto y foto: Vatican News

La escucha, ayuno de la palabra pública, mucho espacio para el Espíritu Santo, la oración, la reflexión -especialmente sobre los textos de San Basilio-, sin lugar para la cháchara, la mundanidad, las ideologías.
Sentado a la mesa con los representantes de la Secretaría General del Sínodo, el Papa abrió la primera Congregación General del Sínodo sobre la Sinodalidad y señaló a los más de 460 participantes el camino a seguir durante estas cuatro semanas de trabajo, instando a todos los periodistas, que hacen un trabajo “muy bonito, muy bueno”, a que les ayuden a transmitir el mensaje de que la “prioridad” es “escuchar”, antes de hablar.

El Espíritu Santo protagonista

El Papa llegó temprano al Aula Pablo VI, para la ocasión modificada en sus espacios, saludado por los presentes empezando por los dos obispos chinos, miembros en la asamblea por nombramiento papal. Junto a cardenales, obispos, religiosos, consagrados y consagradas, Francisco rezó y cantó la invocación al Espíritu Santo, el que -dijo en su breve discurso introductorio- es el verdadero “protagonista” del Sínodo. 
“El protagonista del Sínodo no somos nosotros, es el Espíritu Santo, y si dejamos paso al Espíritu Santo, el Sínodo irá bien.”

No a la charlatanería, una enfermedad frecuente

Y precisamente para “no entristecer al Espíritu” que se desanima con “palabras vacías, palabras mundanas”, el Papa vuelve a advertir contra la “charlatanería”, un “hábito humano, pero no bueno”, una “enfermedad muy frecuente entre nosotros” y “común en la Iglesia”.

La prioridad de la escucha

Más que las palabras, la preocupación del Papa es que durante el Sínodo se dé espacio a la escucha: “Existe la prioridad de la escucha -dice- y debemos dar un mensaje, y esto a los operadores de prensa, a los periodistas que hacen un trabajo muy bello, muy bueno. Pero debemos dar precisamente una comunicación que sea reflejo de esta vida en el Espíritu Santo”.
“Hace falta un ascetismo -perdón por hablar así a los periodistas- pero, un cierto ayuno de la palabra pública para custodiar esto. Y lo que se publique, que sea en este ambiente. Algunos dirán -lo están diciendo- que los obispos tienen miedo y por eso no quieren que los periodistas digan. No: el trabajo de los periodistas es muy importante. Pero hay que ayudarles a decir esto, este ir en el Espíritu.”

Mensaje a los periodistas

Francisco recuerda cómo la controversia y la presión de los medios de comunicación en Sínodos anteriores se superponían a las discusiones en el aula, a menudo incluso dirigiendo el orden del día. “Cuando (hubo) el Sínodo sobre la familia, estaba la opinión pública hecha por los mundanos de nosotros, que era dar la comunión a los divorciados: y así entramos en el Sínodo. Cuando (hubo) el Sínodo para las Amazonas, estaba la opinión pública, la presión, que era hacer los viri probati: entramos con esta presión, ¿no?”.
“Ahora -dice el Papa- se especula sobre este Sínodo: ‘¿Pero qué harán? Quizá el sacerdocio a las mujeres’, no sé, estas cosas las dicen fuera, ¿no? Y dicen tantas veces que los obispos tienen miedo de comunicar lo que está sucediendo”. Por eso el Pontífice se dirigió directamente a los “comunicadores”, pidiéndoles “que hagan bien su función, con justicia, que la Iglesia y las personas de buena voluntad -los otros dirán lo que quieran- comprendan que también en la Iglesia existe la prioridad de la escucha. Transmitan esto: es muy importante”.

Reflexionar sobre los textos de San Basilio

A continuación, el Papa señala algunos textos de antología patrística como instrumento de reflexión para todos los participantes: “Están tomados de San Basilio, que escribió ese hermoso tratado sobre el Espíritu Santo. ¿Por qué? Porque quiere que comprendamos esta realidad, que no es fácil… Por favor, reflexionen y mediten sobre ellos”, exhorta.

Un Sínodo deseado por todos los obispos del mundo

“No es fácil”, dice el Papa, embarcándose ahora en este Sínodo sobre la Sinodalidad, fruto de un camino de 60 años: “No es fácil, pero es hermoso”. Sobre todo, es un Sínodo, el que comienza hoy, “que todos los obispos del mundo querían”.
“En la encuesta que se hizo después del Sínodo de Amazonas, a todos los obispos del mundo, el segundo lugar de preferencia fue éste: la sinodalidad. En primer lugar estaban los sacerdotes, en tercer lugar creo que una cuestión social. Pero, en segundo lugar [la tema de la sinodalidad estaba en segundo lugar]. Todos los obispos del mundo vieron la necesidad de reflexionar sobre la sinodalidad. ¿Por qué? Porque todos se dieron cuenta de que la fruta estaba madura para tal cosa.”

No es una reunión “parlamentaria”

Así que “con este espíritu comencemos a trabajar, hoy”, afirmó Francisco, recordando de nuevo -como hizo hoy en su homilía durante la Misa en la Plaza de San Pedro- “que el Sínodo no es un parlamento: es otra cosa; que el Sínodo no es una reunión de amigos para resolver algunas cosas del momento o dar opiniones: es otra cosa”.
“Si hay otros caminos por intereses humanos, personales, ideológicos en medio de nosotros, no será un Sínodo, será una reunión más parlamentaria, que es otra cosa. El Sínodo es un camino que hace el Espíritu Santo.”