“Esperando juntos” es el lema elegido para el viaje Apostólico que el Papa Francisco realizará a Mongolia del 1 al 4 de septiembre. La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha dado a conocer el programa detallado de la Visita Papal, publicando también el logo del Viaje.
En la elección del lema “se han querido resaltar los dos aspectos de la visita del Santo Padre a Mongolia, que es a la vez una visita pastoral y una visita de Estado. Por ello se ha elegido una virtud específicamente cristiana (la esperanza), pero comúnmente aceptada también en círculos no cristianos, asociándola al adverbio ‘juntos’ para subraya la importancia de la cooperación bilateral entre la Santa Sede y Mongolia”. Esperando juntos’ representa así “un ideal compartido y un aspecto distintivo de este Viaje Apostólico: la presencia del Santo Padre representa para esta pequeña porción del Pueblo de Dios un signo de inmensa esperanza y aliento. Y por otra parte, la Iglesia que en Mongolia, por su tamaño e influencia relativamente pequeños, puede ofrecer un signo de esperanza para la Iglesia universal”.
El vuelo papal saldrá de Roma/Fiumicino la noche del 31 de agosto y aterrizará en Ulán Bator el viernes 1 de septiembre a las 10 de la mañana, hora local. Todas las citas y encuentros del Papa durante el viaje tendrán lugar en la capital de la República de Mongolia. El 2 de septiembre está prevista una ceremonia de bienvenida en la plaza Sukhbataar, seguida de una visita de cortesía al Presidente de Mongolia, Ukhnaagiin Khürelsükh, en el Palacio de Estado, y de encuentros con las autoridades, representantes de la sociedad civil y del cuerpo diplomático. Por la tarde del mismo día, está previsto un encuentro con obispos, sacerdotes, misioneros, consagrados y agentes de El domingo 3 de septiembre, siempre en Ulán Bator, la capital, está previsto un encuentro ecuménico e interreligioso en el “Hun Theatre”, y a las 16.00 horas se celebrará una misa en el “Steppe Arena”. El lunes 4 de septiembre, último día de la visita, a las 9.30 está previsto un encuentro con los agentes de la caridad y la inauguración de la Casa de la Misericordia, antes de la ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de “Chinggis Khaan”.
En el logotipo del Viaje Apostólico (véase foto), encima de las palabras del lema está el mapa de Mongolia, delineado con los colores de la bandera nacional (rojo y azul); dentro esta dibujado de forma estilizada un ger (vivienda tradicional mongola), del que sale hacía arriba un humo amarillo (el color del Vaticano). A la derecha del ger, se alza una cruz, y entre estos dos elementos se encuentran dos inscripciones verticales en la lengua tradicional mongola, que repiten el lema (“Esperando juntos”).
En vista del Jubileo de 2025, el Papa Francisco ha decidido crear un grupo de trabajo en el Dicasterio para las Causas de los Santos para elaborar un Catálogo de todos aquellos que derramaron su sangre para confesar a Cristo en el último cuarto de siglo: “No podemos olvidarlos”. Una búsqueda que se extenderá a todas las confesiones cristianas y no sólo a los católicos.
El Papa Francisco, en una Carta publicada este miércoles 5 de julio, ha instituido en el Dicasterio para las Causas de los Santos la “Comisión de los Nuevos Mártires – Testigos de la Fe”, con vistas al Jubileo de 2025. El objetivo del grupo de trabajo será elaborar un catálogo de todos aquellos que han derramado su sangre por confesar a Cristo y dar testimonio del Evangelio.
Los mártires en la Iglesia testigos de la esperanza
“Los mártires en la Iglesia – escribe el Papa Francisco – son testigos de la esperanza que brota de la fe en Cristo e incita a la verdadera caridad. La esperanza mantiene viva la profunda convicción de que el bien es más fuerte que el mal, porque Dios en Cristo ha vencido al pecado y a la muerte”. La Comisión proseguirá la búsqueda, ya iniciada con ocasión del Gran Jubileo del año 2000, para identificar a los Testigos de la fe en este primer cuarto de siglo y luego proseguirla en el futuro.
No olvidar a los soldados de Cristo
“Los mártires – explica el Santo Padre – han acompañado la vida de la Iglesia en todos los tiempos y florecen como “frutos maduros y excelentes de la viña del Señor” también hoy… Los mártires son más numerosos en nuestro tiempo que en los primeros siglos: son obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, laicos y familias que, en los diversos países del mundo, con el don de su vida, han ofrecido la prueba suprema de la caridad”. San Juan Pablo II ya había afirmado en su Carta Tertio millennio adveniente que había que hacer todo lo posible para que no se perdiera el legado de los “soldados desconocidos de la gran causa de Dios”. Y el 7 de mayo de 2000 estos mismos mártires fueron conmemorados durante una celebración ecuménica, que vio reunidos en el Coliseo, junto al Obispo de Roma, a representantes de Iglesias y comunidades eclesiales de todo el mundo.
Una búsqueda en todas las confesiones cristianas
Es lo que el Papa Francisco ha llamado repetidamente “ecumenismo de la sangre”. “También en el próximo Jubileo – añade el Papa – estaremos unidos para una celebración similar. Con esta iniciativa, no se pretende establecer nuevos criterios para la constatación canónica del martirio, sino continuar la búsqueda iniciada sobre aquellos que, a día de hoy, siguen siendo asesinados por el simple hecho de ser cristianos”. “Se trata, por tanto, de continuar – explica el Pontífice – la investigación histórica para recoger los testimonios de vida, hasta el derramamiento de sangre, de estas hermanas y hermanos nuestros, para que su memoria sobresalga como un tesoro que custodia la comunidad cristiana. Esta búsqueda no solo involucrará a la Iglesia católica, sino que se extenderá a todas las confesiones cristianas”.
Seguir mostrando la vitalidad del Bautismo
“Incluso en estos tiempos nuestros – se lee más adelante en la Carta del Papa – en los que asistimos a un cambio de época, los cristianos siguen mostrando, en contextos de gran riesgo, la vitalidad del Bautismo que nos une. No son pocos, en efecto, los que, a pesar de ser conscientes de los peligros que corren, manifiestan su fe o participan en la Eucaristía dominical. Otros son asesinados en sus esfuerzos por ayudar en la caridad a la vida de los pobres, por cuidar de los descartados por la sociedad, por valorar y promover el don de la paz y el poder del perdón. Otros son víctimas silenciosas, individuales o colectivas, de los avatares de la historia. Con todos ellos tenemos una gran deuda y no podemos olvidarlos”.
La contribución activa de las Iglesias particulares
El trabajo de la Comisión permitirá, por tanto, situar junto a los mártires, oficialmente reconocidos por la Iglesia, los testimonios documentados – y son muchos, señala el Pontífice – de “estos hermanos y hermanas nuestros, dentro de un vasto panorama en el que resuena la voz única del martirio de los cristianos”. La Comisión deberá contar con “la contribución activa” de las Iglesias particulares, de los institutos religiosos y de todas las demás realidades cristianas.
“En un mundo en el que a veces parece que prevalece el mal – concluye el Papa Francisco – estoy seguro de que la elaboración de este catálogo, también en el contexto del Jubileo que se acerca, ayudará a los creyentes a leer también nuestro tiempo a la luz de la Pascua, sacando del cofre de tan generosa fidelidad a Cristo las razones de la vida y del bien”.
Los miembros de la Comisión de los Nuevos Mártires
El Prefecto de la Comisión es el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos. El Presidente es monseñor Fabio Fabene, secretario del Dicasterio para las Causas de los Santos; el Vicepresidente es Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio y el Secretario es monseñor Marco Gnavi, párroco de la Basílica de Santa María en Trastevere y ex secretario de la Comisión “Nuevos Mártires” del Gran Jubileo de 2000.
Son miembros de la Comisión: el Padre Dominique Arnauld, M.Afr; Padre Kokou Mawuena Ambroise Atakpa; Hermana Nadia Coppa, A.S.C.; Profesor Gianni La Bella; Profesora Maria Lupi; Padre Dinh Anh Nhue Nguyen, O.F.M.Conv.; Didier Rance; Padre Roberto Regoli; Padre Angelo Romano; Padre Arturo Sosa Abascal, S.I.
Por: P. Juan de Dios Martínez, mccj Desde el Oasis, Zapopan, Jalisco
Al caer la tarde del domingo 2 de julio, la comunidad del Oasis san Daniel Comboni que hospeda a los misioneros combonianos enfermos y ancianos, se alegró con la visita del señor cardenal de Guadalajara, Don José Francisco Robles. Todos los miembros de la comunidad se encontraban reunidos en la capilla para dar la bienvenida al Pastor. Era motivadora la presencia de los hermanos, algunos llegaron por sí mismos al lugar, otros llegaron en sus sillas de ruedas ayudados por el personal de la salud que trabaja en esta casa. Todos ellos luciendo sus mejores ropas y sobre todo sus rostros manifestaban una expresión de serenidad mesclada con cierta curiosidad.
A la hora marcada, seis y treinta de la tarde comenzó el encuentro. El padre Elías, superior de la comunidad, dio la bienvenida al cardenal y luego le fue presentando a cada uno de los misioneros, indicándole su nombre y lugar de origen, así como el país de misión donde cada misionero había ofrecido sus años jóvenes cargados de energía y pasión misionera al servicio de los más pobres y abandonados como nos pide nuestro fundador, San Daniel Comboni.
Algunos misioneros con voz clara acrecentaron algunas palabras más en su saludo, compartiendo con Don José Francisco una breve experiencia de su trabajo misionero. El cardenal escuchaba con atención y admiración. En el grupo de estos antiguos misioneros combatientes y ahora en reposo sobresale la figura del Hno. Arsenio Ferrari, sobreviviente de la primera expedición misionera formada por 11 combonianos, llegados a Baja California Sur, en 1948, hace exactamente 75 años, en atención a un pedido del mismo Papa, su Santidad Pio XII.
El Hno. Ferrari ha completado los 101 años de vida, prácticamente está privado de varias de sus facultades, aun así, puede oír cuando se le habla fuerte. El padre Vittorio le hacía saber con voz fuerte que el Cardenal estaba ahí y lo veía. Don José Francisco se mostró agradecido por la entrega del Hno. Arsenio y de los otros misioneros presentes.
Luego pasando al frente de la capilla, el cardenal dirigió su saludo a los presentes. Aseguró que en la eucaristía que dentro de algunos momentos iba a celebrar en la capilla San Daniel Comboni rezaría por la vida de cada misionero. Dom José Francisco así se expresó:
“Desde luego que estamos unidos en le fe y ahí -en la Eucaristía- los voy a encomendar a cada uno de ustedes por su vida, por su trabajo al Evangelio, por su servicio al Evangelio, servicio y amor a la Iglesia. Que el Señor les colme de su gracia, de su paz en lo que necesiten en estos momentos de su vida. Él nunca nos deja, nunca nos olvida, nunca nos abandona. Entonces Él lleva cuenta mejor que nadie de lo que han entregado de sus años y de su vida al servicio del Evangelio y de la Iglesia, así que yo aprovecho también este momento por mi parte y a reconocerles y a agradecerles. También encomendarles, yo sé que siempre oran, pero tienen ahora espacios más amplios de oración, de comunicación con Dios y me encomiendo y encomiendo a esta iglesia de Guadalajara a su oración”.
En seguido como agradecimiento y en nombre de la comunidad del Oasis, el Hno. José Godínez, con su guitarra entonó con la melodía que le salía del corazón “Malaika” un canto que aprendió en las misiones en Kenia. La pequeña convivencia concluyó con otro canto: “Yo quiero un millón de amigos”, entonado por el padre Elías, al son de la guitarra hasta el mismo cardenal movía los labios entonando la melodía de la canción.
El tiempo pasó y era hora de abandonar el reciento para dirigirse a la capilla San Daniel Comboni donde lo esperaban los fieles para la Eucaristía con motivo de los 75 años de presencia comboniana en México. Antes de dejarnos, Don José Francisco bendijo a los misioneros enfermos y ancianos del Oasis y luego él mismo pidió ser bendecido por todos los ahí presentes. La foto de grupo no podía faltar. Estuvieron presentes también algunas de las colaboradoras en la atención a los enfermos combonianos de esta casa.
Todavía pudimos aprovechar por un breve momento la presencia del cardenal en el comedor de la comunidad donde había algunas bebidas y bocadillos preparados. Don José Francisco sólo tomó un poco de agua para respetar el ayuno eucarístico, pues debía celebrar en breves momentos. Tomamos algunas fotografías para el recuerdo. Terminó la visita al Oasis, pero continuó la fiesta en la Capilla San Daniel Comboni.
En la capilla San Daniel Comboni
A las siete de la noche y al ritmo del canto de entrada, la procesión encabezada por el cardenal y los sacerdotes se dirigió al altar para celebrar la santa misa de acción de gracias por los 75 años de presencia de los Misioneros Combonianos en tierras mexicanas.
En su homilía el cardenal resaltó como Jesús por tres veces repite: “No son dignos de mí” quien sigue sus propios intereses. El énfasis se pone en el amor a Cristo. Preferir al padre, a la madre o los hijos más que a Jesús no nos hace dignos de Él. No se trata de que Jesús repruebe lo que es cariño natural que sentimos, se trata de que no interpongamos el amor humano al amor divino.
Aún más, no tomar la cruz y seguir a Jesús, no nos hace dignos de él. Personalmente puedo decir que san Daniel Comboni entendió por gracia de Dios estas palabras del Evangelio y supo preferir a Cristo más que a sus padres y aprendió a tomar la cruz y entregarse totalmente a ella, por eso hoy la Iglesia lo reconoce como discípulo de Jesús, como santo.
El cardenal en la homilía, compartió una experiencia en el acompañamiento de los seminaristas a quien sigue de manera personal. Decía que muchos de los jóvenes encuentran grandes dificultades en descubrir y seguir la vocación sacerdotal precisamente porque sus propios padres se oponen a la decisión tomada por el hijo cuando se siente llamado a seguir al Maestro. Preferir a los padres más que a Jesús, muchas veces crea un grande conflicto en el seno de la propia familia.
El grupo coral animó con entusiasmo la celebración, algunos cantos hacían referencia a Comboni, se cantó el santo del rito zairense, -África estaba presente en la celebración-. Las ofrendas fueron llevadas en procesión por los mismos fieles de la capilla. Al final de la celebración el Padre Mario, como responsable de la capilla, agradeció al señor cardenal por su presencia y su acción de gracias por el año jubilar de los misioneros combonianos en sus 75 años de presencia en México. Parafraseando las palabras del salmista el padre decía: “El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres”. Agradeció la cercanía del cardenal a la comunidad. Le hizo saber que su visita significa mucho para los fieles y para los misioneros. Le prometió en nombre de todos, orar siempre por su persona para que el señor lo bendijera con salud y para que acompañara siempre su labor pastoral.
Los fieles de la capilla entregaron al señor cardenal un regalo como muestra de amor y comunión hacia su persona. Terminada la celebración el cardenal nos bendijo a todos y nuevamente nos agradeció por nuestra entrega misionera.
Desde la comunidad del Oasis, en Zapopan, Jalisco, nos llegan estas emotivas fotos de la celebración del 57 Aniversario sacerdotal de los padres Héctor Villalba y Aurelio Cervantes y el 32 aniversario sacerdotal del padre Anastacio Martínez. Nos alegramos con ellos y pedimos a Dios que los siga bendiciendo.
La práctica del “red tagging”, es decir, etiquetar a una persona como “comunista” o “partidaria de grupos comunistas o terroristas armados”, sigue afectando a religiosos, misioneros, cooperantes, personas que se dedican a grupos vulnerables, pobres o indígenas en el centro y sur de Filipinas.
En los últimos días, la policía de la provincia de Sultan Kudarat (en la isla de Mindanao) detuvo a Aileen Manipol Villarosa, de 41 años, trabajadora de una organización afiliada a los “Misioneros Rurales de Filipinas”, acusada de financiar el terrorismo. Los Misioneros Rurales de Filipinas (RMP) son una organización católica nacional, intercongregacional e interdiocesana, de religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos, que viven junto a campesinos, agricultores, pescadores y pueblos indígenas. La organización, creada en 1969, es socia de la Asociación de Superiores Religiosos Mayores de Filipinas y actualmente denuncia la continuación de la práctica del “red tagging”: ya en agosto de 2022, el Departamento de Justicia inculpó a 16 personas vinculadas a la organización, entre ellas cinco religiosas, por presunta financiación del terrorismo, acusadas de transferir fondos al Nuevo Ejército del Pueblo, grupo armado de inspiración comunista en conflicto con el Estado. Además, en noviembre de 2022, el reverendo Edwin Egar, sacerdote de la “Iglesia Unida de Cristo en Filipinas”, junto con su esposa, Julieta Egar, fueron acusados de apoyo al terrorismo, junto con otras 71 personas, entre sindicalistas y cooperantes, que niegan todos los cargos.Como afirma el Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas (NCCP), el “red-tagging” se produce independientemente de las creencias o afiliaciones políticas y es “una incitación a la represión y la persecución contra quienes critican al gobierno”. Organizaciones de la sociedad civil, misioneros y personal eclesiástico han sufrido amenazas y detenciones, acusados de “encubrir a grupos terroristas comunistas locales”. Leyes como la Ley Antiterrorista de 2020 y la Ley de Prevención y Represión de la Financiación del Terrorismo de 2012 agravan la amenaza de la “red-tagging”.
Miembros de comunidades cristianas como la Iglesia Católica, la Iglesia Unida de Cristo en Filipinas, la Iglesia Filipina Independiente y la Iglesia Metodista Unida de Filipinas han sido objeto de estas acusaciones. Los bienes de los Misioneros Rurales de Filipinas y de la Iglesia Unida de Cristo en el sur y el centro del país fueron congelados en virtud de la Ley de Prevención de la Financiación del Terrorismo.
El sistema de “red tagelling” ha sido utilizado por el gobierno filipino en el contexto de una campaña de contrainsurgencia militarizada que ya se llevó a cabo bajo el gobierno del ex presidente filipino Rodrigo Duterte y continúa bajo la administración del actual presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. El resultado es la intensificación de la militarización en las zonas rurales y la creciente coerción de los ciudadanos, señala el Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas.”Quienes defienden la tierra, a menudo propiedad ancestral de los pueblos indígenas, frente al desarrollo de minas y presas se enfrentan a los militares filipinos, que utilizan su poder para proteger los intereses de las empresas multinacionales. Los agricultores, que buscan medios de vida justos, decentes y sostenibles para sus familias y comunidades, a menudo son encarcelados o asesinados, mientras que los abogados que intentan representarlos son agredidos o detenidos”, señala el Consejo.
El Consejo ha llevado estas demandas a la reunión del Comité Central del “Consejo Ecuménico de las Iglesias” (CEC) celebrada en Ginebra en los últimos días. El CEC ha condenado las graves violaciones de los derechos humanos cometidas en Filipinas y ha pedido al gobierno de este país que tome medidas para poner fin a estas violaciones.El Consejo Nacional de Iglesias de Filipinas, que trabaja valientemente con y por los pobres, pide al gobierno y a los grupos comunistas que reanuden las negociaciones de paz y aborden las causas profundas del conflicto armado. El organismo ecuménico invita a las comunidades cristianas, de todas las confesiones, a rezar por quienes luchan y sufren por defender la dignidad de toda persona, especialmente los grupos más vulnerables, pidiendo a los fieles que acompañen y apoyen su compromiso evangélico.
Nos llega desde Costa Rica esta hermosa foto del P. José Moschetta, misionero comboniano que pasó casi 30 años en México, casi todos ellos formando jóvenes seminaristas. Ordenado el 28 de junio de 1959, llegó a México en 1960. A pesar de su delicado estado de salud y de su edad, no ha perdido la sonrisa que siempre le caracterizó. Actualmente está en la sede del postulantado comboniano de San José, en Costa Rica. “Tanti auguri”, padre.