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Sanar al sanador herido

Por: Mons. Christian Carlassare, mccj
Obispo de Rumbek (Sudán del Sur)

En Rumbek, vivimos un tiempo de Pascua muy intenso y celebramos la vida que debemos cultivar cada día. Es bueno poder ver siempre la mano del Señor en lo que vivimos, incluso en las experiencias más difíciles o contradictorias. No estamos llamados a una vida cómoda, acomodada y resignada, sino a testimoniar siempre las razones de la esperanza que llevamos dentro, y la visión de una vida reconciliada con nosotros mismos, con nuestras capacidades y posibilidades, con Dios y la llamada personal que nos tiene reservada y que nadie puede tomar en nuestro lugar; y una vida reconciliada con los demás en el camino que sólo se puede realizar juntos. Nadie sobra. Nadie está equivocado. Pero el reto es exigente: el de hacer brotar en cada uno de nosotros esa vida nueva en Cristo que cambia de perspectiva todo lo que oímos, creemos y hacemos.

La semana pasada, sacerdotes y misioneros de la diócesis nos reunimos en un curso de formación permanente. Éramos treinta personas acompañadas por la hermana Elena Balatti, misionera comboniana desde hace más de veinte años en Sudán del Sur y experta en acompañamiento espiritual, especialmente de personas que han sido víctimas de traumas causados por la violencia y la guerra. Hemos dado un nombre al curso: “Sanar al sanador herido”.

No hace falta ocultarlo, la tentación para nosotros, sacerdotes y misioneros, es querer ser perfectos. No hay nada más equivocado que negar nuestra humanidad y fragilidad. Cuando hacemos esto, nos convertimos en presa fácil de la frustración y el desánimo. Ante toda decepción, hay siempre una gran ilusión. El esfuerzo inútil por parecer perfecto produce un peligroso alejamiento del sacerdote/misionero de la realidad de la gente y de la propia misión a la que está llamado.

Por eso fue muy útil vivir este momento de compartir. Algunos recordaron traumas sufridos en el pasado. Son los mismos traumas de los que tantas personas han sido víctimas. En Europa, no somos conscientes de lo frágil e incierta que es la vida en estos contextos. Otros mencionaron experiencias negativas en la diócesis: intimidación, sospechas, miedo. En algunos casos, las víctimas se convirtieron en parte del sistema, y victimizaron a otros. Hablar de ello fue liberador y, al mismo tiempo, reforzó la comunión y el deseo de estar al servicio de la reconciliación.

Recuerdo un hermoso libro escrito por Henry Nouwen: El sanador herido. Quien quiere ponerse al servicio de los demás no puede presentarse como Superman o Wonder Woman, sino que debe apelar a las heridas de su propio corazón. Sólo así podrá acercarse a los demás de verdad, comprenderlos en profundidad y hacer causa común con ellos. En efecto, no se puede levantar a un niño del barro en el que ha caído sin ensuciarse a su vez.

Así, la vida cobra sentido cuando somos conscientes de que nos necesitamos mutuamente. Cuando comprendemos que nuestras heridas no nos convierten en discapacitados, sino en capaces de caminar a través de ellas para tener compasión del otro que está más herido que yo y que busca curación. Desde el curso comprendimos que nuestras heridas son caminos para alcanzar el verdadero sentido de nuestra vida y misión. Sólo reconociendo nuestra propia necesidad podemos reconocer la necesidad del otro y empezar a cuidar de él.

Al final del curso, escribí unos versos que me permiten comprender cómo cada logro tiene un fundamento a menudo oculto que es el resultado de un compromiso humilde y continuo:

Sin humildad, no hay verdad.
Sin verdad, no hay perdón.
Sin perdón, no hay curación interior.
Sin curación, no hay justicia.
Sin justicia, no hay reconciliación.
Sin reconciliación, no hay paz.

Y es por la paz por lo que siempre rezamos, en primer lugar en nuestros corazones, como hacemos en Sudán del Sur. Y os pido que os unáis a nuestra oración para que la comunidad cristiana sea testigo y contribuya a construir una sociedad más fraterna y pacífica.

“Recuperemos y acrecentemos el fervor y la alegría de evangelizar, incluso cuando es necesario sembrar entre lágrimas… Que el mundo de nuestro tiempo reciba la Buena Noticia no de evangelizadores tristes y desanimados, impacientes y ansiosos, sino de servidores del Evangelio cuyas vidas irradian fervor, que han recibido primero en ellas la alegría de Cristo.” (Papa Francisco en Evangelii Gaudium, nº 10)

+ Christian Carlassare, mccj
Obispo de Rumbek (Sudán del Sur)

Rumbek, 22 de junio de 2023

Misa por el P. José Luis Martínez

Esta tarde, a las 4pm, hora de México, tendrá lugar la misa por el eterno descanso del P. José Luis Martínez Acevedo, fallecido el sábado pasado en accidente de circulación. La misa será transmitida en directo por el canal Facebook del escolasticado comboniano de Lima (https://www.facebook.com/teologadodelima). Por otra parte, se conocen ya los detalles concretos del accidente. Sus restos serán incinerados para ser enviados a su familia en México.

El P, José Luis Martínez, párroco de la iglesia de Baños que iba con dirección al poblado de Iscopampa en el distrito de Rondos, provincia de Lauricocha, falleció al despistarse la camioneta que conducía. El accidente de tránsito ocurrió el 24 de junio a las 8:30 de la mañana en la carretera Baños a Rondos, altura del lugar conocida como Gangana, cerca de los Baños Termales.

Ayer en la tarde, sus restos fueron trasladados a Lima, donde serán incinerados para entregar las cenizas a sus seres queridos que viven en Mexico.

Según diligencias preliminares, el sacerdote José Luis Martínez Acevedo (67) de nacionalidad mexicana conducía la camioneta beige metálico, marca Toyota, modelo Hilux, con dirección a Iscopampa, donde tenía programado oficiar una misa a pedido de los mayordomos de la fiesta patronal San Juan Bautista, pero por la excesiva velocidad que habría estado circulando perdió el control del volante para luego despistarse y caer a una pendiente de unos 80 metros.

Por la caída, el conductor que no habría estado usando cinturón de seguridad, habría salido expulsado para caer entre paja y piedras. Su muerte fue instantánea por lo que cuando llegaron los moradores a auxiliarlo, ya no pudieron hacer nada, porque estaba sin vida, por lo que comunicaron a las autoridades.

Así quedó la camioneta en la que viajaba el P. José Luis

Hasta el lugar llegó el fiscal de la Primera Fiscalía Penal Corporativa de Lauricocha y policías de la comisaría de Baños para realizar la diligencia de levantamiento del cadáver, que luego trasladaron a Huánuco, donde ayer fue sometido a necropsia, la cual reveló que la causa de muerte fue politraumatismo y traumatismo encéfalo craneano grave por accidente de tránsito.

Entre tanto, la camioneta que está a nombre de la Diócesis de Huánuco permanecía en el lugar a la espera de ser remolcada. La muerte del sacerdote ha dejado a toda una población sumida en el dolor, debido que era una persona amable que siempre estaba presto a escuchar y pendiente de sus semejantes.

“Nos dejas con un profundo dolor a todos los hijos bañosinos, quienes compartimos momentos de reflexión, oración y perdón. Ahora estas al lado de nuestro padre celestial orando por todos nosotros”, decía el mensaje que la municipalidad de Baños compartió a través de su red social. Asimismo, pidió a Dios que conceda a su familia, amistades y la comunidad católica la paz y consuelo en sus corazones.

Publicado por TuDiario de Perú

Misa completa

Fallece el P. José Luis Martínez

El misionero comboniano mexicano P. José Luis Martínez Acevedo, falleció en el día de hoy a causa de un accidente de circulación. El accidente se produjo en su parroquia de Baños, en Perú, donde estaba ejerciendo su labor misionera. Cuando viajaba a un pueblo para celebrar la misa, perdió el control de la camioneta y cayó por un barranco, muriendo en el acto.

El P. José Luis era originario de Huajuapan de León, en el estado de Oaxaca. Nació en 1955 y fue ordenado sacerdote el 28 de mayo de 1983. Tras un servicio misionero en México, partió a Sudán del Sur, donde estuvo 10 años y a donde regresó en 2006 después de un nuevo servicio en México. Entre 2009 y 2017 trabajó de nuevo en su país natal y desde 2017 estaba en Perú.

Su trágica muerte deja llenos de dolor a su familia de Huajuapan y a toda la familia comboniana. Mañana domingo, 25 de junio, a las 7am se celebrará una misa de sufragio en la catedral de su ciudad natal. Oremos por su alma.

Asamblea europea de la Misión

Asamblea Europea de la Misión reunió en Roma (6-10 de junio de 2023) a una treintena de hermanos y representantes de la Familia Comboniana que trabajan en los campos de la Animación Misionera, la Evangelización, la JPIC y los migrantes. Recordamos el encuentro anterior en Maia, en marzo de 2017. Los informes de las diversas circunscripciones y el del Consejo Europeo de Misión nos permitieron revisar el trabajo realizado durante este tiempo.

Mensaje de los participantes

El encuentro con realidades misioneras presentes en la diócesis de Roma nos ayudó a captar sugerencias y provocaciones del trabajo de otros, especialmente laicos, comprometidos con el anuncio del Evangelio y la promoción humana.

Los desafíos que Europa nos plantea hoy, tanto sociales como eclesiales, fueron explorados gracias a la intervención de Serena Nocetti, teóloga, de Mons. Roberto Repole, arzobispo de Turín, y a las reflexiones de algunos cohermanos. Ahora somos más conscientes de los retos y cambios que la Iglesia y la sociedad europea nos imponen a todos.

Del trabajo en grupo y de la puesta en común de los participantes han surgido algunas instancias y propuestas que queremos compartir con ustedes.

Creemos que es necesario clarificar personal y comunitariamente el sentido de la misión en la Europa de hoy. Alcanzar una visión compartida nos ayudaría a transformar nuestra mentalidad, a trabajar en armonía unos con otros y a presentarnos ante la comunidad eclesial y la sociedad con una identidad específica. Este camino de reconversión debe ser el resultado de una formación permanente destinada a hacernos comprender mejor los lenguajes y la metodología de la sociedad actual.

Un camino particular que se abre ante nosotros es el sinodal. Es un camino que las Iglesias europeas ya están emprendiendo y que nos permitirá cambiar nuestras lecturas y percepciones de la misión y de la sociedad. Es un proceso que requiere investigación, que debe hacerse a la luz del Espíritu y en comunión con los demás. Confiamos en que, renovando nuestra identidad y redescubriendo nuestra misión, seremos más capaces de presentar los valores del Reino a las personas con las que nos encontremos.

La misión en Europa hoy exige que pensemos nuestra acción como colaboración. Tenemos el reto de desarrollar una reflexión/visión cualificada, identificada con una praxis compartida.

También somos conscientes de que, como todo camino, el nuestro también necesita una evaluación continua. Pensamos que el consejo europeo de la misión también tiene la tarea de ayudarnos a realizar una retroalimentación continua y estimularnos siempre a avanzar en la dirección correcta.

Hemos hecho algunas propuestas. En el ámbito de los medios de comunicación, consideramos prioritaria la formación de personal competente para nuestro sector. Esto significa elegir personal y ofrecer cursos profesionales o de reciclaje que preparen a las personas para el servicio que se les pide. Que los directores de los distintos medios reanuden los encuentros continentales, refuercen Southworld.net para un servicio continental y con vistas a un centro europeo de medios de comunicación.

Organizar un curso europeo de animadores misioneros para mejorar la competencia y los conocimientos de los animadores (antropología, análisis crítico político-económico, etc.) para darles las herramientas necesarias para presentar de manera competente las exigencias de la misión, en Europa y en otros continentes.

Deseamos que en cada provincia se forme al menos una comunidad inserta en un contexto pastoral (parroquia/rectorado) que promueva una pastoral misionera cualificada. Debería ser internacional, capaz de cooperación y acción fraterna, según los valores expresados en el último Capítulo (AC 2022, #16). Dicha comunidad podría prever la acogida de jóvenes que deseen conocer y vivir nuestro carisma. El personal tendría que estar cualificado para el servicio misionero en Europa. Esto contribuiría también a la formación misionera del clero diocesano y de los laicos, ayudándoles a vivir la sinodalidad. Debería haber una persona de contacto para el área “parroquias” en el secretariado provincial de misiones.

Observamos que existen algunas experiencias de colaboración. Estas deberían ser fomentadas y apoyadas. Consideramos importante continuar el camino iniciado con el Foro Social de la Familia Comboniana. Queremos formar y/o fortalecer las comisiones nacionales de la Familia Comboniana.

Favorecemos el encuentro anual, en cada país, de los consejos provinciales y del equipo coordinador de la familia comboniana para organizar el servicio misionero y la reflexión en cada circunscripción. Proponemos también un encuentro anual de todas las familias combonianas presentes en cada país para reflexionar, orar y celebrar, y pensar en acciones comunes como familia comboniana.

La opción de trabajar en el área de JPIC y junto a los migrantes es una opción en línea con nuestro carisma. Es necesario crear competencias para este trabajo, siendo ayudados por personal capacitado, no sólo combonianos que ya trabajan en este campo. La persona responsable de esto debería ser a tiempo completo. En 2024 debería organizarse un encuentro europeo de JPIC y migrantes en Castel Volturno, y nuestras provincias deberían comprometerse más con los temas de justicia, paz y la plataforma Laudato si’.

La formación permanente del continente ofrece vías para preparar al personal destinado a Europa para el servicio activo, dándole las herramientas necesarias para interactuar con una realidad compleja, nuevas culturas, dinámicas inter-generacionales y el trabajo en red con la Iglesia local y la sociedad civil.

Encuentro de los Consejos de la Familia Comboniana

Como cada año, los Consejos Generales de la Familia Comboniana nos hemos encontrado para seguir creciendo como familia. Este año nos han acogido las misioneras combonianas en Roma, donde nos hemos sentido como en casa. Gracias por vuestra atención y el de toda la comunidad.

Por: Alberto de la Portilla, LMC

Durante este año han habido muchos cambios en los equipos pues las religiosas y religiosos combonianos han celebrado su capítulo y elegido un nuevo consejo general. Por ello, la primera parte del encuentro la dedicamos a un rato de presentación personal.

El resto de la tarde tuvimos la oportunidad de profundizar sobre la homilía de Comboni en Jartum. Partir de cómo nos resuena en nuestro corazón y a la vez cómo nos desafía como familia misionera. Un bonito momento para reconocer como el carisma nos sigue uniendo y animando conjuntamente.

Tras la cena y algo de conversación nos retiramos a descansar para recuperar fuerzas tras el viaje realizado durante la mañana.

El día siguiente lo dedicamos a ponernos al día de dónde estamos cada una de las ramas de la familia. Una presentación pausada y con tiempo de preguntas que nos ayuda a conocernos mejor y entrar en la actualidad de cada uno. Un momento importante sin duda, especialmente para los nuevos equipos y que nos ayuda a todos a entrar en conocimiento y situación de las realidades que estamos viviendo.

Comenzaron las misioneras seculares compartiéndonos la ilusión de unos primeros votos en África, del camino recorrido hasta llegar a ellos y de la ilusión que supone para todos estas nuevas vocaciones, aun sabiendo que están en un primer estadio. También compartieron el devenir de sus compromisos tras su asamblea de hace dos años y cómo están empeñándose en los diferentes países donde están presentes. Mención especial a la reflexión que están teniendo sobe la animación misionera, el replanteamiento de la misma conforme a los nuevos tiempos es algo que nos desafía a todos como Familia comboniana y que nos interpeló bastante.

Luego fue el turno para los Laicos Misioneros Combonianos. En este tiempo nos centramos en lo que han supuesto los encuentros continentales de América en Lima-Perú y África en Cotonou-Benín, el trabajo realizado durante esas semanas y la marcha de los diferentes grupos y comunidades misioneras en los continentes. Han sido momentos de refortalecimiento, tras los años más duros de la pandemia, el poder reencontrarnos. Muy importante para los nuevos grupos, que les permite de primera mano contrastar su camino con el de los demás, pero también para los más antiguos que seguimos enriqueciéndonos con las experiencias que desarrollamos en los otros países, intentando dar finalmente algunas pistas de trabajo dentro del propio continente.

También hubo tiempo para presentar los objetivos de la futura asamblea europea de octubre, que se desarrollará en Polonia y de compartir las prioridades que como Comité Central tenemos para el próximo año antes de volcarnos en la preparación de la futura asamblea LMC internacional de finales del 2024.

Ya en la tarde escuchamos a los misioneros combonianos que nos compartieron sobre su capítulo. Partiendo de una nueva metodología que han seguido en el mismo que les anima a soñar sobre donde es su lugar y las prioridades para 2028. También delimitar varias líneas principales de trabajo y sobre ellas trabajar planes operativos que les permitan desarrollarlas. Este es un trabajo que deberá ser desarrollado a todos los niveles, partiendo de cada mccj, pasando por cada una de las comunidades y llegando a nivel provincial. Todo ello confirmará el plan sexenal que les permita llevar adelante los sueños expuestos en el capítulo.

También ha sido un momento importante los votos religiosos este año de 50 nuevos combonianos que anima al instituto en este caminar misionero.

En último lugar, las hermanas combonianas nos compartieron su pasado capítulo y lo que han supuesto estos meses de poner en marcha todo. Cabe destacar la valentía en la reestructuración que les hará pasar de 19 a 7 circunscripciones; así como la reconfiguración de la dirección general con el apoyo de cuatro coordinaciones que ayudarán a desarrollar las propuestas capitulares.

Todos estos cambios son un gran reto y una valiente apuesta de su parte para adaptar la organización a la realidad del instituto y las necesidades de la misión, que sigue cambiando y necesita de respuestas nuevas.

Ya el domingo nos adentramos en la toma de determinadas decisiones y de comenzar a pensar en el futuro. Por un lado el hermano Alberto Lamana nos ayudó a recopilar el camino realizado por la comisión de la ministerialidad, las propuestas de trabajo futuro y demás, y por nuestra parte corroboramos lo dicho en anteriores reuniones. Lo importante del trabajo realizado en estos años y el ejemplo de colaboración que supone este trabajo de ministerialidad como familia comboniana nos hace estar contentos.

También estuvimos reflexionando sobre el trabajo realizado como equipo de familia comboniana que conformamos como Consejos y reforzamos la idea de que esto no se debe a que las personas presentes estemos más conscientes de ello sino que es algo por lo que apostamos desde las diferentes ramas, por ello nos marcamos la tarea de elaborar un pequeño directorio que nos ayude a trabajar mejor en estas reuniones. Y es algo que trabajaremos de aquí al próximo año.

Igualmente tuvimos un tiempo para reflexionar sobre el camino como familia que comparte el carisma, compartiendo la experiencia de los encuentros que se están celebrando en Roma por parte de diferentes familias, donde religiosos, religiosa, institutos seculares y movimientos laicales que comparten carisma se empiezan a reunir e intercambiar experiencias. Creemos que escuchar estas experiencias y compartir la nuestra nos puede ayudar a seguir creciendo. También compartimos la idea de identificar los diferentes grupos de laicos que están cercanos a la familia comboniana o a alguna de sus ramas. La importancia de acompañar a estos laicos que quieren compartir el carisma de diferentes maneras, ayudarles a crecer en esta vocación, ayudar que estas propuestas de vocaciones no se solapen, las unas con las otras, para que así en el futuro podamos seguir ayudando a tantas personas que ven en Comboni una inspiración para sus vidas.

Terminamos nuestro encuentro con la celebración de la eucaristía con toda la comunidad de hermanas. Sin duda los momentos de oración y esta eucaristía final nos han ido ayudando mucho durante este encuentro. Han sido momentos significativos de testimonios de vidas combonianas y de búsqueda de lo que el Señor nos va pidiendo como familia comboniana.

Nos volveremos a encontrar el próximo mes de junio en Verona, pero mientras y a lo largo del año seguiremos en contacto y trabajando los retos que nos hemos marcado.

Un saludo a todos y todas

Alberto de la Portilla, coordinador Comité Central LMC.

Fallece el obispo comboniano Mons. Max Macram

El pasado 4 de junio falleció en Mechanicsburg, Pennsylvania, EE.UU, Mons. Max Macram Gassis, misionero comboniano y obispo emérito de El Obeid, en Sudán. Mons. Macram, de 84 años, llevaba varios meses enfermo.

Mons. Macram nació en Jartum, en 1938. Fue ordenado sacerdote en 1964 y nombrado administrador apostólico de El Obeid en 1983, diócesis de la que sería consagrado obispo en 1988. En 1990, tuvo que salir exiliado después de que el gobierno de Jartum le llevara ante los tribunales tras su testimonio ante el Congreso de Estados Unidos sobre las atrocidades cometidas por el gobierno sudanés contra su pueblo. Desde entonces vivió principalmente en Kenia, pero no dejó de viajar a Europa y Norteamérica para pedir ayuda en la defensa de los derechos humanos en Sudán. Informó a la opinión pública sobre la persecución religiosa contra la población cristiana, el bombardeo de asentamientos humanos y el terrorismo mediante el hambre y el asesinato. Gran defensor de los derechos humanos, llegó a ser propuesto para el Nobel de la Paz en el año 2012.

También promovió proyectos humanitarios de diversa índole destinados a la creación de pozos y hospitales y a la educación de las poblaciones locales. En el momento de su fallecimiento se encontraba en Mechanicsburg, EEUU, en casa de unos familiares.