Sigamos caminando juntos hacia más vida

El Año Comboniano de Formación Permanente (ACFP) es una iniciativa que el Instituto Comboniano ofrece a los hermanos que ya han cumplido 10-15 años de servicio misionero. En vísperas de la conclusión del curso, los dieciocho participantes del 21 ACFP 2024-25 escriben: «Nos sentimos felices del camino que hemos recorrido juntos, humana y espiritualmente serenos, animados a afrontar las tareas venideras con mayor responsabilidad y nuevos conocimientos».

Queridos hermanos

El Año Comboniano 2024-2025 está llegando a su fin. Antes de regresar a nuestras respectivas provincias, queremos compartir con vosotros lo que ha sido para nosotros este tiempo especial de formación permanente.

Hemos llegado a Roma después de un período, en promedio, de 15 años de misión, en el que hemos experimentado la belleza de nuestra consagración a Dios y a los más pobres y abandonados en tantas realidades misioneras diferentes, y también nos hemos encontrado cara a cara con los límites y la fragilidad de nuestra humanidad.

Algunos de nosotros llegamos heridos por experiencias comunitarias difíciles, otros sacudidos por los cambios que se estaban produciendo tanto en la sociedad en general como en nuestro Instituto, de tal manera que se cuestionaban el sentido y el futuro de su misión y consagración.

Muchos de nosotros habíamos oído hablar erróneamente del Año Comboniano, descrito a veces como un período destinado sólo a personas «problemáticas» o «en crisis», y por eso habíamos llegado a Roma con muchas dudas e interrogantes.

Ahora que nos acercamos al final del curso, queremos compartir con vosotros nuestra alegría. Hemos caminado juntos como una comunidad orante de hermanos que se aman y se preocupan por sus propias vidas y vocaciones y por las de los demás. Las heridas que llevábamos en el cuerpo y en el corazón se convirtieron en «rendijas», destellos de luz que revelaban discreta pero claramente la gracia de Dios que continuamente nos elige, nos hace suyos y, a través de su Palabra y de su Espíritu, nos resucita y nos envía de nuevo.

Juntos hemos crecido en el conocimiento de nosotros mismos, en el diálogo entre nosotros, con el Instituto y con la realidad que nos rodea y nos interpela. Sobre todo, nos ha reconfortado el contacto profundo con la persona y la espiritualidad de nuestro fundador, San Daniel Comboni, gran compañero durante este año. En resumen, ¡estamos listos para partir de nuevo!

Queremos agradecer de corazón al Instituto por habernos permitido vivir este tiempo de gracia, así como a las comunidades combonianas de la provincia italiana que nos han acogido fraternalmente. Gracias también a las personas que nos han iluminado con su sabiduría y experiencia, y a los coordinadores del curso que nos han guiado y acompañado.

El curso ha resultado ser un camino que realmente recomendamos a todos, sin miedos ni prejuicios. Vivimos un verdadero cambio de época, y esto exige creatividad y espíritu de adaptación. Sin embargo, somos conscientes de que sólo podremos responder a los múltiples desafíos de hoy a través de un arraigo cotidiano y fiel en Dios, con un corazón reconciliado y capaz de comunidad, y con una pasión misionera radicalmente comboniana.

Nos sentimos felices del camino recorrido juntos, humana y espiritualmente serenos, animados a afrontar las tareas venideras con mayor responsabilidad y nuevos conocimientos.

Quisiéramos concluir este breve escrito a la manera de nuestro querido y llorado Papa Francisco: «No se olviden de rezar por nosotros». Contamos con ello.

Los participantes en el curso