¡Una Iglesia con rostro afrodescendiente, viva y sinodal! Mensaje Final del XVI Encuentro de Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPA)
Reunidos en el XVI EPA, en la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, casa de la Patrona de Argentina, durante los días del 3 al 7 de noviembre de 2025, más de 144 representantes de las Pastorales Afroamericanas y Caribeñas: México, Honduras, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y el país que nos acoge: Argentina. Hemos orado, reflexionado y analizado, en espíritu de sinodalidad, fe, esperanza y resistencia, los clamores más urgentes que atraviesan las vidas de nuestros pueblos: la invisibilización persistente, el racismo estructural y sistémico y la migración con rostro afrodescendiente.
Estos clamores no son nuevos; son heridas abiertas que gritan por respeto, justicia y dignidad. Nos hemos escuchado, compartido realidades y reconocido que nuestra historia y nuestra fe no pueden seguir siendo marginadas ni excluidas dentro de la Iglesia ni en la sociedad. A su vez nos llaman a la esperanza desde nuestra ancestralidad como signo profético.
A la luz del Evangelio, de la enseñanza del Papa Francisco, hemos discernido que una Iglesia sinodal no puede construirse sin la inclusión plena de los pueblos afrodescendientes. El tema de este EPA nos invita a una conversión pastoral efectiva: “Los afrodescendientes: sus clamores y sus esperanzas dentro de una, Iglesia sinodal” no es solo una consigna, es un llamado urgente a construir una Iglesia del encuentro, de comunión para la misión, donde nadie queda atrás y donde cada voz —también la afrodescendiente— tiene lugar, dignidad y misión.
El compromiso que asumimos
El Papa León XIV en su Exhortación Apostólica “Dilexi Te” (“Te he amado”) sobre el amor hacia los pobres, nos desafía al decir: “Quien dice amar a Dios y no se compadece de los necesitados, miente”. Por ello, con esperanza cristiana, espíritu profético y en clave de sinodalidad, nos comprometemos con acciones concretas que transformen estructuras, conciencias y prácticas:
Reconocimiento estructural: Demandamos el reconocimiento formal y explícito de los afrodescendientes como parte constitutiva del Pueblo de Dios en documentos eclesiales, planes pastorales y estructuras de participación.
Visibilización de nuestras historias y espiritualidades: Continuaremos visibilizando nuestras realidades desde nuestras voces, nuestras espiritualidades y nuestras memorias colectivas, promoviendo una Iglesia más inclusiva y representativa.
Racismo estructural y sistémico: Lo combatiremos en todos los niveles, dentro de la Iglesia y la sociedad, desde una pastoral decidida y formadora de conciencia crítica para descolonizar las mentes y las estructuras.
Formación integral afrodescendiente: Fortaleceremos nuestros procesos de formación mediante escuelas de liderazgo de la pastoral afroamericana y caribeña en coordinación con el CEBITEPAL.
Mecanismos de comunicación: Tendremos mecanismos de comunicación permanente, utilizando las nuevas plataformas digitales, la inteligencia artificial y los medios de comunicación establecidos en la Iglesia.
Caminamos con esperanza
Celebramos, acogemos y abrazamos con gozo y esperanza profética la presencia de los jóvenes que alzan sus voces para ser escuchadas; la presencia de los abuelos que nos estimulan con su paciencia y su sabiduría; y la presencia viva del pueblo de Dios que no se deja amilanar por los dolores, sino que, como Manuel, se fortalece en la fe para vivir la caridad.
Agradecimiento
Agradecemos al CELAM, su acogida y acompañamiento en la realización de este XVI EPA
Al Padre Obispo, don Juan José Chaparro y a su equipo diocesano y el equipo nacional por haber acogido, como experiencia novedosa del Espíritu, este momento especial en la vida de la Iglesia que nos pone a los pies de la Virgen y de la figura de Manuel de Lujan.
A don Zanoni Demettino Castro, obispo referencial de la Pastoral afro, por su sabiduría y su paciencia en este caminar.
A los demás obispos que desde su testimonio sencillo y cercano nos acompañan. A todos ellos, les decimos, gracias por su presencia.
A todos los participantes provenientes de toda nuestra América Latina y el Caribe, les decimos gracias por acompañar este acontecimiento que nos llena de alegría, nos hace más hermanos y nos abre a la esperanza.
El XVI EPA no termina, sino que comienza una nueva etapa de implementación pastoral en clave sinodal. Porque el Espíritu nos impulsa a pasar de la resistencia silenciosa a la incidencia profética, de la marginación a la dignificación, de la contemplación a la transformación. Nos abre con esperanza a mirar a los jóvenes quienes, desde el silencio y la escucha, están dispuestos a caminar e iluminar los procesos que nos llevan a la inclusión efectiva.
Nos encomendamos con confianza a Nuestra Señora de Luján, Madre de los pobres, refugio de los pueblos y estrella de esperanza para nuestra pastoral y nuestra Iglesia.
Que ella, que no se mueve de donde sus hijos la necesitan, nos enseñe a permanecer firmes, como Manuel, humilde servidor y fiel custodio de su imagen, dispensador incansable del amor y la caridad de Dios, a mantener viva la llama de la esperanza que nunca defrauda.
¡María de Luján, intercede por nosotros! ¡Manuel de Luján, enséñanos a amar sirviendo!
El XVI Encuentro de la Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPA) comenzó este 4 de noviembre en la arquidiócesis de Mercedes- Luján, casa de la Patrona de Argentina. Durante cuatro días más de 150 representantes de las pastorales afroamericanas y caribeñas, compartirán trabajos y actividades en torno a lema: “Manuel de la Virgen de Luján: rostro afro del pueblo peregrino”, recordando a Manuel de los Ríos, más conocido como el ‘Negro Manuel’, un esclavo que se convirtió en el primer cuidador y devoto de la imagen original de la Virgen de Luján. (Foto: adn-Celam)
“¿Qué sería de Luján sin el negro?”: Mons. Jorge Scheinig resalta la figura del esclavo Manuel en la Eucaristía de apertura del EPA 16
La Basílica de Nuestra Señora de Luján se llenó de música, color, alegría y danza durante la Eucaristía de apertura del XVI Encuentro de la Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPA 16), presidida por monseñor Jorge Eduardo Scheinig, arzobispo de Mercedes-Luján.
En una celebración festiva, marcada por la espiritualidad popular, el prelado invitó a los participantes a contemplar con detenimiento el Evangelio y el misterio pascual, recordando que “Jesús revoluciona la vinculación, la relación entre Dios y nosotros y entre nosotros”.
En su homilía, el obispo Scheinig resaltó que el cristianismo es “heredero de la relación de las relaciones”. “Cuando Dios se relaciona con nosotros, con las personas, cuando la divinidad entra en relación con lo humano, lo humano queda sanado, queda afianzado y queda promovido”.
El Dios que sana, libera y promueve
El arzobispo subrayó que “los místicos, los de la tradición y los de la vida cotidiana, se dan cuenta de esto”, y evocó con especial cariño la figura del Negro Manuel, a quien definió como “un místico, un hombre que se dio cuenta del misterio de Dios y de lo humano”.
“Él experimentó en su carne un Dios que lo sanó y lo liberó”, dijo. Según la tradición, recordó el obispo, el Negro Manuel, esclavo de origen africano, expresó con plena libertad: ‘Yo soy de la Virgen no más. No necesito ser comprado. No le pertenezco a nadie, le pertenezco a la Virgen’.
Mons. Scheinig dijo que el Negro Manuel “vivió al lado de la Virgen y estuvo largo tiempo al servicio de ella”, y que su fe no se redujo a una experiencia personal, sino que “la transmitió, no se la guardó”. “Nos cuenta la historia que cuando los enfermos se acercaban, él agarraba el aceite de las velas y los ungía”, relató. “Ungió a un sacerdote que se convirtió en el primer capellán porque alcanzó la salud. Este hombre sanado y liberado entendió que su vida también era para sanar y liberar.”
Religiosidad popular que se hace universal
El arzobispo recordó que el Papa Francisco “venía a esta casa” y “quería a la Virgen de Luján en su corazón”. En Luján, afirmó, el Papa “experimentó la fuerza de esa religiosidad popular, de esa mística popular”, una experiencia que luego “universalizó”.
“Lo que experimentó aquí, en América Latina, lo hizo universal. El patrimonio de esta tierra lo universalizó”, dijo, y añadió que “es una de las gracias enormes de un papado latinoamericano que continúa en el Papa León”.
Mencionó también el reciente avance en el proceso de canonización del Negro Manuel: “Hace poquito Roma, el Dicasterio de los Santos, validó toda la documentación que llevamos el año pasado, y entonces ya entra en proceso, y ojalá que rápido”.
“¿Qué sería de Luján sin el negro?”
Mons. Scheinig lanzó una de las frases más recordadas de su homilía: “Muchas veces me he preguntado —por supuesto que es una pregunta imposible de responder—, pero me he preguntado: ¿qué sería de Luján sin el negro?”. Y añadió: “Posiblemente la Virgen se hubiera manifestado de otro modo, pero el negro le dio a esta experiencia de mística popular una originalidad. Porque fue activo, no fue pasivo”.
El prelado aseguró que “un pobre, una persona sencilla, un negro esclavo puede ser un místico con autoridad para hablar de Dios y del hombre”, y que su figura demuestra que “una persona humilde tiene autoridad para mostrarnos la fuerza de esa relación de ese vínculo”.
Mons. Scheinig propuso dos características que deben inspirar la pastoral afroamericana y caribeña: la cercanía y la inclusión activa. “No hay experiencia religiosa, no hay experiencia humana sin cercanía”, afirmó. “Dios se hizo cercano. Nosotros necesitamos hacernos cercanos. El Negro Manuel era un hombre cercano, que acercaba, no impedía, sino que facilitaba la cercanía”. Recordó que la pastoral debe acercarse “a los pobres, a los humildes, a los sencillos, a los esclavos, a los marginados, a las periferias existenciales y geográficas”.
En cuanto a la inclusión, pidió superar la pasividad: “No alcanza con abrir las puertas o dejar que las personas entren. La inclusión es activa. Un hombre esclavo, afro, era un hombre que sanaba, ungía. No era un hombre sin voz, ni un hombre al costado. Era un hombre activo, protagonista de la salvación y de la historia.”
“La pastoral afroamericana necesita ponerse en clave de cercanía e inclusión activa”
Hacia el final, el arzobispo invitó a los participantes del XVI Encuentro a dejarse inspirar por la Virgen de Luján y el Negro Manuel: “Les propongo que le pidamos a la Virgen y al Señor que estos días sean de mucha inspiración, que el diálogo entre ustedes, el encuentro, los momentos de reflexión, de oración, de comida, sean días de encuentro profundo”.
Y concluyó su homilía pidiendo vivir estos días “haciendo la experiencia activa de estar a los pies de la cruz como místicos, como personas que se dejan inspirar por el misterio pascual, el misterio de la cercanía y de la inclusión”.
“Los invito entonces a pedirle al Señor esta gracia, por medio de la Virgen de Luján y de su negro esclavo Manuel”, alentó Mons. Jorge Eduardo Scheinig.
Entrevista realizada por Por Miguel Ángel Malavia y publicada por Vida Nueva Digital Fotos: Cáritas Sudán y archivo de Jorge Naranjo.
El comboniano español Jorge Naranjo, que lleva 17 años como misionero en el país, denuncia la complicidad de los Emiratos Árabes Unidos.
La guerra civil en Sudán, que enfrenta al ejército regular (y a otros grupos independientes que se le suman) y a una milicia llamada Fuerza de Apoyo Rápido, ha tenido en las últimas horas uno de sus episodios más oscuros, cuando los paramilitares del segundo grupo se han hecho con el control de El Fasher, capital de Darfur del Norte, en la región septentrional del país africano. Tal y como han denunciado los militares, han decretado una matanza sin control y han asesinado, desde el domingo 26 de octubre, a “más de 2.000 civiles desarmados, la mayoría mujeres y niños”.
Aunque no hay cifras oficiales, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sí ha dado el miércoles 29 de octubre un dato que puede ofrecer una idea de la salvajada perpetrada: tras ser atacado el Hospital Materno Saudí de El Fasher, hay “460 pacientes y acompañantes asesinados”.
Doble vocación
Alguien que conoce bien lo que sucede es Jorge Carlos Naranjo Alcaide, madrileño de 51 años, que tiene dos almas que encarna en Sudán: su fe, que se plasma en su condición de sacerdote y misionero comboniano (llegó a Jartum en 2008), y su pasión por la ciencia y la tecnología.
Por esta segunda vocación, entre otras muchas cosas, dirige el Comboni College of Science and Technology (CCST) y es miembro del Comité Científico del Archivio Comboniano, del Consejo de Administración del Northern College of Medical Sciences and Technology (Meroe) o del Consejo Asesor del Centro de Investigación del Micetoma de la Universidad de Jartum. También es uno de los fundadores de C-Hub Limited Company, una incubadora que apoya la creación de start-ups digitales por parte de jóvenes sudaneses y refugiados en Sudán, y del Comité nacional de ICOMOS Sudán.
Es decir, es un hombre hondamente comprometido con la esperanza y que, tras 17 años en un país africano devastado por una cruenta guerra civil, no deja de mirar a lo alto y a los lados, abrazando a Dios y a sus semejantes. Lo que, como le cuenta a Vida Nueva, pasa por encarnarse en su realidad cotidiana “Mi trabajo en la universidad, en Jartum, está a 700 metros del palacio presidencial. Así que, cuando el 15 de abril de 2023, estalló el conflicto bélico, el campus, que también incluye una escuela de primaria y secundaria, se convirtió en un campo de batalla. La situación fue muy difícil, con 1.000 niños en primaria y 600 en secundaria, más los jóvenes que iban a la universidad, que eran en ese momento unos 150”.
Cada vez más cruel
Desde esa “primera manifestación de la guerra”, la realidad es que “cada vez se ha vuelto más cruel”. Lo que ha llevado a que “mucha gente de la capital se haya visto a huir de sus casas, muchas veces a la fuerza y a punta de kalasnikhov. Desgraciadamente, muchos de los estudiantes que conocí, al irse a la carrera, no pudieron llevarse ningún documento universitario y han acabado en el extranjero sin poder demostrar el grado de su formación”.
En ese primer momento de desesperación, “el primer objetivo que nos planteamos los combonianos, gracias a la generosidad de mucha gente, fue apoyar la evacuación de las personas desde lugares que se habían convertido en campo de batalla hasta otros más seguros”.
La mayoría optaba por “volver a las zonas rurales de donde eran originarios y donde a lo mejor estaban sus abuelos o los padres”. En ese sentido, muchos acudían al sur del país, “donde la Iglesia católica mantiene una presencia muy significativa”. Trabajando en red, gracias al “sostén solidario de muchos”, pudieron “apoyar financieramente” ese éxodo hacia un ámbito de mayor seguridad.
La ilusión de los estudiantes
Pese a todo, Naranjo recuerda cómo los estudiantes no perdieron la ilusión por continuar con su formación: “A los dos meses, envié un cuestionario a nuestros alumnos universitarios para ver si, a pesar de la situación, deseaban continuar o no de algún modo con las clases. Hasta un 73% de los que pudieron contestar lo hicieron afirmativamente. Así que empezamos, poco a poco, un proceso de transformación digital, formando a los profesores, muchos de ellos igualmente desplazados o refugiados, para adaptar nuestros programas, que eran presenciales, al modo online”.
Pese al esfuerzo, llegó un nuevo revés: “En ese momento, el ministro de Universidades anunció que se suspendían todas las actividades académicas hasta ese 15 de octubre”. Así que, “a partir de ese momento, decidimos operar desde Port Sudán, una ciudad a orillas del Mar Rojo que está a 1.100 kilómetros de la capital, Jartum. Controlada por el ejército sudanés, era una zona bastante segura porque la protege una cadena montañosa paralela al mar. De hecho, cuando el general Burhan, el jefe del ejército sudanés y presidente del Consejo Soberano de Transición, consiguió salir de su cuartel militar en Jartum, donde había permanecido rodeado por las milicias durante meses, se instaló allí”.
Tuvo que ser desde ese nuevo enclave donde “empezamos a organizar esa transición digital de nuestros programas. El desafío fue particularmente complicado para el grado de enfermería, en el que no se puede prescindir de la formación práctica y hace falta que los estudiantes tengan contacto físico. Pero también este escollo se superó, pues firmamos un acuerdo con el Ministerio de Salud del Estado del Mar Rojo y organizamos una clínica práctica para los estudiantes que podían desplazarse a Port Sudán, terminando luego el proceso en varios hospitales”.
Difícil travesía
Sin duda, ese fue un reto mayúsculo, ya que “significaba que algunos de estos jóvenes, de 19 o 20 años, tenían que atravesar 2.000 kilómetros y pasar por los respectivos puestos de control de cada uno de los dos ejércitos para llegar hasta aquí. Para nosotros, eso conllevaba intentar contactar con los dos bandos enfrentados y escribirles cartas para explicar por qué tenían que dejarles pasar. Fue complicado, pero, sobre todo, me quedo con la valentía de los estudiantes, con su deseo de aprender, que les llevaba a arriesgar la vida por construirse un futuro. De ahí mi admiración impresionante por ellos”.
Y es que “algunos, realmente, han pasado experiencias muy duras para poder continuar su recorrido académico. Me quedo con esa esperanza. Aunque están en un túnel, trabajan para salir de él y ver al final del mismo una luz. Lo mismo puedo decir del cuerpo docente, que también está desperdigado por el país en condiciones muy críticas y mantiene su compromiso”.
Pese a todo, el compromiso de todos está dando frutos: “Un claro ejemplo es el Departamento de Enfermería. Una vez que tuvimos que desplazarlo a Port Sudán, donde yo también estoy ahora, se ha beneficiado de ello la comunidad local. Esta zona era muy marginada y el personal de sus hospitales carecía muchas veces de formación sanitaria. Ahora, gracias a nuestra presencia, se están involucrando muchos profesionales de la zona, especialmente en cuidados paliativos, que es algo que dominamos mucho”.
Ayuda a las familias
Así, el panorama ha mejorado mucho: “Hablamos de una ciudad con medio millón de habitantes y que tiene que acoger a miles de desplazados que huyen del conflicto con recursos muy limitados. A nivel estructural, también hay graves carencias en agua o electricidad, por lo que formar a voluntarios de la comunidad local para acompañar a las personas con enfermedades crónicas y terminales en sus propios hogares, ha sido esencial para muchas familias que no tienen tan fácil ir al hospital a menudo para cambiar las gasas de las heridas de su ser querido”.
Aunque sean granos de mostaza, generan mucha esperanza: “En 2024 pudimos formar a 203 voluntarios para este equipo sanitario, siendo algunos cristianos y otros musulmanes”. Y eso, recalca Naranjo, “es importante en un país herido por un conflicto con odios tribales”.
Estos voluntarios, “con diferentes orígenes étnicos y religiosos, comparten su motivación de acercarse a la persona en necesidad, en un ejercicio de misericordia. Un musulmán empieza con su oración: ‘En el nombre de Dios, el compasivo, el misericordioso’. Y, a nosotros, Cristo también nos ha revelado el rostro misericordioso del Padre”.
La misericordia que une
Así que “la misericordia es esa base sobre la que se puede construir algo en común. La misericordia es ese movimiento que hace salir a la persona de sí misma para encontrar a aquel que sufre. Y eso es lo que ha unido a todo este grupo de voluntarios, coordinamos desde la universidad para hacer este servicio en la comunidad”.
En cuanto al conflicto como tal, el misionero aclara que, “actualmente, el ejército regular sudanés controla el este del país y la zona central alrededor del valle del río Nilo, mientras que la milicia de las Fuerzas de Apoyo Rápido está asentada fundamentalmente en el oeste”. Obviamente, “detrás de una guerra de este tipo hay una lucha por el poder, pero no se pueden equiparar los dos ejércitos en el sentido de que lo que vemos aquí es que la mayor parte de la gente huye de los lugares a los que llegan las Fuerzas de Apoyo Rápido y buscan refugio en las zonas que controla el ejército, y eso me parece muy significativo”.
En el caso de El Fasher, suponía un enclave esencial, pues era la única ciudad que quedaba bajo el poder del ejército regular en la región norteña. De hecho, “llevaba asediada desde hace muchos meses. En ella viven 2.600 personas y, a pesar de los llamamientos de las Naciones Unidas, no se permitía el paso de ayuda humanitaria ni se permitía a sus ciudadanos salir”. De hecho, los pocos que lo hacían y caían en manos de la milicia, eran “violados y asesinados”.
Odio étnico
Y todo “sobre una base étnica, pues los paramilitares pertenecen a tribus nómadas árabes y tienen un especial odio hacia las tribus de carácter más africano, a las que intentan exterminar. Y lo peor es que, además de hacerlo, lo emiten a través de las redes sociales con vídeos, como hacen los grupos terroristas”. En ese sentido, apunta que estos grupos son “apoyados fundamentalmente por los Emiratos Árabes Unidos (EAU)”.
Ellos “se benefician de este conflicto porque los dos ejércitos, para comprar armas, tienen que vender oro, y de hecho la producción de este mineral se ha duplicado en este tiempo. El oro entra en los mercados internacionales a través de Dubái, capital de los EAU. Además, tienen muchos intereses estratégicos en la región y por eso apoyan a las milicias. Les hacen llegar las armas a través de Libia y Chad, y ahora puede que también desde Sudán del Sur. También les ofrecen apoyo logístico y sanitario, tratando en hospitales a sus heridos. Por no hablar de que envían mercenarios colombianos”.
Toda una red de complicidades, pues sabe de “un buque con armas que salió de Dubái, pasó por Holanda y Grecia y, a través de Libia, acabó en Darfur… Y es que, a pesar del embargo que pesa sobre Darfur, es increíble pensar cómo toda esta mercancía bélica ha pasado por la Unión Europea”. El resultado lo hemos comprobado en las últimas horas.
De ahí el aldabonazo final de Naranjo, que pone la atención en cómo los Emiratos Árabes Unidos “son un aliado estratégico de Estados Unidos o Israel. Con ellos llegan a acuerdos de trillones de dólares en materias como la inteligencia artificial o las armas… Y, sin embargo, no se escuchan demasiadas voces críticas en Occidente sobre esta relación”.
Ocho nuevos Laicos Misioneros Combonianos (LMC) hicieron su compromiso misionero comboniano el pasado domingo 12 de octubre, en la parroquia de Saint Kizito en Bégou, diócesis de Sarh, Chad. Durante la misa de acción de gracias por las nuevas vocaciones, el asesor nacional de los LMC, el padre Ngoré Gali Célestin, pidió a los laicos que fueran un buen ejemplo para los fieles cristianos y los animó a comprometerse con esta nueva misión. Este compromiso surge tras ocho años de intensa formación humana y catequesis misionera y cristiana.
El próximo jueves 23 de octubre se llevará a cabo la presentación del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2025, organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).
La voz de los que sufren y son perseguidos
El próximo jueves 23 de octubre a las 12:00 horas se llevará a cabo la presentación del Informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2025, organizado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Será de manera presencial en la Universidad Panamericana (aula J05), en el Campus Mixcoac, Ciudad de México. Acceso por Cerrada de Valencia 10, Col. Insurgentes Mixcoac. Estacionamiento con parquímetro o por Extremadura 100. La presentación será también transmitida en vivo vía Zoom. Se podrá ingresar a través del siguiente enlace: https://up-edu-mx.zoom.us/j/95453886713 El Informe de Libertad Religiosa ofrece un panorama actual sobre la situación de este derecho fundamental en 196 países, destacando los desafíos, avances y testimonios de fe que inspiran esperanza en medio de la adversidad. Además se hará una presentación especial sobre la situación de México y la libertad religiosa. Más información aquí
«La vida es ahora…»: el lema del Curso Comboni para Ancianos (CCA) expresa bien el sentido de la iniciativa, que quiere ayudar a los participantes a no mirar con nostalgia al pasado, sino a valorar el tiempo presente como kairos, como oportunidad de gracia y de crecimiento humano y espiritual.
Llegado a su quinta edición y pensado para los hermanos que han cumplido 70 años o más, el curso cuenta con la participación de 12 misioneros procedentes de varios países: España, Portugal, Sudáfrica, Alemania, Perú e Italia. Algunos de nosotros ya nos conocemos; para otros, el curso es una oportunidad para encontrarnos, conocernos mejor y fortalecer los lazos de fraternidad. Comenzó el 7 de octubre y finalizará el 7 de diciembre.
Las motivaciones que han llevado a cada uno a participar son diferentes, pero, como se ha puesto de manifiesto desde el primer día de convivencia, se pueden resumir en el deseo de vivir un tiempo de descanso, también físico, de desconectar un poco de la rutina diaria y de dedicar más espacio a la oración, la reflexión y el estudio.
El objetivo del curso, tal y como se explica en el folleto elaborado por los dos coordinadores, el padre Alberto Silva y el padre Sylvester Hategk’Imana, es ayudar a cada uno a vivir con serenidad y fecundidad la etapa de la vejez; a crecer en la relación con el Señor; madurar una libertad interior que nos haga menos dependientes del papel, el poder y el activismo; y profundizar la relación personal con San Daniel Comboni, nuestro fundador.
Entre los medios propuestos para alcanzar estos objetivos se encuentran la oración personal, a la que dedicar más tiempo; la liturgia comunitaria, que hay que vivir con mayor calma y participación; la presentación de algunos temas relacionados con la dimensión física, psicológica, espiritual y misionera de la vejez; los ejercicios espirituales de seis días; y una peregrinación a Limone sul Garda y Verona.
En la relación introductoria, el padre Giulio Albanese nos ayudó a situar esta experiencia en el contexto más amplio de la formación permanente, ofreciendo una lectura lúcida de la compleja realidad mundial desde el punto de vista político y económico-financiero. También se refirió a la situación eclesial de Roma, con sus numerosos retos, recordando que solo el 6-7 % de los católicos de la diócesis son practicantes.
Los tres primeros días de la segunda semana fueron guiados por el padre David Glenday, quien nos invitó a redescubrir el don de nuestro fundador, san Daniel Comboni. Con sencillez y profundidad, nos planteó algunas preguntas fundamentales para ayudarnos a vivir un encuentro más personal con él. Cada día, las reflexiones del padre Glenday fueron seguidas de momentos de intercambio en los que cada uno contó cómo el ejemplo y el mensaje de Comboni han marcado y siguen inspirando su camino misionero.
En las próximas semanas, y en particular durante los días de retiro espiritual, tendremos la oportunidad de volver sobre este tema, para crecer en nuestra relación con san Daniel Comboni.