El sábado 12 de agosto, el Santo Padre erigió en Chad la diócesis de Koumra, resultante de la desmembración del territorio de la diócesis de Sarh, haciéndola sufragánea de la archidiócesis metropolitana de Yamena. Al mismo tiempo, el Santo Padre nombró primer obispo de Koumra al abbé Samuel Mbaïrabé Tibingar, del clero de Yamena, hasta ahora vicario general de esta archidiócesis. Entre las parroquias que pertenecen a la nueva diócesis, están las de Moïssala y Bedjondo, las primeras asumidas por los Combonianos cuando iniciaron su presencia en Chad, el 15 de agosto de 1977.
La nueva diócesis de Koumra tiene una superficie de 17.330 kilómetros cuadrados. Coincide con la provincia civil de Mandoul, de la que Koumra es la capital. Esta provincia del sur del Chad comprende 6 departamentos, divididos en 15 comunas, y tiene una superficie de 17.330 km2, con una población de unos 900.000 habitantes, de los que unos 124.000 son católicos. La ciudad fue una estación misionera, y de ella proceden todas las parroquias de los alrededores.
Según las estadísticas, la nueva diócesis de Koumra cuenta con 11 parroquias, 16 sacerdotes diocesanos y 23 seminaristas mayores. 11 religiosas de dos institutos y 12 religiosos de cuatro órdenes están actualmente en misión allí. Cuenta con 78 escuelas católicas y un seminario menor.
El nuevo obispo, Mons. Samuel Mbairabé Tibingar, nació en Sarh el 27 de julio de 1972 y fue ordenado sacerdote el 26 de noviembre de 2005. Tras cursar estudios secundarios, ingresó en el Grand Séminaire Interdiocésain Saint Luc de Bakara en Yamena (1997-2004). Obtuvo la licenciatura en Sagrada Escritura en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma (2007-2011) y el doctorado en la Facultad de Teología de Italia Central en Florencia (2011-2016).
Ha sido vicario de la catedral de Yamena (2005-2006), párroco de la parroquia de San Pablo de Kabalaye en Yamena (2006-2007), vicepárroco de la parroquia de Santi Martino e Giusto en Lucardo Alto, Florencia (Italia), formador en el seminario mayor interdiocesano de Sarh, y luego rector (2017). Desde 2021, es vicario general de Yamena.
El 12 de agosto de 1877, en la capilla de Propagande Fide de Roma, Comboni era consagrado obispo como nuevo Vicario Apostólico del África Central. Había sido nombrado el 2 de julio. Al recordar este feliz acontecimiento, damos gracias a Dios por habernos dado a nuestro padre y fundador. Compartimos este pequeño texto suyo:
«Y aun siendo Obispo, vivo como los otros misioneros, y con ellos, como cualquier religioso. Antes al contrario, trabajo día y noche para ayudar a la misión; y mientras todos duermen tranquilos, yo trabajo ante mi escritorio por amor a J. C., etc., y a los pobres negros, cuando podría vivir cómodamente en Europa si hubiese querido aceptar espléndidos puestos diplomáticos al servicio de la Iglesia».
La Familia Comboniana ha estado presente en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) a través de la iniciativa World Youth Comboni Gathering (WYCG), integrada por siete grupos de jóvenes procedentes de Estados Unidos, España, Panamá, Italia, Macao, Alemania y Portugal. En total unos 140 jóvenes y animadores de cuatro continentes y diversas nacionalidades, que han superado el desafío de la lengua gracias al lenguaje del amor.
Antes de separarse y regresar a sus países, el lunes 7 de agosto los jóvenes de la WYCG tuvieron un encuentro en la comunidad comboniana de Santarém (en la foto) para hacer balance de todo lo vivido en Portugal.
Una de las vivencias que más han destacado fue el impresionante silencio delante del sacramento de la Eucaristía durante la Vigilia de Oración del sábado por la noche. También algunas de las palabras del Papa exhortándoles a no tener miedo y a vivir de una manera inclusiva su seguimiento de Jesús: «¡Todos, todos, todos! En la Iglesia hay lugar para todos».
Durante la jornada del día 7 también hubo un momento de reflexión individual para que cada joven concretara los propósitos que lleva consigo tras la experiencia vivida en la JMJ y que posteriormente han compartido en pequeños grupos lingüísticos.
El último momento de este encuentro de evaluación ha sido la celebración de la Eucaristía, presidida por el P. David Domingues, Vicario general del Instituto de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús.
Gran fiesta en Castel d’Azzano (Verona) el 1 de agosto, con motivo del centenario del hermano Romano Maran. Estuvieron presentes el padre Tesfaye Tadesse (en la foto), superior general, el padre Fabio Baldan, superior provincial de Italia, el alcalde y miembros de la administración municipal de Castel d’Azzano, representantes de la parroquia local, numerosos miembros de la familia comboniana –padres y hermanos de la comunidad de la Casa Madre y de la comunidad de Padua, religiosas combonianas, seculares combonianas, laicos misioneros combonianos y un nutrido grupo de sobrinos nietos del hermano Romano. A todos se unieron los combonianos residentes en la comunidad de Castel d’Azzano (unos sesenta), junto con el personal sanitario.
El programa de animación, que comenzó a las 16.00 horas, se desarrolló de forma ágil y amena, jalonada de intervalos musicales. Para solemnizar la fiesta, una carta personal del obispo de Padua, Mons. Claudio Cipolla, leída por el padre provincial, y la bendición del Papa Francisco, entregada al hermano Romano por el padre Tesfaye.
Después del agasajo, los saludos, el corte del pastel y los brindis, todos se trasladaron a la gran capilla del Centro para la celebración eucarística, presidida por el padre Tesfaye.
El padre Tesfaye habló con personas que conocieron al hermano Romano y le aseguraron que “Romano siempre ha vivido en profunda comunión con Dios, rezando mucho y guardando silencio ante Él”. Comenta: «Sé que el hermano Romano sigue haciéndolo aún hoy. Ya no puede hacer la misión activamente… pero sigue siendo un hombre de oración y de escucha de la Palabra. Si esto no es una misión, ¿qué otra cosa es?». Y concluye exhortando a todos los hermanos a imitarlo, “dedicando todas sus fuerzas a la evangelización directa cuando somos jóvenes, e intensificando nuestra oración de intercesión misionera cuando nos faltan fuerzas”.
El hermano Romano, parcialmente superado por las fuertes emociones vividas durante la “fiesta”, accede a decir unas palabras sobre su vida como misionero. Unas pocas palabras, que sin embargo resumen no sólo la homilía del celebrante, sino toda su vida en síntesis. Dice: «100 años de vida… 100 años de caridad y de misericordia… Eso es lo que quiero decir».
Breves notas biográficas
El Hno. Maran nació en Selvazzano, en la provincia de Padua. Creció en una familia cristiana, donde aprendió a orar y trabajar. A los 15 años empezó a sentir el primer deseo de ser misionero. A los 19 años, en 1942, entró en el noviciado de los Misioneros Combonianos en Venegono Superiore (Varese), donde hizo su primera profesión religiosa el 7 de octubre de 1944. Eran años de guerra y todas las salidas hacia África estaban bloqueadas.
Finalmente, en 1947 el hermano Romano pudo partir hacia Sudán, donde trabajó durante 17 años: primero en el norte (1947-1956, en Jartum, donde hizo sus votos perpetuos el 7 de octubre de 1950), luego en el sur de el país (1957-1964). Él también experimentó el dolor agónico de la expulsión, cuando, entre el 27 de febrero y el 9 de marzo de 1964, numerosos misioneros y misioneras fueron declarados “persona non grata” por el gobierno de Jartum y obligados a abandonar sus misiones, con la única acusación de difundir la Evangelio y ayudar a las personas más necesitadas.
Después de una estancia de tres años en Italia, el hermano Romano partió para Uganda, donde pasó otros 16 años (1967-1983). La tercera etapa, en Malawi-Zambia, fue la más larga: de 1984 a 2009.
El Hno. Romano tenía 86 años cuando volvió a Italia, “cargado” por 58 años de actividad misionera en África. Primero vivió en la Casa Madre de los Combonianos en Verona, y luego se trasladó a Castel d’Azzano, en el Centro “Hermano Alfredo Fiorini” para misioneros combonianos enfermos y ancianos.
Favorecido por una buena claridad mental y una salud moderada, dedicaba su tiempo a la oración durante el día y hasta bien entrada la noche, alternando entre rosarios y largos ratos de adoración ante Jesús Eucaristía. Él dice: «La misión nunca termina. Todos lo llevan en el corazón. Yo la presento cada día en la oración, al Señor -que es el Maestro de mies- para que suscite nuevas vocaciones para las misiones y ayude a todos los misioneros en la ardua pero apasionante obra de la evangelización”.
A finales de julio recibió la ordenación diaconal el misionero comboniano Mikozama Bienvenu Clemy. La celebración tuvo lugar en la iglesia parroquial Ste. Anne de Isiro, en República Democrática de Congo.
El nuevo diácono nació en Brazzaville en 1993, siendo el primero y hasta ahora único misionero comboniano originario de República de Congo, un país donde no existen comunidades de la Familia Comboniana. Cuando conoció a los Misioneros Combonianos y solicitó su ingreso en el Instituto hubo algunas dudas porque normalmente no se aceptan candidatos de países donde no existe presencia comboniana. Finalmente, dada la proximidad física entre Brazzaville y Kinshasa, las dos capitales de nación más próximas del mundo al estar separadas únicamente por el río Congo, se aceptó su solicitud.
Clemy realizó su noviciado en Sarh (Chad), emitiendo sus primeros votos en 2018. Tras concluir en 2022 sus estudios de Teología en Cape Coast (Ghana), fue destinado a República Democrática de Congo. En pocos meses, Brazzaville, la capital de República de Congo, será testigo de la primera ordenación sacerdotal de un misionero comboniano.
Con el objetivo de profundizar y reconocer las enseñanzas que ofrece el Instrumentum Laboris a la red Cáritas, el Secretariado Latinoamericano y del Caribe de Cáritas (SELACC) hace una cordial invitación al conversatorio: “¿qué nos propone el Instrumentum Laboris del Sínodo a las Pastorales Sociales Cáritas en América Latina y el Caribe?”.
El evento tendrá lugar el próximo 25 de julio, a las 2 p.m. de Bogotá / Lima / Quito, a través de la plataforma zoom, y busca abordar el documento que será utilizado como herramienta para la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en octubre de este año. Contará con la participación de Mauricio López, director del Programa Universitario Amazónico; la Hna. Daniela Cannavina, secretaria general de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos/as (CLAR) y del P. Josexto García, director de Cáritas Ecuador.
Para participar en el conversatorio, puede ingresar aquí (ID de reunión: 856 5691 9135. Código de acceso: 463155).
Un documento de toda la Iglesia
Durante el lanzamiento oficial, el pasado 20 de junio, el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, explicó que el Instrumentum Laboris es un documento “de toda la Iglesia, no escrito en el escritorio, sino en el que todos son coautores, cada uno por la parte que está llamado a desempeñar en la Iglesia”.
Consta de dos partes, la primera resume las ideas de las asambleas continentales y esboza qué es una Iglesia sinodal y cómo debe proceder; la segunda es una serie de 15 hojas de trabajo con preguntas para el discernimiento.
Por su parte, el cardenal Mario Grech, secretario general de la Secretaría General del Sínodo, señaló también que el texto es un fruto de un proceso de escucha, una especie de punto de llegada de un caminar juntos, lo cual ofrece a su vez un punto de partida para la segunda fase del Sínodo, la de la doble Asamblea de octubre de 2023 y octubre de 2024.