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Fuente inagotable de consuelo

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (V)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“Pero diga a Augusto y a María que se echen a los pies de Jesucristo; que se escondan dentro del Corazón de Jesucristo, y ahí, en esa fuente inagotable de consuelo podrán confortarse”. (Escritos 2833)

“Vengan a mí todos los cansados y abrumados por cargas, y yo los haré descansar. Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón…(Mt. 11, 28-29)

Por todas partes el Señor nos invita a ir a él, a centrar nuestras vidas en él; nos llama a confiar en él de tal manera que lleguemos a hacer de él nuestro consuelo y nuestro refugio.

Pero confiar y abandonarse parecen ser hoy grandes obstáculos en nuestro caminar. Vivimos en un mundo en donde la sospecha y la desconfianza se dibuja en los rostros de nuestros contemporáneos. Quien confía y abre su corazón a los demás, muchas veces en considerado ingenuo o demasiado inocente.

En nuestros tiempos nos gusta postrarnos ante muchas cosas que acaban por entristecer nuestro corazón. Preferimos seguir a los falsos profetas de nuestro mundo y nos dejamos encandilar por engañosas promesas de felicidad. Pero Jesús no se cansa de invitarnos a estar con él, a ponernos a sus pies, a confiar en él.

Sólo Jesús es capaz de convertirse en luz para nuestras oscuridades, sólo él es quien da la fortaleza en el momento de la prueba, él es consuelo que conforta y anima.

Sólo escondiéndonos en su Corazón encontraremos un refugio seguro, que no significa escapar del mundo, sino capacidad de vivir, sin que nada ni nadie nos robe la alegría. El Corazón de Jesús está siempre abierto para ser nuestro consuelo y nuestro refugio. En él confiamos y a él recurrimos para que nuestros corazones encuentren descanso.

Reflexiono

¿Qué agita mi corazón, qué lo aflige y lo hace pesado y cansado?
¿Qué ocupa el centro de mi vida, en dónde están mis intereses más importantes?
¿En dónde necesito experimentar el consuelo del Señor?
¿Tengo a Jesús como el refugio en donde encuentro la paz y la alegría de mi vida?

Hago una oración

A tu amparo nos dirigimos Sagrado Corazón de Jesús sabiendo que en ti encontramos todo consuelo. En los momentos de cansancio, sé tú nuestra fuerza. En los días de desconsuelo, sé tú nuestra fortaleza. En los momentos en que nos invada la desconfianza y la duda, sé tú quien fortifique nuestra fe. En los días de tristeza y de dolor, sé tú el motivo de nuestra felicidad. Sagrado Corazón de Jesús, sé nuestra fortaleza y nuestra confianza.

P. Enrique Sánchez, mccj

Me encomiendo al Corazón de Jesús

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (IV)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“…No temo a nadie en el mundo, salvo a mí mismo, a quien examino cada día y encomiendo fervientemente al Corazón de Jesús y al de María y a San José”. (Escritos de San Daniel Comboni, 6437)

Sabemos que en el amor no hay temor. Quien ama vive en la libertad total y nada lo asusta, porque tiene el corazón lleno de confianza. El amor es el secreto y la clave de nuestra vida. Quien vive amando todo lo puede y nada lo detiene. Y porque amar es salir de uno mismo, es darse a los demás con generosidad y sin esperar nada a cambio, del único que se puede desconfiar es de sí mismo, como dice Comboni.

Hay que desconfiar porque somos muy hábiles para engañarnos a nosotros mismos y es fácil que nos dejemos confundir cuando el mal se nos presenta con máscara de bien.

El trabajo que no podemos descuidar consiste en preguntarnos continuamente ¿cuál es el Espíritu que nos mueve a actuar y a dónde nos conduce?

Somos pobres seres humanos que, si nos descuidamos, facilmento nos descubrimos perdidos en caminos que no nos conducen a la verdadera felicidad.

Somos frágiles personas que necesitamos invocar continuamente la ayuda de quienes nos pueden conducir por caminos seguros y de verdad. Permaneciendo en el Corazón de Jesús no existe riesgo de fallar

Reflexiono

¿Soy capaz de encontrarme conmigo mismo y aceptar las luces y las sobras que descubro en mi interior?
¿Me contento con vivir en lo superficial, en lo pasajero y efímero o me concedo momentos de silencio, de reflexión y de discernimiento? ¿Me doy la oportunidad de descubrir y de apreciar lo bello que llevo en mi interior?
¿Disfruto creando una relación profunda de cariño, confianza y abandono al Amor que se me ofrece en el Corazón de Jesús?

Hago una oración

Te agradezco Señor el don de tu presencia, discreta y amorosa, fiel y perseverante. Gracias por darme la posibilidad de encontrarte a cada paso de mi caminar por este mundo. Gracias por haber dejado tu huella grabada en lo profundo de mi corazón. Gracias por creer y confiar en mí, por llevarme de la mano y por sostenerme en los momentos de obscuridad; pero más todavía, por ser presencia alegre y entusiasmante que me invita a ir cada día más lejos y más en lo profundo de mí mismo.

A ti me encomiendo y en Ti confío, Sagrado Corazón de Jesús.

P. Enrique Sánchez, mccj

Vivir en el Sagrado Corazón

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (III)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“En medio de estos ardientes desiertos, tenemos la gran dicha de vivir en el Sagrado Corazón y en el espíritu de sus más fieles amigos” (Escritos de S. Daniel Comboni 3478)

No existe una misión que sea fácil y no existe un compromiso cristiano que no exija renuncias y sacrificios. La vida cada día nos obliga a enfrentar situaciones que nos exigen valentía y coraje para no quedarnos vencidos en las dificultades.

Cada día llega con un reto nuevo, pero no todo es trágico o doloroso. No todo lo que nos toca vivir termina en tristeza y desolación; al contrario, la vida nos ofrece oportunidades únicas para crecer y descubrir los dones que llevamos en nuestro interior.

“La vida es bella” es el título de una película extraordinaria, de Roberto Begnini, en la que se nos muestra que incluso en el dolor y en el sufrimiento se esconde una chispa que ilumina la existencia e impulsa a ir siempre cada vez más lejos.

Nuestra misión en la vida será siempre mantener la alegría y la confianza en nuestro corazón, aunque nos toque pasar por lo árido de nuestros desiertos y lo ardiente de nuestras batallas. Como cristianos nos toca ser rayo de esperanza y torrente de confianza, porque tenemos la dicha de “vivir en el Corazón de Jesús”.

Vivir en el Amor de Dios es lo que marca la diferencia y lo que permite caminar, aunque nos toque transitar por caminos oscuros. El Amor que brota del Corazón de Jesús todo lo puede.

Reflexiono

¿Cuáles son los desiertos que me toca atravesar en este momento de mi vida?
¿Vivo atrapado en los obstáculos que me presenta la vida? ¿Me dejo ganar por el pesimismo o busco en mi interior las chispas de confianza y de esperanza?
¿Le apuesto a una visión positiva del futuro porque lo considero en las manos de Dios?
¿Me siento invadido del amor que brota del Corazón de Jesús?

Hago una oración

Corazón de Jesús, fuente de vida y de esperanza, llena con tu amor nuestros corazones.
Corazón de Jesús, amor eterno del Padre, haz que pongamos nuestra morada en ti.
Corazón de Jesús, origen de nuestra redención y salvador de toda la humanidad, haz que confiemos en ti.

P. Enrique Sánchez, mccj

Encomendar y confiar al Sagrado Corazón

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (II)

Unas Palabras de San Daniel Comboni

“¡Oh, qué feliz soy de pasar media hora con usted para encomendar y confiar al Sagrado Corazón los intereses más preciosos de mi laboriosa y difícil Misión, a la que consagrado toda mi alma, mi cuerpo, mi sangre y mi vida! (Carta al P. Henri Ramiere, Escritos, 5256)

Encomendar y confiar son dos palabras en la boca de San Daniel Comboni que contienen todo el amor y la pasión que anidan en su corazón pensando en su misión. Africa Central ha sido a lo largo de su vida lo único que ha llenado su corazón, porque en ella entendió lo que significa amar y ser amado.

Confiar al Sagrado Corazón lo bello y lo difícil de su misión para San Daniel Comboni significa poner toda su confianza en el amor que él mismo ha sentido en su vida. Se trata de un amor que lleva a la entrega radical, total, de todo lo que es y lo que puede tener una persona, todo por amor.

Confiar en el Corazón de Jesús puede ser también para nosotros una oportunidad para entender que estamos en su Corazón y ahí nada nos puede faltar, nada nos debe preocupar, nada nos debería angustiar. Pues, quien pone su confianza en ese Corazón abierto, sabe que lo único que nos corresponde es esperar. Y el amor nunca llega tarde.

Hoy, parece que nos resulta más fácil confiar en nuestros recursos, en nuestras capacidades, en nuestros seguros y propiedades. Nos parece, a veces, imprudente confiar en la Providencia y reconocer que el amor de Dios no sabe de crisis y sin duda sería la garantía de nuestras felicidades.

Reflexiono

¿Pongo verdaderamente mi confianza y abandono toda mi vida en el Corazón de Jesús?
¿A qué o a quién le tengo entregado mi vida y mi corazón?
¿Cuáles son las inquietudes o las preocupaciones que me gustaría encomendarle al Sagrado Corazón?

Hago una oración

Señor, tú eres mi refugio, en quien me amparo y me confío. Tú eres quien está continuamente al pendiente de mí. Tú me guías y me acompañas, me sostienes en el momento de la dificultad y de la prueba. Tú llenas mi corazón de tu alegría y me conduces por caminos seguros. Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío.

P. Enrique Sánchez G., mccj

El Sagrado Corazón de Jesús me asiste poderosamente

San Daniel Comboni y el S. Corazón de Jesús (I)

Unas palabras de S. Daniel Comboni

“Ah, ese Corazón bendito, que no late sino por las almas, que es una Víctima continua y que fue herido por una lanza, es una gran ayuda para nosotros… ¡Ah, qué feliz soy con mis penas! Las tengo de todas clases, en Egipto y en África Central, en Roma y en Verona, e incluso en Francia. Pero soy feliz porque en su Guardia de Honor, el Sagrado Corazón de Jesús, me asiste poderosamente”. (Escritos de San Daniel Comboni, 1732)

El Corazón de Jesús sigue siendo una gran ayuda para todos los misioneros que nos atrevemos a ir por el mundo a predicar el Evangelio.  También es de grande ayuda para todo cristiano que sabe reconocer en ese Corazón el amor siempre abundante de nuestro Padre Dios.

Ese Corazón nos llena de su amor para que podamos vivir llenos de confianza y con profunda alegría la misión que se nos ha confiado. Somos llamados a ser testigos del Amor, sin dejarnos ganar por el miedo que se filtra como la humedad en nuestro mundo.

Las penas y las cruces de la vida y los inmensos desafíos de la misión y de nuestro ser cristianos, sólo pueden ser abrazados si estamos llenos del Amor que brota del Corazón traspasado de Jesús.

En su Corazón confiamos y de él recibimos el valor para seguir adelante en la tarea que nos va confiando. Somos felices, también nosotros, porque el Corazón de Jesús nos asiste y sostiene poderosamente.

Reflexiono

¿Siento la presencia amorosa de Jesús en mi vida?
¿Reconozco la bondad de Dios en el Corazón que me invita a dejarme acoger por su amor?
¿Vivo con gratitud el ser amado por Dios en su Hijo que por amor se ha entregado?

Hago una oración

Agradezco con alegría el don del Sagrado Corazón en mi vida.
Pido la apertura de mi corazón a la presencia de Jesús.
Ofrezco lo que soy y lo que vivo para mayor gloria suya.

P. Enrique Sánchez G., mccj