Fecha de nacimiento: 25/10/1944 Lugar de nacimiento: Legnano (MI) / I Votos temporales: 09/09/1969 Votos perpetuos: 02/04/1973 Fecha de ordenación: 15/09/1973 Llegada a México: 1978 Fecha de fallecimiento: 15/01/2024 Lugar de fallecimiento: San Salvador / El Salvador
Orlando nació en Rescaldina, provincia de Milán, el 25 de octubre de 1944. Asistió a la escuela primaria en el pueblo. Todos los días pasaba horas y horas en el oratorio parroquial, siempre dispuesto a echar una mano al párroco y al coadjutor.
En 1955, se matriculó en la escuela profesional industrial de Rescaldina, situada en los locales del oratorio. En 1957, un misionero comboniano, profesor en el escolasticado de Venegono Inferiore, se encuentra en Rescaldina para una semana de animación misionera. Orlando queda fascinado. Se dirige al párroco y le dice que quiere ser misionero.
El 10 de octubre de 1967 ingresa en el noviciado de Gozzano. El 9 de septiembre de 1969 emite sus primeros votos religiosos y se traslada a Roma para seguir los cursos de teología.
El 8 de diciembre de 1972, en la carta en la que comunica al Consejo General su “opción misionera”, Orlando escribe: “Me gustaría partir inmediatamente para la misión. Estoy disponible para cualquier tierra de misión de lengua española, inglesa o francesa; si quisierais enviarme a una misión de lengua portuguesa, no me opondría a ello: me comprometería en los próximos meses a estudiarla a fondo. Si vuestra decisión fuera diferente de lo que deseo profundamente, y se me pidiera pasar un período en la provincia italiana, también estoy dispuesto a hacerlo, aunque con un poco de pesar”.
El 2 de abril de 1973 Orlando hizo su profesión religiosa perpetua y el 15 de septiembre del mismo año fue ordenado sacerdote en la catedral de Como, de manos del obispo Teresio Ferraroni.
Ya tenía en el bolsillo la carta en la que se le informaba de su destino a la provincia italiana para la animación misionera y la promoción vocacional. Ese “pellizco de arrepentimiento” le dura poco: le basta llegar a la comunidad de Troia, donde también está el seminario con 71 alumnos, para recuperar todo el entusiasmo. Allí pasa cuatro años, estimado y querido por todos, incluso en las parroquias que visita para conocer a los futuros misioneros.
En marzo de 1977, fue destinado a la provincia comboniana de México: el vicario apostólico de La Paz (Baja California) había pedido un joven misionero que pudiera interesarse por la juventud de aquel vicariato.
Pocos meses después, el padre Orlando era vicario parroquial de la parroquia del Inmaculado Corazón de María de La Paz, y en 1979, párroco de Bahía Tortugas, también en Baja California Sur. En el contexto misionero y pastoral en el que se encontraba, el padre Orlando sintió por fin que estaba en el mundo y el entorno con los que siempre había soñado. En 1982, le pidieron que fuera a Tuxtepec, primero como superior de la comunidad comboniana, luego también como párroco de la misión, y escribió a su familia, amigos y feligreses: “Me siento en el Paraíso”.
En julio de 1987, aceptó pasar un año sabático en Roma. Se inscribió en cursos de actualización tanto ofrecidos en su país como en otros institutos teológicos de la capital. Luego regresó a México, destinado al postulantado de Xochimilco, en la Ciudad de México, como formador de estudiantes postulantes. Sólo permaneció en el postulantado dos años. En 1990, volvió a ser libre para dedicarse a la pastoral parroquial, en La Paz, en la parroquia Corazón de María. Escribió a su casa: “Es tan hermoso este lugar que me quedaría aquí toda la vida, si me dejaran”. El “paraíso” de La Paz duró hasta junio de 1997, cuando fue destinado a la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Guerrero Negro. También aquí el padre Orlando es recibido con los brazos abiertos y sabe hacerse querer por todos.
Sin embargo, llega también para el Padre Orlando la petición de regresar a su tierra natal para servir a su provincia natal. De mala gana acepta y el 1 de enero de 2002 se convierte en superior de la comunidad comboniana de la Casa Madre de Verona.
Después de tres años y medio en Verona, en septiembre de 2005 pudo regresar a México, a la comunidad de Guadalajara, capital del estado de Jalisco, encargado de la pastoral y la animación misionera. La comunidad local es numerosa. Durante estos años se cierra el seminario y se inicia la construcción del Oasis, un centro para misioneros ancianos y enfermos. El P. Orlando se toma muy en serio la construcción de la gran capilla dedicada a San Daniel Comboni. En torno a ella, quiere salas, habitaciones y oficinas para la catequesis de niños, jóvenes y adultos (una de las salas lleva ahora su nombre).
En 2009 pasa cinco meses en Roma, para el curso de renovación, y en septiembre del mismo año parte de nuevo a la misión, destinado a la entonces Delegación de Centroamérica. Permanece la mayor parte del tiempo en San Salvador (El Salvador), lugar que se convierte en su segunda casa. Aquí se dedica a la rehabilitación de niños de la calle, construye iglesias, oratorios, instalaciones para cursos de formación de laicos, centros de promoción vocacional… Como ya hicieron durante los años que pasó en México, los feligreses de Rescaldina vuelven a estar a su lado, dispuestos a ayudarle en todo lo que puedan. En 2020, regresa a San Salvador decidido a no volver a mudarse. Pero acepta volver a Italia para celebrar su 50 aniversario de sacerdocio el domingo 17 de septiembre de 2023, fiesta patronal de la parroquia de Rescaldina. A principios de noviembre, está de vuelta en San Salvador. Sin embargo, su salud empieza a flaquear repentinamente; en diciembre, se siente muy débil. Le diagnostican un cáncer. Dice: “¡Qué gracia! Si hubiera caído enfermo en Italia, no me habrían dejado volver. Pero aquí estoy… Siempre quise morir ‘en misión'”. Su salud se deteriora rápidamente. Los hermanos le ven partir poco a poco. Los 27 fieles de las parroquias de Santo Tomás y San Daniel Comboni hacen todo lo posible por cuidarle. Todos rezan por él.
El padre Orlando muere en San Salvador el 15 de enero de 2024. Hay dos noches de vigilia, la primera en la iglesia de Santo Tomás y la segunda en la de San Daniel Comboni. Tras el funeral, el cuerpo es enterrado en la iglesia parroquial de San Daniel Comboni. El día 20, en Rescaldina, se celebró una misa funeral por él, en una iglesia abarrotada de personas que le conocían, querían y apoyaban.
(Padre Ramón A. Orendáin C., mccj, y Padre Franco Moretti, mccj)
Homenaje hecho por la parroquia San Daniel Comboni de San Salvador
Del 19 al 21 de enero de este año 2024 se encontrarán laicos de los Equipos Combonianos de Paz (ECOPAX) de diversos lugares de México, Ecuador y Estados Unidos, comprometidos en la Misión Social de Paz inspirados en los principios misioneros de San Daniel Comboni.
El encuentro se realizará en la ciudad de Sahuayo Michoacán teniendo como sedes el Centro Cultural de Paz que anima ECOPAX-Sahuayo y el Seminario Misionero Comboniano del mismo lugar.
Este encuentro, organizado y animado por ECOPAX-Sahuayo tiene como finalidad compartir experiencias, iniciativas y procesos de paz en los diferentes contextos en los que desarrollan esta misión social los animadores y animadoras de ECOPAX para fortalecerse y animarse mutuamente en esta tarea misionera en ámbito social que se siente cada vez más necesaria y urgente en todos los ámbitos de convivencia humana.
Fecha de nacimiento: 18/10/1927 Lugar de nacimiento: Mombaroccio (PE) / I Votos temporales: 09/09/1947 Votos perpetuos: 09/09/1953 Fecha de ordenación: 12/06/1954 Llegada a México: 1954 Fecha de fallecimiento: 10/01/2024 Lugar de fallecimiento: Castel d’Azzano / I
Hoy, 10 de enero, falleció en la residencia de Castel d’Azzano, en Italia, el P. Modesto Generali, misionero comboniano que trabajó por más de 40 años en México, a donde había llegado en 1954. Fue formador de muchos combonianos mexicanos y siempre dejó un gran recuerdo entre nosotros.
El padre Modesto nació el 18 de octubre de 1927 en Mombaroccio, Italia. Hizo su primera profesión religiosa el 9 de septiembre de 1947 en Venegono y fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954. Recién ordenado, su primer destino no fue África, como lo soñó, sino México. Aquí llegó en 1954 y luego de una probadita de la pastoral en las misiones de Baja California Sur, dedicó la mayor parte de los 44 años que vivió en el país (con un breve paréntesis en España entre 1977 y 1979), a la formación de futuros misioneros.
Fue uno de los fundadores del seminario menor en Sahuayo, Michoacán, y de ahí pasó al seminario de San Francisco del Rincón, en donde lo recuerdan muchos ex-alumnos y combonianos como un gran profesor y ejemplo de sacerdote. También fue administrador del Centro de Animación Misionera, en donde se elaboran las revistas Esquila Misional y Aguiluchos (1993-1994), y antes de regresar a su tierra natal, en 1998, se ocupó de la economía provincial.
Lo recordamos como un misionero sencillo y entregado a todas las tareas que se le confiaron, un religioso alegre por su consagración y un hombre muy atento a las necesidades de los demás. Un comboniano muy identificado con el carisma de san Daniel Comboni y una persona que ha hecho honor a su nombre, pues ha sido modesto y servicial.
En 1998 regresó definitivamente a Italia, donde realizó varios servicios. Actualmente se encontraba en la comunidad de Castel d’Azzano, donde falleció el día de hoy, 10 de enero de 2024, a la edad de 96 años. La Provincia comboniana de México pierde a otro de sus pilares misioneros, pero gana un nuevo intercesor ante el Padre. Descanse en paz.
(Reseña tomada de Esquila Misional, marzo de 2021, p. 7)
TESTIMONIOS
¡Hoy mi corazón está triste, se ha ido un gran hombre, se ha ido mi formador! Modesto Generalli Garganelli, italiano de nacimiento y yo creo que más mexicano que los nopales.
Fue nuestro formador por tres años, en el seminario Comboniano de San Pancho (San Francisco del Rincón). 35 chiquillos inquietos que soñaban con ir a las misiones, a África, aguerridos y traviesos y para todos tuvo tiempo para formarnos.
Lo recuerdo diciendo: “La vida es trabajo, chaviza. Si ustedes conocieran al que inventó el trabajo ya lo hubieran asesinado”. Siempre al pendiente de nosotros, dando vueltas en el dormitorio a las tres de la mañana, con su rosario en la mano, velando el sueño de todos. Caminando por los pasillos con un cuaderno en la mano preparando las clases de biología y cuando le quedaba tiempo, platicando con cada uno de nosotros para saber nuestras inquietudes y vericuetos de la vida de cada quien. ¿Cómo están por tu casa?, ¿Cómo va la panadería? ¿Ya se arreglaron los problemas entre tus papás? ¿Cómo olvidar esa pequeña lanza africana, afilada como navaja, que utilizaba para rajar las bolsas de cloro con las que se desinfectaba la alberca?.
Siempre al pendiente de nuestra formación. En una ocasión el Chino Amezcua y yo tuvimos la iniciativa de disecar el esqueleto de un conejo, nos llevó al laboratorio y antes de desollar al animal nos acercó un libro de anatomía de conejos, para que fuéramos aprendiendo los nombres de los órganos del susodicho animal. Pablo Moreno, el Palillo, es testigo de esa ocasión. Alguna vez, saliendo de una junta de padres de familia en el colegio de los hijos, mi esposa me hizo un comentario: “Tú no dejas de ser Scout”, a lo que le contesté: “Más bien no dejo de ser comboniano”. De ese tamaño es la influencia del P. Modesto. Un hombre generoso que no escatimó esfuerzos para lograr que “La chaviza” se educara.
Vaya pues mi reconocimiento y eterno agradecimiento al personaje que hizo de todos nosotros hombres de bien, comprometidos con su entorno, al pendiente de sus obligaciones, hermanados por siempre. Gracias Modesto, gracias por siempre. Pronto nos volveremos a ver, “Chaviza”.
(Maurico Andrade, antiguo seminarista comboniano)
Estimados P. Rafael Güitrón y Misioneros Combonianos. Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del P. Modesto Generali.
Nos ha conmovido hondamente a la Familia León Parra y al personal que labora en nuestra Firma Profesional el conocer del sensible deceso del P. Modesto.
Tuvimos la suerte y el privilegio de tratarlo por muchas décadas, desde su época como formador de tantos jóvenes que ahora son misioneros y que bajo su tutela recibieron aquellas primeras impresiones y con su ejemplo el carisma comboniano.
En distintos momentos y con la oportunidad de poder convivir y trabajar junto a él, nos mantenía muy atentos cuando nos relataba que en el mismo año de su ordenación y siendo un sacerdote muy joven de 27 años fue designado a venir a México, sin prácticamente hablar el idioma y encargándose de manera pronta de la formación de futuros misioneros mexicanos.
Muy bien y con afecto es recordado el P. Modesto por muchas familias de Sahuayo donde fue parte de los fundadores de aquel seminario y de San Francisco del Rincón donde con su característica sencillez, simpatía y humildad se supo ganar el cariño de los habitantes de aquellas comunidades, en esos inicios de los años 50´s y cuando la presencia comboniana en México apenas contaba con seis años de que los primeros misioneros habían llegado a este país. Así entonces y sin error a equivocarnos podemos dar testimonio que el P. Modesto estuvo al frente de la vocación de aquellos primeros combonianos mexicanos.
El P. Modesto se caracterizó siempre por ser un sacerdote ordenado y muy dedicado en las asignaciones que se le confiaban; altos fueron los encargos que tuvo que atender al estar al frente en su momento de la economía del CAM de México y simultáneamente ser el Ecónomo Provincial; en una época de grandes cambios para la Congregación ya que acompañó al P. Enrique Sanchez, Provincial en aquel entonces, en la transición que hizo la Iglesia en México al obtener la Congregación personalidad jurídica propia mediante la promulgación de la Ley de Asociaciones Religiosas y la subsecuente creación de la AR de los Combonianos en el año de 1993.
Recordamos al P. Modesto como un incansable sacerdote, de caminar ágil, de gentil trato como bien su nombre tenía, de amble sonrisa y de fino sentido del humor.
Lamentamos profundamente la pérdida de un gran sacerdote y misionero, que desde el momento de su ordenación le dedico su esfuerzo y juventud para apuntalar lo que ahora es la Provincia Mexicana y colaborar en la formación de tantas generaciones de muchachos.
No nos pasa desapercibido el reconocer que en un lapso menor a un mes han fallecido dos grandes miembros de la Congregación en México: el P. Modesto y el propio Hno. José Menegotto y que como anécdota, platicando en alguna ocasión al mismo tiempo con ambos, mencionaban que eran coetáneos del mismo año 1927, con una diferencia de un mes de edad, y que al Hermano José le tocó recibir al P. Modesto en su llegada a Baja California.
Nos queda claro que la vida tiene muchas coincidencias, ya que la fecha de fallecimiento de ambos, igual que la de su nacimiento, solamente tuvo una diferencia de pocos días…
No cabe duda que en muy poco tiempo la Provincia Mexicana ha perdido a dos Misioneros ejemplares que fueron en el ámbito de sus actividades pilares en los inicios de la misma, dedicando su vocación y esfuerzo a México siendo muy jóvenes y en su calidad de extranjeros y, como ellos en diversos momentos nos lo compartieron, se sentían después de los años mexicanos.
Vayan estas líneas de cariño y nuestro pésame muy sentido para toda la Congregación y nuestro respeto y afecto de tantos años a todos Ustedes.
Que descanse en paz, buen camino P. Modesto…
(Familia León Parra y personal de nuestra Firma Profesional)
Modesto nace en Mombaroccio, en la provincia de Pesaro Urbino, el 18 de octubre de 1927. Siendo todavía muy joven (1939), entra en la Escuela Apostólica de Riccione. Al año siguiente, pasa al nuevo seminario de Pesaro (Villa Baratoff), donde vive momentos difíciles a causa de la guerra, obligado a refugiarse, con compañeros y profesores, en lugares seguros, durante los bombardeos.
El 12 de septiembre de 1945, entra en el noviciado de Venegono Superiore. Dos años después, el 9 de septiembre de 1947, hace la primera profesión religiosa. Para los tres años de estudios filosóficos va al escolasticado filosófico de Rebbio (Como) y para los estudios teológicos va al escolasticado teológico de Venegono Superiore. El 9 de septiembre de 1953 hace los votos perpetuos y el 12 de junio de1954 recibe la ordenación sacerdotal en la catedral de Milán de manos del Card. Ildefonso Schuster. Pocas semanas después, es asignado a México, a la casa de Sahuayo como “profesor y prefecto de la Escuela Apostólica”.
En México permanece 42 años, interrumpidos por dos años en España, trascurridos en la comunidad de Corella (julio 1977-junio 1979) como superior local. Por donde pasa deja un signo positivo y es recordado con cariño.
En México, el P. Modesto se ocupó principalmente de los seminarios, primero como profesor y prefecto de estudios y más tarde como formador en el prepostulantado, el postulantado y el noviciado. De 1958 a 1960 tuvo también la satisfacción de ser párroco en Santa Rosalía.
De julio de 1986 hasta 1995 es ecónomo provincial en Ciudad de México. Quien lo ha conocido afirma que no ha visto nunca un ecónomo más libre, acogedor y generoso.
En 1998, cuando ya tiene 71 años, se le pide un servicio en Italia. Regresa a la casa de Pesaro – ¡53 años después de haberla dejado como seminarista! – y allí permanece por otros 25 años, hasta julio del 2022. El superior de la casa era el P. Renzo Piazza, que dice: «He estado con el P. Modesto del 2011 al 2015. Pesaro era la casa para la formación permanente en la provincia, y tantos reconocían la comunidad de Pesaro como acogedora. En realidad, el corazón de aquella acogida era Modesto. Abría y cerraba el portón, preparaba la capilla para la Misa, iba a celebrar en las parroquias vecinas, iba a comprar el pan, respondía al teléfono y ejercía de portero. Era siempre él quien preparaba el comedor. Si durante el almuerzo o la comida, sonaba el teléfono, era el quien corría a responder y regresaba a la mesa a veces cuando la comida ya se había enfriado. Era él quien distribuía los diversos servicios comunitarios. Una vez a la semana, iba “en misión” al hospital, para celebrar la Eucaristía en la sección de la salud mental… Cuando llegaban los grupos de her-manos para una reunión o una asamblea, distribuía las habitaciones… Y mientras hacía todo esto, nunca se le escapaba una queja o un enfado, y nunca alzaba la voz. ¡Todo esto por 20 años!».
El 22 de junio del 2014, domingo del Corpus Christi, había celebrado el 60 aniversario de su ordenación sacerdotal. Quiso una celebración íntima, con los parientes más cercanos. Bellísima fue su homilía. «Tengo un recuerdo especial – testimonia el P. Renzo- de aquella fiesta de aniversario y de la Eucaristía que solemnizó aquel día. En su homilía, el P. Modesto no usó nunca el pronombre “yo”, ni utilizó ningún verbo que hiciese referencia a sí mismo. ¡Esto es el misionero! Cuando dejé la comunidad de Pesaro para venir al centro “Fr. Alfredo Fiorini” de Castel d’Azzano en 2014, me despidió de la siguiente manera: “Caro Renzo, fuerza para tu nueva misión. Vas a trabajar en las “periferias” de la vida. En julio del 2022, también el P. Modesto llegó a las “periferias de la vida” en Castel d’Azzano. Pero no se puso a los márgenes de la realidad, sino en el mismo centro. Llegó con el santo “vicio” de servir. Baste un solo ejemplo: Por dos años fue como el escolta permanente del P. Piero Lampetti, siempre dispuesto a servirlo en cualquier necesidad. Con los compañeros del Centro celebró sus cumpleaños 95 y 96».
En las últimas semanas de vida, se le presentan graves problemas de salud. La noche del 9 de enero del 2024, sufre un deterioro generalizado. En la mañana del 10 de enero del 2024, hacia las horas 8.30 am, nos deja improvisamente, amorosamente asistido por los miembros de la comunidad y el personal de servicio.
El 12 de enero, se celebra el funeral en la capilla del Centro, en presencia de familiares y amigos y algunos hermanos de las comunidades vecinas, entre ellos, el P. Fabio Baldan, superior provincial. La celebración la preside el superior del Centro.
Padre Franco Moretti, mccj (Familia Comboniana, nº 827, marzo 2024)
Recordando al P. Modesto Generali Homilía de la misa de su funeral
P. Modesto Generali (18.10.1927 – 10.1.2024) nos dejó repentinamente el 10 de enero, hacia las 8:30 de la mañana, en nuestra Comunidad de Castel d’Azzano (VR). Tenía 96 años.
P. Modesto llevaba unos dos años en Castel d’Azzano. En el último periodo, le surgieron varios problemas de salud. La noche antes de fallecer, sufrió un gran deterioro general. Nos dejó, amorosamente cuidado por los miembros de la comunidad de Castel d’Azzano y el personal de servicio.
El viernes 12 de enero, celebramos su funeral en la capilla de nuestra comunidad de Castel d’Azzano, en presencia de familiares y amigos y de algunos hermanos de las comunidades vecinas, entre ellos el P. Fabio Baldan, superior provincial. La celebración fue presidida por el P. Renzo Piazza, superior de la comunidad. Aquí publicamos su homilía
1. ¿Quién es el P. Modesto?
Para hablar del P. Modesto convendría descalzarse, en señal de respeto por una persona santa que pasó su vida sin mostrarse, en el servicio humilde, en la alegría de entregarse hasta el final.
Nacido, como el P. Piero Lampetti, en Mombaroccio (PU) en 1927, entró muy joven en el seminario comboniano de Riccione (1939), condiscípulo del P. Gino Pazzaglia y del difunto Don Oreste Benzi, fundador de la comunidad Papa Juan XXIII. Al año siguiente se trasladó al nuevo seminario de Pesaro (Villa Baratoff), viviendo los difíciles tiempos de la guerra, obligado también a trasladarse a lugares más seguros en el momento de los bombardeos. Fue ordenado sacerdote el 12 de junio de 1954 en Milán. En el recordatorio de ordenación cita una frase de Don Bosco: “Cuando un hijo abandona a sus padres para obedecer a su vocación, Jesús ocupará su lugar”. Y añade: “Que mi sacerdocio sea un himno eterno de gloria a Dios, un ancla de salvación para las almas. Jesús, bendice a mi familia, a los que me hicieron bien y me ayudaron a llegar a tu altar. Virgen Santa, guarda y guía a tu sacerdote.
2. La misión
Partió inmediatamente para México: permaneció allí 42 años, interrumpidos por 2 años en España, para 44 años de servicio misionero ad gentes. En México fue también ecónomo provincial: quienes le conocieron atestiguan que nunca encontraron un ecónomo más libre, acogedor y generoso que él. En España permaneció sólo 2 años, pero 35 años después le enviaron a despedirse y agradecerle su servicio como educador, y le invitaron a participar en la celebración del 70 aniversario de la comunidad de Palencia.
En el 98 tenía 71 años y le pidieron que sirviera a la Provincia Italiana. Volvió a Pesaro, después de 50 años, y permaneció allí otros 25. En Castel d’Azzano celebró sus 95 y 96 cumpleaños, sirviendo diariamente como guardaespaldas del P. Piero Lampetti.
3. En misión en Pesaro.
En Pesaro estuve con él desde 2011 hasta 2015. (Un icono: Samuel corriendo cuando se le llama). Pesaro era la sede de la Formación Permanente y muchos la reconocían como una comunidad acogedora. En realidad, el corazón de la hospitalidad era el P. Modesto.
¿Qué hacía el P. Modesto por los demás, de entre 84 y 88 años y más? Abría y cerraba las puertas por la mañana y por la tarde; preparaba la capilla para la misa (sacristán); iba a celebrar la misa en casa de las Hermanas de Via Amendola o en las parroquias vecinas; iba a comprar el pan; atendía el teléfono y hacía de conserje; preparaba y disponía el refectorio. Durante la comida y la cena corría a contestar al teléfono, encontrándose a menudo comida fría en la mesa. Supervisaba el buen funcionamiento de la máquina de café…; se encargaba del ministerio; una vez a la semana “iba de misión” a celebrar la Eucaristía en el hospital, en el pabellón de salud mental…
Cuando llegaban los grupos de hermanos, se encargaba de recoger a los amigos, arreglar la habitación para los invitados teniendo en cuenta sus deseos, poner los nombres en las puertas, imprimir la lista de participantes, preparar la gran capilla para la Eucaristía, ir a comprar medicinas para los que las necesitaban. Lo mismo hacía cuando venían otros grupos para momentos de oración o retiro. Nunca una queja, nunca una voz levantada, nunca un enfado. ¡Y esto durante más de 20 años!
4. 60 años de sacerdocio
En 2014 celebramos el 60 aniversario de su ordenación sacerdotal. Una celebración íntima, con familiares cercanos: era la fiesta del Corpus Christi. Hoy hemos querido retomar las lecturas de aquel día y escuchar algunos fragmentos de su homilía, especialmente relevante y apropiada para el momento que celebramos. “Participamos del único pan, para nosotros hombres, peregrinos, en el desierto de la vida, en medio de las dificultades, las pruebas, las tentaciones del mundo: tenemos que caminar por terrenos difíciles y necesitamos este alimento especial.
Nos preguntamos: pero después de este mundo, cuando ya se han agotado nuestras fuerzas y el cuerpo está agotado, ¿adónde vamos? ¿Qué hay más allá? ¿Cómo será? Tendremos vida, una vida plena, una vida eterna, dice Jesús, y nosotros creemos en sus palabras. Así pues, el Corpus Christi es una fiesta de esperanza. Al mismo tiempo, es una fiesta de fraternidad, de justicia, de amor fraterno, porque todos estamos invitados a la misma mesa para comer este pan misterioso.
Si nos sentamos a la misma mesa, significa que somos amigos, parientes. Y así, este sentarse a la mesa de la Eucaristía nos convierte a todos en amigos, en parientes, en una sola familia en el mundo.
¿Nos reconocemos realmente como hermanos (¡hermanos todos!) en torno al cuerpo y la sangre de Cristo? ¿Somos capaces de superar diferencias, odios, intereses? ¿Somos capaces de vivir en tranquilidad y paz, en respeto mutuo… y esto empezando por la familia? Intentemos, hermanos y hermanas, vivir este misterio. Vivirlo y ser coherentes con lo que hemos escuchado en el Evangelio. Por eso, esta fiesta que celebramos es un día de alegría, de esperanza y de acción de gracias al Señor.
Incluso la celebración de su funeral es un canto de acción de gracias al Señor por lo que realizó en su vida, pues se reconoció instrumento en sus manos…
Al final de aquella Eucaristía, yo había comentado: “El Padre Modesto no ha utilizado nunca la palabra yo en su homilía de hoy. Tenía derecho a hacerlo, porque es sacerdote desde hace 60 años… Pero siempre ha hablado de Jesús y nunca de sí mismo. Este es el misionero”.
Gracias, P. Modesto, porque con tu servicio has hecho visibles los rasgos característicos de la persona de Jesús, que no vino a ser servido, sino a servir.
5. En las periferias de la vida.
Cuando dejé Pesaro para venir a Castel d’Azzano me saludó diciéndome: “Ánimo para la nueva misión: ¡ve y trabaja en las periferias de la vida!”.
También tú, P. Modesto, de nombre y de hecho, viniste a vivir poco tiempo en estas periferias. El Papa Francisco nos recuerda que en las periferias encontramos a los pequeños y a los pobres, el rostro sufriente del Señor. Mirando su breve paso entre nosotros, vemos que el Señor nos ha visitado y nos ha concedido la gracia y el honor de acogerle y servirle. Ahora es tiempo de que otros te acojan: los Santos, los Mártires, San Daniel Comboni, la Virgen de Guadalupe. A ellos te encomendamos. Ve y descansa en paz, P. Modesto.
Fecha de nacimiento: 03/09/1946 Lugar de nacimiento: Benevento/I Votos temporales: 12/05/1973 Votos perpetuos: 23/04/1977 Llegada a México: 1975 Fecha de fallecimiento: 18/12/2023 Lugar de fallecimiento: Brescia/I
Hoy, 18 de diciembre, falleció en Brescia, Italia, el Hno. Carlos Morani, misionero comboniano italiano que trabajó en México entre 1975 y 1980. El Hno. Carlos nació el 3 de septiembre de 1946 en Benevento, Italia. Hizo su primera profesión el 12 de mayo de 1973 y los votos perpetuos el 23 de abril de 1977. Llegó a México en 1975 y fue destinado al seminario de San Francisco del Rincón, donde trabajó como ecónomo de la comunidad y en la animación misionera. En 1980 regresó a Italia y en 1985 fue destinado a Perú. En 1992 regresó de nuevo a Italia y en 1996 volvió a la misión, en esta ocasión a Ecuador, donde permaneció 15 años: de 1996 a 2006 y de 2008 a 2013. En 2014 regresó definitivamente a Italia, donde falleció el 18 de diciembre de 2023.
Muchas son las comunicaciones y mensajes que nos llegan tras la triste noticia del fallecimiento del Hno. José Menegotto. Compartimos algunas de ellas.
Estimado P. Rafael Güitrón y Misioneros Combonianos.
Nuestro más sentido pésame por el fallecimiento del Hno. José Menegotto. Vayan estas líneas muy sentidas que nos permitimos redactar para todos ustedes al recordar la fineza del Hno. José, al cual tuvimos el alto honor de conocerlo y tratarlo desde hace más de 50 años. Después de muchos momentos de haber convivido con él, entendemos y somos testigos de su generosidad como persona y calidad humana, distintivo que ponía en muy alto grado como ejemplo fiel del carisma, sencillez y dedicación de un Misionero Comboniano. Lamentamos profundamente y no bastan estas palabras para expresar el sentirnos sumamente afectados por la partida de un gran Misionero que dejó huella con su presencia en estas tierras mexicanas. Supimos de primera mano el haberle escuchado su relato de cómo llegó a México con aquellos primeros grupos de Misioneros que arribaron a la Baja California, en un trayecto por barco cruzando el Atlántico para llegar a la costa este de Estados Unidos, después un viaje en tren que los llevaría a California y por último un cruce fronterizo en coche y por caminos sinuosos para bajar a la península y abrir aquellas Misiones que los Combonianos iniciaron y que le brindaron años de trabajo para acompañar a las comunidades residentes y que por la disposición geográfica de las mismas las hacía poco accesibles para llegar a ellas. Entendemos muy bien la valía del Hno. José al ser en su momento integrante del Consejo General de la Congregación y el haber tenido la alta responsabilidad y estar en la toma de decisiones de gran calado al tratar temas que repercutirían en tantos Misioneros. No nos pasa desapercibido el reconocerlo durante tantos años que vivió en Nuevo León y que como en alguna ocasión en una plática amena de amigos nos comentó que ya se sentía Norteño, lo ubicamos siempre estructurado y por muchos años al frente de la economía de la casa donde vivió, atento e interesado por las recomendaciones que beneficiaran a la Congregación y dando testimonio cuando hace más de 30 años se constituyeron como Asociación Religiosa. Damos fe por la amistad que nos unió al Hno. José que le dedicó toda su vida a México y que su Misión y vocación siempre la llevó a cabo en estas tierras junto con otros Misioneros que llegaron poco antes que él y varios muchos después de él. Fueron esos primeros grupos de Misioneros Italianos los que fundaron y pusieron literalmente las primeras piedras de lo que hoy es la Provincia Mexicana. Queridos y cercanos Padres y Hermanos Combonianos, vaya este muy sentido mensaje de pésame por la pérdida de un Misionero de tanta calidad como la del Hno. José, nos solidarizamos fraternamente con Ustedes y que esta pequeña misiva que les compartimos honre la memoria de un Misionero ejemplar para tantas generaciones que le siguieron. Nos unimos en oración con Ustedes para su descanso eterno y nos permitimos reiterarles el afecto profundo que desde hace tantos años les tenemos. Que descanse en paz, buen camino Hno. José…
Familia León Parra y personal de nuestra Firma Profesional.
Apenas este pasado 20 de noviembre, estuvimos con el festejando su cumpleaños número 96 el Grupo Antaño Ciudad de los Niños. Nos despedimos el día 21, como todos los años, que fuimos a su cumpleaños en esa casa Oasis Daniel Comboni en Guadalajara y nos dijo que ya estaba muy cansado, que ya había cumplido su misión y su ciclo en esta tierra. Nos sentimos satisfechos, pues pensamos que cumplimos como hijos adoptivos de este hermano religioso. Y sí, muy agradecido por todo lo que nos legó en nuestros años maravillosos de niñez y adolescencia, y se lo hicimos saber y le repetimos que lo quisimos. No queda más que dar gracias al creador por tantos años que compartimos juntos. QDEP, y vuela alto Hno. José Menegotto Morella, que te espera la vida eterna.
Manuel Federico Álvarez Flores
Un gran misionero que es recordado con mucho cariño en La Paz Baja California Sur. Descanse en paz y brille para el la luz perpetua.
María Anguiano
Que triste noticia para la Baja California Sur, lamento mucho la partida del Hermano José Menegotto. Dios le premie por tantos años de trabajo Misionero en estás tierras. QEPD.
Por: + Felipe Arizmendi Esquivel Obispo Emérito de SCLC
MIRAR
El reciente viernes 8 de diciembre, un grupo criminal, que dice ser de La Familia Michoacana y que siempre andacon armas de grueso calibre, citó a los campesinos de Texcapilla y de comunidades aledañas, muy cercanos a mi pueblo natal, del municipio de Texcaltitlán, para exigirles una elevada cantidad de dinero por sus siembras de haba, chícharo, avena, maíz y frijol. La gente les decía que no podían pagar esa nueva cuota, pues sus cosechas no les rinden lo suficiente. Ante la intransigencia del grupo criminal, los campesinos se armaron de valor, sin mayores armas que machetes, azadones, palos y alguna escopeta vieja, y arremetieron contra ellos, matando a todo el grupo, incluido su líder, alias el “Payaso”. Dicen que a éste lo terminó de abatir una mujer, con sólo un cuchillo en su mano. Por cierto, en forma circunstacial, yo había hablado con este líder, al igual que con el del grupo que domina mi pueblo, exhortándolos a un cambio de vida, pero para ellos les importa más el dinero que exigen a los campesinos, que otros valores de la fe cristiana, aunque se declaran católicos. Su dios es el dinero. Aquí no es tanto problema de venta y consumo de drogas, sino extorsión o cobro de piso a todo mundo que trabaja en algo.
Después de algunas horas, llegaron el ejército, la policía estatal y la guardia nacional para proteger el lugar, pero la gran mayoría del pueblo ha huido a otros lugares, pues temen represalias del grupo criminal, que de inmediato han desaparecido a algunos miembros de esas comunidades. Se perdió la paz. Se canceló la fiesta patronal a la Virgen de Guadalupe. El párroco, que es el mismo de mi parroquia nativa, fue a celebrar la Misa dominical acostumbrada, y no encontró gente. Fue a visitar y consolar a varias familias, y encontró varias casas cerradas y otras abandonadas. Yo pasé por ese lugar y vi mucha policía, pero las familias han huido del lugar. El pueblo se sintió abandonado por las autoridades. Cansado de tanta extorsión, se sintió en la necesidad de tomar justicia por sus propias manos. No aprobamos esta reacción, pero a eso orillan las autoridades federales, al dejar indefensos a los pobres campesinos.
De diversas maneras, los obispos hemos acudido a las autoridades federales y estatales, para hacer de su conocimiento el crimen incontrolado de la extorsión, pues a todo mundo le cobran por lo que hace y trabaja. Y si alguien no les paga lo que ellos exigen, se expone a todo tipo de represalias, incluso a ser secuestrado y asesinado. Nuestras autoridades presumen que han logrado disminuir los índices de criminalidad en el país, y qué bueno que así sea, pero nosotros tenemos otros datos, que ellos se resisten a tomar en cuenta. Mandan de cuando en cuando a policías y ejército a nuestros pueblos, pero, como yo le decía a alguien de la guardia nacional, mientras el ejército está presente, todo es tranquilidad; pero apenas se retira, aquellos reaparecen y siguen haciendo sus arbitrariedades. El pueblo se siente desprotegido. Las autoridades piden que la gente denuncie casos concretos, para que ellos puedan proceder legalmente, pero les hemos insistido en que nadie se atreve a denunciar estas extorsiones, porque se expone a perder la vida. El gobierno debería implementar, además de lo que hace en estos casos, un sistema de inteligencia investigadora, con modernos medios tecnológicos, para tener pruebas in fraganti de este crimen de la extorsión, porque esos grupos armados tienen sus halcones que les avisan cuando viene en camino el ejército, y les da tiempo de esconderse; por ello, cuando pasan los soldados, a nadie encuentran. Hay que cambiar la estrategia, aunque el gobierno federal ha decidido seguir con su mismo sistema, que se ha demostrado insuficiente y fallido. Mientras, la población general, también los pobres, siguen expuestos a los abusos de los grupos criminales. ¡Y pensar que muchas personas quieren que la próxima, o el próximo presidente del país, sigan en la misma línea! ¡Sólo por los apoyos sociales que les dan!
DISCERNIR
El episcopado mexicano, el 16 de noviembre pasado, al terminar su asamblea ordinaria, emitió un comunicado en que se dice: “Nuestras comunidades en México siguen padeciendo la inseguridad y la violencia que crecen de manera exponencial en muchas zonas de nuestro país. Y no se trata solo de estadísticas, sino de rostros y corazones de personas concretas que sufren las consecuencias de la violencia extrema, de la impunidad, de la desaparición de sus seres queridos, del cobro de piso, de la migración forzada y de las estrategias de seguridad fallidas… Debemos seguir buscando caminos operativos para construir una cultura de la paz”.
El 23 de junio del año pasado, nos expresamos “con profunda preocupación por la creciente violencia que sufre nuestro querido País y con una gran tristeza por la pérdida de miles de vidas inocentes que llenan de luto a familias enteras. El crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo.
Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos. Queda mucho por hacer en la reconstrucción del tejido social, desde la labor pastoral que nos es propia. Hacemos un llamado a todo el pueblo de Dios, en especial a los sacerdotes, religiosos (as), catequistas, evangelizadores y demás agentes de pastoral, a sumarse en los trabajos por concretar el proyecto de PAZ de Cristo.
Queremos sumarnos a las miles de voces de los ciudadanos de buena voluntad que piden que se ponga un alto a esta situación. ¡Ya basta! No podemos ser indiferentes ni ajenos a lo que nos está afectando a todos.
Ante la gravedad de los hechos, hacemos un llamado al Gobierno Federal y a los distintos niveles de autoridades: es tiempo de revisar las estrategias de seguridad que están fracasando. Es tiempo de escuchar a la ciudadanía, a las voces de miles de familiares de las víctimas, de asesinados y desaparecidos, a los cuerpos policiacos maltratados por el crimen. Creemos que no es útil negar la realidad y tampoco culpar a tiempos pasados de lo que nos toca resolver ahora. Escucharnos no hace débil a nadie, al contrario, nos fortalece como Nación.
Todos somos mexicanos, todos necesitamos vivir en paz y concordia. Es responsabilidad de los gobernantes aplicar la ley con justicia para erradicar la impunidad, respetando los derechos humanos, pero procurando la seguridad de los ciudadanos y la paz social. Como obispos mexicanos en unidad con el Pueblo de México del que también somos parte, hacemos un respetuoso llamado a nuestras autoridades políticas a convocar a un diálogo nacional para emprender acciones inteligentes e integrales con el fin de alcanzar la paz mediante una participación conjunta. Creemos que la paz es posible, que tiene que ser posible. En esta tarea todos los ciudadanos de buena voluntad podemos ser aliados. ¡No perdamos esta oportunidad!”
En la misma línea nos expresamos el 14 de noviembre de 2019: “Otra de nuestras preocupaciones es la escalada de la violencia en amplias regiones de nuestro México. Esa violencia ha provocado más pobreza, abandono e inseguridad. Nos parte el alma constatar los múltiples asesinatos, secuestros y extorsiones, que permanecen impunes. Se debilita, así, el estado de derecho, y eso aumenta la corrupción y ahuyenta la paz. Solamente trabajando todos juntos podemos resolver estas situaciones: como Iglesia debemos fortalecer no solo el conocimiento de la doctrina, sino la vivencia de los valores cristianos, porque muchos de los que se dedican al crimen forman parte de nuestra comunidad; el Estado debe velar por la seguridad de los ciudadanos, ofreciendo condiciones dignas, seguras y bien remuneradas a las fuerzas del orden; y a todos los ciudadanos nos corresponde cuidarnos los unos a los otros”.
Pero estos mensajes nada dicen a las autoridades federales. Nosotros vivimos con la gente y hablamos de lo que el pueblo sufre. No estamos pensando en elecciones futuras, sino en hechos concretos.
ACTUAR
Desde la familia, eduquémonos en el respeto a los derechos de los demás y, sobre todo, en el amor a Dios y a nuestros prójimos, pues en eso nos jugamos la paz, la vida presente y futura.